China aprende a tratar a los animales
El zool¨®gico de Shangh¨¢i lanza una transformaci¨®n para dar a conocer el valor de la naturaleza

China conjura una interminable lista de im¨¢genes de maltrato animal: perros hacinados en jaulas camino del matadero, osos torturados para sacarles la bilis, tigres escu¨¢lidos a la espera de una muerte que convertir¨¢ sus huesos en medicina tradicional, y tiburones con sus aletas amputadas camino del infierno abisal. En demasiadas ocasiones, en lugar de ofrecer un contrapunto a esta p¨¦sima imagen, las condiciones en zool¨®gicos chinos sirven para confirmar este desprecio del Gran Drag¨®n por el mundo animal. Afortunadamente, la situaci¨®n est¨¢ cambiando, y buen ejemplo de ello es el zoo de Shangh¨¢i, en el que EL PA?S ha pasado una jornada con sus trabajadores durante uno de los d¨ªas m¨¢s duros de este a?o.
El term¨®metro marca 36 grados y la humedad roza el 90%. La gran megal¨®polis china hierve sin sol, y la intermitente lluvia s¨®lo consigue acrecentar la sensaci¨®n de sofoco. Para hacer frente al calor los visitantes pueden hacer gala de la moda local, que parece exigir a los varones de barriga generosa enrollar la camiseta por encima de la misma, pero animales como los osos panda o los ping¨¹inos no pueden despojarse de su abrigo, y su asfixia es evidente. Hace a?os tendr¨ªan que haber resistido con la lengua fuera y acurrucados en un rinc¨®n, pero las cosas est¨¢n cambiando.
El zoo de Shangh¨¢i no s¨®lo cuida ahora el bienestar f¨ªsico de los animales, sino tambi¨¦n el psicol¨®gico
Ahora los pandas tienen su propio hogar climatizado, y su cuidadora, Liu Yang, los agasaja con deliciosos polos de zanahorias. Los ping¨¹inos sudafricanos, por su parte, s¨®lo salen al escenario que tienen al aire libre si se dan las condiciones de temperatura y humedad necesarias, y un nuevo sistema de aspersores crea una refrescante niebla que cuida de que as¨ª sea. ¡°Si cualquiera de las variables que utilizamos sobrepasa el umbral de confort los metemos en los dos estanques climatizados que tenemos¡±, expone Jin Jun, la mujer que se encarga de ellos. Todo esto, adem¨¢s, se lo explican al p¨²blico que se acerca a ver a los animales y que tambi¨¦n puede asistir a rituales como el del pesado de las aves.
El zoo de Shangh¨¢i se ha embarcado en una transformaci¨®n que tiene un objetivo doble. Por un lado, busca mejorar la calidad de vida de sus inquilinos. ¡°Las instalaciones se fundaron en 1954, y muchas son inadecuadas. Por eso estamos reconstruyendo los h¨¢bitats para que los animales est¨¦n en las condiciones m¨¢s favorables¡±, explica el vicedirector, Yuan Yaohua. ¡°Adem¨¢s, nuestros especialistas colaboran con zool¨®gicos e instituciones extranjeras a las que van para formarse no s¨®lo sobre c¨®mo tener a los animales sanos f¨ªsicamente, sino tambi¨¦n psicol¨®gicamente¡±.
El centro proyecta criar tigres del sur de China, una especie en estado cr¨ªtico, y reintroducirlos en la jungla
Para que no pierdan el instinto, por ejemplo, el "cocinero" de los gorilas, Yao Jianzhuang, esconde parte de la comida en agujeros de troncos que luego deja a su alcance, y esparce el resto bajo montones de paja. ¡°En su h¨¢bitat natural los gorilas est¨¢n permanentemente en busca de comida, as¨ª que tratamos de conseguir que ese comportamiento se mantenga en cautividad escondi¨¦ndola en diferentes lugares, porque hay que tratar de que los animales est¨¦n activos y no caigan en la monoton¨ªa y el aburrimiento¡±, explica.
