Admiraci¨®n por los pies, desprecio por el cerebro
Muchos Gobiernos aut¨®nomos dan m¨¢s subvenciones a equipos de f¨²tbol que a la investigaci¨®n biom¨¦dica
El futuro de la investigaci¨®n e innovaci¨®n en general, y de la investigaci¨®n biom¨¦dica e innovaci¨®n tecnol¨®gica en particular, depende del talento y de la financiaci¨®n que se dedica a transformar proyectos y posibilidades en descubrimientos y en retornos tangibles para la sociedad. En la Universidad de Harvard hay un cartel que dice "Hay solamente un m¨¦todo probado para ayudar a avanzar la ciencia que es elegir a los que tienen talento, darles un enorme apoyo y dejarles que se dirijan solos". Muchos componentes de nuestra sociedad influencian y se benefician de la ciencia biom¨¦dica: universidades, hospitales, gobiernos, industrias y el p¨²blico en general, pero todos estos elementos corren peligro si el talento de nuestros cient¨ªficos, ingenieros y artistas est¨¢ en riesgo de desaparecer. Cuando analizo la crisis que sufrimos y la manera en qu¨¦ se ha gestionado la ciencia y el talento en Espa?a, me pregunto si esos talentos que tiene y necesita nuestro pa¨ªs seguir¨¢n estando aqu¨ª en la pr¨®xima d¨¦cada.
En Espa?a hay unos 100.000 especialistas m¨¦dicos que trabajan en hospitales p¨²blicos, de los que menos del 5% se dedican parcial o totalmente a investigaci¨®n. Esta cifra es insuficiente para las necesidades y demandas en investigaci¨®n m¨¦dica de un pa¨ªs europeo. Cerca de la mitad de esos m¨¦dicos investigadores se formaron en investigaci¨®n en el extranjero, un proceso que desde hace m¨¢s de una d¨¦cada est¨¢ en ca¨ªda libre. El m¨¦dico investigador es una especie en peligro de extinci¨®n en Espa?a. En su lugar, son los bi¨®logos los que est¨¢n sustituyendo a los m¨¦dicos en la actividad investigadora de los hospitales. Pero esta alternancia es preocupante dado que en m¨¢s del 90% de los casos no forman parte de la plantilla hospitalaria, su formaci¨®n b¨¢sica condiciona una desconexi¨®n con el entorno cl¨ªnico y los problemas sanitarios, su contrato depende de un proyecto de investigaci¨®n financiado a un m¨¦dico especialista, y m¨¢s de la mitad de los m¨¦dicos especialistas que son investigadores se jubilar¨¢n en los pr¨®ximos siete a?os, dejando a toda esta fuerza intelectual de bi¨®logos bien preparados fuera del sistema de la ciencia biom¨¦dica. Una cat¨¢strofe.
Se da la paradoja que no solo los gobernantes sino la mayor¨ªa de los profesionales sanitarios desconocen que una misi¨®n fundamental de los hospitales modernos es la creaci¨®n de nuevos conocimientos. Aunque la existencia de las enfermedades es la base de la existencia de los hospitales, la verdadera demanda de la sociedad en los pa¨ªses m¨¢s desarrollados es que no pare la investigaci¨®n biom¨¦dica para alcanzar y disfrutar de salud para dar m¨¢s vida a los a?os y m¨¢s a?os a la vida. Esa es la verdadera fuerza que empuja a que la medicina est¨¦ en constante e imparable cambio. Sin el descubrimiento de la anestesia no se hubiera desarrollado la cirug¨ªa, sin el descubrimiento de los antibi¨®ticos y las vacunas no podr¨ªamos curar las terribles infecciones que han azotado la humanidad, y sin los grandes avances tecnol¨®gicos no podr¨ªamos curar m¨¢s de la mitad de todos los tipos de c¨¢ncer ni salvar a los reci¨¦n nacidos prematuros o a la mayor¨ªa de los que han sufrido un infarto de miocardio.
Hay muchas razones para explicar este desinter¨¦s por la ciencia m¨¦dica. Seg¨²n una reciente encuesta, los espa?oles son los ciudadanos europeos que menos importancia y apoyo dan a la ciencia como elemento esencial para el progreso de las naciones. Cerca de la mitad de los espa?oles no puede identificar a ning¨²n cient¨ªfico destacado, seg¨²n se desprende del Informe Internacional sobre Cultura Cient¨ªfica que ha realizado la Fundaci¨®n BBVA. ?Cu¨¢ndo fue la ¨²ltima vez que han o¨ªdo a un ministro, presidente de comunidad aut¨®noma o consejero de sanidad hablar de investigaci¨®n y creerse lo que dice? En general, las grandes fortunas carecen de cultura de mecenazgo de la ciencia. Existe una percepci¨®n general por parte de m¨¦dicos y gestores sanitarios que ven la investigaci¨®n como una elecci¨®n bastante pobre para dedicarle la vida, una visi¨®n que entra en conflicto con la idea rom¨¢ntica de la medicina y de los m¨¦dicos, todav¨ªa fantaseada en series televisivas, que est¨¢ suprimiendo la creatividad en las nuevas generaciones de m¨¦dicos. Pero no existe ninguna otra actividad m¨¦dica que sea tan evaluada, analizada, discutida y competitiva como la investigaci¨®n. Eso explica parcialmente por qu¨¦ solo un tercio de los investigadores obtienen financiaci¨®n para sus proyectos. La otra raz¨®n es el irrisorio presupuesto que dedica Espa?a a la investigaci¨®n. Los clubes profesionales de f¨²tbol adeudan al Estado m¨¢s de 3.300 millones de euros, el equivalente a la suma de todo el presupuesto de Espa?a para investigaci¨®n biom¨¦dica m¨¢s el presupuesto para investigaci¨®n militar. Adem¨¢s, muchos gobiernos auton¨®micos dan m¨¢s subvenciones a equipos de f¨²tbol que a la investigaci¨®n biom¨¦dica. Sin duda, en Espa?a admiramos m¨¢s lo que hacemos con los pies que con el cerebro.
Jes¨²s Villar es investigador del CIBER de Enfermedades Respiratorias, Hospital Universitario Dr. Negrin (Las Palmas de Gran Canaria)
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