Somos ruido
La ley no basta para atajar un problema de ra¨ªz cultural potenciado por la prohibici¨®n de fumar Los tribunales son sensibles al exceso de decibelios Falta m¨¢s implicaci¨®n de gestores e ingenieros
Decir que Espa?a es un pa¨ªs ruidoso es revelar poco. Si se tiene en cuenta que el mayor culpable del estruendo habitual que se vive en las grandes ciudades es el tr¨¢fico, el verano podr¨ªa ser un gran aliado para el descanso, pero no, porque las ventanas est¨¢n abiertas, as¨ª que, lo uno por lo otro, el cacareo no amaina. Dos circunstancias vienen a llenar a¨²n m¨¢s de molestos sonidos el d¨ªa y la noche y ambas tienen una ra¨ªz cultural, en sentido amplio. La primera es la acogida de extranjeros en nuestras ciudades que, procedentes de otras latitudes, traen con ellos nuevas formas de vida: es lo que podr¨ªa llamarse el efecto bachata; la segunda tambi¨¦n tiene que ver con un cambio en nuestras costumbres: ya no se fuma dentro de los bares, sino que se habla a voz en cuello en la puerta a cualquier hora de la madrugada.
Las denuncias
m¨¢s frecuentes ata?en
a bares, pero crecen
entre vecinos
El ruido est¨¢ ampliamente regulado, hay normativa estatal, regional y local. Se hacen eco de un mandato constitucional, el de proteger la salud (art¨ªculo 43) y el medio ambiente (art¨ªculo 45) y se trata de poner coto a pr¨¢cticas que puedan da?arlo, porque el ruido puede producir nocivos efectos f¨ªsicos, como la sordera, pero tambi¨¦n afectar, sencillamente, al bienestar. Los datos de la OCDE sit¨²an en 65 decibelios como promedio diario el umbral que no ha de traspasarse para no da?ar el sistema auditivo. Y la OMS en 1999 rebaj¨® a 55 el tope a partir del cual se puede hablar de molestias serias para el bienestar. Cuando se hacen estos c¨¢lculos, cuenta Pedro Cobo, investigador del Centro de Ac¨²stica Aplicada del CSIC, se suele penalizar con cinco puntos m¨¢s el periodo de tarde y con 10 el de la noche para calcular un promedio m¨¢s justo. En el interior de las viviendas no pueden emitirse m¨¢s de 35 decibelios nocturnos.
Eso sobre el papel. Que le pregunten a Jorge Osset, del despacho de abogados Osset, especializados en contaminaci¨®n ac¨²stica. ¡°Generalmente las denuncias que m¨¢s abundan son las relacionadas con bares y discotecas, pero ¨²ltimamente hay m¨¢s problemas entre vecinos. Familias que compran o alquilan una vivienda y acaban alterando el descanso del resto de la finca. Son otros estilos de vida, que chocan con los tradicionales y a veces se llega a situaciones insostenibles: fiestas, borracheras, peleas, muchas personas circulando por un piso que no tiene cabida para tanto inquilino¡±, menciona el abogado. Y m¨²sicas de otras latitudes. Osset no niega que en ocasiones se trata de inmigrantes, pero quiere insistir en que los espa?oles no necesitamos que vengan de fuera para ense?arnos qu¨¦ es el ruido. Y si no, pongan tres Erasmus nacionales en un piso suizo, a ver qu¨¦ pasa.
Un abogado cuenta: ¡°He conocido a quien tiraba la basura por la ventana¡±
¡°La Ley de Propiedad Horizontal ataja bien estas situaciones de ruido entre vecinos, permite a un juez revocar un contrato de arrendamiento e incluso puede privar a un propietario del uso de su vivienda hasta tres a?os. Es una medida muy dura, desde luego. Nosotros hemos tenido casos en que se les dej¨® sin casa durante un a?o¡±, asegura. Para llegar a esos niveles han tenido que mediar constantes llamadas a la polic¨ªa, amenazas al resto del vecindario, denuncias varias. ¡°Hay situaciones terribles, he conocido un caso que incluso tiraban la basura desde la ventana¡±, relata.
