?Patochada o blasfemia?
La pel¨ªcula de Mahoma es una ofensa para los musulmanales Las sociedades occidentales apelan a la libertad de expresi¨®n
Un (est¨²pido) v¨ªdeo de autor¨ªa poco clara sobre Mahoma y una ristra de vi?etas que caricaturizan al profeta en una revista sat¨ªrica francesa han incendiado a los integristas musulmanes provocando un reguero de sangre y violencia en decenas de pa¨ªses, desde Afganist¨¢n y Pakist¨¢n hasta Arabia Saud¨ª e Indonesia. El conflicto pone de manifiesto la sibilina barrera entre lo que puede ser interpretado como una ofensa o lo que puede considerarse una simple cr¨ªtica mordaz. ?Hasta d¨®nde una pel¨ªcula burlesca o una caricatura puede lesionar los sentimientos religiosos? ?Es posible hablar de blasfemia en un Estado laico? ?Tiene que tener l¨ªmites la sacrosanta libertad de expresi¨®n?
Hay quienes creen que esta es una pol¨¦mica construida en occidente e interpretada en los pa¨ªses ¨¢rabes. Pero lo cierto es que la estrafalaria peliculita La inocencia de los musulmanes, que nadie parece haber visto, ha desatado una ola de violencia y provocado decenas de muertos. La cinta, seg¨²n el resumen que se ha podido ver en Internet, es una parodia sobre Mahoma. El profeta, figura sagrada para el islam, aparece retratado como un mujeriego, un lun¨¢tico y un falso musulm¨¢n. Las im¨¢genes han desatado la ira de los radicales. Pa¨ªses como Afganist¨¢n, Arabia Saud¨ª y Sud¨¢n han solicitado a YouTube que bloquee el v¨ªdeo blasfemo y han amenazado a Google (compa?¨ªa propietaria del portal) con cancelar los visados de sus ejecutivos.
Google asegura que ese material casero, al que se accede de manera f¨¢cil en la Red, ¡°est¨¢ claramente¡± dentro de sus principios y por tanto, seguir¨¢ en YouTube. ¡°Trabajamos para crear una comunidad en la que todo el mundo pueda disfrutar y que tambi¨¦n permita a las personas expresar opiniones diferentes. Esto puede ser un reto, porque lo que est¨¢ bien en un pa¨ªs puede ser ofensivo en otro¡±, explica Google. En cualquier caso, el gigante estadounidense de Internet admite que ha restringido el acceso all¨ª donde es ilegal, como India e Indonesia. Y tambi¨¦n en Libia y Egipto ¡°dada la situaci¨®n tan delicada¡±.
Lo que se puede ver en YouTube es un tr¨¢iler de 14 minutos de La inocencia de los musulmanes, una cinta vulgar y anodina atribuida a un ciudadano israel¨ª-estadounidense que vive en California, Sam Bacile, de 56 a?os, y al que se le ha relacionado con el pastor Terry Jones, promotor de la fan¨¢tica quema de ejemplares del Cor¨¢n en Florida. A este v¨ªdeo se han unido esta semana las caricaturas de Mahoma publicadas por la revista sat¨ªrica francesa Charlie Hebdo, que han venido a echar m¨¢s le?a al fuego.
Google asegura que el v¨ªdeo sat¨ªrico seguir¨¢ mostrado en YouTube
?Son estas vi?etas una manera de reivindicar la libertad de expresi¨®n o una provocaci¨®n? El libro sagrado del islam no proh¨ªbe expresamente que se reproduzca la imagen del profeta, pero se ha extendido esta creencia para evitar la idolatr¨ªa. El grup¨²sculo de radicales integristas ha encontrado en este material una mecha para desencadenar una ola de manifestaciones y atentados contra intereses occidentales. ¡°Puede que sea una nueva estrategia de Al Qaeda, un mecanismo de movilizaci¨®n del antiamericanismo¡±, apunta Jordi Moreras, investigador principal del Pluricity, un programa que examina los riesgos de exclusi¨®n social dentro del Centro de Investigaci¨®n para la Gobernanza del Riesgo (Grisc), dependiente de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. Moreras opina que el v¨ªdeo est¨¢ hecho con la clara intenci¨®n de hacer da?o y sostiene que la libertad de expresi¨®n no puede ampararlo todo. ¡°No todo vale. Todo se puede decir, pero no todo se puede aceptar¡±, apunta. Y entre las cosas inaceptables est¨¢ la denigraci¨®n de la persona. ¡°Dif¨ªcilmente se puede defender la libertad de expresi¨®n defendiendo patochadas como esta¡±, dice. Pero para los radicales, que empezaban a quedarse fuera de juego en pa¨ªses en los que hab¨ªa despertado la primavera ¨¢rabe, ha sido la excusa porque ¡°se ha tocado una fibra de f¨¢cil sensibilidad¡±.
