Adi¨®s a un mito y recuerdos de una noche hist¨®rica
"Tuve el privilegio de escuchar en directo a Neil Armstrong su c¨¦lebre y tranquila frase 'El Eagle ha alunizado' tras los aterradores minutos de indecisi¨®n que tuvo que vivir sobre si hab¨ªa o no que abortar el alunizaje"
Cuando, en enero de 1969, Neil A. Armstrong fue seleccionado por NASA como comandante de la Misi¨®n Apolo XI, yo acabada de ser contratado por INTA/NASA como ingeniero de comunicaciones de la estaci¨®n Apolo de Maspalomas situada en el sur de Gran Canaria. Al incorporarme a mi nuevo puesto de trabajo, como parte de nuestra instrucci¨®n en las actividades espaciales, particip¨¦ en el curso de Introducci¨®n a la Misi¨®n Apolo (Apollo indoctrination) en el Centro de Formaci¨®n y de Pruebas de la Red de Estaciones Apolo (NT&TF) que era parte del Goddard Space Center, en Greenbelt (Maryland).
En el curso, adem¨¢s de explicarnos todas las fases del viaje a la Luna y de tratar de transmitirnos el orgullo que los norteamericanos sent¨ªan por ese proyecto, que nos contagiaron, nos hablaron por primera vez de la tripulaci¨®n del Apolo 11 y especialmente de su comandante Neil A. Armstrong que tra¨ªa la aureola de haber sido, junto al astronauta David R. Scott (comandante piloto y piloto, respectivamente , de la misi¨®n Gemini 8), los primeros que efectuaron el acoplamiento de dos naves en el espacio y que tuvieron que reentrar en la Tierra en emergencia por un fallo en el cohete Agena, donde estuvo atracada la nave unas horas. Durante esa dif¨ªcil misi¨®n, Armstrong hab¨ªa mostrado su sangre fr¨ªa y profesionalidad que volvieron a brillar en los ¨²ltimos segundos del alunizaje del m¨®dulo lunar Eagle (?guila). Ah¨ª empez¨® mi admiraci¨®n por esta persona.
El d¨ªa 20 de julio de 1969, yo controlaba en el turno de tarde en Maspalomas la calidad de la voz en las conversaciones entre los astronautas y el centro de Control de Houston que nos llegaban por distintos canales de frecuencias desde la Luna y tuve el privilegio, cuando el modulo lunar lleg¨® a la superficie lunar, de escuchar en directo a Neil Armstrong su c¨¦lebre y tranquila frase ¡°El ?guila ha alunizado¡± tras los aterradores minutos de indecisi¨®n que tuvo que vivir sobre si hab¨ªa o no que abortar el alunizaje por la sobrecarga del ordenador de abordo y la existencias de piedras en el lugar donde estaba programado que hab¨ªa que alunizar y tuvo que pilotarlo manualmente hasta una zona segura.
Durante la dif¨ªcil misi¨®n Gemini8, Armstrong hab¨ªa mostrado su sangre fr¨ªa y profesionalidad
Ninguna persona del turno de tarde se march¨® esa noche a casa hab¨ªa que esperar que el primer hombre pusiera el pie sobre la superficie lunar. Fueron seis horas y media en tensi¨®n hasta que se abri¨® la escotilla.
Se dice que m¨¢s de 600 millones de personas vieron por televisi¨®n en directo al primer hombre poner su pie en la superficie lunar. Lamentablemente las im¨¢genes que nos llegaban a Maspalomas directamente de la Luna eran tan d¨¦biles que s¨®lo ve¨ªamos sombras pues nuestra antena ten¨ªa s¨®lo de 10 metros de di¨¢metro y se necesitaba una de 27 metros para poderlas recibir con calidad. Tuvimos que esperar para verlas con nitidez al d¨ªa siguiente cuando las distribuy¨® TVE por la cadena local canaria (quiz¨¢ tendr¨ªa que explicar que los cables submarinos entre la pen¨ªnsula y Canarias no ten¨ªan capacidad para enviar se?ales de televisi¨®n y todav¨ªa no hab¨ªa enlaces v¨ªa sat¨¦lite, los telediarios y noticias de actualidad se emit¨ªan en las islas cuando llegaba en avi¨®n la cinta video grabada en los estudios de TVE en la pen¨ªnsula).
No obstante viv¨ª el momento con una emoci¨®n que quiz¨¢ no se haya repetido en ning¨²n otro de los muchos acontecimientos espaciales en los que desde entonces he tenido la suerte de participar. El Proyecto Apollo, que yo instintivamente relaciono con Neil Armstrong, trajo a Espa?a la primera estaci¨®n para las comunicaciones espaciales y aport¨® a humanidad tecnolog¨ªas que NASA hubo de desarrollar para conseguir que los hombres llegasen a la Luna y que todav¨ªa estamos disfrutando
Fueron seis horas y media en tensi¨®n hasta que se abri¨® la escotilla.
Nunca he querido ser astronauta, pero la personalidad de Neil Armstrong siempre me ha atra¨ªdo no s¨®lo porque en la noche hist¨®rica de la llegada del hombre a la Luna, decid¨ª que quer¨ªa desarrollar mis actividades profesionales en el campo de espacial, y he seguido sus actividades profesionales con inter¨¦s y admiraci¨®n, especialmente su defensa de las actividades espaciales, y, aunque nunca pude saludarlo personalmente pues cuando la tripulaci¨®n del Apolo 11 visit¨® Maspalomas yo estaba de viaje de formaci¨®n para los siguientes vuelos.
Con la muerte de Neil Armstrong los norteamericanos a?aden un h¨¦roe a su Historia y la comunidad espacial pierde un icono que se caracteriz¨® por su vida dedicada a la tecnolog¨ªa tanto en la universidad como en la industria instando a que los vuelos tripulados continuasen hasta llegar a Marte. Ojal¨¢ su sue?o se haga realidad y desde aqu¨ª quiero rendirle mi humilde homenaje siguiendo sus palabras cuando se retir¨® de la vida p¨²blica: ¡°Leo todo lo que se refiere a las nuevas tecnolog¨ªas y ayudo en el desarrollo de proyectos espaciales en todo lo que puedo."
Valeriano Claros Guerra es Ingeniero de Telecomunicaci¨®n y Miembro Correspondiente de la Real Academia Hispano Americana de Artes, Ciencias y Letras
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