Siete a?os, 22.442 bodas y un recurso contra el matrimonio gay
El matrimonio entre personas del mismo sexo se ha normalizado a la espera de que el Tribunal Constitucional se pronuncie sobre el recurso del Partido Popular
¡°Vivimos con incertidumbre¡±, asegura Emilio Men¨¦ndez, de 57 a?os, mientras pasea a su perro Trapo, de la mano de su marido, Carlos Batur¨ªn, de 66. El pasado 11 de julio celebraron el s¨¦ptimo aniversario de una boda hist¨®rica, la primera entre dos personas del mismo sexo en Espa?a. Durante estos siete a?os han experimentado la felicidad de un amor reconocido por la ley, pero siempre amenazado por un recurso de inconstitucionalidad que en septiembre de 2005, dos meses despu¨¦s de la boda, present¨® el Partido Popular, entonces en la oposici¨®n.
Los conservadores entend¨ªan que la ley vulneraba el art¨ªculo 32.1 de la Constituci¨®n sobre el derecho al matrimonio.?¡°No son matrimonio, ni por consiguiente puede configurarse jur¨ªdicamente como tal¡±, por lo que es incompatible con el art¨ªculo 32.1 de la Constituci¨®n sobre el derecho del ¡°hombre y la mujer a contraer matrimonio con plena igualdad¡±. Sin embargo, el apartado siguiente (el 32.2) indica que ¡°la ley regular¨¢ las formas de matrimonio¡±.
Desde que el 30 de junio de 2005 el Congreso aprobase las bodas entre parejas homosexuales, se han celebrado 22.442 hasta este a?o, lo que supone el 1,8% de las nupcias, seg¨²n datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE). Solo en 2006 se oficiaron m¨¢s de 4.574 bodas gais en Espa?a, que desde entonces no han bajado de 3.000 al a?o. Hasta 2011 (y se supone ¡ªa¨²n no hay datos¡ª que en 2012). El miedo a que la victoria del Partido Popular en las elecciones supusiera que el recurso prosperara hizo que algunas parejas pensaran que se trataba de un ¡°ahora o nunca¡±. En 2011 hubo 3.880 bodas (2.293 de hombres; 1.587 de mujeres), un 21,5% m¨¢s que el a?o anterior.
¡°Por lo menos, queremos tener el derecho adquirido y ver si lo pueden revocar¡±, dice Rub¨¦n L¨®pez, coordinador del grupo gay universitario Arc¨®poli. Despu¨¦s de 10 a?os de relaci¨®n, Rub¨¦n se cas¨® el 15 de septiembre. ¡°La convivencia te empuja. Cuando muri¨® la abuela de mi marido no me dieron ni un d¨ªa. La llegada del PP nos daba miedo¡±, dice.
Tambi¨¦n Esther Velasco y Herminia Silva, de 38 y 45 a?os respectivamente, se casaron con prisa, pero por otro motivo: estaban a punto de ser madres. Esther estaba embarazada de ocho meses y la ley de identidad de g¨¦nero, aprobada en marzo de 2007, les reconoc¨ªa el derecho a ser madres sin recurrir a la adopci¨®n. Si se casaban antes de dar a luz, podr¨ªan registrar al beb¨¦ como hijo de ambas. ¡°Nos pon¨ªan pegas en el Registro, pens¨¢bamos que no nos podr¨ªamos casar¡±, explica Herminia. Finalmente, pudieron contraer matrimonio el 12 de febrero de 2009 en una ceremonia civil oficiada por una concejala del PP en Madrid. Esther dio a luz el 14 de marzo siguiente.
A Carlos le preocupa que los jueces del Tribunal Constitucional sean propuestos por pol¨ªticos y manifiesten su filiaci¨®n ideol¨®gica. ¡°Nunca he estado tranquilo, porque los jueces no son objetivos, expresan sus ideas y no sabes c¨®mo te van a tratar¡±, explica. Emilio, aunque inquieto, se carga de razones para sosegarse: ¡°La Constituci¨®n no se puede utilizar para recortar derechos, ser¨ªa pervertirla. El recurso del PP se hizo de cara a la galer¨ªa de los obispos y los carcas. La sociedad espa?ola no va a ir para atr¨¢s¡±, asegura.