M¨¢s all¨¢ de la ola de violencia aventada por los fundamentalistas, las comunidades isl¨¢micas asentadas en Espa?a se sienten ofendidas por el v¨ªdeo sobre Mahoma y por las caricaturas publicadas en la prensa francesa. Amparo S¨¢nchez Rosell, presidenta del Centro Cultural Isl¨¢mico de Valencia, justifica el malestar creado. Confiesa que no ha visto el v¨ªdeo ¡ª¡°es perder el tiempo¡±¡ª y afirma que a nadie que profese una religi¨®n le gusta que se difame acerca de sus creencias. ¡°Pero no lo llevamos a extremos de violencia¡±, matiza.
S¨¢nchez Rosell se declara musulmana y no duda en calificar la parodia como una verdadera provocaci¨®n ¡ª¡°todos los musulmanes dir¨¢n que es ofensivo y provocativo¡±¡ª, si bien reprueba con firmeza las explosiones de ira que se han extendido por todo el mundo. ¡°Se puede condenar de palabra, pero nunca caer en la violencia. El islam condena el derramamiento de sangre¡±, argumenta.
Un Estado aconfesional o laico no percibe el delito de blasfemia, que al fin y al cabo pertenece a la esfera de los sentimientos religiosos. El abogado especialista en derechos humanos y profesor de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona Iv¨¢n Jim¨¦nez Aybar sostiene que las reivindicaciones de movimientos extremistas de diversos pa¨ªses del mundo musulm¨¢n, ¡°usando la sinraz¨®n y la violencia (apart¨¢ndose con ello de los preceptos b¨¢sicos de su fe), se fundamentan en un delito puramente religioso, como es la blasfemia¡±. Recuerda que muchos de los pa¨ªses en los que se ha desatado la c¨®lera fundamentalista son confesionalmente musulmanes y la ley isl¨¢mica ti?e toda su legislaci¨®n.
Sin embargo, el buscador lo ha? bloqueado en varios pa¨ªses
¡°Por ello¡±, dice este abogado, ¡°no entienden que en EE UU, por ejemplo, la libertad de expresi¨®n ampare la elaboraci¨®n y difusi¨®n de una pel¨ªcula de esa naturaleza. Lo mismo ocurre en Espa?a, con una salvedad. Nuestro C¨®digo Penal tipifica la incitaci¨®n al odio por motivos religiosos (art¨ªculo 510.1), as¨ª como el verter informaciones injuriosas (a sabiendas de su falsedad) contra los miembros de una religi¨®n (art¨ªculo 510.2). Adem¨¢s, el mismo C¨®digo Penal, en su art¨ªculo 525, tipifica como delito las ofensas a los sentimientos religiosos. Por tanto, tenemos en Espa?a un sentido m¨¢s restrictivo de la libertad de expresi¨®n, pero m¨¢s garantista del derecho de libertad religiosa de individuos y comunidades¡±.
Los radicales que intentan arruinar los procesos democr¨¢ticos de la primavera ¨¢rabe han identificado la pel¨ªcula con EE UU y con el mundo occidental. El catedr¨¢tico de Derecho Eclesi¨¢stico del Estado de la Universidad de A Coru?a, Juan Ferreiro, sostiene que la libertad de expresi¨®n ha de amparar ¡°cualquier tipo de cr¨ªtica siempre que exista un m¨ªnimo de buena fe, esto es, que lo que se exprese sea eso, una cr¨ªtica y no un mero deseo de zaherir gratuitamente a una persona o a un colectivo¡±.
Es la misma filosof¨ªa que, en su opini¨®n, se aplica en casos sobre los l¨ªmites de la libertad de expresi¨®n en relaci¨®n con el honor, intimidad y propia imagen. Y pone como ejemplo la reciente sentencia del Tribunal Supremo que condena a Federico Jim¨¦nez Losantos por expresiones reiteradas ¡°claramente ofensivas, innecesarias e in¨²tilmente vejatorias¡± hacia el exdirector del Abc, Jos¨¦ Antonio Zarzalejos.
