?C¨®mo se separa por sexo sin discriminar?
El Supremo cuestiona las subvenciones a los centros separados La Unesco protege su existencia, no su derecho al concierto
Para muchos puede resultar sorprendente el debate de si las escuelas que no admiten a chicos o a chicas discriminan o no, pues la primera acepci¨®n de discriminar en el diccionario es: ¡°Seleccionar excluyendo¡±. Pero hay numerosas personas que, sin embargo, defienden que este tipo de educaci¨®n es mejor y no discrimina, esta vez, en su segunda acepci¨®n: ¡°Dar trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, pol¨ªticos, etc¨¦tera¡±. Se apoyan en una convenci¨®n de la Unesco de 1960, firmada por Espa?a, que dice que esas escuelas son aceptables si ofrecen una ense?anza equivalente para unas y para otros.
Pero el Tribunal Supremo de Espa?a acaba de establecer en dos sentencias que s¨ª discriminan, lo que reabre con fuerza un debate tan viejo como la escuela, en el que se enredan la ley, los derechos, la religi¨®n, los estereotipos sociales y las discusiones cient¨ªficas (o seudocient¨ªficas), para dirimir no solo el hecho de que reciban dinero p¨²blico, sino la propia existencia de los centros separados. En Espa?a hay unos 150 colegios de este tipo (el 0,5% del total), de los que unos 70 est¨¢n concertados. La mayor¨ªa est¨¢n vinculados al Opus Dei.
Marina Subirats, exdirectora del Instituto de la Mujer y exmiembro del Consejo Escolar del Estado, explica que las escuelas separadas nacieron de la idea de que los hombres y las mujeres tienen funciones diferentes en la sociedad. De hecho, las primeras leyes espa?olas, cuenta, asum¨ªan que la extensi¨®n de la educaci¨®n era para los chicos, pues las chicas ten¨ªan sus peque?os apartados al final del texto, ¡°y normalmente asociados a rezos y labores¡±. Con el inicio del siglo XX, influidos por corrientes europeas, empez¨® a ganar fuerza la coeducaci¨®n (que ellas pudieran entrar en los centros de ellos para recibir la misma ense?anza), una idea que culmin¨® en la Segunda Rep¨²blica, que apost¨® por ello en la ley para la escuela p¨²blica. Pero, tras la Guerra Civil, el r¨¦gimen de Franco la prohibi¨®, y la coeducaci¨®n no volvi¨® a las aulas espa?olas (m¨¢s all¨¢ de casos puntuales) hasta la ley de 1970.
Un a?o antes, Espa?a hab¨ªa ratificado el convenio de la Unesco contra las discriminaciones en la educaci¨®n que, redactado en 1960, dice: no se considerar¨¢ discriminatorias las escuelas que separan por sexo, siempre que ¡°ofrezcan facilidades equivalentes de acceso a la ense?anza, dispongan de un personal docente igualmente calificado, as¨ª como de locales escolares y de un equipo de igual calidad y permitan seguir los mismos programas de estudio o programas equivalentes¡±. Eso s¨ª, al comienzo del texto se indica que no se considerar¨¢n discriminatorias estas formas de ense?anza separada, ¡°en el caso de que el Estado las admita¡±.
?Por qu¨¦ se incluy¨® esa cl¨¢usula? ¡°Las escuelas que separan a los alumnos por sexo est¨¢n demasiado generalizadas como para que la convenci¨®n pueda afirmar que, a nivel internacional, equivalen a una forma prohibida de discriminaci¨®n¡±, escrib¨ªa en 1963 el especialista Pierre Juvigny en un texto editado por la Unesco. El investigador del Instituto Max Planck Klaus Dieter le cita en su libro de 2005 La protecci¨®n del derecho a la educaci¨®n en la legislaci¨®n internacional. En ¨¦l se?ala adem¨¢s que fueron los pa¨ªses con una fuerte separaci¨®n entre Iglesia y Estado los que presionaron hasta introducir la coletilla con la que arranca ese art¨ªculo 2 de la convenci¨®n de 1960: ¡°En el caso de que el Estado las admita¡±, que ¡°no garantiza por s¨ª mismo el derecho a acceder¡± a la educaci¨®n separada, y deja abierta la posibilidad de que los Gobiernos las proh¨ªban, escribe Dieter. Y, tras a?adir que ¡°la legalidad de escuelas separadas siempre ha sido un tema bastante delicado¡±, recuerda, como hac¨ªa recientemente un lector de este diario, que el argumento de las escuelas para blancos y para negros en el Sur de EE UU era: ¡°Separados, pero iguales¡±, es decir, que recib¨ªan una educaci¨®n y atenci¨®n equivalente aunque fuera en distintos colegios; el Supremo de EE UU tir¨® abajo esta doctrina en 1954.
