¡°He vestido a cuatro generaciones de Kennedys¡±
Dice la gente de Washington que uno nunca ver¨¢ el estilo verdadero de la capital norteamericana en la calle. Aqu¨ª todo sucede de puertas adentro, en clubes privados, mansiones y recepciones diplom¨¢ticas. Y hay un dise?ador, espa?ol de nacimiento, que lleva cuatro d¨¦cadas vistiendo a las mujeres que dominan ese exclusivo mundo de poder en la sombra. Primeras damas, secretarias de Estado, senadoras y embajadoras, titulares o consortes; a todas las ha vestido alguna vez F¨¦lix Alonso (Le¨®n, 1944), que trabaja en un peque?o atelier en Chevy Chase, el Rodeo Drive de la capital de Estados Unidos.
¡°Washington es una ciudad comparable a Par¨ªs, Barcelona o Nueva York en cuesti¨®n de moda¡±, explica. ¡°Pero es moda que no se ve en la calle. Es todo privado¡±, a?ade. Alonso, a pesar de haber nacido en Le¨®n y hablar un perfecto castellano, conoce muy bien el alma americana. De hecho, elige un restaurante cl¨¢sico en Chevy Chase, Clyde¡¯s, y lo hace por la hamburguesa. ¡°Es lo mejor de la carta¡±. Viene de trabajar en la boda de una Kennedy. ¡°Una de las hijas de Robert¡±, a?ade con aire de discreci¨®n. ¡°He vestido a cuatro generaciones de la familia¡±.
El dise?ador espa?ol es uno de los m¨¢s reconocidos en Washington
Alonso ha vestido a un n¨²mero incontable de estirpes pol¨ªticas, incluidas numerosas primeras damas. Rosalyn Carter, Hillary Clinton y Laura Bush se encuentran entre ellas, pero ¨¦l recuerda con especial fascinaci¨®n a una. ¡°Jacqueline Kennedy era una mujer muy elegante, muy fina¡±, comenta. La conoci¨® al llegar a Washington en 1971, al montar la tienda de Pierre Balmain en Georgetown, cuando ella ya era Onassis de apellido. ¡°Entonces solo est¨¢bamos nosotros, Ted Lapidus y Nina Ricci¡±, recuerda. La tienda de Balmain cerr¨® despu¨¦s de unos meses, pero Alonso se qued¨®.
Su familia, afincada en Torrevieja, hab¨ªa conocido a Balmain en uno de sus viajes a Espa?a. El padre decidi¨® que F¨¦lix ser¨ªa costurero y que aprender¨ªa con el maestro en Francia. ¡°Balmain fue un segundo padre para m¨ª¡±, comenta. Estudi¨® en las academias Camps y Rocosa en Barcelona, y aprendi¨® corte en Italia. Abri¨® una primera tienda de Balmain en Montreal y luego recibi¨® el encargo de Georgetown. Al cerrar ese ¨²ltimo establecimiento busc¨® formas de quedarse en EE UU: ¡°Fui al American Security Bank y ped¨ª un cr¨¦dito de 80.000 d¨®lares, y as¨ª comenc¨¦¡±.
Hoy el dise?ador tiene presencia en diversas tiendas espa?olas, con su marca Vogue by Alonso. Tiene su propio showroom en Torrevieja, y ha lanzado una l¨ªnea, con el nombre gen¨¦rico de F¨¦lix Alonso, de precios m¨®dicos, sin perder la exclusividad en el dise?o, para la que ha puesto en marcha una p¨¢gina web.
Cuando se le pregunta si har¨ªa como aquellos grandes dise?adores que ponen su nombre en perfumes, accesorios y hasta s¨¢banas, sonr¨ªe con cierto aire de fingido ultraje y se limita a pronunciar un ¡°no¡± muy rotundo.
Esa es la clave de Alonso: su exclusividad. Al fin y al cabo, hasta visti¨® a Liz Taylor. Y, entre tanto recuerdo y tanto nombre c¨¦lebre, ?hay alguien a quien le gustar¨ªa vestir, que a¨²n no haya pasado por el atelier? S¨ª, y sorprendentemente no es nadie del mundo de la pol¨ªtica o la diplomacia: ¡°Michelle Pfeiffer es mi modelo de mujer ideal¡±.
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