La religi¨®n choca a menudo con la libertad de expresi¨®n. El profesor Juan Ferreiro, al frente de un proyecto de tres a?os ¡ªencargado por el Ministerio de Econom¨ªa y Competitividad¡ª como investigador principal sobre la primavera ¨¢rabe y la integraci¨®n de los derechos fundamentales y las relaciones Iglesia-Estado en los procesos constituyentes de las nuevas democracias, ilustra los l¨ªmites de la libertad de expresi¨®n con el caso de Otto Preminger Institut contra Austria.
El Cor¨¢n no proh¨ªbe que se reproduzca la imagen del profeta
La asociaci¨®n Otto Preminger hab¨ªa anunciado la proyecci¨®n en sus instalaciones de la pel¨ªcula Das Liebselinzil (El conflicto del amor). En ella se caracterizaba a la virgen Mar¨ªa como una mujer lasciva que tiene relaciones sexuales con el diablo y con su hijo Jesucristo, presentado como un cretino. La pel¨ªcula fue secuestrada por las autoridades austr¨ªacas argumentando que se hab¨ªa extralimitado la libertad de expresi¨®n porque la pel¨ªcula ofend¨ªa los sentimientos religiosos de una buena parte de los ciudadanos austr¨ªacos que eran cat¨®licos.
El caso lleg¨® hasta el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que en una sentencia de 1993 consider¨® que el secuestro de la pel¨ªcula no lesionaba la libertad de expresi¨®n porque conten¨ªa im¨¢genes que de una forma neutra pod¨ªan herir injustificadamente los sentimientos religiosos de la poblaci¨®n. ¡°La libertad de expresi¨®n¡±, explica Ferreiro, ¡°permite el ius jocandi, la burla de las religiones y sus s¨ªmbolos, lo que no ampara el denominado hate speech (lenguaje del odio), esto es, cuando resulta probado que el objetivo de una expresi¨®n no es expresar una cr¨ªtica sino ser una expresi¨®n del odio hacia un grupo religioso o pol¨ªtico¡±.
Por eso entiende que una pel¨ªcula que presente a Mahoma como un ped¨®filo y un delincuente ¡°sin ninguna base cient¨ªfica (otra cosa es que fuera resultado de una investigaci¨®n) sino con el objeto de herir a una colectividad no puede ser amparada por la libertad de expresi¨®n, m¨¢xime conociendo que esa persona es sagrada para muchas personas¡±.
Este experto en Derecho Eclesi¨¢stico afirma que no se estar¨ªa protegiendo as¨ª ninguna religi¨®n sino los sentimientos religiosos de un colectivo. ¡°Pero si se produce, ser¨ªan los jueces los que habr¨ªan de decidir si se da la extralimitaci¨®n y las penas nunca deber¨ªan ser de c¨¢rcel, ni mucho menos es aceptable que la gente se tome la justicia por su mano y pretenda castigar con la violencia¡±.
Se puede condenar pero no caer en la violencia", dice una musulmana
Dentro del islam, una religi¨®n que profesan 1.500 millones de personas, lo que para unos es una falta de respeto, para otros es una ofensa muy grave. ¡°Los esquemas mentales y culturales no coinciden en todos los pa¨ªses musulmanes¡±, dice la presidenta del Centro Isl¨¢mico de Valencia. Aunque Amparo S¨¢nchez Rosell percibe que este caso se ha instrumentalizado, defiende la libertad de expresi¨®n, pero dentro de unos l¨ªmites: ¡°Que no fomente el odio ni discrimine a un grupo¡±. Y, en su opini¨®n, algunas caricaturas ¡°conducen al odio y criminalizan a los musulmanes¡±.
?La defensa de una libertad se garantiza mediante la provocaci¨®n? El catedr¨¢tico Jordi Moreras plantea que estamos ante ¡°la versi¨®n postmoderna de las antiguas diatribas doctrinales en tiempos medievales, que pretend¨ªan mostrar a Mahoma como un falso profeta (de ah¨ª el uso de t¨¦rminos despectivos como Mafumet). Para Moreras, la doctrina ¡°ha sido reemplazada por la socarroner¨ªa, por la satirizaci¨®n malintencionada, que busca premeditadamente una reacci¨®n inmediata, de la que protegerse con el manto de la libertad de expresi¨®n¡±. Se trata, en su opini¨®n, de alimentar fanatismos a trav¨¦s de las emociones: ¡°Soberbia frente a humillaci¨®n, potencia frente a impotencia, amenaza frente a miedo¡±.
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