Cuando no hay forma de resolver esto por la v¨ªa de la buena vecindad se recurre a tribunales. Y eso, dice Osset, son a?os de lucha en ocasiones, aunque poco a poco van cayendo sentencias a favor de los vecinos que se desquiciaban con el piano de arriba, el del aire acondicionado del segundo, el restaurante del bajo¡ Desde 2006 viene batallando Mar¨ªa ?ngeles en un pueblo grande de Madrid que no quiere citar, porque, dice, ¡°bastantes problemas hemos tenido ya con los vecinos, que ni nos hablan¡±. Porque una cosa es que uno de los inquilinos moleste a todos y otra cosa es lo que le pasa a esta familia. ¡°Se trata de la puerta de entrada a la urbanizaci¨®n, de hierro y pegada a la estructura de la casa. Cada vez que alguien entra se oye un tremendo ruido al cerrar y solo nos afecta a nosotros porque es la vivienda que est¨¢ pegada a la puerta. Ya llevo gastados 9.000 euros entre pleitos, mediciones privadas del ruido¡ Ahora tenemos una sentencia en firme para que esto se solucione, pero no hay forma. Se hubiera gastado menos la comunidad en arreglar la puerta que lo que van a tener que desembolsar con las sentencias¡±, asegura. Mar¨ªa ?ngeles cuenta el sufrimiento constante, la hija teniendo que irse donde los abuelos cuando ten¨ªa que estudiar, el matrimonio durmiendo en el sal¨®n para amortiguar el esc¨¢ndalo nocturno. Y, sobre todo, la incomprensi¨®n de los vecinos, ¡°que no se lo creen, por m¨¢s que les invit¨¢bamos a subir a comprobarlo¡±.
Castigo por estridente
- Pianista excesiva. El sonido del piano tambi¨¦n puede ser ruido y muy molesto. La Sala de lo Civil del Tribunal Supremo ha condenado este a?o a una familia de Valencia a indemnizar con 8.000 euros a sus vecinos del piso de arriba porque su hija, estudiante de cuarto de este instrumento, lo tocaba cualquier d¨ªa de la semana, incluidos s¨¢bados y domingos sin respetar las horas de descanso. La sentencia obligaba a los condenados a dejar de tocar el instrumento o a adoptar medidas de insonorizaci¨®n porque acredit¨® que el ruido superaba el l¨ªmite m¨¢ximo permitido y vulner¨® la intimidad de la familia demandante.
- C¨¢rcel para el due?o y la encargada de un bar. Ocurri¨® en Sevilla. El due?o y la encargada del bar Coyote en Dos Hermanas pon¨ªan la m¨²sica a "un volumen notoriamente excesivo, lo que ocasionaba ruidos intolerables en el interior de las casas de los vecinos", seg¨²n estim¨® la Audiencia de Sevilla. Fueron condenados a cuatro a?os de c¨¢rcel por afectar "gravemente" al sosiego y descanso nocturno de los vecinos. El tribunal entendi¨® que los condenados sab¨ªan las molestias causadas.
- Indemnizaci¨®n por pasividad. El Ayuntamiento de Sevilla fue condenado en 2011 a indemnizar con 15.000 euros a un matrimonio que viv¨ªa en el centro de la ciudad por haber deso¨ªdo durante tres a?os sus denuncias sobre el ruido que emit¨ªa un supermercado pr¨®ximo a su domicilio. El establecimiento funcion¨® sin licencia de apertura entre diciembre de 2002 y mayo de 2005.
