?Es informaci¨®n un toples real?
Las fotos de la duquesa de Cambridge reabren el debate sobre el derecho a la intimidad de los personajes p¨²blicos. Los expertos demandan una ley europea
La frontera es difusa. Casi imperceptible. No hay una l¨ªnea que separe el derecho a la informaci¨®n y el derecho a la intimidad. Y cuando ambos chocan se produce el conflicto. La publicaci¨®n de una serie fotogr¨¢fica de Kate Middleton, esposa del pr¨ªncipe Guillermo, en toples en una finca de la Provenza ha puesto de nuevo sobre la palestra el a menudo fr¨¢gil matrimonio entre los dos derechos fundamentales.
De momento va perdiendo la publicaci¨®n que desvel¨® las instant¨¢neas, claramente robadas, de los duques de Cambridge mientras se encontraban de vacaciones este verano. La justicia francesa ha prohibido a la revista Closer, que difundi¨® el pasado viernes las pol¨¦micas fotograf¨ªas, cederlas a terceros y ha ordenado que todo el material aparecido en el reportaje sea entregado a los abogados de la pareja real.
Aunque las instant¨¢neas sean devueltas por los directivos de Closer en todos los soportes, nada garantiza que desaparezcan de la circulaci¨®n. En la era de Internet es posible que permanezcan en el ciberespacio para la eternidad. El pr¨ªncipe Guillermo, nieto de la reina Isabel, y su esposa, Kate Middleton, han presentado una querella por intromisi¨®n en su vida privada y atentado a su intimidad. La fiscal¨ªa francesa ha abierto una investigaci¨®n que una vez m¨¢s pone sobre la balanza dos derechos fundamentales en permanente colisi¨®n.
Con Internet, las im¨¢genes pueden permanecer en el ciberespacio
Lo que los jueces deber¨¢n determinar es si las fotos de marras son material informativo. El catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la Universidad del Pa¨ªs Vasco Javier Corcuera asegura que este caso ¡°no hay informaci¨®n, sino una violaci¨®n de la intimidad de una persona que est¨¢ tomando el sol en un lugar en el que piensa que est¨¢ protegida su intimidad¡±. No tiene duda de que la publicaci¨®n de las im¨¢genes no est¨¢ amparada por el derecho a la informaci¨®n, ni tampoco se puede invocar la libertad de expresi¨®n, sino que responde a ¡°un componente puramente de mercado¡±. Corcuera sostiene que incluso cuando una persona p¨²blica cena en un hotel, aunque est¨¦ a la vista del p¨²blico, nadie tiene derecho a tomar fotograf¨ªas. ¡°No veo ninguna raz¨®n para que no se respete la intimidad¡±, dice.
No solo las leyes protegen el derecho a la intimidad, el honor y la propia imagen. Los periodistas han de tener en cuenta tambi¨¦n sus propias normas profesionales. En 1993, el Consejo de Europa aprob¨® en Estrasburgo el C¨®digo Deontol¨®gico Europeo de la Profesi¨®n Period¨ªstica, que recoge de manera muy clara el respeto al derecho de las personas a su propia vida ¨ªntima. Y especifica: ¡°Las personas que tienen funciones en la vida p¨²blica tienen el derecho a la protecci¨®n de su vida privada, salvo en los casos en que ello pueda tener incidencias sobre la vida p¨²blica. El hecho de que una persona ocupe un puesto en la funci¨®n p¨²blica no le priva del derecho al respeto de su vida privada¡±.
Para Manuel N¨²?ez Encabo, presidente de la Comisi¨®n de Quejas y Deontolog¨ªa de la Federaci¨®n de Asociaciones de la Prensa de Espa?a (FAPE), un personaje p¨²blico lo es no solamente cuando ejerce sus funciones, sino tambi¨¦n si se encuentra en un lugar p¨²blico. ¡°Otra cosa es cuando est¨¢ en un lugar privado: entonces tiene derecho a la intimidad y se debe considerar un personaje privado¡±, matiza. Para los profesionales, solo la defensa del inter¨¦s p¨²blico justifica la intromisi¨®n en la vida privada. Y en el caso de las im¨¢genes de Kate Middleton que ahora han saltado a los tribunales, estas no tienen ¡°ning¨²n inter¨¦s p¨²blico ni afectan a la formaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica¡±, seg¨²n N¨²?ez Encabo.
