Jerome Horwitz, el onc¨®logo que cre¨® los antirretrovirales
Ide¨® el AZT, que fue el primer f¨¢rmaco contra el sida
Poco pod¨ªa suponer Jerome Horwitz el impacto que iba a tener, 20 a?os despu¨¦s, uno de sus m¨¢s sonoros fracasos. En 1964, cuando ya trabajaba en el Instituto contra el C¨¢ncer de Detroit (actualmente denominado Instituto Karmanos), la ciudad en la que hab¨ªa nacido en 1916, anunci¨® la creaci¨®n de lo que presum¨ªa que iba a ser un anticanceroso: la azidotimidina (el AZT). Pero las esperanzas puestas en la mol¨¦cula no se cumplieron: el producto era muy t¨®xico y no pas¨® de la fase de ensayo en ratones.
Dos d¨¦cadas despu¨¦s, en 1984, se descubri¨® que el s¨ªndrome de inmunodeficiencia humana adquirida (despu¨¦s popularizado como sida) estaba causado por un virus. Y al a?o siguiente un equipo del laboratorio GlaxoSmithKline empez¨® los ensayos para intentar frenar la progresi¨®n del virus. En 1987 la Agencia del Medicamento de EE UU aprob¨® el que ser¨ªa el primer tratamiento indicado para el sida.
El anuncio fue una revoluci¨®n. En un tiempo r¨¦cord se pas¨® de descubrir una enfermedad nueva a identificar su causa y a tener un tratamiento. Fue la primera buena noticia en seis a?os de expansi¨®n imparable de la epidemia. Estudios posteriores han demostrado que aquel descubrimiento no era tan revolucionario. El tratamiento solo con AZT prolongaba la vida de los afectados menos de un a?o de media. Solo con la llegada 10 a?os despu¨¦s de las combinaciones (los c¨®cteles de hasta tres f¨¢rmacos) se consigui¨® un control efectivo de la enfermedad. El AZT empez¨® entonces una segunda vida, en las primeras terapias combinadas, donde a¨²n se utiliza.
Horwitz vivi¨® este uso desde lejos. No particip¨® en la b¨²squeda de la nueva indicaci¨®n del f¨¢rmaco ni en sus beneficios, porque, ante el fracaso inicial, no lo hab¨ªa patentado. El f¨¢rmaco report¨® grandes beneficios al laboratorio, sobre todo durante el tiempo en que tuvo la exclusiva del mercado.
Esta situaci¨®n, unida a su precio (el tratamiento costaba m¨¢s de 6.000 euros al a?o), puso tambi¨¦n la base del movimiento social para que los f¨¢rmacos llegaran a un precio asequible a los pa¨ªses pobres.
La jugada se repiti¨® ¡ªsin que Horwitz protestara¡ª con otra de sus creaciones: el ddC, producido por ¨¦l en 1967 y que fue rescatado del olvido 25 a?os despu¨¦s tambi¨¦n como tratamiento del VIH. Igualmente sintetiz¨® el d4T, otro antiviral de la misma familia. ¡°Ten¨ªamos un linaje muy interesante de medicamentos, que solo estaban esperando a que llegara la enfermedad adecuada¡±, coment¨®.
La fama por sus hallazgos le llev¨® a protagonizar un documental, I am alive today. History of an AIDS drug [Estoy vivo hoy. Historia de un medicamento para el sida], que protagoniz¨®. Fue su reconocimiento y reconciliaci¨®n con el mundo cient¨ªfico. Pero, pese a ello, hasta su retirada, en 2005, siempre mantuvo que su coraz¨®n estaba ¡°en la lucha contra el c¨¢ncer¡±. Horwitz muri¨® el 6 de septiembre de una neumon¨ªa en un hospital de Michigan. Ten¨ªa 93 a?os.
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