¡°Cuando los chicos y las chicas van a colegios distintos, nadie asume que un sexo es superior y el otro inferior, un mensaje que s¨ª estaba impl¨ªcito en aquellas escuelas separadas por raza¡±, matiza el experto en legislaci¨®n sobre derechos humanos del Kings College de Londres Robert Wintemute. Y a?ade sobre por qu¨¦ existe esa matizaci¨®n en la convenci¨®n de 1960: ¡°Adem¨¢s, algunos padres creen que las escuelas para un solo sexo ofrecen mejor atenci¨®n tanto a chicos como a chicas (ninguno de los dos se distrae por la presencia del otro)¡±. Wintemute se?ala que en la legislaci¨®n europea no hay ninguna referencia directa a este tipo de escuelas. En Reino Unido, por ejemplo, s¨ª se a?ade la excepci¨®n de estos centros en la legislaci¨®n contra las discriminaciones por sexo.
¡°No existe ninguna argumentaci¨®n eterna para tratarles de forma diferente. Las visiones, por supuesto, pueden cambiar¡±, asegura Martin Scheinin, profesor de Derecho P¨²blico Internacional del Instituto Universitario Europeo de Florencia, sobre los 50 a?os transcurridos desde la aprobaci¨®n de la convenci¨®n de la Unesco.
Pero, de momento, no ha cambiado. Y lo que cuestiona el Supremo espa?ol no es la legalidad de esos centros, sino que reciban dinero p¨²blico porque discriminan. Pero, aparte de que el ministro de Educaci¨®n, Jos¨¦ Ignacio Wert, planea cambiar la ley si hace falta para que estos centros sigan recibiendo subvenciones, la cuesti¨®n de fondo es que, si discriminan, deber¨ªan es estar prohibidos, se?ala Joaqu¨ªn Ch¨¢varri, abogado del ¨¢rea de ense?anza de UGT.
La convenci¨®n de 1960 deja al Estado la posibilidad de prohibir estos centros
As¨ª, d¨¢ndole la vuelta a la idea, los que critican las sentencias dicen que es incongruente decir que discriminan, pero son legales. O una cosa o la otra, y si es una opci¨®n leg¨ªtima debe estar subvencionada, ha argumentado Wert. Lo mismo defiende el director general de Fomento de Centros de Ense?anza, patronal vinculada al Opus Dei a la que pertenecen la mayor¨ªa de los centros separados en Espa?a. Aludiendo adem¨¢s al texto de la Unesco, dice: ¡°Ese tratado fue ratificado por Espa?a en los a?os noventa (...) Estos tratados tienen el mismo rango que la Constituci¨®n¡±.
A la Constituci¨®n se han agarrado los defensores de la escuela separada por sexos, entre ellos el PP. En concreto, al art¨ªculo en el que se establece que los padres tienen derecho a que sus hijos reciban ¡°la formaci¨®n religiosa y moral¡± deseada. Tambi¨¦n se agarraron a este derecho constitucional los defensores de la objeci¨®n a Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa. Pero el Supremo, tanto en el caso de la segregaci¨®n como en el de la pol¨¦mica asignatura, ha rechazado que la libertad de elecci¨®n se vea afectada.
El PP ha cambiado Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa y la eliminar¨¢ de primaria. Tambi¨¦n est¨¢ dispuesto a modificar la ley para proteger las subvenciones a los concertados que separan. El anterior Ejecutivo del PSOE quiso prohibirlas en una ley de Igualdad que no pudo llegar a tramitar el a?o pasado. A¨²n antes, en la primera legislatura de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, se aprob¨® la actual ley educativa (LOE). El Gobierno logr¨®, sin mayor¨ªa absoluta, pactar un texto que se aprob¨® en 2006 con el ¨²nico voto en contra de los diputados del PP.
Esto les oblig¨® a hacer encaje de bolillos en puntos como el de los colegios separados. As¨ª, entre los criterios de admisi¨®n de alumnos que deb¨ªan cumplir los centros p¨²blicos y concertados se incluy¨® la no discriminaci¨®n por sexo. Lo que se hizo fue llevar a la LOE, palabra por palabra, el art¨ªculo 14 de la Constituci¨®n sobre la discriminaci¨®n.
