Periodismo de ficci¨®n
Un reportero de ¡®The New Yorker¡¯ dimite tras descubrirse que se invent¨® citas de Bob Dylan Internet facilita el plagio, pero lo hace m¨¢s f¨¢cil de descubrir
En uno de los medios m¨¢s prestigiosos y con uno de los sistemas m¨¢s rigurosos de detecci¨®n de errores, el joven periodista Jonah Lehrer ocup¨® parte del Olimpo period¨ªstico norteamericano, para caer desplomado por plagiarse a s¨ª mismo en Internet y por inventarse partes de citas atribuidas al cantante Bob Dylan. En The New Yorker, referente de las revistas de prestigio, muchos ojos escrutaron los textos de papel de Lehrer, pero nadie le prest¨® especial atenci¨®n a los blogs que escrib¨ªa en la p¨¢gina web. Aquello le dio alas, parece, para aderezar con algo de creatividad las citas de Dylan. Internet ha hecho, seg¨²n los expertos, que la informaci¨®n fluya libre. El problema, para muchos escritores, es c¨®mo mantener esa informaci¨®n veraz y correctamente atribuida a sus fuentes.
La piedra que sirvi¨® para hacer caer a Lehrer, de 31 a?os, fue un art¨ªculo de Michael C. Moynihan en la revista digital Tablet, que examin¨® con lupa su libro Imagine: How creativity works. En el primer cap¨ªtulo de ese libro, Lehrer analizaba la genial mente de Dylan, y le atribu¨ªa citas como: ¡°Me encuentro a m¨ª mismo escribiendo una canci¨®n, una larga pieza de v¨®mito... Es dif¨ªcil de describir... Es como un sentimiento de que debes decir algo... No s¨¦ de d¨®nde vienen las canciones... Es como si un fantasma escribiera la canci¨®n¡±. Moynihan demostr¨® en su art¨ªculo que muchas de esas citas hab¨ªan sido trufadas, inventadas en parte o sacadas de contexto. Primero, Lehrer le dio excusas sobre lo dura que hab¨ªa sido la labor de edici¨®n del libro. Finalmente, seg¨²n revel¨® Moynihan, confes¨®: ¡°No pude encontrar las fuentes originales. Entr¨¦ en p¨¢nico. Y estoy profundamente arrepentido por haber mentido¡±.
Lehrer dej¨® este lunes su puesto en The New Yorker, ese baluarte del buen periodismo en el que escribieron John Updike, J. D. Salinger, Truman Capote y Jonathan Franzen, entre otros. Deja en ¨¦l, para la posteridad, seis art¨ªculos, escritos desde 2008. Era redactor de plantilla, sue?o de muchos periodistas, desde marzo de 2012. Se despidi¨® con un breve comunicado, recogido por el sitio web Poynter: ¡°Las citas en cuesti¨®n no exist¨ªan, eran errores de cita inintencionales o representaban combinaciones impropias de citas que ya exist¨ªan previamente. A¨²n as¨ª, le dije al se?or Moynihan que eran de una grabaci¨®n de archivo de una entrevista que me hab¨ªan entregado representantes de Dylan. Eran una mentira, pronunciada en un momento de p¨¢nico¡±. El caso es que no era la primera vez en que el trabajo de Lehrer quedaba en seria duda.
Otras ¡®creaciones¡¯
En 1980, a los 26 a?os, Janet Cooke publica La historia de Jimmy, sobre un ni?o de ocho a?os adicto a la hero¨ªna. Gana un Pulitzer antes de admitir que el reportaje era una invenci¨®n.
En 1998, la revista The New Republic admite que 27 de los 41 reportajes que ha escrito para ella el periodista Stephen Glass contienen mentiras o invenciones. En una de ellas se invent¨® a un hacker y una empresa a la que hab¨ªa atacado.
En 2003, Jayson Blair, una joven estrella de 27 a?os de The New York Times, admite que se ha inventado fuentes y citas en decenas de noticias. Lleg¨® a firmar cr¨®nicas desde ciudades que nunca hab¨ªa visitado. El rotativo se vio obligado a publicar en su primera plana una nota en la que informaba de que Blair, que hab¨ªa escrito de asuntos tan diversos como el francotirador de Washington o las consecuencias de la Segunda Guerra del Golfo, era un fraude.
