Ciclistas en la jungla
Espa?a es l¨ªder europeo de accidentes con bicicletas implicadas Sus diferentes usos no est¨¢n regulados en carretera.
Bridget Driscoll ten¨ªa 44 a?os y dos hijos cuando muri¨® atropellada por un coche en Inglaterra. La m¨¢quina infernal que acab¨® con su vida circulaba a la velocidad ¡°tremenda¡±, seg¨²n el forense, de 7 km por hora. El conductor, Arturo Edsell, con tres semanas de experiencia, era quien pilotaba el coche de la compa?¨ªa anglo-francesa Roger-Benz en una demostraci¨®n del nuevo invento mec¨¢nico. ¡°Nunca m¨¢s volver¨¢ a ocurrir¡±, dijo el forense tras concluir la investigaci¨®n, aunque Arturo fue absuelto al considerar el incidente como ¡°una muerte accidental¡±. Fue la primera persona fallecida por el efecto de aquellos artefactos con motor de combusti¨®n que originaron a finales del siglo XIX una asociaci¨®n en Francia llamada Liga contra el automovilismo y otra en EE UU conocida como Enemigos de las m¨¢quinas infernales. Tras el peat¨®n lleg¨® el ciclista. En 1899, en Nueva York, un coche atropell¨® a uno y le fractur¨® la pierna. El conductor pas¨® una noche en la c¨¢rcel y luego fue liberado por ser ¡°un hecho accidental¡±.
?Desde el principio, el coche fue considerado el futuro y la bicicleta, el pasado rural. La convivencia, en tales circunstancias, ten¨ªa necesariamente que ser dif¨ªcil. En Espa?a no es pac¨ªfica. V¨ªctor Cabedo, profesional del Euskaltel, ha sido el ¨²ltimo ciclista atropellado y muerto en un entrenamiento. Samuel S¨¢nchez, compa?ero de equipo y medalla de oro en los Juegos Ol¨ªmpicos, relata su desconcierto: ¡°Nunca sabes c¨®mo acertar. Yo hab¨ªa entrenado con ¨¦l en esa misma carretera en Castell¨®n, por la que pasa como mucho un coche cada tres horas. Te parece una carretera segura por la poca densidad de tr¨¢fico, y ya ves...¡±. Y lo dice tras regresar de un entrenamiento en Asturias en el que se ha ca¨ªdo. ¡°Llov¨ªa y la mezcla de aceite, lluvia y el frenazo del coche que me preced¨ªa me ha llevado al suelo. No ha sido nada, pero...¡±. Culpa de nadie, pero el miedo impera en los profesionales que entrenan y amateurs que circulan por carretera.
No en vano Espa?a ha incrementado entre 2009 y 2010 el 20% el nivel de fallecidos en accidentes entre ciclistas y coches, tras haber experimentado un descenso en los a?os anteriores de un 39%, seg¨²n un estudio de la Fundaci¨®n Mapfre sobre seguridad vial.
En Nueva York, en 1989, un coche arroll¨® a una bicicleta por primera vez
Lo cierto es que lidera el r¨¢nking europeo de accidentes con ciclistas implicados, 3.600, una cifra que a veces se quiere explicar por el incremento del uso de la bicicleta en las ciudades ¡°pero que no se soporta por s¨ª misma¡±, seg¨²n Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados. ¡°Hace 50 a?os tambi¨¦n hab¨ªa un parque menor de coches en Espa?a y, sin embargo, ahora, con muchos m¨¢s veh¨ªculos, la siniestralidad se ha reducido. El volumen de coches y bicicletas no es la causa¡±, dice.