Aunque parezca una obviedad, este tipo de cosas no se ten¨ªan antes en cuenta. Pero ahora Shangh¨¢i colabora con otros zool¨®gicos, como el de Los Angeles, con quien intercambia conocimientos. Esta formaci¨®n internacional sin duda sirve para desarrollar uno de los proyectos m¨¢s importantes del zoo: criar tigres del sur de China, una especie en estado cr¨ªtico, y prepararlos para su reintroducci¨®n en la jungla, donde no se tiene constancia, desde hace a?os, de la subsistencia de ning¨²n ejemplar. ¡°No es suficiente con que procreen, hay que ense?arles a sobrevivir en estado salvaje para tener ¨¦xito en la reintroducci¨®n de la especie¡±, apunta Xu Zhengqiang, uno de los bi¨®logos del zoo. El Gobierno, por su parte, introduce leyes cada vez m¨¢s estrictas y protege mejor a las especies en peligro de extinci¨®n.
Pero todo eso no sirve de nada si no se pone remedio a una de las grandes carencias de China: la educaci¨®n medioambiental de la poblaci¨®n. Por eso, los responsables del zool¨®gico tambi¨¦n quieren inculcar valores, m¨¢s cercanos a lo ¨¦tico que a lo pr¨¢ctico, al mill¨®n y medio largo de visitantes que reciben cada a?o. ¡°Es imprescindible trasladar la necesidad de cuidar el medio ambiente y dejar claro que los animales no son objetos para nuestro deleite sino seres vivientes que sienten y padecen como nosotros¡±, a?ade Yuan.
Una de las claves est¨¢ en la educaci¨®n en valores medioambientales del mill¨®n y medio de visitantes anuales
¡°El hecho de que cada vez m¨¢s gente tenga alguna mascota creo que est¨¢ ayudando mucho a reducir la brecha que todav¨ªa nos separa de los pa¨ªses m¨¢s desarrollados, y, por supuesto, el desarrollo econ¨®mico tambi¨¦n es clave¡±, apostilla el vicedirector del zoo. Antes, los zool¨®gicos eran exclusivos de la clase m¨¢s pudiente. De hecho, el de Shangh¨¢i era un campo de golf. Ahora, la entrada cuesta menos que ir al cine, y las 75 hect¨¢reas del parque son un oasis de verde en un mundo gris, ¡°y el ¨²nico lugar en el que muchos ciudadanos entran en contacto con la naturaleza¡±.
La decisi¨®n de cambiar por cristal algunas zonas ocultas generalmente al p¨²blico ayuda para captar la atenci¨®n de los visitantes. As¨ª, el chef de los gorilas prepara el alimento a la vista de quienes ¡°se acercan as¨ª tambi¨¦n al funcionamiento interno del zoo¡±. Otro de los lugares predilectos es la guarder¨ªa de primates, en la que j¨®venes estudiantes de veterinaria se turnan las 24 horas para cuidar de las cr¨ªas que, por razones desconocidas, las madres rechazan. ¡°Sin duda provocan una ternura que es indispensable para colar el mensaje del trato que se ha dispensar a los animales¡±, sentencia Xu.
La visita al zoo evidencia que todav¨ªa queda mucho por hacer. Algunos de los espacios a los que no ha llegado la renovaci¨®n son meras jaulas que provocan tristeza, y el comportamiento de muchos visitantes demuestra una falta de respeto por los animales: los ni?os les dedican agudos chillidos y golpes sin que sus padres les reprueben y la prohibici¨®n de alimentar a las especies m¨¢s populares es para otros una se?al invisible. No obstante, los 300 cuidadores del centro hacen lo posible por domar a las fieras de dos patas que caminan en libertad, sin duda mucho m¨¢s peligrosas que las otras.
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