El riesgo de convivir demasiado en vacaciones
Al terminar las vacaciones no siempre se cumplen las expectativas que ten¨ªamos depositadas ellas. Intentar que todos los problemas interpersonales se solucionen en unos d¨ªas no suele dar resultado.
Las vacaciones son una m¨¢quina de generar expectativas. Todo un a?o de trabajo para ese viaje id¨ªlico, esa escapada relajante, esas semanas rom¨¢nticas, ese ansiado tiempo en familia. Lo malo es que cuando se han creado tantas es f¨¢cil acabar decepcionado. A veces terminan mal las excursiones, se agotan las conversaciones con la pareja y no se sabe qu¨¦ hacer tanto tiempo con los hijos. Cuando esto sucede, en el mejor de los casos pasar¨¢n los meses, nuestro cerebro se quedar¨¢ con lo bueno y afrontaremos el siguiente periodo de descanso con la misma ilusi¨®n; en un escenario m¨¢s radical, un balance negativo del periodo de descanso puede suponer un punto de inflexi¨®n para la persona y su familia.
No todo el mundo es capaz de romper su rutina con ¨¦xito. ¡°A la gente le encanta la cotidianidad: mirar el buz¨®n, ver los partidos de f¨²tbol el fin de semana, seguir un horario de comidas, discutir con los compa?eros de trabajo. El ser humano es muy de h¨¢bitos. Incluso en vacaciones: la gente suele ir a la misma playa, al mismo chiringuito y, a ser posible, pretenden que les atienda el mismo camarero para que les sirva el plato de siempre¡±, explica el psic¨®logo Javier Urra, autor del libro Escuela pr¨¢ctica para padres (Editorial La Esfera de los Libros). Cuando la rutina se rompe, las relaciones sociales cambian, para bien o para mal.
El ser humano es muy de h¨¢bitos. Incluso en vacaciones"
En la din¨¢mica de los d¨ªas laborables es frecuente que la pareja se vea un par de horas al d¨ªa y comente fundamentalmente asuntos de su jornada, de intendencia de la casa, de tr¨¢mites y quehaceres. En vacaciones se encuentran con un panorama totalmente distinto: mucho tiempo sin obligaciones, sin problemas del trabajo sobre los que hablar ni tareas rutinarias que hacer. Y, a m¨¢s convivencia, m¨¢s posibilidad de conflicto.
¡°Pasar 24 horas al d¨ªa juntos es un cambio muy dr¨¢stico. Es l¨®gico que fallen cosas. Esto puede sorprender a las parejas que se llevan bien y que creen que no tienen problemas. Pero cuanto m¨¢s tiempo de convivencia, m¨¢s roces. Y en vacaciones se pueden producir por mil cosas: decisIones sobre la compra, donde est¨¢n, donde duermen, qu¨¦ hacen. La situaci¨®n es peculiar y hay que saber adaptarse¡±, argumenta el doctor en psicolog¨ªa Jorge Barraca.
Tanto psic¨®logos como abogados aseguran que es frecuente un aumento de los divorcios despu¨¦s de las vacaciones por estos motivos. Con cifras oficiales es dif¨ªcil precisar si es realmente as¨ª. Las del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE) no reflejan este dato desglosado por meses. El Consejo General del Poder Judicial lo hace por trimestres: en el ¨²ltimo de 2011, el que va despu¨¦s del verano, se produjeron el 27% de las rupturas matrimoniales del a?o, apenas dos puntos por encima de la media anual. Al analizar cifras del ¨²ltimo lustro no se observa una tendencia clara.
Consejos para sobrevivir a las vacaciones en familia
Los psic¨®logos consultados aportan consejos para disfrutar las vacaciones.
-Hay que ser consciente de que existen conflictos. No deben coger por sorpresa. Igual que sucede con los jefes o con los compa?eros de trabajo, en los viajes y las vacaciones hay momentos menos agradables que otros.
-No dramatizar con los problemas. Es normal perderse d¨ªas de playa por alguna dolencia, que no nos sirvan la ca?a como nos gusta o que nos pique una medusa. Factores triviales no deben ser motivos de discusi¨®n ni debemos amargarnos las vacaciones porque las cosas no salgan tal y como las hab¨ªamos planeado. Hay que relativizar.
