Olimpiada gen¨¦tica
El dopaje se acerca a la ¨²ltima barrera: la modificaci¨®n biol¨®gica desde dentro

Supongamos por un momento que el comit¨¦ ol¨ªmpico, en un rapto de pintoresco pragmatismo, hubiera suprimido los controles antidopaje. ?Qu¨¦ tipo de atletas ver¨ªamos en los juegos de Londres? Puesto que, redondeando un poco, todos tomar¨ªan las mismas drogas anabolizantes, estimulantes y vigorizantes, ?llegar¨ªan todos a la meta en el mismo microsegundo? ?Saltar¨ªan la misma altura, nadar¨ªan igual de r¨¢pido, lanzar¨ªan el mismo peso a la misma distancia? Seguro que no. Como saben muy bien los bi¨®logos, esos experimentos nunca funcionan as¨ª, porque cada atleta tiene unos genes distintos.
Los Juegos Ol¨ªmpicos de Londres, sin embargo, pueden ser los ¨²ltimos en que los atletas compitan con sus genes intactos. "Las olimpiadas mejoradas gen¨¦ticamente est¨¢n al llegar", aseguran en Nature Juan Enr¨ªquez y Steve Gullans, directores ejecutivos de Excel Venture Management, una firma de capital riesgo de Boston que invierte en nuevas empresas del sector de sanidad y ciencias de la vida. Si Enr¨ªquez y Gullans saben d¨®nde poner su dinero, como parece muy probable, sus c¨¢lculos deben indicar por d¨®nde ir¨¢n los tiros en este sector.
?Han olido estos expertos de Boston alguna oportunidad de hacer dinero en el ¨¢rea de la modificaci¨®n gen¨¦tica de los deportistas? "No creo que en este momento haya negocio en esto", responde Enr¨ªquez a EL PA?S. "No he visto inversi¨®n alguna en esa ¨¢rea; pero s¨ª creo que los tratamientos para curar enfermedades como la de los ni?os burbuja (inmunodeficiencias hereditarias) o la fibrosis qu¨ªstica eventualmente van a llevar al equivalente de la cirug¨ªa pl¨¢stica, pero en versi¨®n gen¨¦tica".
Tomemos el gen humano ACTN3 (actinina alfa 3), que fabrica un componente del armaz¨®n estructural de las c¨¦lulas musculares. El ¨²ltimo trabajo cient¨ªfico publicado sobre ¨¦l se titula 'Variaciones de ACTN3 y fenotipos de rendimiento de los j¨®venes soldados chinos' (J Sports Sci 30, 255-60 (2012)). Los trabajos anteriores examinan el mismo gen en relaci¨®n con la "composici¨®n del cuerpo" de los jugadores de rugby, con la distancia que recorren los patinadores de velocidad, el entrenamiento de los futbolistas y la resistencia de los nadadores en Taiwan, por citar solo los publicados este a?o.
Todos los atletas ol¨ªmpicos que se han examinado tienen la misma versi¨®n exacta (alelo, en la jerga) del gen ACTN3. Esa versi¨®n, sin embargo, solo aparece en la mitad de la poblaci¨®n general europea; es algo m¨¢s com¨²n en la poblaci¨®n africana (85%). Como es obvio, llevar ese alelo no garantiza un gran futuro deportivo, pero "los mil millones de personas que no llevan esa variante deber¨ªan reconsiderar sus aspiraciones ol¨ªmpicas", como dice Enr¨ªquez.
Un gen no hace a un atleta, pero ya se han identificado otros 200 que, como ACTN3, afectan a la fuerza, la resistencia, la rapidez o alguna otra propiedad importante para los deportistas. No todos ser¨¢n igual de importantes, pero, como dice el experto de Boston, "hay evidencias crecientes de que los atletas de primera clase llevan un 'conjunto m¨ªnimo' de genes estimuladores del rendimiento". El kit hereditario con el que conviene nacer para ganar una medalla de oro.
Hay personas que nacen con mejor predisposici¨®n para conseguir medalla
Nada de esto quiere decir que el esfuerzo atroz y el entrenamiento extenuante carezcan de importancia: los amantes del sufrimiento pueden seguir tranquilos. Pero sin ese kit gen¨¦tico no hay medalla por m¨¢s que sufra uno. Valdr¨ªa decir, parafraseando al evolucionista Stephen Jay Gould, que lo mejor que puede uno hacer para llegar a campe¨®n ol¨ªmpico es "elegir bien a sus padres". Gould lo dec¨ªa en relaci¨®n a la inteligencia, pero es sabido que el cerebro no es m¨¢s que un trozo de cuerpo.
No est¨¢ de m¨¢s mencionar algunos genes m¨¢s, aunque solo sea porque en unos a?os sus nombres pueden ser comunes en la secci¨®n de deportes. Un ejemplo es el gen ACE (angiotensin converting enzyme, o enzima conversora de la angiotensina), implicado en el infarto, la aterosclerosis, la hipertensi¨®n y la diabetes de tipo 2 (la asociada al sobrepeso), pero tambi¨¦n con ciertos tipos de rendimiento atl¨¦tico. El 94% de los sherpas del valle de Katmand¨², en Nepal, llevan una variante concreta (o alelo) del gen ACE, la llamada variante I, que es mucho menos com¨²n en otras poblaciones. Los escaladores que poseen esta variante tienden a culminar con ¨¦xito una ascensi¨®n de 8.000 metros en mayor proporci¨®n que sus colegas que llevan otro alelo. Es uno de los genes importantes para los deportes de resistencia, uno que conviene tener en el kit de la medalla de oro, al menos para la de larga distancia.
