¡°Donde no hay luz pasan cosas¡±
La experta brit¨¢nica reprocha que no se considere el derecho a saber como un derecho fundamental, asociado a la libertad de expresi¨®n y a la calidad democr¨¢tica
![Helen Darbishire afirma que el proyecto de ley de acceso a la información es “insuficiente y poco progresista”.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/WD5HKWUOMGTYVSU5566YKLOH3E.jpg?auth=7acbe65abbb70dc082cddb98dcfc4612eafff16e4cff51fbabb82d4e00add7be&width=414)
En 2007, la organizaci¨®n internacional Access Info Europe, que lucha por la transparencia y el acceso a la informaci¨®n p¨²blica, solicit¨® al Ministerio de Justicia datos sobre las actuaciones de Espa?a para aplicar el convenio de Nacionales Unidas contra la corrupci¨®n. Cinco a?os despu¨¦s, la brit¨¢nica Helen Darbishire, directora ejecutiva de Access Info Europe, sigue esperando. ¡°Nos dicen que no tenemos derecho a hacer preguntas¡±, comenta con una mueca de incredulidad.
Con la ley de Transparencia, Acceso a la Informaci¨®n P¨²blica y Buen Gobierno tal vez empiecen a fluir las respuestas. Aunque el texto salido del Consejo de Ministros es ¡°insuficiente, poco progresista y est¨¢ por debajo de los est¨¢ndares internacionales¡±, apunta esta experta, que reprocha que no se considere el derecho a saber como un derecho fundamental, asociado a la libertad de expresi¨®n y a la calidad democr¨¢tica.
Espa?a tiene ante s¨ª una gran oportunidad: entrar en el club de los 90 pa¨ªses que reconocen el acceso a la informaci¨®n y promueven la transparencia. No faltan quienes piensan que quiz¨¢ sea un poco tarde. Sobre todo si se mira a Suecia, con la legislaci¨®n m¨¢s antigua del mundo, promulgada en 1766. El Gobierno de Zapatero intent¨® que Espa?a dejara de ser uno de los pocos Estados europeos que ocultan sus secretos a sus ciudadanos, pero present¨® un articulado justo cuando estaba a punto de abandonar La Moncloa.
La tramitaci¨®n de la Ley deTransparencia ha sido todo menos transparente¡±
Ahora, es el Ejecutivo de Rajoy el que quiere abrir los cajones de la Administraci¨®n. Pero este empe?o ha sido recibido con cautelas. El hecho de que la norma que se tramita, afirma Darbishire, excluya el acceso a borradores o a informes internos va en contra la definici¨®n de transparencia. ¡°Toda la informaci¨®n pertenece al p¨²blico y para saber es fundamental conocer, por ejemplo, los e-mail, porque donde no hay luz pasan cosas¡±, sostiene mientras recuerda el calvario que han pasado algunos jueces del Consejo General del Poder Judicial para seguir el rastro de los gastos de su expresidente, Carlos D¨ªvar, que acab¨® dimitiendo por utilizar dinero p¨²blico en actividades privadas.
La falta de transparencia no se da solo en la Justicia. Es un mal end¨¦mico. ¡°Hay pa¨ªses que tienen que tener una ley m¨¢s fuerte porque proceden de una cultura de opacidad y no est¨¢n acostumbrados a abrir las puertas del Gobierno a la ciudadan¨ªa¡±, apunta la directiva de Access Info. Adem¨¢s, percibe que Espa?a est¨¢ intentando vender la transparencia en instancias internacionales como una garant¨ªa de que no habr¨¢ corrupci¨®n. ¡°No han interiorizado de qu¨¦ se trata. Tendr¨ªan que mirar a pa¨ªses del Europa del Este, M¨¦xico o Chile, con legislaciones mucho m¨¢s completas¡±. Darbishire no cree que el secular ocultismo vaya a cambiar de golpe. Sobre todo, con una ley ¡°que es m¨¢s de buen gobierno que de transparencia¡±, que ahonda en la publicaci¨®n de los contratos de la Administraci¨®n o los gastos de los gestores p¨²blicos, pero con un alud de excepciones. ¡°No estamos en contra de las excepciones; no todas est¨¢n sujetas a la prueba de inter¨¦s p¨²blico. Pedimos que sean claras. Transparencia no es saber en qu¨¦ se gasta 200 euros un organismo¡±.
Tan importante como disponer de documentos es poder interpretarlos. ¡°Que sean p¨²blicos no significa que sean accesibles. Llevamos a?os pidiendo que los Presupuestos Generales del Estado se recojan en una hoja de c¨¢lculo. Si no, los datos no son reutilizables. No se puede hacer un an¨¢lisis exhaustivo¡±, plantea la responsable de campa?as Victoria Anderica, que abandera junto a Darbishire la lucha para obligar a los Gobiernos a publicar estad¨ªsticas o informes y a abrir los archivos de los organismos p¨²blicos. Pero en Access Info Europe cunde del des¨¢nimo por el modo en el que se ha tramitado el texto, marginando las aportaciones de la sociedad. Parad¨®jiamente, ¡°ha sido todo menos transparente¡±.
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