En 2004, el diario USA Today admiti¨® que su reportero Jack Kelley, de 43 a?os, nominado a un Pulitzer en 2002, se hab¨ªa inventado la informaci¨®n de al menos ocho cr¨®nicas, especialmente una sobre el caso de una mujer que supuestamente hab¨ªa muerto huyendo de Cuba en una lancha.
En mayo, Arnaud de Borchgrave, un veterano de The Washington Times, dej¨® de publicar sus columnas despu¨¦s de que se encontraran similitudes exactas entre ellas y notas de agencias y noticias de algunas p¨¢ginas web.
Este mes de julio, Jonah Lehrer, de 31 a?os, ha dejado su puesto en The New Yorker despu¨¦s de admitir que hab¨ªa reutilizado material suyo de otros medios y de haberse inventado citas de Bob Dylan.
Meses antes, su trabajo en un blog de The New Yorker hab¨ªa quedado ya cubierto por la sombra de un tipo poco frecuente de copia no atribuida: el autoplagio. En el gran ejemplo de la minuciosidad en la correcci¨®n de datos que es The New Yorker, a sus editores se les escap¨® todo un plagio en un blog de Internet, al que no le prestaron tanta atenci¨®n como a sus textos de papel. El blog se llama Frontal Cortex y, en ¨¦l, Lehrer, que estudi¨® Neurociencia en la Universidad de Columbia, escribi¨® numerosas entradas que eran en realidad refritos de otros textos que hab¨ªa publicado previamente en medios como The Wall Street Journal, Wired y The Guardian. Desde que se descubri¨® la copia, los editores de The New Yorker han a?adido a cada entrada una nota inicial en la que explican d¨®nde se publicaron primero esos textos.
En la era de la inmediatez de Internet, Lehrer y The New Yorker no son los ¨²nicos en verse en apuros por la falta de rigurosidad o las atribuciones err¨®neas. Ha sucedido, tambi¨¦n recientemente, con la bit¨¢cora BlogPost, de The Washington Post, que vio c¨®mo la escritora de su p¨¢gina web Elizabeth Flock abandonaba su puesto por haber usado a discreci¨®n fuentes de otros medios que no atribuy¨® correctamente. A una noticia sobre un descubrimiento en Marte por parte de los robots Viking de la NASA, los jefes de Flock le a?adieron una nota inicial: ¡°Una versi¨®n previa de esta noticia hizo un uso inapropiado y extenso de un informe original de Discovery News y no le reconoc¨ªa la autor¨ªa a una agencia informativa como la fuente original de la entrada¡±.
Ya previamente, el defensor del lector del Post, Patrick Pexton, hab¨ªa criticado a Flock por una entrada en el mismo blog en la que recog¨ªa unos rumores de que un supuesto eslogan de la campa?a del candidato republicano, Mitt Romney ¡ªMantengamos Am¨¦rica para los americanos¡ª, era id¨¦ntico a otro lema usado por el Klu Klux Klan. Flock copi¨® la informaci¨®n del sitio web The Huffington Post, y no esper¨® a obtener una respuesta al respecto de la campa?a de Romney. ¡°El problema es que no llam¨® a la campa?a de Romney para obtener su versi¨®n. Solo cit¨® una cr¨®nica del Huffington Post en la que el escritor dec¨ªa que la campa?a de Romney no comentaba al respecto¡±, escribi¨® el defensor. Luego, la campa?a del candidato republicano neg¨® que empleara ese eslogan, dejando a Flock al descubierto.
¡°No hay duda de que Internet ha hecho que sea m¨¢s f¨¢cil plagiar, sobre todo por el acceso tan r¨¢pido a la informaci¨®n. Es tan sencillo como hacer un corta y pega. Hay muchas m¨¢s oportunidades para hacerlo que en el pasado, desde luego¡±, explica Rem Rieder, vicepresidente de la revista especializada en medios American Journalism Review, de la Universidad de Maryland. ¡°Del mismo modo, Internet tambi¨¦n facilita que a aquel que plagia se le vaya a descubrir, porque pone al alcance de los lectores mucha informaci¨®n, con las fuentes y los archivos a su disposici¨®n. Tambi¨¦n facilita a los editores que examinen con m¨¢s detalle los textos que les env¨ªan sus periodistas, descubriendo ese tipo de errores con m¨¢s facilidad¡±, a?ade.