En Espa?a hay aproximadamente tres millones de usuarios de bicicleta, una cifra infinitamente menor a la de pa¨ªses donde la bicicleta es la reina y est¨¢ insertada en la sociedad como elemento de transporte, y no solo l¨²dico o deportivo. Holanda es la campeona de Europa en la adoraci¨®n a la bicicleta. ¡°All¨ª¡±, dice Samuel S¨¢nchez, ¡°el respeto m¨¢ximo es a la bicicleta m¨¢s que al ciclista. All¨ª te pitan si te sales del carril bici, para que te protejas, y jam¨¢s te adelantan si no es el momento apropiado. Para ellos la bicicleta es un elemento m¨¢s de la carretera como medio de transporte, como actividad deportiva o l¨²dica. En Espa?a a¨²n no hay una cultura de que el coche puede frenar, esperar y acelerar en apenas unos segundos. A los ciclistas eso mismo nos cuesta un mundo. Por no hablar del rebufo que deja un coche cuando te adelanta. Los conductores no saben que el rebufo te puede tirar¡±.
Hay m¨¢s elementos descontrolados. Al prometedor ciclista Antonio Mart¨ªn, fallecido en 1994, se lo llev¨® de este mundo un adelantamiento de un cami¨®n que le golpe¨® con el espejo retrovisor. Un automovilista veterano recuerda: ¡°Mi problema con el furg¨®n que tengo es que la altura de los retrovisores es equivalente a la de la cabeza de un ciclista o un motorista. Cuando adelantas tienes que pensar no solo en el rebufo sino en la posibilidad de golpearle con el espejo¡±.
Lo ideal es un carril propio, pero es? caro, un kil¨®metro puede costar 170.000 euros
¡°Lo que hay que resolver en Espa?a es la organizaci¨®n de la bicicleta en las carreteras¡±, afirma Arnaldo. ¡°Hay que separar lo que es la actividad ciclista deportiva, la urbana, como medio de transporte, y la l¨²dica. Y aqu¨ª todo se ha acumulado. Hoy en d¨ªa un ni?o de siete a?os podr¨ªa circular por una autov¨ªa [est¨¢ permitido], cuando la autov¨ªa es una carretera para desarrollar altas velocidades. El af¨¢n por divulgar el uso de la bicicleta ha llevado a extremos insospechados de confusi¨®n. Hay que prever los distintos usos de la bicicleta y considerar que las carreteras son de todos, pero tienen usos distintos y la racionalidad de los mismos tiene que ser distinta. Hay que prever las bicicletas en la urbe o en la carretera como hay que prever la circulaci¨®n de jinetes, o de ganado o de peatones, porque no hay usos exclusivos. Y ah¨ª es donde falla la legislaci¨®n espa?ola, am¨¦n de tener tantas reglamentaciones distintas como ordenanzas municipales. Hace falta una reglamentaci¨®n de circulaci¨®n ¨²nica¡±, asegura. ¡°Hay municipios donde se puede circular en grupo y municipios donde no. No puede ser¡±.
La Direcci¨®n General de Tr¨¢fico est¨¢ trabajando en la reforma del Reglamento de Circulaci¨®n que podr¨ªa incluir la utilizaci¨®n del casco en las v¨ªas urbanas, como ya ocurre en las carreteras generales. Las asociaciones ciclistas se oponen porque consideran que eso desincentivar¨ªa el uso de la bicicleta en la ciudad y para ello buscaron el apoyo de los grupos parlamentarios ante la iniciativa del Gobierno. Sin embargo, casi la tercera parte de los ciclistas fallecidos en 2010 lo fueron en carreteras urbanas y secundarias, donde quiz¨¢s el casco pudiera haber evitado algunas muertes. Ese es el debate. Arnaldo cree que ¡°hay que huir de los grupos de presi¨®n, sean los que sean, y aplicar criterios formativos y organizativos¡±.
