Los ¡®pastores¡¯ se comportan como lobos
En los a?os sesenta, cuando viv¨ªamos en una dictadura, la Iglesia cat¨®lica decidi¨® en un concilio abrir sus puertas y ventanas a los dolores, gozos y esperanzas de la humanidad. Los obispos eran los pastores que, junto a las comunidades de base, iban a orientar la puesta en marcha del nuevo paradigma con una profunda transformaci¨®n de las estructuras eclesi¨¢sticas. Los valores evang¨¦licos a poner en marcha eran el trabajo por la paz, la justicia, la igualdad, la opci¨®n por los pobres y el fomento del di¨¢logo con la modernidad, con las otras religiones y en el seno de la propia Iglesia.
Han pasado algunos a?os, y nos encontramos con una jerarqu¨ªa preocupada por poner en marcha una nueva evangelizaci¨®n, mientras el panorama socioecon¨®mico en Espa?a no puede ser m¨¢s desolador. Han dado la espalda al Concilio Vaticano II y proponen ¡°una hermen¨¦utica de la reforma¡± en palabras del cardenal Rouco, para una renovaci¨®n en la continuidad, pero no del concilio, sino de la restauraci¨®n.
Los pastores, deslumbrados por las alianzas con el poder y el dinero, se han convertido en lobos. En las comunidades cristianas hay te¨®logos y te¨®logas que orientan las pr¨¢cticas liberadoras aunque se les niegue la comuni¨®n y la palabra. Hay mujeres que quieren acceder a los ministerios ordenados y se los niegan en funci¨®n de su sexo. Hay hombres y mujeres que viven el amor conyugal fuera del sacramento del matrimonio, otras con personas de su mismo sexo, otras con divorciados, y se les vitupera por conducta ¡°desordenada y pecaminosa¡±.
Millones de personas no oyen de los obispos palabras contra quienes les quitan la casa, el trabajo, las ganas de vivir. Peor a¨²n, cuando colectivos cristianos alzan su voz para denunciar la situaci¨®n econ¨®mica que causa la fuerte crisis social, la jerarqu¨ªa los amordaza o desprestigia. Pero el presidente de la Conferencia Episcopal s¨ª se atreve a pedir ¡°esp¨ªritu de sacrificio¡± para afrontar las reformas necesarias.
El Vaticano II nos leg¨® una herencia cuya gesti¨®n no podemos dejar en manos de esta jerarqu¨ªa, pese a valorar muy positivamente gestos como los de los curas de la di¨®cesis de Segovia que comparten su sueldo con los parados, de las comunidades que gestionan comedores, bancos de alimentos, asesoramientos a colectivos marginados, etc¨¦tera, y de todas las personas que saben escuchar y acompa?ar con entra?as de misericordia. Es por ah¨ª por donde debe empezar la nueva evangelizaci¨®n para que la Iglesia pueda ser cre¨ªble.
Margarita Pintos de Cea-Naharro es te¨®loga y presidenta de la Asociaci¨®n para el Di¨¢logo Interreligioso de Madrid (ADIM).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.