-Modificar h¨¢bitos con la mente abierta. Disfrutar de lo que se experimenta y no forzar las cosas. No hacer siempre lo que se supone que se debe hacer si no le apetece a alg¨²n miembro de la familia, probar situaciones distintas a las habituales sin prejuicios y tratar de sacarles la parte positiva.
-Pasar tiempo apartado de la familia. No hay que renunciar a pasar tiempo solo o separado de la familia solo porque sean vacaciones. La necesidad de un cierto espacio individual a lo largo del d¨ªa no desaparece por arte de magia en los d¨ªas libres.
-No tomar decisiones radicales. El verano es un periodo at¨ªpico. Es mejor esperar a que terminen, madurar las ideas y pasar a la acci¨®n en una ¨¦poca m¨¢s normal.
En cualquier caso, esos datos se refieren a la consumaci¨®n judicial de la separaci¨®n, que puede llegar tras un largo proceso judicial. As¨ª que, incluso si la decisi¨®n de la ruptura se toma en septiembre, por ejemplo, es posible que no se oficialice hasta el a?o siguiente. El presidente de la asociaci¨®n de los letrados de familia, Gonzalo Pueyo, s¨ª cree que las vacaciones suponen muy a menudo un punto de inflexi¨®n. Aunque matiza que normalmente son un detonante, no un motivo en s¨ª mismo: ¡°Normalmente las consultas en los despachos se producen antes del verano. Ya hay algo que va mal. Se toman las vacaciones para pens¨¢rselo o para confirmar que efectivamente la soluci¨®n es la ruptura matrimonial¡±. Seg¨²n cuenta, por su experiencia es m¨¢s frecuente que este paso lo d¨¦ la mujer. ¡°Todav¨ªa es habitual un rol del hombre que goza de m¨¢s libertad fuera de casa y al que le va bien seguir con su esposa, le es c¨®modo. En este esquema, ellas pasan m¨¢s tiempo en casa y sufren m¨¢s la deriva de la relaci¨®n, por lo que suelen ser las que inician la ruptura¡±, a?ade.
El presidente de la Escuela Vasco-Navarra de Terapia Familiar, Roberto Pereira, explica que m¨¢s all¨¢ de si hay divorcio o no al final del verano, es frecuente que en las vacaciones se produzca una escenificaci¨®n de un conflicto anterior: ¡°Si las cosas van mal tienden a empeorar¡±. Pero incluso si van bien y los miembros de la familia no dejan espacio para s¨ª mismos es normal que haya problemas. ¡°Excepto en una ¨¦poca de m¨¢ximo enamoramiento, no podemos pasar 24 horas con la misma persona. No tiene nada de malo que cada miembro de la pareja haga sus planes independientes, que no todo sea estar juntos. Es como cuando en un matrimonio alguno se jubila y siente que molesta en casa, es una desubicaci¨®n natural¡±. Matiza que, en cualquier caso, lo raro ser¨ªa que no tuvi¨¦semos el deseo de pasar m¨¢s tiempo con la familia: ¡°Si alguien prefiere estar trabajando que compartiendo ese ocio con los suyos, normalmente es se?al de que algo falla¡±.
Si se prefiere trabajar que compartir ocio con los suyos, es se?al de que algo falla"
La pareja no es el ¨²nico foco posible de conflicto en unas vacaciones. Los hijos o la familia pol¨ªtica tambi¨¦n pueden generar quebraderos de cabeza. Van desde el no saber qu¨¦ hacer con ellos cuando son peque?os hasta los frecuentes retrasos al llegar por la noche, o hacerlo con s¨ªntomas de haber bebido o fumado porros cuando son adolescentes. ¡°Hay que buscar que los hijos tengan un grado de libertad, no obligarles a hacer cosas de las que est¨¦n radicalmente en contra, porque esto solo va a amargar las vacaciones a toda la familia. Y eso comienza desde la planificaci¨®n misma del viaje, si es que lo hay¡±, dice Pereira.