Se han celebrado 22.442 bodas gais desde 2005
Esther explica que su madre, a quien le cost¨® mucho aceptar su orientaci¨®n sexual cuando sali¨® del armario siendo estudiante, ahora presenta a su hija y su mujer con naturalidad. Cuando reconoci¨® su identidad sexual, todo era muy distinto: ¡°Me echaron del Acuarela ¡ªun bar del madrile?o barrio de Chueca, centro de la vida homosexual¡ª por besarme con una chica cuando ten¨ªa 19 a?os¡±, recuerda entre risas.
Esther y Herminia destacan que haberse casado les permiti¨® adquirir derechos ¡°muy importantes¡±, como el acceso a una pensi¨®n de viudedad, a la custodia compartida o a un permiso de trabajo por enfermedad del c¨®nyuge, aunque todav¨ªa existen desigualdades ¡°impl¨ªcitas¡± y ¡°dolorosas¡±. ¡°?Aqu¨ª solo puede estar el padre!¡±, le espet¨® el m¨¦dico a Herminia, recuerda esta, cuando acompa?aba a su mujer en el hospital con el ni?o reci¨¦n nacido. ¡°Le dije: bueno, pues el padre soy yo¡±, cuenta enfadada.
¡°Cada vez que entraba un sanitario, tocaba explicar que las dos ¨¦ramos madres del ni?o¡±, dice Esther, que tuvo que someterse a un peritaje psicol¨®gico para recurrir a la inseminaci¨®n artificial. ¡°Si eres soltera o tu pareja es una mujer, tienes que ser evaluada psicol¨®gicamente. Pero si es hombre, no¡±, se queja.
La tesis del recurso de inconstitucionalidad que puso el PP en 2005 apunta a que las uniones integradas por personas del mismo sexo ¡°no son matrimonio, ni por consiguiente puede configurarse jur¨ªdicamente como tal¡±, por lo que, seg¨²n los populares, es incompatible con el art¨ªculo 32.1 de la Constituci¨®n espa?ola, que reza: ¡°El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jur¨ªdica¡±. Sin embargo, en el apartado siguiente ¨Cel 32.2- manifiesta que ¡°la ley regular¨¢ las formas de matrimonio¡±.
La Constituci¨®n -art. 31.2- dice
Para el profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, Antonio Arroyo, los argumentos del recurso son ¡°muy d¨¦biles¡±. El acad¨¦mico explica que el recurso no se sostiene a la luz de la Constituci¨®n porque se otorga al legislador la potestad para definir los matrimonios civiles.
Herminia cree la batalla sem¨¢ntica esconde una excusa para rechazar a las parejas homosexuales con menor desgaste pol¨ªtico. ¡°No me entra en la cabeza que se pueda protestar porque otro tenga los mismos derechos. Reivindicar un derecho s¨ª, se entiende, pero protestar para que se los quiten a otro es incomprensible¡±, dice con indignaci¨®n, mientras Esther confirma que han temido que un juez pueda ¡°divorciarlas¡± si el Constitucional fallase a favor del recurso.
Los argumentos del recurso de los populares se centraban en que las bodas entre personas del mismo sexo ¡°desnaturalizan¡± el matrimonio. El documento se apoya en la definici¨®n del diccionario de la Real Academia de la Lengua, que define el t¨¦rmino "matrimonio" como la "uni¨®n de hombre y mujer concertada mediante determinados ritos o formalidades legales". Sin embargo, el pasado 22 de junio, la instituci¨®n dio cabida a las personas del mismo sexo en su manual y aquel argumento qued¨® obsoleto. La RAE acepta ahora que ¡°en determinadas legislaciones¡±, el matrimonio es ¡°la uni¨®n de dos personas del mismo sexo, concertada mediante ciertos ritos o formalidades legales, para establecer y mantener una comunidad de vida e intereses¡±.
