Estamos llegando a Marte
El veh¨ªculo todoterreno ¡®Curiosity¡¯ de la NASA se aproxima al planeta rojo Su misi¨®n es evaluar si pudo haber condiciones aptas para la vida en el pasado
¡°Atenci¨®n, Tierra, estamos llegando a Marte¡±. En un relato de ciencia ficci¨®n este ser¨ªa el mensaje que llegar¨ªa de la sonda espacial MSL si fuera tripulada, pero no va nadie a bordo. Y no es una novela. El pasajero de la MSL es el veh¨ªculo todoterreno Curiosity que, si todo marcha bien, descender¨¢ en el suelo del planeta rojo el pr¨®ximo 6 de agosto. Tras un viaje de 538 millones kil¨®metros desde que parti¨® de la Tierra, en noviembre del a?o pasado, est¨¢ ya muy cerca de su destino y se prepara para la operaci¨®n m¨¢s arriesgada de la misi¨®n: posarse en el terreno del cr¨¢ter Gale del mundo vecino.
Si lo logra, si ning¨²n percance altera los planes de la NASA, el Curiosity explorar¨¢ el territorio circundante durante casi dos a?os. Su objetivo es intentar determinar si en el pasado pudo haber condiciones aptas para la vida all¨ª. Ni el Gale es un lugar especialmente id¨®neo para buscar actividad bacteriana actual ni el robot, pertrechado con una decena de instrumentos cient¨ªficos, est¨¢ espec¨ªficamente dise?ado para ello, pero la misi¨®n es un paso clave para llegar a determinar, en el futuro, si algo vivi¨® en Marte. Como en toda exploraci¨®n, la sorpresa juega un papel protagonista y el Curiosity est¨¢ a punto de iniciar su aventura en el planeta rojo. Una estaci¨®n meteorol¨®gica del veh¨ªculo, hecha en Espa?a, es toda una novedad.
¡°Unas misiones anteriores han descubierto que Marte, en el pasado, tuvo entornos h¨²medos; el Curiosity nos permite dar el siguiente paso en la comprensi¨®n del potencial de Marte para la vida¡±, ha se?alado Michael Meyer, cient¨ªfico del programa de Marte de la NASA.
La misi¨®n ha viajado 538 millones de kil¨®metros en 254 d¨ªas
La misi¨®n tiene un coste total de 2.500 millones de d¨®lares (2.021 millones de euros) y est¨¢ previsto que el Curiosity funcione en el planeta vecino al menos 687 d¨ªas terrestres, es decir, algo m¨¢s de un a?o marciano, de 669 d¨ªas. Dado que los todoterreno anteriores en el planeta rojo (el Spirit y el Opportunity, que llegaron a Marte en enero de 2004) estaban planeados para durar tres meses y el segundo de ellos sigue funcionando, la vida ¨²til del Curiosity puede ser mucho m¨¢s larga de lo previsto.
El viaje interplanetario del Mars Science Laboratory (MSL), con el Curiosity dentro, se ha producido sin incidentes. Se han realizado las maniobras previstas (hoy mismo podr¨ªa hacerse una m¨¢s si fuera necesario para ajustar la trayectoria final) y ahora toca el dif¨ªcil momento de la llegada. ¡°Este aterrizaje es la operaci¨®n m¨¢s dura que la NASA ha intentado en la historia de la exploraci¨®n planetaria con robots¡±, comentaba hace poco John Grunsfeld, de la direcci¨®n de ciencias planetarias de la agencia estadounidense.
La del Curiosity no es una misi¨®n aislada de exploraci¨®n. Forma parte de la flotilla de diferentes naves rob¨®ticas que la NASA empez¨® a enviar peri¨®dicamente al planeta en los a?os noventa. El objetivo del programa a largo plazo (pospuesto una y otra vez con los vaivenes presupuestarios de la agencia) es traer a la Tierra en alg¨²n momento muestras recogidas en Marte para analizarlas aqu¨ª, en los mejores laboratorios, como se hizo hace m¨¢s de 40 a?os con las rocas lunares. Se trata de conocer Marte a fondo, no solo por sana curiosidad cient¨ªfica sobre otro planeta, sino tambi¨¦n por lo que puede ese conocimiento aportar al estudio del pasado de la Tierra, por comparaci¨®n.
En cuanto a la b¨²squeda de vida en ese otro mundo, que no es el ¨²nico prop¨®sito cient¨ªfico, ni mucho menos, ser¨ªa un descubrimiento colosal. Pero tambi¨¦n descartar que en Marte hubo alguna vez algo vivo ser¨ªa un hallazgo trascendente, ya que ayudar¨ªa a explicar qu¨¦ pas¨® en la Tierra para que hace algunos miles de millones de a?os algo empezara a vivir. Seguramente habr¨¢ que esperar.
La estaci¨®n meteorol¨®gica del veh¨ªculo es obra de cient¨ªficos espa?oles
Lo que el Curiosity tiene que hacer es evaluar si la zona del cr¨¢ter Gale, de 154 kil¨®metros de di¨¢metro, formado por un impacto hace unos 3.000 millones de a?os y con el monte Sharp en medio, pudo ser en el pasado un potencial entorno habitable.
