Protecci¨®n de Datos investiga por primera vez un caso de beb¨¦ robado
Tutela a un afectado en la b¨²squeda de su historial en un hospital regido por monjas
Sagrario Olaya Moreno la vio solo una vez. ¡°Era rubia y gordita¡±, repet¨ªa siempre. Su primera hija. Despu¨¦s, una monja le dijo a su marido que hab¨ªa muerto ahogada con el cord¨®n umbilical. ¡°As¨ª lo ha querido Dios¡±. Naturalmente, aquella ni?a existi¨®, como existi¨® el embarazo de Sagrario y su ingreso en el Hospital Nuestra Se?ora del Rosario en 1961. Pero no hay rastro de ella en ning¨²n registro. Ni como viva, ni como muerta. En el Archivo Regional de Madrid no consta el parto. En el libro de familia tampoco. No est¨¢ enterrada en alguno de los 15 cementerios de Madrid. Y en el hospital donde naci¨® tampoco tienen nada, ni de la madre, ni de la hija. Dicen que han destruido los archivos. La Agencia Espa?ola de Protecci¨®n de Datos ha abierto una investigaci¨®n de oficio, la primera por un caso de posible robo de ni?os, para comprobarlo.
Sagrario muri¨® hace cuatro a?os. Su marido tampoco est¨¢ ya. Ahora es su hijo, Vicente Gonz¨¢lez Olaya, periodista de este diario, quien busca a aquella ni?a rubia y gordita, un a?o mayor que ¨¦l. ¡°Mis padres eran muy cat¨®licos y no les cab¨ªa en la cabeza que una monja, aunque siempre dijeron que aquella era muy desagradable, les pudiera robar a su beb¨¦; que la Iglesia, su Iglesia, les pudiera traicionar. Pero hasta el d¨ªa que se muri¨®, mi madre se acord¨® de ella y estoy convencido de que pensaba que hab¨ªa algo raro¡±.
¡°A mi hermana le hicieron un funeral sin cuerpo. No hab¨ªa f¨¦retro. Y no est¨¢ enterrada en el pante¨®n que mi abuela compr¨® y donde est¨¢n todos los fallecidos de mi familia¡±, recuerda Vicente. En su casa no se hablaba de aquel asunto, tan doloroso, lo que ha complicado mucho su b¨²squeda. No le quedan familiares vivos testigos del nacimiento. Ni un solo documento oficial que diga que su hermana existi¨®. ¡°En el hospital me respondieron que no ten¨ªan la historia cl¨ªnica de mi madre porque todos los archivos se destruyen pasados cinco a?os. Yo no daba cr¨¦dito. T¨² puedes tener un infarto ?y a los cinco a?os ya no consta en ning¨²n sitio? Estoy convencido de que me mintieron. Le escrib¨ª una carta por Navidad a la madre superiora de la congregaci¨®n que dirige el hospital porque en su p¨¢gina web dicen que ayudan a los que sufren. Yo le expliqu¨¦ por qu¨¦ sufr¨ªa. Y ni me contest¨®¡±.
Convencido de que el hospital miente, pidi¨® tutela a la Agencia de Protecci¨®n de Datos que, en una primera carta, le contest¨® que no pod¨ªa hacer nada porque, efectivamente, la Ley de Autonom¨ªa del Paciente permite la destrucci¨®n de esa documentaci¨®n pasados cinco a?os. Vicente recurri¨® la resoluci¨®n criticando que la Agencia diera por buena sin m¨¢s la versi¨®n del hospital y la Agencia le respondi¨® entonces que no pod¨ªa ¡°iniciar procedimiento sancionador¡± contra el centro, pero que iba a abrir ¡°una investigaci¨®n de oficio¡± porque en el momento del parto a¨²n no hab¨ªa entrado en vigor esa normativa. Es la primera vez que la Agencia de Protecci¨®n de Datos tutela a un afectado por robo de ni?os.
Muchos m¨¢s se encuentran en la misma situaci¨®n. Tras pasar por un periplo burocr¨¢tico reclamando documentaci¨®n a todas las instituciones donde deber¨ªa haber quedado constancia de aquel nacimiento, han comprobado que no hay rastro oficial de ese beb¨¦. Ni partidas de defunci¨®n, ni de nacimiento, ni de bautismo, ni de enterramiento. Nada.
Vicente lleva un a?o en ese periplo por registros oficiales que ha recogido en un blog: Te encontraremos.blogspot.com. All¨ª relata paso a paso su b¨²squeda, sus averiguaciones, sus inquietudes o la frustraci¨®n de un ADN negativo con una mujer estadounidense, Mary, que crey¨® que pod¨ªa ser su hermana. El blog se ha convertido en una gu¨ªa para quienes han empezado a sospechar ser afectados por el robo de ni?os a ra¨ªz de la publicaci¨®n de casos en medios de comunicaci¨®n y que comienzan a buscar ahora.
No hay registro de ella en ning¨²n sitio. ¡°Pero mi hermana existe¡±, clama Olaya
¡°Cuando me dijeron que no estaba registrada en ning¨²n cementerio, fue un palo. Pero luego le di la vuelta y me di cuenta de que si no estaba en los cementerios, estaba viva. Yo lo que quiero es saber la verdad. Si muri¨® a los 19 a?os en un accidente de tr¨¢fico al salir de una discoteca, lo aceptar¨¦. Si de verdad muri¨® ahogada con el cord¨®n umbilical, tambi¨¦n. Pero yo lo que quiero es saber qu¨¦ pas¨®. Un ciudadano no desaparece as¨ª como as¨ª. Estoy preparado para todo, menos para que sigan diciendo que mi hermana no existe. Hay gente que dice que queremos dinero o atacar a la Iglesia. No es verdad. Yo no quiero meter a nadie en la c¨¢rcel, quiero, como la mayor¨ªa de afectados, saber la verdad de lo que pas¨®. Y voy a llegar hasta el final. Pase lo que pase. Me cueste lo que me cueste¡±.
Gu¨ªa de b¨²squeda
La b¨²squeda de ni?os robados empieza por la b¨²squeda de documentaci¨®n oficial. Un largo periplo burocr¨¢tico por el que est¨¢n pasando centenares de familias, especialmente las que han denunciado sus casos ante las fiscal¨ªas. Si le dijeron que el beb¨¦ no vivi¨® m¨¢s de 24 horas deber¨ªa haber quedado registrado en el legajo de abortos (en el Registro Civil de cada ciudad). Si vivi¨® m¨¢s de 24 horas, tiene que haber partida de nacimiento y defunci¨®n en el Registro Civil y un registro de entrada en el cementerio. Si vivi¨® menos de 24 horas, lo normal era que recibiera aguas de socorro en el hospital y luego el bautizo se oficializara en la parroquia correspondiente. Y en el hospital habr¨ªa que consultar el libro de entrada y los archivos m¨¦dicos de la madre y del ni?o.
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