Ser¨¢ por dinero
La multa a Glaxo por vender f¨¢rmacos de manera ilegal apenas supone el 11% de las ganancias obtenidas con esas pr¨¢cticas
Los 3.000 millones de d¨®lares (2.400 millones de euros) que va a pagar Glaxo por sus abusos ilegales en la promoci¨®n de sus f¨¢rmacos pueden parecer un golpe brutal para la multinacional farmac¨¦utica, pero antes de ponerse a llorar hay que hacer un par de cuentas. Durante los a?os en que sus medicinas ahora ca¨ªdas en desgracia estuvieron a la venta, Glaxo ingres¨® 17.543 millones de euros por sus ventas. De modo que la multa por vender f¨¢rmacos de manera ilegal apenas supone el 11% de las ganancias obtenidas con esas pr¨¢cticas. Con esos n¨²meros, cualquier junta de accionistas aprobar¨ªa hacer lo mismo la pr¨®xima vez.
M¨¢s alentadoras resultan las disculpas y penitencias ofrecidas por la actual direcci¨®n de Glaxo, que ha hecho un esfuerzo manifiesto por distanciarse de sus predecesores, que fueron los responsables de las malas pr¨¢cticas que ahora se juzgan. Si cumplen su palabra, esa ser¨¢ sin duda la mejor noticia que habr¨ªa salido de este esc¨¢ndalo. Porque lo que est¨¢ en juego aqu¨ª no es el monto de una compensaci¨®n econ¨®mica, sino los mismos principios que hacen avanzar la medicina.
Manipular la informaci¨®n cient¨ªfica, ocultar los resultados adversos a la autoridad sanitaria y ama?ar los ensayos cl¨ªnicos para servir a los intereses econ¨®micos de la empresa puede ser tolerable para los c¨®digos de conducta mercantil a los que est¨¢n habituados los ejecutivos de la Big Pharma. Pero la comunidad cient¨ªfica no puede admitir ese c¨¢ncer en sus engranajes m¨¢s fundamentales. Los ensayos cl¨ªnicos son la joya de la corona de la investigaci¨®n biom¨¦dica. Su valor depende vitalmente de su independencia de todo sesgo, y de que sus datos se presenten en las publicaciones m¨¦dicas de una manera honesta y, si no ejemplar, al menos compatible con la decencia cient¨ªfica. O con la decencia sin m¨¢s. La medicina es mucho m¨¢s importante que los ingresos de los ejecutivos, y no debe consentir jam¨¢s estos desmanes. Eso tambi¨¦n va por los m¨¦dicos que cambian recetas por viajes al Caribe. Deber¨ªan dejar de hacerlo.
Tambi¨¦n quienes denunciaron las malas pr¨¢cticas de Glaxo lo hicieron por dinero. La ley norteamericana del sopl¨®n (whistlerblower) permite captar a los arrepentidos que est¨¦n dispuestos a cantar contra sus empresas a cambio de una participaci¨®n en las indemnizaciones que salgan del caso. Parece un mejor incentivo que apelar a la ¨¦tica de esas fuentes, y est¨¢ funcionando muy bien.
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