Esther y Herminia reconocen el gran avance en cuanto a la tolerancia alcanzada, aunque explican que todav¨ªa existen dolorosas desigualdades burocr¨¢ticas. Una vez casadas, iniciaron una carrera de obst¨¢culos que no termin¨® con la maternidad. ¡°?Aqu¨ª solo puede estar el padre!¡±, le dijo el m¨¦dico a Herminia, recuerda esta, cuando acompa?aba a su mujer en el hospital con el ni?o reci¨¦n nacido. ¡°Le dije: bueno, pues el padre soy yo", recuerda resignada. Vieron muchos m¨¦dicos: durante los 9 meses que vivi¨® el ni?o, que sufri¨® un parto doloroso debido a una serie de negligencias m¨¦dicas, seg¨²n las madres, tuvieron que explicar su configuraci¨®n familiar. ¡°Cada vez que entraba un m¨¦dico o una enfermera, te tocaba explicar que las dos ¨¦ramos madres del ni?o¡±.
"Siempre acompa?a el runr¨²n
Para ser madres por la v¨ªa de la inseminaci¨®n artificial, Esther tuvo que pasar por un peritaje psicol¨®gico en el hospital. ¡°Si eres soltera, tienes que ser evaluada psicol¨®gicamente. Si tienes pareja, pero es una mujer, tambi¨¦n¡±, se queja. ¡°Parece que debes estar mal de la cabeza si quieres tener un hijo sin la presencia de un hombre¡±, dice Herminia. Inscribir a su hijo en el registro civil tambi¨¦n se torn¨® una odisea burocr¨¢tica. ¡°Vente otro d¨ªa, que no sabemos c¨®mo es¡±, me dec¨ªan en el registro. Otra aventura fue cuando, con el ni?o reci¨¦n nacido, acudi¨® a la oficina de la Seguridad Social para pedir la baja de paternidad. No hab¨ªa otro nombre. ¡°El funcionario me miraba y volv¨ªa a mirar los papeles, una y otra vez. Al final, se levant¨® a preguntar y se mont¨® un peque?o revuelo¡±, recuerda, frustrada pero divertida. ¡°Y a esto siempre le acompa?a el runr¨²n del recurso, porque no sabes si un juez te puede amargar la vida¡±, a?ade.
Para el secretario de movimientos sociales y relaciones con ONGs del PSOE, Pedro Zerolo, que hace siete a?os pudo casarse con su pareja, Jes¨²s, los matrimonios homosexuales han vivido ¡°un aut¨¦ntico calvario¡± por la incertidumbre en que han vivido las m¨¢s de 20 mil parejas que se casaron en estos ¨²ltimos a?os. ¡°Parece que el PP sigue la hoja de ruta de la Conferencia Episcopal contra los derechos civiles: se han opuesto al divorcio, al tratamiento con c¨¦lulas madre, al matrimonio homosexual¡En todo coinciden¡±, sentencia.
El cruce de declaraciones pol¨ªticas ha continuado en paralelo al procedimiento legal del tribunal. Mientras que en septiembre de 2005, en G¨¦nova defend¨ªan que los homosexuales pod¨ªan recurrir a las ¡°uniones civiles¡± para regularizar su situaci¨®n, en los ¨²ltimos a?os se ha escudado en el silencio del Constitucional. El PSOE no ha dejado de calificar el documento de los populares como ¡°el recurso de la verg¨¹enza¡± y no ha perdido ocasi¨®n para exigir a Mariano Rajoy que lo retire.
Emilio no entiende por qu¨¦ rechazan el matrimonio entre dos personas del mismo sexo aquellos que no reconocen el matrimonio civil. ¡°La palabra es importante porque la igualdad no admite grados. El matrimonio es la figura legal de dos personas que deciden ser socias de vida¡±, sentencia. Recuerdan la boda, llena de an¨¦cdotas, con candor. ¡°Hab¨ªa much¨ªsima m¨¢s prensa que invitados¡±, dice Emilio, a quien le gusta que se hable de ¡°matrimonio civil¡±. Esther califica el intento de cambiar el nombre a su matrimonio como ¡°una forma de humillaci¨®n¡±.
"En este tiempo hemos visto qui¨¦nes son los hom¨®fobos", dice la presidenta de la FELGTB
Carlos y Emilio presentaron los papeles un lunes, se lo confirmaron un mi¨¦rcoles y el lunes siguiente se casaron. La boda de Esther y Herminia fue bien distinta: en la Junta Municipal de San Blas, con dos testigos mediante y un grupo de curiosos que chismosean a pocos metros, recuerdan, sin darle importancia. ¡°Nos han llegado a escupir por la calle¡±, comenta Herminia.