El Consejo de Europa aprob¨® en 1993 un c¨®digo ¨¦tico para los periodistas
La publicaci¨®n en Francia de las fotograf¨ªas de la duquesa de Cambridge en toples ha dado a¨²n m¨¢s fuerza a un debate que lleva a?os en primer plano en Reino Unido: el que opone por un lado el derecho a la privacidad y por otro el derecho a la libre expresi¨®n. Es un debate que lleva decenios en el candelero, pero que ha tomado especial vigor desde que en julio de 2011 estall¨® en toda su plenitud el esc¨¢ndalo de las escuchas ilegales del tabloide News of the World.
En Reino Unido no existe una legislaci¨®n espec¨ªfica que limite la libertad de prensa en nombre del derecho a la privacidad, que queda protegida por el derecho gen¨¦rico a la intimidad y la vida privada. Francia es precisamente uno de los pa¨ªses europeos con una regulaci¨®n m¨¢s estricta con relaci¨®n a la privacidad. N¨²nez Encabo recuerda que existe una ley muy rigurosa ley sobre las personas inmersas en un proceso judicial hasta el punto de que est¨¢ prohibido, por ejemplo, tomar fotos de personajes p¨²blicos al entrar o salir de un juzgado. La base de una legislaci¨®n tan restrictiva es el derecho a la intimidad y el respeto a la dignidad de la persona.
Aunque el debate es tan viejo como la existencia misma de los tabloides brit¨¢nicos, los excesos de los a?os ochenta, sobre todo el acoso medi¨¢tico a la princesa Diana de Gales, llev¨® a los medios a autorregularse a trav¨¦s de un C¨®digo de Buenas Pr¨¢cticas. Un intento de limitar los excesos para evitar que el Gobierno acabe legislando.
Ese c¨®digo ha dado resultados desiguales. Los medios mantienen abierta la puerta a la publicaci¨®n de asuntos meramente privados agarr¨¢ndose a la cl¨¢usula que admite que el inter¨¦s p¨²blico de una noticia justifica su publicaci¨®n aunque se trate de un asunto privado o la informaci¨®n se haya obtenido a costa de la privacidad de la persona afectada.
Kate Middleton fue ¡®pillada¡¯
en un lugar privado
durante sus vacaciones
Eduardo V¨ªrgala, catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la Universidad del Pa¨ªs Vasco, sostiene que respecto a la duquesa de Cambridge se est¨¢ transmitiendo una imagen que puede perjudicar el derecho a la intimidad, el honor e incluso la propia imagen. Se trata claramente ¡°de una ponderaci¨®n entre estos tres derechos y el derecho a la libertad de informaci¨®n¡±. V¨ªrgala recuerda la doctrina del Tribunal Constitucional espa?ol, que valora la relevancia del personaje (si tiene una faceta p¨²blica) y de la informaci¨®n. ¡°En este caso entiendo que no es una informaci¨®n que el p¨²blico necesite, pero lo que los informadores dan es una imagen determinada de la realeza brit¨¢nica¡±. Y se pregunta por qu¨¦ el ciudadano no puede saber el tipo de vida de las personas que van a desempe?ar un cargo en el Estado y cuyo mantenimiento va a costar el dinero de sus impuestos.
La respuesta es tajante: los brit¨¢nicos ¡°tienen derecho a conocer la vida que llevan los duques de Cambridge¡±, mantiene el catedr¨¢tico. ¡°Otra cosa¡±, precisa, ¡°es c¨®mo se han obtenido las fotos. Habr¨ªa que saber si se sacaron en un sitio p¨²blico. Si hubiesen sido tomadas en un lugar privado estar¨ªan protegidos en su intimidad¡±. Pero los tribunales, en el delicado juego de la ponderaci¨®n de derecho, valoran hasta qu¨¦ punto las personas est¨¢n dispuestas a ceder privacidad. ¡°Si los duques est¨¢n en un barco cerca de una playa, no es lo mismo que estar en alta mar¡±, afirma V¨ªrgala.
