Educaci¨®n superior: eficiencia competitiva p¨²blica y privada
La eficiencia analiza la cantidad de recursos empleados para la fabricaci¨®n de un bien o la provisi¨®n de un servicio, la eficiencia competitiva compara la eficiencia entre dos empresas u organizaciones para la fabricaci¨®n de un bien o la provisi¨®n de un servicio, equivalentes.
Recientemente, el se?or Wert, ministro de Educaci¨®n, Cultura y Deporte, ha trasladado a la opini¨®n p¨²blica (y suponemos que a la ya constituida Comisi¨®n de Expertos) su tesis de que la universidad p¨²blica espa?ola es manifiestamente ineficiente. Encaja su discurso a las mil maravillas con ese dogma de algunos liberales, llenos de fe y escasamente anal¨ªticos, respecto al funcionamiento de lo p¨²blico y lo privado: lo p¨²blico es, por definici¨®n, ineficiente, y lo privado eficiente, aunque haya, en muchos casos, datos que lo desmientan. O, lo que es lo mismo, si la ineficiencia se gestiona privadamente, ya se repercutir¨¢ en los precios a los usuarios o en los c¨¢nones al sector p¨²blico -?y aqu¨ª no ha pasado nada!-. Hay bastantes ejemplos y muy recientes: conciertos de sanidad hospitalaria, concesiones de autopistas, gesti¨®n de festejos deportivos varios, etc¨¦tera.
En nuestro caso, hace m¨¢s de 20 a?os ¨Cdesde la extensi¨®n del estado del bienestar en Espa?a- que nos interrogamos cr¨ªticamente sobre la necesidad de que el acceso a los servicios fundamentales para los ciudadanos que configura el Estado del bienestar, requiera necesariamente su provisi¨®n p¨²blica. En nuestra opini¨®n, no es imprescindible, y estamos convencidos de que la introducci¨®n de se?ales claras sobre la eficiencia y la eficacia a los provisores de los servicios p¨²blicos mejorar¨ªa enormemente su funcionamiento, como por ejemplo: la introducci¨®n de la libre elecci¨®n de muchos servicios b¨¢sicos por los ciudadanos y el desarrollo de mecanismos de competencia interna entre unidades p¨²blicas de provisi¨®n, e incentivos asociados a la productividad institucional o individual.
Pero lejos de abordar este debate con rigor, como en muchos pa¨ªses europeos, preferimos el campo medi¨¢tico, que la pol¨ªtica maneja a la perfecci¨®n y donde la repetici¨®n suficiente del ¡°argumentario¡± interesado, desde una u otra de las dos orillas y sus sucesivas replicas en los medios, acaba convirti¨¦ndose en la realidad en si misma. Es un juego peligroso y atroz, que viene esterilizando la pol¨ªtica espa?ola en temas cruciales, de Estado, desde hace demasiados a?os: la realidad importa poco, importa como la contemos para que favorezca a nuestros intereses, hasta deformarla. En cualquier caso, somos de los que pensamos que la realidad es muy tozuda y acaba siempre sacando la cabeza. Y esta crisis es un buen ejemplo de ello.
Analicemos algunos datos del vapuleado Sistema universitario espa?ol. Espa?a tiene matriculados aproximadamente 1.240.000 estudiantes universitarios presenciales, de los que 1.115.000 estudian en 47 universidades p¨²blicas presenciales y 125.000 en 23 universidades privadas presenciales. Curioso, en los ¨²ltimos 15 a?os, no se ha creado en Espa?a ninguna universidad p¨²blica y sin embargo se han creado m¨¢s de una decena de privadas, con un tama?o que en ning¨²n caso superan los 13.000 estudiantes. ?Les dice esto algo a los que opinan que sobran universidades en Espa?a?
Las universidades p¨²blicas presenciales recibieron en 2011 unos ingresos por subvenciones anuales y tasas, que agregadamente ascendieron a 6.984 millones de euros (un 1,75% m¨¢s que en 2008), las universidades privadas cobraron en concepto de honorarios acad¨¦micos por los servicios de educaci¨®n superior que proporcionaron a sus alumnos 966 millones de euros (un 26% m¨¢s que en 2008). Si queremos calcular los recursos que las universidades p¨²blicas presenciales reciben para prestar servicios educativos, debemos excluir de la financiaci¨®n total, la asociada a la capacidad investigadora del profesorado de la universidades p¨²blicas (un 33% de la capacidad laboral de los profesores con categor¨ªa de doctor), si hacemos esa operaci¨®n las universidades p¨²blicas presenciales han recibido en 2011, 5.707 millones de euros para prestar servicios de educaci¨®n superior.
No hablamos de ¡°costes de producci¨®n¡±, hablamos de recursos p¨²blicos o privados requeridos a los usuarios y a las administraciones educativas para prestar un servicio de educaci¨®n superior (en todo caso, hablamos del coste para los usuarios y los financiadores p¨²blicos). Los ¡°costes de producci¨®n¡± son necesariamente diferentes en cada organizaci¨®n/empresa productiva, y han de ser inferiores a los precios (o a los precios, m¨¢s la subvenci¨®n por alumno, en las p¨²blicas) si no se quiere incurrir en d¨¦ficit o en p¨¦rdidas.
