¡°Los ni?os flojean en la escuela¡±
La familia Ram¨ªrez, con cinco hijos, sobrevive con unos ingresos de 811 euros Ya ha sufrido dos desahucios
Javier Ram¨ªrez y Silvia Mendes han mandado a sus tres hijos menores ¡ªtienen cinco¡ª al parque. No quieren que los chavales, de 10, 9 y 5 a?os, escuchen la conversaci¨®n que van a mantener con el periodista. ?l, panadero de profesi¨®n, lleva cinco a?os en paro despu¨¦s de que una contractura degenerativa le dejara ambas manos con los dedos cruelmente retorcidos hacia dentro. Ella encontr¨® hace dos meses su primer trabajo a tiempo parcial como limpiadora en una agencia de viajes y gana 385 euros al mes. Gracias a este contrato de 13 horas semanales y la ayuda de 426 euros que percibe Javier, y que se agota a finales de este mes, pueden pagar el alquiler del piso en el que se hacina la familia despu¨¦s de sufrir dos desahucios, el primero en febrero de 2009, y el ¨²ltimo en el mismo mes de este a?o. La renta es de 435 euros.
Las tres ni?as de la pareja comparten una habitaci¨®n en una de cuyas camas dormita un gatito negro. Los dos ni?os tienen otra habitaci¨®n, decorada con mu?ecos. Los padres, llamativamente delgados ¡ª¡°hay d¨ªas que nosotros solo comemos un bocadillo¡±¡ª, duermen cada uno en un sof¨¢ del sal¨®n.
Hay d¨ªas que
nosotros solo
comemos un bocadillo¡±
Tras el segundo desahucio, los padres distribuyeron a los tres chicos por casas de amigos, y a las dos ni?as, una de ellas con problemas cardiacos, las llevaron con ellos a un hostal de mala muerte que pagaron con el dinero que obtuvieron por empe?ar las alianzas de boda. ¡°En esos d¨ªas los ni?os no faltaron al colegio ni un solo d¨ªa, aunque ten¨ªamos que andar cada d¨ªa una hora para llevarlos¡±, afirma Javier. La situaci¨®n de pobreza ya ha comenzado a hacer mella en los menores, que hasta ahora no eran muy conscientes de la situaci¨®n.
¡°A los tres mayores, de 17, 13 y 10 a?os, les falta espacio, y se han vuelto m¨¢s rebeldes¡±, cuenta Silvia. Los chavales ven que sus compa?eros de colegio tienen cosas que sus padres no pueden darles. ¡°Enrique, el ¨²nico barcelonista de la familia, quiere jugar al f¨²tbol, M¨®nica quiere que la apuntemos a clases de baile, pero nosotros no podemos pagar la matr¨ªcula y las cuotas¡±. El dinero, que casi no llega para pagar luz, agua, comida y medicinas, desaparece cuando se trata de aquellas cosas que cualquiera identifica con una infancia feliz: ¡°Llevamos cinco a?os sin Reyes, sin cumplea?os, sin llevar a los ni?os a la feria o sin sacarlos de M¨¢laga¡±. Los ni?os han tenido que vender una vieja Play Station que les hab¨ªa dado un amigo.
La inestabilidad econ¨®mica, que no afectiva, tambi¨¦n est¨¢ detr¨¢s, creen los padres, del fracaso escolar que sufren casi todos sus hijos. El mayor abandon¨® los estudios a los 16 a?os cuando cursaba 1? de ESO. ¡°Ahora busca trabajo en los chiringuitos, pero no hay nada¡±, afirman los progenitores. La segunda ha suspendido todas las asignaturas del mismo curso. El mediano, que est¨¢ en 5? de primaria y que siempre sacaba sobresalientes y notables, ¡°empieza a flojear¡±.
Son las 19.30. Llegan del parque los ni?os, alegres y bien alimentados. Los padres solo les pueden dar besos, lo ¨²nico en lo que no escatiman los Ram¨ªrez.
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