Medicina basada en la evidencia

Tras casi tres d¨¦cadas de desarrollo y utilizaci¨®n de la medicina basada en la evidencia, parec¨ªa poco probable que a estas alturas nos plante¨¢semos remedios naturales para el tratamiento de determinadas patolog¨ªas.

No obstante, parece ahora necesario recordar que la medicina basada en la evidencia puede definirse como el uso consciente, expl¨ªcito y juicioso de la mejor evidencia disponible para la atenci¨®n al paciente. Medicina natural o alternativa, en cambio, se llama al conjunto de procedimientos o terapias que, sin estar incluidos en la medicina convencional, son empleados con el fin de curar a pesar de que en la mayor¨ªa de los casos carecen de evidencia cient¨ªfica sobre su eficacia y su efectividad ya que en numerosas ocasiones no han sido demostradas en ensayos cl¨ªnicos rigurosos. Quiz¨¢s deber¨ªamos preguntarnos por qu¨¦ esta medicina no est¨¢ reconocida institucionalmente en muchos pa¨ªses.

La medicina basada en la evidencia no surge por casualidad. Surge de la necesidad de dar respuesta a la pregunta sobre si los procedimientos y tratamientos usados por los sanitarios eran los m¨¢s adecuados o no. Nos permite aplicar las conclusiones de la investigaci¨®n a nuestra pr¨¢ctica cl¨ªnica diaria, valorando los riesgos y beneficios de los procedimientos o terapias, y disminuir la variabilidad de la pr¨¢ctica. En definitiva, es una herramienta que tenemos los profesionales sanitarios para mejorar la calidad de la asistencia y la seguridad del paciente al basarse en pruebas, en estudios de investigaci¨®n ¨¦tica y correctamente dise?ados, sobre todo ensayos cl¨ªnicos aleatorios y en revisiones sistem¨¢ticas. Sin embargo, en Espa?a los m¨¦dicos del sistema sanitario p¨²blico no estamos familiarizados con la medicina natural, al no estar presente en el programa formativo, quiz¨¢s por la dudosa efectividad que han demostrado este tipo de terapias o la falta de investigaciones.

Cabe destacar, por otro lado, que en los ensayos cl¨ªnicos se estudia la efectividad de determinados medicamentos a determinadas dosis. Porque no solo es importante el principio activo que se utiliza, sino tambi¨¦n la dosis. Los medicamentos hasta ser autorizados para su comercializaci¨®n y uso en humanos pasan por distintas fases y rigurosos controles. Sin embargo, no sucede lo mismo con los productos naturales. Estos, al no ser considerados medicamentos, no pasan por estos controles tan estrictos y esto puede suponer un riesgo para la seguridad del paciente, como tambi¨¦n lo es no disponer de la dosis adecuada seg¨²n la mejor evidencia disponible. Adem¨¢s, existe el riesgo de interacciones con otros medicamentos.

Los usuarios, por todo, deben ser informados de la seguridad y la eficacia de las alternativas terap¨¦uticas que se les ofrecen, pero no parece prudente recomendar el uso de este tipo de tratamientos sin que los profesionales sanitarios del sistema p¨²blico est¨¦n familiarizados con la medicina natural y las terapias alternativas.