La organizaci¨®n es una de las claves, seg¨²n la opini¨®n de este psiquiatra y psicoanalista. Si en su momento los padres no tuvieron en cuenta que iban a pasar mucho m¨¢s tiempo de lo que es habitual con la familia y no pensaron actividades de ocio, sobre todo cuando los ni?os son m¨¢s peque?os, es frecuente que el tiempo de las vacaciones pase despacio, que las horas juntos se conviertan tediosas y que los roces se acentuen. Esta planificaci¨®n debe ser a¨²n m¨¢s minuciosa cuando se trata de hijos ¨²nicos o de padres divorciados. ¡°Se encuentran que, de verlos una vez en semana, pasan a convivir 15 d¨ªas seguidos con ellos. Es f¨¢cil que la situaci¨®n sea inc¨®moda para ambos¡±, a?ade. Tambi¨¦n lo asegura Barraca, quien aconseja ¡°divertirse con los ni?os, no a pesar de ellos¡±. ¡°Esto es m¨¢s f¨¢cil de decir que de hacer¡±, reconoce. ¡°Pero hay que ser previsor, ir con juegos, actividades, que puedan entretener. Aunque tambi¨¦n hay que dejarles que vayan por libres, despreocuparse siempre que no haya peligro; es imposible estar todo el d¨ªa divirti¨¦ndose con ellos¡±, a?ade.
Cuando los hijos son algo mayores es una buena ocasi¨®n para conocerlos mejor, aconseja Urra, quien matiza que debe ser solo un refuerzo a una relaci¨®n durante el a?o, que los padres no pueden pretender comprenderlos con un acercamiento aislado durante las vacaciones. Sin embargo, recomienda aprovechar las ¨¦pocas en de m¨¢s convivencia para ¡°hablar de asuntos no normativos, que no sean las notas y el instituto o el colegio¡±. ¡°Si les contamos cosas sobre nosotros mismos ellos tambi¨¦n se abrir¨¢n m¨¢s. Por ejemplo, decirle lo que hac¨ªamos a su edad, tambi¨¦n la parte mala, las travesuras, en lugar de ser inquisidor y estar constantemente pregunt¨¢ndole a ¨¦l. Los adultos les tenemos que plantear a hijos miedos, dudas, que estamos cansados, temas laborales. Que vean que el mundo no se acaba en su yo. Y, ?por qu¨¦ no? alg¨²n d¨ªa tambi¨¦n, en una conversaci¨®n franca le podemos preguntar si lo estamos haciendo bien con ¨¦l, que vea que nos preocupamos¡±, argumenta.
Las expectativas que la gente deposita en el verano son muy altas"
Lo que no pueden pretender los padres ni las parejas es arreglar en verano todo lo que no marcha el resto del a?o, cambiar por completo las relaciones interpersonales. Los psic¨®logos consultados coinciden en se?alar que el cambio entre el periodo de trabajo y las vacaciones no debe ser muy fuerte, ni en las actividades ni en los h¨¢bitos sociales. Volvemos a las expectativas, de la mano del psic¨®logo Jorge Barraca: ¡°Las que la gente deposita en el verano son muy altas, por su d¨ªa a d¨ªa, porque la publicidad y los medios de comunicaci¨®n as¨ª lo alientan. Esperamos que sea un momento que compense todo el esfuerzo de los otros 11 meses. Es como perder un partido de f¨²tbol por 11 a uno. Tambi¨¦n hay que disfrutar de la vida el resto del a?o, hablar con la pareja y los hijos. Quien no est¨¦ contento con lo que hace durante todo el a?o y quiere arreglarlo en unos d¨ªas tiene que replantearse muchas cosas¡±.
Si ya no hay tiempo de arreglar unas vacaciones que han salido mal, uno de los secretos de los expertos para que las siguientes mejoren es comenzar a trabajar desde la vuelta al trabajo para que ela ruptura entre la ¡®realidad¡¯ del d¨ªa a d¨ªa y el ¡®oasis¡¯ estival no sea tan fuerte.
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