Aunque la intimidad sea un derecho fundamental protegido por las leyes, eso no impide que se pueda comerciar con ¨¦l. En estas circunstancias ¡ªcuando se transfiere o se vende¡ª se puede llegar a considerar, como apunta N¨²?ez Encabo, que los ciudadanos ¡°ya no son propietarios de su intimidad¡±.
El acoso medi¨¢tico
a la princesa Diana alter¨®
las normas de juego
La ambig¨¹edad entre estos dos derechos ¡ªla intimidad, por un lado, y la informaci¨®n, por otro¡ª ha derivado en un ir y venir a los juzgados de Reino Unido. En algunos casos para impedir la publicaci¨®n de noticias que son meros cotilleos, como aventuras extraconyugales de los famosos del deporte y el espect¨¢culo o incluso misteriosas informaciones en torno al pr¨ªncipe Carlos.
En otras ocasiones, los juzgados han dado la raz¨®n a los afectados cuando ya se hab¨ªa publicado la informaci¨®n. El caso m¨¢s notable de los ¨²ltimos a?os es el que enfrent¨® a News of the World y el entonces patr¨®n de la Federaci¨®n Internacional de Automovilismo, Max Mosley. El diario public¨® un amplio reportaje de una org¨ªa sadomasoquista de Mosley con varias prostitutas con el argumento de que ten¨ªa un car¨¢cter neonazi y eso justificaba el inter¨¦s p¨²blico. Mosley neg¨® esas connotaciones nazis y el juez le dio la raz¨®n en julio de 2008. Pero aunque gan¨® ese caso, no logr¨® luego que el Tribunal de Estrasburgo apoyara su petici¨®n de que, por ley, los medios deban prevenir al afectado de que se va a publicar una noticia que viola su privacidad.
Algunos comentaristas han aprovechado estos d¨ªas el caso de las fotograf¨ªas de la duquesa de Cambridge para defender la inutilidad de legislar en Gran Breta?a: Francia tiene las leyes m¨¢s duras y los paparazis m¨¢s agresivos, subrayan.
Otros creen que solo una legislaci¨®n internacional podr¨ªa tener efecto, pero dudan que sea posible alcanzar ese consenso. En todo caso, el debate puede afectar a las deliberaciones del juez Levison, que en su informe sobre el esc¨¢ndalo de News of the World ha de pronunciarse a favor o en contra de legislar. Y, si hay que legislar, en qu¨¦ sentido.
Francia tiene una normativa dura
pero sus ¡®paparazzi¡¯
son muy agresivos
Que exista una normativa europea es algo que reclama el profesor N¨²?ez Encabo. Especialmente teniendo en cuenta que la legislaci¨®n actual est¨¢ desfasada. ¡°Los principios deontol¨®gicos afectan a los medios tradicionales, pero desgraciadamente no se aplican en los digitales¡±, lamenta el presidente de la Comisi¨®n de Quejas de la FAPE.
Justamente el esc¨¢ndalo de News of the World es para N¨²?ez Encabo el caso m¨¢s peligroso de cuantos han sacudido los valores de la sociedad. En su opini¨®n, los medios del magnate Rupert Murdoch han cruzado una l¨ªnea roja vulnerando la intimidad de las personas al utilizar conversaciones grabadas en el m¨®vil de una menor fallecida. Y lo hicieron para ganar dinero y tener influencia en la sociedad. Se trata de ¡°el mayor esc¨¢ndalo de un medio de comunicaci¨®n en la historia democr¨¢tica europea¡±, dice. Por eso pide que se establezcan l¨ªmites claros. De lo contrario se corre el riesgo de que se cree un ¡°antimodelo¡± medi¨¢tico.