¡°Si la vida existi¨® en Marte es una pregunta abierta que esta misi¨®n, por s¨ª misma, no est¨¢ dise?ada para responder¡±, explica la NASA. ¡°El Curiosity no lleva experimentos para detectar procesos activos que significar¨ªan metabolismo biol¨®gico actualmente, ni tiene capacidad para captar im¨¢genes de microorganismos o sus f¨®siles. Sin embargo, si esta misi¨®n descubre que ese lugar, el cr¨¢ter Gale, ha tenido condiciones favorables para la vida, ese hallazgo puede permitir afinar futuras misiones que traigan muestras a la Tierra o para misiones avanzadas que hagan all¨ª los experimentos de detecci¨®n de vida¡±, contin¨²an los especialistas de la agencia.
En el cr¨¢ter Gale se han detectado arcillas que se formar¨ªan en un entorno h¨²medo hace millones de a?os. Y el Curiosity, como otras misiones anteriores, seguir¨¢ la pista del agua. Pero tambi¨¦n seguir¨¢ la pista del carbono, buscando compuestos org¨¢nicos. La NASA, seguramente consciente del furor popular que pueden generar las palabras vida y Marte cuando se ponen juntas, despliega prudencia al respecto. Puede haber mol¨¦culas org¨¢nicas en Marte, explica, pero eso no significa que sean vida: se conocen infinidad de mol¨¦culas org¨¢nicas que no lo son, aunque toda vida conocida est¨¢ basada en el carbono, as¨ª que es una buena pista. El Curiosity buscar¨¢ tambi¨¦n otros elementos esenciales, como ox¨ªgeno, nitr¨®geno, f¨®sforo y azufre.
Con casi 900 kilos (frente a los 170 de los dos rover anteriores), este nuevo veh¨ªculo todoterreno es una maravilla tecnol¨®gica. Se mover¨¢, con un sistema de guiado asistido por c¨¢maras y los ordenadores de a bordo, sobre seis ruedas de medio metro de di¨¢metro. Tiene el tama?o de un coche utilitario, con tres metros de largo y 2,8 de ancho. Un brazo articulado de dos metros le permitir¨¢ acercar dispositivos de an¨¢lisis a las rocas y las muestras de suelo. Adem¨¢s, un m¨¢stil se elevar¨¢ 2,1 metros con una c¨¢mara en su extremo que captar¨¢ im¨¢genes a la altura del ojo humano.
Con casi 900 kilos, el robot se mover¨¢ asistido por ordenadores sobre seis ruedas
Los diez instrumentos cient¨ªficos (75 kilos en total) que lleva son un buen arsenal para hacer el trabajo de campo programado. Son espectr¨®metros, analizadores qu¨ªmicos, una microc¨¢mara, sensores de radiaci¨®n del entorno, un dispositivo perforador para acceder a rocas bajo la superficie y varias decenas de c¨¢psulas en las que el brazo articulado depositar¨¢ muestras tomadas en el entorno para someterlas a procesos de calentamiento y gasificaci¨®n y hacer diferentes estudios. La estaci¨®n meteorol¨®gica ha sido dise?ada y construida en Espa?a, en el Centro de Astrobiolog¨ªa del CSIC y el INTA. En conjunto, se trata de hacer una caracterizaci¨®n mineral¨®gica y qu¨ªmica de la zona para conocer su historia.
A diferencia de los rover anteriores, con paneles solares para suministrar energ¨ªa, el Curiosity lleva un generador termoel¨¦ctrico de di¨®xido de plutonio (4,8 kilos) capaz de suministrar energ¨ªa a todos los dispositivos durante 14 a?os como m¨ªnimo.
¡°El rover identificar¨¢ minerales que proporcionar¨¢n el registro de temperaturas, presiones y la qu¨ªmica de los minerales cuando se formaron o alteraron¡±, explican los expertos de la NASA. Una c¨¢mara incluso tomar¨¢ im¨¢genes durante el descenso del artefacto al suelo para poder conocer cuanto antes el entorno al que llegue.
Una de las pistas que los cient¨ªficos quieren seguir en Marte es la del metano, que varios equipos cient¨ªficos afirman haber detectado all¨ª, pero las observaciones son a¨²n controvertidas. Una vez m¨¢s, las cosas son complicadas porque, si bien es verdad que el metano, que desaparece al cabo del tiempo si no se repone, se genera en la actividad metab¨®lica de organismos, tambi¨¦n se produce en procesos geol¨®gicos.
El Curiosity llegar¨¢ el 6 de agosto al cr¨¢ter Gale (casi en el ecuador marciano) a primera hora de la tarde all¨ª; ser¨¢ el final del invierno y se encontrar¨¢ una temperatura de unos 90 grados cent¨ªgrados bajo cero. La Tierra estar¨¢ en ese momento a 245 millones de kil¨®metros. Como se trata de una misi¨®n de larga duraci¨®n, el robot lleva un programa relativamente relajado para los primeros d¨ªas. Lo han realizado los cient¨ªficos e ingenieros del Jet Propulsion Laboratory (de Caltech, en California), responsables del dise?o, desarrollo y operaci¨®n de esta misi¨®n de la NASA, con participaci¨®n de equipos cient¨ªficos de otras instituciones estadounidenses, m¨¢s la aportaci¨®n espa?ola y un detector ruso.