Para Esther la ley ha sido de gran utilidad por los problemas derivados de la maternidad. Hasta que no tienes problemas, no te das cuenta de lo necesario que es casarte. ¡°Ahora Herminia est¨¢ en paro, y puedo meterla en mi seguro m¨¦dico. Si a ella la operan, puedo coger unos d¨ªas en el trabajo, o si me pasa algo, tendr¨ªa una pensi¨®n. Antes de 2005, no ¨¦ramos nadie legalmente¡±, explica.
Carlos y Emilio, que se conocieron en febrero de 1975, en el ¨²ltimo invierno de Franco, vivieron en el desamparo legal durante 30 largos a?os. Se enamoraron bajo la amenaza de una de ley de vagos y maleantes que pervivi¨® hasta 1978 y que pod¨ªa costar en algunos casos a?os de c¨¢rcel y, en otros muchos, palizas en comisar¨ªa. Para Carlos, norteamericano, podr¨ªa suponer una expulsi¨®n definitiva del pa¨ªs: ¡°En Espa?a viv¨ªa muy asustado por la posibilidad de que nos denunciaran y me separaran de Emilio¡±. No cre¨ªan entonces que alg¨²n d¨ªa podr¨ªan contraer matrimonio. ¡°Nuestra ¨²nica ambici¨®n era que nos dejaran en paz¡±, recuerda Emilio 37 a?os despu¨¦s. Aquel a?o, viajaron a Estados Unidos, un pa¨ªs que les ofrec¨ªa trabajo y respeto por su orientaci¨®n sexual. ¡°Nueva York iba como 25 a?os por delante que Madrid en cuanto a tolerancia¡±, recuerda Emilio.
Lo ¨²nico que ha separado a la pareja durante los ¨²ltimos 37 a?os ha sido el servicio militar que Emilio se vio obligado a hacer en 1979. Volvieron en el a?o 85. Carlos, como norteamericano, ten¨ªa que solicitar su permiso de residencia, y en aquella ¨¦poca solo serv¨ªa demostrar que se dispon¨ªa de cierta cantidad de dinero para mantenerse. El hecho de ser pareja de un asturiano no le otorgaba el derecho a vivir en Espa?a.
¡°Tuvimos que ir a otro lugar a trabajar, a vivir. Aqu¨ª no ten¨ªamos ning¨²n derecho; legalmente no ¨¦ramos nadie¡±, explica Emilio. Aunque se muestran optimistas, han esperado con impaciencia el pronunciamiento del Tribunal Constitucional, acaso su ¨²ltima preocupaci¨®n legal. El largo periplo podr¨ªa estar a punto de terminar, pero advierten que, en caso de que el Tribunal Constitucional fallase a favor del recurso del PP, seguir¨ªan luchando. ¡°Si hubiese prosperado el recurso contra el matrimonio gay, ir¨ªamos a Estrasburgo¡±, asegura Emilio, en alusi¨®n al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
¡°Muchas familias han vivido con la angustia de saber si las iban a anular de golpe y porrazo. Nos han obligado a pasar una rev¨¢lida injusta y discriminatoria¡±, afirma la presidenta de la Federaci¨®n Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), Bori Garc¨ªa Rodrigo. ¡°Incluso algunas parejas se han podido ver forzadas a adelantar la decisi¨®n por miedo¡±, dice. Pero esta visi¨®n tiene una contrapartida. ¡°En estos siete a?os, la sociedad ha visto que no pasa nada, que ni se destruye la familia ni se ataca nada. Simplemente, que tenemos derechos como los dem¨¢s. Y nos ha permitido saber qui¨¦nes son los hom¨®fobos, quienes se oponen a nuestra igualdad¡±.
Carlos no oculta su satisfacci¨®n por que la resoluci¨®n del recurso elimina ¡°una espada de Damocles¡± de sus vidas. ¡°El matrimonio gay es una salida del armario de toda la sociedad. Porque la igualdad no admite grados¡±, concluye Emilio.
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