El h¨¢bito de tergiversar es, sin embargo, antiguo. Este a?o se cumplen 32 a?os de un deshonroso premio Pulitzer para el Post. En 1980, la periodista de 26 a?os Janet Cooke public¨® una dram¨¢tica y emotiva historia de primera p¨¢gina, titulada El mundo de Jimmy. Estaba construida con fuentes an¨®nimas, y comenzaba as¨ª: ¡°Jimmy tiene ocho a?os y es un adicto a la hero¨ªna de tercera generaci¨®n...¡±. Tras ganar uno de los premios m¨¢s prestigiosos de la profesi¨®n, la mentira qued¨® al descubierto. Cuando sus jefes le pidieron prueba alguna de que Jimmy exist¨ªa, aleg¨® que en realidad el ni?o era una met¨¢fora de otros muchos casos que hab¨ªa conocido, muy similares. Despu¨¦s de admitir que tambi¨¦n hab¨ªa mentido sobre sus credenciales acad¨¦micas, Cooke devolvi¨® el Pulitzer y dej¨® el Post.
Incluso a algunos periodistas veteranos les ha sorprendido ese encuentro desafortunado con Internet. Arnaud de Borchgrave, un veterano escritor de Washington, que durante 30 a?os cubri¨® la guerra fr¨ªa y sus devenires para Newsweek, escrib¨ªa recientemente una columna para el diario The Washington Times, despu¨¦s de haber sido su director. Erik Wemple, un bloguero en The Washington Post descubri¨® parecidos m¨¢s que razonables entre las columnas de Borchgrave y notas de agencias como Associated Press y sitios web como ClickZ.com. Su ¨²ltima columna la escribi¨® en mayo. Y el Times ha eliminado algunos de sus textos de su servidor web. ¡°El problema con el se?or Borchgrave es que aquellos que le defend¨ªan alegaron que era alguien con una trayectoria muy distinguida¡±, explica Rieder, de American Journalism Review. ¡°Y eso no deber¨ªa importar. Un plagio es siempre un plagio¡±.
Jayson Blair: ¡°Yo fui Lehrer¡±
Hace nueve a?os, Jayson Blair fue el plagiario e inventor period¨ªstico del momento. Trabajaba en uno de los diarios m¨¢s prestigiosos del mundo, The New York Times, donde se hab¨ªa convertido en una joven promesa por la gran riqueza de sus textos. En 2003, una periodista del diario San Antonio Express News se quej¨® por ciertas similitudes, sospechosas, entre una cr¨®nica suya y otra de Blair. Entonces, los jefes de Blair en el Times descubrieron una gran mara?a de invenciones. Emple¨® fuentes an¨®nimas que no exist¨ªan. Dijo haber visitado ciudades en las que nunca hab¨ªa estado. Tom¨® declaraciones de otros medios, como The Washington Post, y las us¨® a su antojo. Especialmente creativas hab¨ªan sido sus cr¨®nicas sobre John Allen Muhammad y Lee Boyd Malvo, dos francotiradores que aterrorizaron a la ciudad de Washington en 2002, aniquilando a 10 personas. Finalmente, a los 27 a?os, la joven promesa abandon¨® el Times en deshonra. Ahora, Blair vuelve a hablar de aquello: "La informaci¨®n de que Jonah Lehrer ha abandonado The New Yorker por las informaciones de que se invent¨® citas de Bob Dylan en su libro superventas Imagine deben ser muy duras para ¨¦l y para su familia, amigos y colegas. Lo s¨¦. Porque hace nueve a?os yo era Jonah Lehrer".
Habl¨® Blair a trav¨¦s de una columna publicada en el sitio web The Daily Beast: "Como hizo Lehrer, emple¨¦ humo, espejos y desviaciones, pero mis defensas se derrumbaron con las primeras denuncias p¨²blicas. Puede sonar gracioso viniendo de m¨ª, pero debo decir que inventarse citas de Bob Dylan, que casi nunca habla en p¨²blico, fue tan tonto como que yo me inventara citas de figuras tan destacadas como el padre de Jessica Lynch [la soldado rescatada en una operaci¨®n militar en Nasiriyah]". Por ¨²ltimo, pide para Lehrer y quiz¨¢ tambi¨¦n para ¨¦l: "Espero que le den una segunda oportunidad en alg¨²n sitio, pero por ahora debe reflexionar sobre lo hecho para reparar el da?o".
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