Los genes citados son bastante comunes en la poblaci¨®n, y es su combinaci¨®n adecuada la que hace al atleta, o al propenso al atletismo, por mejor decir. Pero tambi¨¦n hay variantes gen¨¦ticas raras, muy infrecuentes en la poblaci¨®n, que tienen un efecto muy importante en algunos atletas. Es el caso de Eero M?ntyranta, el esquiador de fondo finland¨¦s que gan¨® siete medallas en cuatro juegos ol¨ªmpicos en los a?os sesenta y setenta.
El esfuerzo hace falta y marcar¨¢ la diferencia entre los m¨¢s dotados
M?ntyranta fue el primer deportista finland¨¦s acusado de dopaje, con anfetaminas para ser exactos, y m¨¢s tarde reconoci¨® haber usado unas hormonas, legales en su ¨¦poca. Pero su mejor droga la llevaba puesta de nacimiento: una mutaci¨®n en el gen EPOR (erythropoietin receptor, o receptor de la eritropoyetina) que le hac¨ªa producir m¨¢s gl¨®bulos rojos de lo normal, y por tanto le permit¨ªa transportar un 25% de ox¨ªgeno por la sangre m¨¢s de lo normal, a veces hasta un 50% m¨¢s. Pero eso no es dopaje, ?no? ?O lo deber¨ªa ser? O, como dice Enr¨ªquez: "Si los reguladores de las olimpiadas admiten que el paisaje gen¨¦tico es desigual, ?deber¨ªan analizar a todos los atletas y celebrar competiciones separadas para los poco dotados gen¨¦ticamente?".
?Descabellado? No tanto como pueda parecer. En todos los deportes hay competiciones separadas para hombres y mujeres. Es una forma de reconocer que la superioridad gen¨¦tica de los hombres para las cuestiones del m¨²sculo y la testosterona no tiene por qu¨¦ privar a las mujeres de competir a un alto nivel digno de sus aspiraciones deportivas. Y los comit¨¦s ol¨ªmpicos excluyen de las competiciones femeninas a las atletas que tienen una composici¨®n cromos¨®mica masculina. Como siempre, el futuro ya est¨¢ aqu¨ª.
?Tiene el pelot¨®n el PHD-I FG-2216?
Cuando una persona se encuentra en condiciones de escasez de ox¨ªgeno, por ejemplo, en el T¨ªbet o en los Andes, su cuerpo reacciona fabricando m¨¢s eritropoyetina (EPO), la factor¨ªa de los gl¨®bulos rojos, que son los encargados de transportar el ox¨ªgeno en la sangre. Hace unos a?os, el cient¨ªfico norteamericano Gregg Semenza descubri¨® una prote¨ªna a la que bautiz¨® Factor de Inducci¨®n de Hipoxia (FIH), que en la pr¨¢ctica act¨²a en el organismo como el interruptor que enciende o apaga al gen de la EPO.
¡°Curiosamente¡±, dijo en su momento Semenza, ¡°una de las primera familias en cuyo ADN se encontr¨® un cambio en el receptor de EPO, un FIH hiperactivo, inclu¨ªa un miembro del equipo ol¨ªmpico finland¨¦s de esqu¨ª de fondo. Es evidente que un FIH hiperactivo ser¨ªa ideal para ese deporte y para el marat¨®n y tambi¨¦n para el ciclismo. Si se pudiera actuar sobre el FIH para activar la producci¨®n de EPO ser¨ªa maravilloso para el tratamiento de ciertas enfermedades, pero peligroso para el deporte, ser¨ªa un dopaje gen¨¦tico indetectable¡±.
Pocos a?os despu¨¦s, las esperanzas y temores de Semenza est¨¢n cerca de convertirse en realidad. Recientemente el investigador alem¨¢n Kai Uwe Eckardt ha publicado que los laboratorios FibroGen tienen en fase 1 de experimentaci¨®n un medicamento contra la anemia llamado PHD-I FG-2216 (inhibidor de la prolil-hidroxilasa, cuya funci¨®n es suprimir el FIH) y ha probado que su ingesta oral incrementa la s¨ªntesis end¨®gena de EPO. Inevitablemente, su administraci¨®n a largo plazo incrementar¨¢ la masa total de hemoglobina y, por tanto, el rendimiento de quien lo tome. Y ser¨ªa indetectable porque es igual a la que produce el cuerpo.
El sueco Carsten Lundby, una de las autoridades mundiales en la materia, no est¨¢ a¨²n muy seguro de que lo est¨¦n utilizando ahora los deportistas, pero teme que s¨ª, y tambi¨¦n teme que ser¨ªa el reemplazo futuro de la EPO sint¨¦tica, detectable en la actualidad, y de las transfusiones de sangre en el deporte.
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