¡°M¨¢s posibilidad de elegir trae m¨¢s incertidumbre¡±
El bio¨¦tico brit¨¢nico defiende poder modificar el propio cuerpo para mejorarlo
?Se pondr¨ªa un implante que no solo le curara, sino que le hiciera un poco m¨¢s fuerte? ?Se tomar¨ªa una pastilla (sin efectos adversos) para hacerse m¨¢s ¨¢gil, m¨¢s r¨¢pido mentalmente? ?Le repartir¨ªa esa pastilla a todos los alumnos de su clase antes de un examen? A medida que la tecnolog¨ªa avanza, este tipo de preguntas son m¨¢s dif¨ªciles de responder y m¨¢s frecuentes ¡ªcomo sociedad y como individuo¡ª, y el bio¨¦tico brit¨¢nico Andy Miah se dedica a buscarlas para lanz¨¢rselas a la gente.
Se trata, dice, de estar de alguna manera mejor preparados para afrontar esos debates que prometen ser cada vez m¨¢s enconados, pues muchos temen perder humanidad o la riqueza de la diferencia a medida que la tecnolog¨ªa gane espacio. Por su parte, este profesor de la Universidad de West Scotland est¨¢ convencido de que no hay ninguna raz¨®n ¨¦tica para impedir a alguien modificar su cuerpo: ¡°Debemos tener la posibilidad de elegir las cosas que creemos que van a hacer que nuestra vida merezca la pena ser vivida¡±, de la misma manera que, aunque mucha gente crea que conducir una moto es un riesgo est¨²pido, para algunas personas es una manera de mejorar su vida, de disfrutarla. Y lo mismo, asegura, se puede argumentar con las operaciones puramente est¨¦ticas.
Frente a un desayuno tard¨ªo a base de churros y bollos en la planta 27 del edificio del BBVA en Madrid ¡ªes uno de los autores del libro Valores y ¨¦tica para el siglo XXI, editado por el banco dentro del proyecto de debate OpenMind¡ª, ante una vista espectacular de la ciudad, Miah (de 38 a?os) responde ahora a la pregunta del periodista: entonces ?los avances t¨¦cnicos no deber¨ªan tener coto alguno? S¨ª, dice, lo pondr¨ªa la sociedad, simplemente, para evitar ¡°grandes da?os¡±. Y vuelve al ejemplo de la moto: nadie proh¨ªbe conducirla, pero hay que llevar casco. En cualquier caso, recuerda que todo en ¡°la vida supone un riesgo¡±.
Miah deja saltar sus razonamientos de un campo a otro, de la medicina al deporte, a los medios de comunicaci¨®n, a la educaci¨®n. Su padre naci¨® en Bangladesh, su madre, en Inglaterra; su pareja es de Barcelona (tienen un hijo de dos a?os) y cambia frecuentemente de ciudad; en su formaci¨®n, lleg¨® a la ¨¦tica a trav¨¦s del estudio del deporte, y los debates filos¨®ficos lo empujaron hacia el derecho... Lo multidisciplinar, dice, no es el futuro, es el presente, y cada vez m¨¢s, impulsado por las tecnolog¨ªas. ¡°Hoy hay que saber sobre muchas cosas diferentes para sobrevivir¡±.
De hecho, ¡°tener m¨¢s posibilidad de elegir trae consigo m¨¢s incertidumbre¡±, asegura. Es decir, que todo ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil y, a la vez, m¨¢s dif¨ªcil, y la sociedad se ver¨¢ obligada a mirarse a s¨ª misma m¨¢s a menudo para decidir: ?Sirve el actual sistema social para responder a este desaf¨ªo (por ejemplo, que toda la poblaci¨®n llegue a los 120 a?os)?, ?es este el camino?, ?es esto lo que quiero ser? Miah trata de adelantar esos debates, pues los cambios que asoman hoy ¡°no son m¨¢s que el principio¡±, asegura.
Le gustar¨ªa que la ¨¦tica y la filosof¨ªa fueran los mejores veh¨ªculos para ofrecer a todo el mundo las herramientas m¨¢s adecuadas para decidir. Sin embargo, es consciente de que la mejor manera de enganchar a la gente con estas cuestiones son ¡°series, pel¨ªculas y arte en general que sea muy bueno¡± y nos haga asomarnos al futuro.
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