En Espa?a son muy minoritarios; durante el franquismo fueron mayor¨ªa
Los defensores de este tipo de educaci¨®n estaban tranquilos porque, seg¨²n la Unesco, ellos no discriminan, aunque ahora resulta que s¨ª lo hacen, seg¨²n el Supremo. ¡°Siempre pens¨¦ que daba m¨¢s garant¨ªas jur¨ªdicas a las autonom¨ªas que no quisieran concertar a esos colegios el art¨ªculo adicional de la ley que da preferencia en lo conciertos a los centros que ofrezcan coeducaci¨®n¡±, dice Alejandro Tiana, secretario general de Educaci¨®n en 2006. En todo caso, tanto Tiana como Joaqu¨ªn Ch¨¢varri, el abogado de UGT, defienden el derecho del Estado a impulsar con sus fondos el tipo de educaci¨®n que consideran mejor, en este caso, la coeducaci¨®n.
El modelo mixto se ha ido haciendo fuerte en Espa?a desde que se le abri¨® la puerta en la ley de 1970. Desde aquel momento, la educaci¨®n diferenciada ha ido disminuyendo hasta convertirse en una opci¨®n minoritaria alojada en el ala m¨¢s conservadora de la Iglesia cat¨®lica. La mayor¨ªa de ¨®rdenes religiosas con presencia en la ense?anza apostaron hace a?os ya por la coeducaci¨®n.
Un ejemplo es la Compa?¨ªa de Jes¨²s, que comenz¨® a admitir alumnas en sus colegios a finales de los setenta. Los Jesuitas tienen 69 centros repartidos por el pa¨ªs, todos concertados y todos mixtos. Fernando de la Puente, responsable de formaci¨®n de docentes, dice ¡°respetar¡± el modelo de ense?anza diferenciada, pero cree que la convivencia entre chicos y chicas en el aula ¡°enriquece¡± la ¡°formaci¨®n integral¡± de las personas: ¡°Es m¨¢s enriquecedor para la formaci¨®n humana y cristiana¡±.
El balance que hace de este cambio es positivo, aunque reconoce que existen dos velocidades de maduraci¨®n. ¡°Cuando tienen entre 9 y 13 a?os las alumnas maduran antes¡±, se?ala de la Puente. Pero insiste: ¡°Estamos contentos¡±. ¡°Adem¨¢s, conseguimos que las familias puedan tener a todos sus hijos en el mismo centro¡±, a?ade.
¡®Science¡¯ ha negado las ventajas
El letrado Joaqu¨ªn Ch¨¢varri hace otra lectura de la adaptaci¨®n de la ense?anza religiosa en Espa?a al modelo mixto: ¡°Se trat¨® de una mera cuesti¨®n de demanda. Como iban perdiendo alumnos, si no se hubieran convertido en mixtos, hubieran tenido que cerrar aulas¡±. Joan Curc¨®, de Fomento, cree, adem¨¢s, que muchos temieron que si no se adaptaban a la coeducaci¨®n ¡°podr¨ªan tener dificultades para mantener las subvenciones, que luego se convirtieron en conciertos¡±.
Curc¨® insiste en la defensa de la educaci¨®n separada: ¡°Es un modelo que funciona bien, los padres lo piden y est¨¢ admitido en pa¨ªses con tradici¨®n democr¨¢tica como Inglaterra o Estados Unidos¡±. Precisamente en este ¨²ltimo pa¨ªs ha vivido un renacer en la ¨²ltima d¨¦cada al albur de teor¨ªas y estudios que aseguran que las diferencias cognitivas entre sexos hacen que aprendan m¨¢s y mejor por separado si se tienen en cuenta esas disparidades. Por ejemplo, que las chicas son m¨¢s precoces con el habla y la escritura, mientras que los chicos tienen m¨¢s facilidad para el pensamiento l¨®gico matem¨¢tico y abstracto, ha explicado en numerosas ocasiones la profesora de la Carlos III, de Madrid, Mar¨ªa Calvo Charro.