La polic¨ªa francesa busca al mensajero. Quiere saber qui¨¦n tom¨® las fotograf¨ªas de la duquesa desnuda de cintura para arriba. Ha visitado las instalaciones de la revista gala Closer, a las afueras de Par¨ªs, en busca de pistas. El objetivo de esta investigaci¨®n, avalada por el juez, es determinar qu¨¦ agencia realiz¨® y vendi¨® las im¨¢genes. El tribunal de Nanterre (Par¨ªs) ha amenazado a Mondadori (editora de Closer) con una multa de 10.000 euros por cada d¨ªa que se retrase en la entrega a la familia real brit¨¢nica de los archivos digitales con las im¨¢genes que se publicaron y las que no se llegaron a reproducir.
Las im¨¢genes sirven para conocer el estilo de vida de la familia real
El secuestro de esas 15 fotograf¨ªas, ordenado por un juez franc¨¦s, es una medida defendida por los expertos. El catedr¨¢tico de Derecho Constitucional Javier Corcuera recuerda que en Espa?a se aplic¨® el C¨®digo Penal para retirar de los quioscos en 2007 la revista de humor El Jueves, que hab¨ªa publicado una vi?eta sat¨ªrica sobre los Pr¨ªncipes de Asturias. ?Es proporcional el secuestro de unas fotos que est¨¢n en Internet? Corcuera afirma que ¡°es importante¡± que se preserve la privacidad. ¡°No vale argumentar que como ya est¨¢n colgadas en la Red no hay que respetar la intimidad. Si no, vamos de cr¨¢neo¡±.
Pero los medios no se han quedado callados. El diario brit¨¢nico The Guardian publica una vi?eta con toda la familia real brit¨¢nica en toples posando en un balc¨®n. Es su respuesta a la decisi¨®n del tribunal de Nanterre de prohibir la difusi¨®n de las fotos de Middleton. La vi?eta estaba colgada en la p¨¢gina web del diario pocas horas despu¨¦s de que el juez prohibiera a Mondadori la cesi¨®n a terceros del material gr¨¢fico.
Los medios escandinavos van a seguir el ejemplo de Closer. La revista sueca Se och Hr, consagrada al mundo del coraz¨®n, public¨® este mi¨¦rcoles las famosas fotos de la esposa del pr¨ªncipe Guillermo. Hasta ahora son ya cuatro los medios que se han hecho eco. Junto a Closer, han sido difundidas por la revista italiana Chi, que pertenece, al igual que Closer, a Mondadori, grupo controlado por el ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi. Tambi¨¦n han sido reproducidas por el peri¨®dico irland¨¦s Irish Daily Star, cuyo jefe de redacci¨®n fue despedido fulminantemente.
¡°Se trata de fotos muy comedidas si se compara con las de otras celebridades que hemos publicado en otras ocasiones¡±, ha justificado la redactora jefe de Se och Hr, Carina Lfkvist. Los directivos de esta revista afirman que est¨¢ en su ADN el deber de entretener y satisfacer la curiosidad de sus lectores. En Dinamarca Se och Hr anunci¨® que sacar¨¢ un suplemento especial de 16 p¨¢ginas. Los mismos pasos seguir¨¢n semanarios de Finlandia, Holanda y Alemania.
?Es un desaf¨ªo? La b¨²squeda de un equilibrio entre el derecho al respeto de la vida privada, consagrada por el art¨ªculo 8 del Convenio Europeo de Derechos del Hombre, y la libertad de expresi¨®n est¨¢ ampliamente documentada por la jurisprudencia reciente de la Comisi¨®n y el Tribunal Europeo de Derechos del Hombre.
En Espa?a, el C¨®digo Deontol¨®gico de la FAPE especifica que los periodistas respetar¨¢n el derecho de las personas a su propia intimidad e imagen, teniendo presente que ¡°solo la defensa del inter¨¦s p¨²blico justifica las intromisiones o indagaciones sobre la vida privada de una persona sin su previo consentimiento¡±.
Pero no siempre se cumple. En una reciente sentencia, el Tribunal Supremo ha dado la raz¨®n a la actriz Elsa Pataky, que demand¨® a varias revistas por publicar fotos suyas captadas en toples cuando realizaba un reportaje fotogr¨¢fico para otra publicaci¨®n. El Supremo sostiene que eran fotos robadas, ya que se captaron sin el consentimiento de la interesada y en un lugar rec¨®ndito. Un caso muy similar al que ahora protagoniza la duquesa de Cambridge.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.