El gr¨¢fico muestra el resultado de los recursos anuales requeridos por las universidades p¨²blicas y privadas por alumno y rama de ense?anza, en universidades p¨²blicas y privadas presenciales:
Fuente: MEC (2012), Presupuestos Universidades P¨²blicas (2011) y Webs Universidades Privadas (2012).
De ello se derivan algunas conclusiones relevantes:
-Para proveer conjuntamente servicios educativos y de I+D+i, las universidades privadas presenciales utilizan por t¨¦rmino medio un 24% m¨¢s de recursos anuales por alumno que las p¨²blicas presenciales. Estas ¨²ltimas producen adem¨¢s el 96,7% (IUNE, 2012) de la producci¨®n cient¨ªfica universitaria espa?ola.
-Para proveer servicios educativos equivalentes, las universidades privadas presenciales, utilizan por t¨¦rmino medio un 53 % m¨¢s de recursos anuales por alumno que las universidades p¨²blicas presenciales.
-Desde un an¨¢lisis de eficiencia, es tambi¨¦n necesario considerar que las universidades privadas tienen una tasa de rendimiento docente (cr¨¦ditos aprobados/matriculados) que es un 19% superior (CRUE, 2010) a la de las universidades p¨²blicas, aunque tambi¨¦n es cierto que desconocemos si los niveles de exigencia acad¨¦mica de p¨²blicas y privadas son equiparables, aunque podemos intuir diferencia notables entre universidades.
Insistiremos, dado que el ¡°argumentario Wert¡± se sigue repitiendo machaconamente en los medios, que las estad¨ªsticas internacionales disponibles (OCDE, 2011) sobre rendimiento acad¨¦mico en los estudiantes de educaci¨®n superior revelan que un 79% de los universitarios espa?oles obtienen su diploma en la ¡°edad t¨ªpica¡± de obtenerlos, frente a un 70% de la OCDE, y que la tasa de abandono universitaria, en las estad¨ªsticas regionales disponibles no supera el 12%. (no sabemos de donde sale el dato nacional del 30% de abandono del sistema universitario, y del 16% en la media de los pa¨ªses europeos). Como ya explicamos en su d¨ªa, el c¨¢lculo del profesor Dolado, que es el que ha puesto n¨²meros a ese pretendido ¡°despilfarro¡± de 2.960 millones en el sistema universitario espa?ol, es err¨®neo pues se refiere al abandono de titulaciones por los estudiantes, no de la universidad, e incorpora el coste por el alargamiento de la presencia de los estudiantes para culminar sus estudios, m¨¢s all¨¢ de la duraci¨®n te¨®rica de los planes de estudio.
En conclusi¨®n, y volviendo al n¨²cleo de la cuesti¨®n, la eficiencia competitiva de las universidades p¨²blicas presenciales en la provisi¨®n de servicios de educaci¨®n superior tiene ventaja comparativa respecto a las de las universidades privadas, sin entrar a valorar los niveles de calidad formativa comparativa entre ambas. Las universidades p¨²blicas presenciales son, hoy por hoy, unidades organizativas m¨¢s eficientes que las privadas para proveer de servicios educativos, utilizan de menos recursos de la sociedad (p¨²blicos y privados) para gestionar la organizaci¨®n docente que requiere la prestaci¨®n de la educaci¨®n universitaria. Y esto es as¨ª, son los datos.
Esta situaci¨®n pone de manifiesto algo que no es irrelevante: la actual gobernanza de las instituciones p¨²blicas universitarias, consigue proporcionar a la sociedad servicios de educaci¨®n superior con menos recursos por alumno que las universidades privadas. ?Es por ello todav¨ªa peor la gobernanza de las universidades privadas, que la de las p¨²blicas? ?No resulta parad¨®jica esa fama de malos gestores que tienen los rectores de las universidades p¨²blicas, con estos resultados de eficiencia comparativa? Y ello, sin poder contratar libremente al profesorado y al resto de personal, ni fijar sus retribuciones e incentivos, teniendo una regulaci¨®n rigid¨ªsima para manejar las obligaciones laborales, la movilidad, los contratos de servicios, suministros y obras, la gesti¨®n econ¨®mica, etc.
Creemos que hay muchas cosas que reformar en la universidad espa?ola, la gobernanza tambi¨¦n, pero necesitamos un an¨¢lisis racional, preciso, objetivo y l¨²cido de los problemas, soportado con estad¨ªsticas, no con impresiones, con datos, no con opiniones ocurrentes. Y no necesitamos para nada una descalificaci¨®n general del sistema, que no se corresponde objetivamente con el balance de recursos/resultados que muestran las estad¨ªsticas internacionales, ni los estudios ya existente de rentabilidad social y econ¨®mica de la universidad espa?olas (IVIE, 2008, 2009, 2010, 2011 y 2012). Y es imprescindible que esto sea as¨ª de coherente y riguroso, porque estamos hablando de educaci¨®n y de universidad: educaci¨®n superior + investigaci¨®n + transferencia del conocimiento, y en ello nos va el futuro como sociedad.
Juan Hern¨¢ndez Armenteros (Universidad de Ja¨¦n) y Jos¨¦ Antonio P¨¦rez Garc¨ªa (Universidad Polit¨¦cnica de Valencia), son economistas y expertos en financiaci¨®n universitaria.
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