La bici se ha puesto de moda, pero la conciencia no se ha ajustado a la moda. ¡°A m¨ª ya me ha ocurrido tener que salir corriendo porque un camionero se baj¨® con una llave inglesa porque le criticamos su actitud en la carretera¡±, recuerda un exciclista profesional. ¡°Tuvimos que salir esprintando porque aquello pintaba muy mal y durante unos d¨ªas no volvimos por esa ruta, no fuera que el camionero la frecuentara¡±. La alternativa natural son los carriles bici. Pero el problema es la financiaci¨®n. ¡°El kil¨®metro sale muy caro, el ejemplo es Londres, a la que le sali¨® a 170.000 euros el kil¨®metro y, en estos momentos, la financiaci¨®n es complicada. Es lo ideal, pero es caro .
"En Holanda te pitan si no vas por el carril bici", dice Samuel S¨¢nchez
El aumento de accidentes en Espa?a no cabe atribuirlo solo a las m¨¢quinas de cuatro ruedas. ¡°Es verdad que a veces los ciclistas tampoco saben rodar como se debe en una carretera y convierten la indefensi¨®n en su ¨²nico argumento¡±, dice Samuel S¨¢nchez.
Los datos explican en cualquier caso que es mejor ser holand¨¦s que espa?ol cuando de andar en bici se trata; que, como dec¨ªa Fernando Fern¨¢n G¨®mez en su obra de teatro Las bicicletas son para el verano, no parece el mejor eslogan para la DGT teniendo en cuenta que julio es el mes con m¨¢s siniestralidad ciclista en las carreteras y que las secundarias, presuntamente menos densas, no son las m¨¢s seguras.
Tr¨¢fico estudia que el casco sea obligatorio en las v¨ªas urbanas
Las soluciones son complejas. M¨¢s que por la normativa, los afectados apuestan por el intangible de la cultura y la conciencia.
¡°Hay que diversificar las soluciones seg¨²n el uso de las carreteras y de la bicicleta¡±, afirma Arnaldo. ¡°Es curioso, pero igual hay que hacer como en Holanda, donde se respeta la bicicleta como concepto. Pero es que all¨ª es un elemento de transporte, de vida cotidiana. Y en Espa?a, no¡±, intuye S¨¢nchez, que como todos los ciclistas profesionales tienen m¨¢s miedo a entrenar que a disputar carreras profesionales, m¨¢s controladas aunque tampoco exentas de riesgos.
La realidad y el deseo se enfrentan. De un lado, el esp¨ªritu verde exige m¨¢s uso de la bicicleta, pero el esp¨ªritu gris de la realidad devuelve a un panorama sombr¨ªo donde el coche es el rey de la carretera, hecha a su medida, donde la bici, el tractor, el jinete, el ganado, son un obst¨¢culo. ¡°Nosotros a veces huimos de determinadas rutas, adecuadas para el entrenamiento, por su grado de peligrosidad o de aquel camionero irascible¡±, recuerda el exciclista.
Consideran los ciclistas que a diferencia de la calle, ya de todos, las carreteras a¨²n no son comunitarias y las jerarqu¨ªas se imponen. Los ciclistas solo ganan a los peatones en el lamentable r¨¢nking de los perdedores. Si Bridget Driscoll levantara la cabeza...
?Respeto!
Es el tema de siempre, la eterna cuesti¨®n cuando a la hora de salir a pedalear a la carretera se trata: la seguridad. Y da lo mismo que seas un profesional que sale a hacer su trabajo, un cicloturista que salga a disfrutar de su afici¨®n, o un ciclista urbano que utilice la bicicleta como medio de locomoci¨®n. Es la jungla, los peligros acechan donde menos te lo esperas, y si hay alguien que sale perdiendo, ese siempre vas a ser t¨². El ciclista sale a disfrutar de la bici tratando de esquivar las situaciones de conflicto, buscando carreteras poco transitadas y huyendo de las grandes aglomeraciones, pero a nada que haga los kil¨®metros suficientes, siempre se encontrar¨¢ con alg¨²n conductor que se tome la cuesti¨®n como una aut¨¦ntica guerra.