En EE UU hay m¨¢s de 500 colegios p¨²blicos separados en 40 Estados; en los noventa eran menos de 10. En la mayor¨ªa de ellas ni?os y ni?os van al mismo colegio aunque estudien en clases separadas todas o buena parte de las asignaturas. En Espa?a hay alg¨²n ejemplo similar, como el colegio Monte Tabor, en Madrid. En este caso, al admitir tanto a chicos como chicas no est¨¢ claro c¨®mo les afectar¨ªa la doctrina del Supremo, aunque el abogado Joaqu¨ªn Ch¨¢varri cree que est¨¢n dentro del mismo saco: ¡°Estamos hablando de la ense?anza reglada, no de que est¨¦n en el mismo edificio o cerca¡±.
Hace un a?o, todo el movimiento de la educaci¨®n diferenciada sufri¨® un duro varapalo con la publicaci¨®n en Science de un art¨ªculo que dec¨ªa ¡ªcomo ya hab¨ªan hecho otros trabajos de la OCDE, por ejemplo¡ª que los estudios sobre las mejoras acad¨¦micas de la educaci¨®n separada no son s¨®lidos, que las diferencias cerebrales entre sexos no justifican ese tipo de escuelas y que lo ¨²nico que consiguen es aumentar el sexismo y alimentar los estereotipos. La seudociencia de la escolarizaci¨®n por sexos, se titula el trabajo.
El PSOE intent¨® prohibir los conciertos y el PP quiere blindarlos
¡°La coeducaci¨®n ha demostrado que funciona y separar siempre es negativo¡±, dice Marina Subirats, quien recuerda que una de las funciones principales de la escuela es la socializaci¨®n. Asegura, adem¨¢s, que esta que se ha abierto con las sentencias del Supremo es solo ¡°una batalla peque?ita, en la que est¨¢n midiendo sus fuerzas y sus posibilidades¡± de una ofensiva ultracat¨®lica a favor de estos centros. El papa P¨ªo XI asegur¨® en 1930: ¡°La escuela mixta promueve la promiscuidad y la igualdad¡±.
Sin embargo, Joan Curc¨®, como la mayor¨ªa de los responsables de los centros que separan por sexo en Espa?a, rechaza que la elecci¨®n del modelo separado de educaci¨®n responda a la aplicaci¨®n de valores morales o religiosos: ¡°Es una opci¨®n pedag¨®gica leg¨ªtima¡±. Pero lo cierto es que la inmensa mayor¨ªa de ellos est¨¢n vinculados a movimientos cat¨®licos conservadores.
Ni juntos ni revueltos
Unos 150 centros, menos de la mitad, concertados. En Espa?a hay unos de 150 colegios que separan a sus alumnos por sexo, la inmensa mayor¨ªa est¨¢n vinculados a organizaciones cat¨®licas conservadoras como el Opus Dei. De ellos, en torno a 70 est¨¢n concertados, es decir, reciben dinero p¨²blico. Las comunidades con m¨¢s centros de este tipo son Catalu?a (16) y Andaluc¨ªa (12).
Colegios o aulas separadas. Al modelo cl¨¢sico de ense?anza solo para chicos o solo para chicas, se ha sumado en los ¨²ltimos a?os una modalidad de colegios que atienden a ambos, pero en clases distintas: este el modelo predominante en las escuelas p¨²blicas diferenciadas de Estados Unidos o del Colegio Monte Tabor de Madrid. Pero tambi¨¦n hay algunos que se unen solo nominalmente para evitar suspicacias, pero en realidad se mantienen en centros separados. Es el caso del colegio Torrevelo de Cantabria, afectado por el reciente fallo del Supremo. Hay algunas comunidades que no cuentan estos ¨²ltimos cuando se les pregunta, por eso en La Rioja hay al menos un centro concertado que separa por sexos en lugar de ninguno, y en Madrid hay al menos 11 en lugar de ocho.
Entre 75 y 100 millones de euros. Depende mucho del tama?o de los centros (y tambi¨¦n, claro, del n¨²mero incierto), pero tomando el gasto p¨²blico total en conciertos educativos de 2010 (algo m¨¢s de 5.800 millones de euros) para calcular en gasto medio de los 5.000 colegios concertados que hay en Espa?a, se puede estimar que los centros concertados que separan por sexo reciben entre 75 y 100 millones de euros al a?o de las arcas p¨²blicas.
Colegios de ¨¦lite. Muchos de los centros concertados que separan por sexo insisten en sus p¨¢ginas web en que a ellos asisten alumnos de todas las clases sociales. Sin embargo, sus detractores insisten en que son centros de ¨¦lite y se mantienen as¨ª a pesar de estar subvencionados.
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