- Molesta cancela. Una comunidad de propietarios de la misma ciudad fue tambi¨¦n obligada en 2011 a compensar con 6.000 euros a unos vecinos por los ruidos "excesivos e intolerables" de la cancela de entrada. Los ruidos les obligaron a mudarse para poder descansar.
Esta familia estuvo unos a?os viviendo en Suiza, donde las cosas son del todo al contrario. En cada consulta para este art¨ªculo siempre alguien sal¨ªa con aquello de Suiza¡ ¡°En Suiza no se puede tirar de la cisterna pasadas las once de la noche¡±, ¡°en Suiza no puedes ducharte por la noche¡±. ¡°En Suiza el mismo vecino que se toma un ponche en una fiestita en tu casa a las diez de la noche llama a la polic¨ªa a las once si no se ha silenciado la m¨²sica¡±¡ Leyenda urbana o no, lo cierto es que en Suiza, como en Alemania o en otros pa¨ªses al norte de los mediterr¨¢neos, la cosa cambia y mucho. Es una cuesti¨®n cultural, la gente lo tiene ya aprendido de siempre. Para ellos, el efecto bachata es Espa?a.
¡°Yo todav¨ªa estoy tomando pastillas para dormir¡±, dice Mar¨ªa ?ngeles, ¡°pero mi marido tiene que trabajar temprano, no puede hacer eso¡±. Algunos de los afectados por el ruido acaba recurriendo a un psic¨®logo. ¡°Pero no son tantos, porque muchos, cuando ven que el asunto no tiene visos de terminar, antes de ir a un especialista opta por abandonar su casa, venden y compran en otro lado¡±, dice el psic¨®logo Enrique Garc¨ªa Huete. ?l, sin embargo, ha tratado algunos casos. ¡°No es lo mismo un ruido molesto, pero del que se tiene constancia de que terminar¨¢, como unas obras en la calle, que pueden causar irritabilidad, insomnio e incluso angustia, que un ruido que parece que no se resolver¨¢ nunca¡±, empieza. ¡°Y tampoco se lo toma igual una persona que otra, porque algunas pueden dormir con una bomba al lado y otros se despiertan con un ruido mucho menor. Para estos ¨²ltimos, la angustia de saber que esa fuente de ruido no va a cesar les ocasiona angustia, ansiedad, pero tambi¨¦n indefensi¨®n cara al futuro, ya lo han probado todo, tapones, dormir con la radio, y nada les soluciona. Entran en una angustia aut¨¦ntica, se preguntan qu¨¦ hacer con su vida, y a veces acaban cambiando de piso¡±, dice Garc¨ªa Huete.
Se puede llegar a situaciones de seudodepresi¨®n en las que la persona afectada anticipa la molestia. ¡°Antes de llegar a casa ya van pensando en el martirio que se avecina otra noche m¨¢s¡±, ejemplifica el psic¨®logo. Garc¨ªa Huete tambi¨¦n menciona los problemas que se est¨¢n dando con otras culturas. ¡°Esto creo que es m¨¢s un asunto de convivencia y respeto, tanto da si es bachata en Espa?a, que estudiantes de Erasmus en D¨¹sseldorf¡±.
Las culturas son diferentes pero
hay umbrales de
sentido com¨²n
A pesar de todo, dice que sobre este asunto del ruido, por m¨¢s que haga la vida imposible a muchas familias, ¡°no se puede hablar de epidemiolog¨ªa, no es ni mucho menos el principal objeto de las consultas al psic¨®logo¡±. Claro, que si los tribunales se retrasan, las sentencias no se ejecutan y las sanciones se hacen de rogar, uno prefiere cambiar de piso y dejar de gastar dinero en otras cosas¡ Mar¨ªa ?ngeles, la madrile?a afectada de este reportaje, lo tiene as¨ª de claro. ¡°No nos hemos ido ya porque no ha acabado de solucionarse el asunto, y no le vamos a dejar este embolado al que venga, pero en cuanto esto termine vendemos y nos vamos, al precio que sea. La situaci¨®n con los vecinos es muy tensa. A veces alg¨²n otro siente la misma molestia por el ruido, pero no denuncia por miedo, por no enfrentarse con la comunidad, pero deber¨ªan hacerlo, en Espa?a se aguantan demasiadas cosas sin denunciar¡±, afirma. Y s¨ª, sorprende el esc¨¢ndalo que un teatro puede hacer en plena Gran V¨ªa madrile?a cuando los operarios desmontan un escenario y cargan los grandes camiones con las cajas met¨¢licas a las dos de la madrugada, a las tres, a voz en grito, y apenas se oyen quejas de los vecinos.