La gran mayor¨ªa de los ciclistas somos adem¨¢s conductores. Y cuando circulamos en un veh¨ªculo de motor y nos encontramos con una bicicleta, tenemos empat¨ªa, pues sabemos bien c¨®mo se vive todo eso desde las dos ruedas. As¨ª que por norma general tratamos de respetar las normas para que la carretera sea un espacio de convivencia. Pero hay conductores ¡ªuna minor¨ªa, es cierto, pero raro es el d¨ªa en el que no te encuentras con uno de ellos¡ª que sienten aut¨¦ntica fobia por los ciclistas y que se encargan de demostr¨¢rtelo con maniobras intimidatorias ¡ªcierres, volantazos, frenazos, violentos toques de claxon¡ª que pueden suponer un grave riesgo para tu integridad. Muchas veces adem¨¢s, como sucede con respecto al hecho de circular en paralelo, desconociendo por completo las normas y tom¨¢ndose la justicia por su mano. Justicia del poderoso; el de las cuatro ruedas con la carrocer¨ªa de chapa, contra el d¨¦bil ¡ªsiempre el ciclista¡ª cuya carrocer¨ªa es su propia piel.
Y yo lo veo como un problema de educaci¨®n y civismo, pues a¨²n hay gente que piensa que la carretera es para los veh¨ªculos de motor, y las bicis que se vayan a otra parte, sin importarles para nada el d¨®nde y mucho menos preguntarse el porqu¨¦. El metro y medio de separaci¨®n a la hora de adelantarnos, es una norma que rara vez vemos que se cumple. A pesar de que los conductores est¨¢n autorizados a pisar la raya continua en el caso de que sea necesario, pero eso hay muchos que no lo saben. El circular en paralelo ¡ªes por vuestra seguridad, nos recuerdan en las cu?as radiof¨®nicas de concienciaci¨®n¡ª se convierte en el caballo de batalla diario con conductores que desconocen por completo la normativa. El uso de los intermitentes por parte de algunos conductores es nulo. En las rotondas, muchos no saben que un grupo de ciclistas se considera un conjunto en s¨ª mismo; si el primero tiene prioridad, la prioridad permanece hasta que cruza el ¨²ltimo, pero hay conductores que o bien lo desconocen, o a los que les puede la urticaria de que uno sin motor y con dos ruedas se le adelante a ¨¦l con su todopoderoso veh¨ªculo de much¨ªsimos caballos. Y que decir de los trayectos urbanos en los que est¨¢s expuesto a que la puerta de un veh¨ªculo se abra delante de tu morro¡
As¨ª se vive esta guerra ¡ªen la que nosotros los ciclistas no queremos participar, pero no nos queda otra que cumplir con nuestro papel de v¨ªctimas¡ª desde la bici. Y los ciclistas no somos ningunos santos, tambi¨¦n cometemos nuestras imprudencias, pero ese no es argumento suficiente para que tengamos que pagarlo con nuestro pellejo, como alg¨²n conductor cree.
Hace poco, a cuenta del desgraciado fallecimiento de V¨ªctor Cabedo, le¨ªa a ?scar Pereiro: ¡°Cuando sales a entrenar siempre tienes la duda de si volver¨¢s¡±. Es as¨ª de triste, pero rigurosamente cierto. Con el tiempo asumes que ese riesgo est¨¢ ah¨ª y que tienes que tomarlo como precio a pagar por tu afici¨®n. Pero prefieres obviarlo y no pensar demasiado en ello, pues en caso contrario, se te quitan las ganas de salir un d¨ªa m¨¢s a la carretera. Pero no, seguiremos haciendo lo que nos gusta, que es andar en bici, alzando la voz cada vez que est¨¦ en nuestra mano: tan solo pedimos respeto, ni m¨¢s ni menos. No parece mucho pedir, pero s¨ª que lo es viendo el trabajo que a algunos les cuesta respetarnos.
Pedro Horrillo es exciclista profesional.
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