El d¨ªa de la llegada, si todo marcha sin contratiempos, el Curiosity desplegar¨¢ sus equipos y har¨¢ un chequeo general de su estado y de sus sistemas de comunicaciones. Enviar¨¢ im¨¢genes a la Tierra cuanto antes. No est¨¢ previsto que comience a rodar por Marte hasta una semana despu¨¦s del aterrizaje, pero si todo marcha bien, hay que contar con las sorpresas.
Siete minutos de terror
Los expertos hablan de "siete minutos de terror" al referirse a la arriesgad¨ªsima operaci¨®n que la misi¨®n del Curiosity tiene que cumplir para llegar al suelo de Marte. Ser¨¢ el 6 de agosto de madrugada (hora peninsular) y todo el complicado plan de descenso ha de ejecutarse a la perfecci¨®n para que el todoterreno de casi una tonelada llegue inc¨®lume al punto elegido en el cr¨¢ter Gale. La operaci¨®n, desde que entre en la tenue atm¨®sfera marciana hasta el suelo, durar¨¢ esos siete minutos. En las sucesivas fases actuar¨¢n un escudo t¨¦rmico, un paraca¨ªdas de 16 metros de di¨¢metro, retrocohetes de frenado y una especie de gr¨²a espacial. Todo tiene que funcionar exactamente seg¨²n lo previsto para evitar el fracaso. En estas operaciones no hay segunda oportunidad.
"Conf¨ªo plenamente en nuestro sistema", declar¨® recientemente Steven Sell, ingeniero jefe de la fase de entrada en la atm¨®sfera, descenso y aterrizaje (EDL, en sus siglas en ingl¨¦s). "Conocemos de arriba abajo la EDL y hemos hecho todo lo posible para que sea consistente", comentaba este experto del Jet Propulsion Laboratory (Caltech) a la revista Science. El problema con estas t¨¦cnicas de exploraci¨®n espacial es que no se pueden probar en la Tierra, donde la gravedad y la atm¨®sfera son diferentes. Pero los ensayos de equipos en t¨²nel de viento y muchas simulaciones de ordenador han dado la confianza a los expertos.
No es nada f¨¢cil el descenso a la superficie de otro mundo. La NASA lo ha logrado con ¨¦xito en seis ocasiones, pero la estrategia de aterrizaje del Curiosity es nueva, nunca se ha intentado antes. Tiene la ventaja de lograr una precisi¨®n en el punto de descenso muy superior a las operaciones anteriores: la diana del Curiosity en el cr¨¢ter Gusev es una elipse de 7x20 kil¨®metros.
Los dos hist¨®ricos Viking llegaron a Marte, en 1976, con retrocohetes para frenar y colocarse en el suelo sobre sus propias patas. Pero eran robots fijos, sin capacidad de desplazarse. Para los tres todoterreno anteriores (el Sojourner de la misi¨®n Mars Pathfinder, en 1997, y los gemelos Spirit y Opportunity, en 2004) se utiliz¨® una estrategia de aterrizaje espectacular y eficaz: los veh¨ªculos llegaron al suelo envueltos en globos, como airbag, y dando botes hasta que se detuvieron. Tras deshincharse los airbag, se abr¨ªa la plataforma en la que iba plegado el veh¨ªculo y este empezaba a rodar por el planeta rojo.
La sonda espacial Mars Science Laboratory, MSL con el Curiosity plegado dentro, llegar¨¢ a la atm¨®sfera de Marte a una velocidad de 5.900 metros por segundo. Durante la primera fase, en la que se podr¨¢n realizar ajustes de trayectoria seg¨²n las condiciones atmosf¨¦ricas, act¨²a un escudo t¨¦rmico de 4,5 metros de di¨¢metro. A continuaci¨®n, a unos 11 kil¨®metros de altura, se desplegar¨¢ el paraca¨ªdas. Cuando est¨¦ a 1,6 kil¨®metros del suelo entrar¨¢ en acci¨®n la aut¨¦ntica novedad del sistema: la plataforma con la gr¨²a. Lleva unos retrocohetes de frenado y el Curiosity va sujeto por debajo; a unos 20 metros del suelo, el robot se desprender¨¢ y quedar¨¢ colgando por unos cables hasta tocar la superficie.
En ese momento de contacto, el sistema de control notar¨¢ la p¨¦rdida de tensi¨®n de los cables y estos se cortar¨¢n autom¨¢ticamente, dejando el robot en el suelo posado sobre sus seis ruedas mientras la plataforma se eleva y se aleja para no da?arlo. A 248 millones de kil¨®metros de la Tierra, que las radiose?ales de comunicaci¨®n tardan en recorrer 13,8 minutos a la velocidad de la luz, no hay manera de teledirigir la maniobra. Por eso, ser¨¢ completamente autom¨¢tica.
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