Con todo, el tr¨¢fico es el m¨¢s peliagudo de los problemas cuando se trata de ruidos en las grandes ciudades. Entre el tr¨¢fico rodado (47%), el a¨¦reo (14%) y el ferroviario (12%) suman la gran fuente de contaminaci¨®n ac¨²stica. La industria y el comercio (11%) y el vecindario (16%) completan el concierto. ¡°Combatir el ruido requiere de una soluci¨®n sist¨¦mica que ata?e a los productores, que deben hacer neum¨¢ticos y veh¨ªculos m¨¢s silenciosos; a los gestores, que han de tomar medidas como la restricci¨®n del tr¨¢fico a determinadas horas o lugares; y a los ingenieros ac¨²sticos, que deben hacer sus aportaciones¡±, explica Pedro Cobo, del CSIC. En efecto, Cobo trabaja ahora en el desarrollo de un aparato que mida el ruido desde el interior de los propios veh¨ªculos, ¡°una especie de caja negra que delate a ese conductor que acelera ruidosamente parado frente al sem¨¢foro, por ejemplo. Este aparato indicar¨ªa cu¨¢ndo se han sobrepasado los umbrales establecidos. Eso se podr¨ªa hacer cuando el veh¨ªculo pase la ITV, por ejemplo. Ser¨ªa similar a esos dispositivos precintados que existen en las discotecas, donde un inspector puede comprobar si se han sobrepasado los decibelios permitidos¡±, dice Cobo.
¡°Pongan a tres de nuestros Erasmus
en un piso suizo y vean¡±, dice un experto
Ay, las discotecas y dem¨¢s lugares de ocio y esparcimiento. Cuando muchos se hab¨ªan gastado una buena suma en insonorizar el establecimiento, llega la ley del tabaco y echa los humos a la calle. La postal se ve¨ªa venir. Grupos de personas hablando en el silencio de la noche sin tener en cuenta el descanso de los vecinos. ¡°Tengo ganas de meterme con una de esas denuncias, que todav¨ªa no he tenido¡±, afirma el abogado Osset. ¡°Porque el tono de voz y de alegr¨ªa de esos grupos nocturnos no es el habitual. Tenemos muchas consultas sobre esto, pero a¨²n no hemos iniciado un procedimiento y no ser¨ªa dif¨ªcil, al menos en Madrid, porque hay una ordenanza que proh¨ªbe reuniones de grupo en la calle si se est¨¢ haciendo ruido, y permite sancionar sin siquiera haber hecho una medici¨®n de los decibelios. Por otro lado, est¨¢ prohibido beber en la calle, y no son pocos los que se salen con la copa¡±, asegura. Sin copa en la mano, poco pueden hacer los camareros para detener el cacareo que se monta a las puertas de sus insonorizados locales cuando toca fumar. Por eso, como dice el cient¨ªfico Pedro Cobo, no solo los fabricantes, los gestores o los ingenieros de ac¨²stica tienen algo que aportar en este asunto. ¡°No nos enga?emos, los ciudadanos tienen que poner de su parte¡±. Es una cuesti¨®n de educaci¨®n y cultura. Todas son diferentes, pero hay umbrales de sentido com¨²n que permitir¨ªan abrir las ventanas en verano.
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