Esp¨ªame y dime c¨®mo soy
Una aplicaci¨®n para el m¨®vil registra la vida, paso a paso, de m¨¢s de un mill¨®n de voluntarios El macroexperimento pretende estudiar el comportamiento humano
El rastro de informaci¨®n que dejamos constantemente en nuestra intensa relaci¨®n con la tecnolog¨ªa se ha convertido en una base de datos inagotable cuyo uso est¨¢ cambiando la humanidad. Un experimento presentado ayer en Londres mostr¨® el poder de una aplicaci¨®n que ha obtenido informaci¨®n privada de un mill¨®n de voluntarios a trav¨¦s de sus smartphones. La iniciativa quiere mostrar ¡°los beneficios¡± de compartir nuestros datos en Internet, pero ?seremos capaces de gestionar esa informaci¨®n con fines beneficiosos para todos o acabar¨¢ por convertirse en un poderoso instrumento que facilitar¨¢ nuestro control y manipulaci¨®n?
Desde el principio de los tiempos hasta el a?o 2003 la humanidad ha generado cinco exabytes de informaci¨®n (50 bytes elevado a 18). La abundancia tecnol¨®gica en que nos hemos sumergido, que une ¨ªntimamente nuestra existencia a Internet en general y a los m¨®viles inteligentes en particular, ha provocado que desde 2003 hasta hoy produzcamos esa misma cantidad de testimonios de vida cada dos d¨ªas. Con un m¨®vil inteligente entre las manos nuestra sola existencia produce datos y m¨¢s datos. Seg¨²n un grupo de expertos encargado del proyecto Human Face of Big Data, gran parte de esta informaci¨®n est¨¢ hoy desperdiciada en el ciberespacio y podr¨ªa mejorar el futuro del ser humano en asuntos como la salud, la seguridad, el medio ambiente, las relaciones personales o los negocios.
Desde el 25 de septiembre, aproximadamente un mill¨®n de personas est¨¢n compartiendo su vida privada a trav¨¦s del m¨®vil para participar en este experimento y poder cotejar sus h¨¢bitos y costumbres con los de personas en todos los rincones del planeta. Se espera que de aqu¨ª a diciembre entre uno y diez millones de personas se descarguen esta aplicaci¨®n gratuita llamada The Human Face of Big Data. Por ahora solo est¨¢ disponible para Android, pero en los pr¨®ximos d¨ªas tambi¨¦n se podr¨¢ obtener la versi¨®n de Apple. Todos estos voluntarios an¨®nimos est¨¢n dispuestos a compartir su vida con el pr¨®jimo a cambio de poder comparar sus h¨¢bitos con los de otros seres humanos o encontrar su alma gemela de los datos. Al terminar el experimento, dentro de dos meses, la informaci¨®n ser¨¢ cedida a un museo en Estados Unidos ¡ªque no han identificado¡ª que la analizar¨¢ y la aplicaci¨®n dejar¨¢ de funcionar.
La humanidad genera en dos d¨ªas tantos datos como hubo hasta 2003
¡°Big Data se asocia siempre al temor de acabar viviendo en un Gran Hermano. Efectivamente, hay un elemento de esto, pero existe otra cara con la potencialidad de mejorar el mundo a trav¨¦s de su an¨¢lisis, de comparar patrones de comportamiento y datos demogr¨¢ficos¡±, coment¨® ayer David Menninger, el responsable del desarrollo del negocio de EMC. Esta compa?¨ªa con presencia en la Bolsa de Nueva York, que dise?a software para que las empresas sepan utilizar e interpretar los datos que aporta la informaci¨®n que se encuentra en Internet, es la mayor patrocinadora del experimento. Los otros son Cisco, FedEx, VMware, Tableau y Originate. ¡°La gente es incapaz de reconocer los aspectos beneficiosos de estos conjuntos de datos porque casi inmediatamente se asustan ante los relacionados con el Gran Hermano¡±, a?adi¨® el ejecutivo.
Jake Porway, fundador de la empresa Data Kind, aport¨® un ejemplo de c¨®mo este mastod¨®ntico concepto llamado Big Data puede cambiar nuestras vidas para bien. ¡°Hasta ahora, solo las empresas tecnol¨®gicas estaban utilizando estos datos, pero poco a poco todos los sectores se van a subir al carro¡±. La peque?a compa?¨ªa de Porway, con solo dos empleados pagados, sabe utilizar la informaci¨®n que nos ofrece Internet para, por ejemplo, asesorar a una ONG sobre si recauda m¨¢s dinero enviando sus correos electr¨®nicos el lunes o el viernes. ¡°Podemos analizar el n¨²mero de personas que han abierto esa correspondencia, cu¨¢ntas veces han pinchado sobre ella y si donaron dinero o no¡±. Porway ha reclutado a cientos de voluntarios que trabajan sin remuneraci¨®n alguna para analizar los datos de la web. ?l llama a sus voluntarios data scientist (cient¨ªficos de los datos) y habla entusiasmado sobre c¨®mo la presencia de uno de ellos en cada empresa podr¨ªa mejorar exponencialmente sus beneficios. ¡°Es alucinante pensar que alguien pueda dar sentido, ordenar y parangonar todos estos datos que a veces se pierden en el ciberespacio¡±.
El presidente de EMC para Europa, Adrian McDonald, asegura que estas iniciativas tendr¨¢n un gran impacto en muchos aspectos de la vida cotidiana y que las empresas que est¨¢n detr¨¢s de ellas impulsar¨¢n la pr¨®xima ¡°revoluci¨®n industrial¡±.
¡°Se calcula que por cada ni?o que nazca en 2012 la cantidad de informaci¨®n que esta persona genere y la que se produzca relacionada con ¨¦l ser¨¢ m¨¢s grande que toda la que se ha creado desde la Edad de Piedra¡±, afirm¨® McDonald, quien agreg¨® que el 10% de las fotograf¨ªas tomadas a lo largo de la historia se sacaron en 2011. Seg¨²n este experto, la industria responsable del procesamiento de estos inmensos vol¨²menes de datos ¡°tiene el potencial de causar un cambio verdaderamente grande en la vida de los ciudadanos¡±.
Tomando la abrumadora generaci¨®n de 5 exabytes de datos cada dos d¨ªas como terreno de juego, este grupo de empresas tecnol¨®gicas se ha embarcado en un experimento apasionante y escalofriante a partes iguales. ?C¨®mo cambiar¨¢ nuestra vida esta nueva capacidad de recopilar, analizar, relacionar y visualizar enormes cantidades de datos en tiempo real? Este experimento da idea de la magnitud de su poder.
Al descargarnos The Human Face of Big Data en el tel¨¦fono, el GPS comienza a obtener ¡°informaci¨®n pasiva¡±, por ejemplo, d¨®nde vamos, a qu¨¦ hora nuestra actividad es mayor, cu¨¢ntos kil¨®metros recorremos en una jornada y a qu¨¦ velocidad. El usuario puede responder adem¨¢s una serie de preguntas sobre sus sue?os, opiniones sobre la familia, confianza, sexo, suerte¡ Preguntas como: ?cu¨¢l es tu fantas¨ªa?, ?qu¨¦ quieres hacer antes de morir? o ?si pudiera modificar el ADN de su hijo qu¨¦ le dar¨ªa, longevidad o inmunidad?¡± forman parte de este juego.
Podemos mejorar el mundo con el an¨¢lisis de datos", dice la empresa
Uno de los pagos que estas personas obtienen a cambio de regalar su privacidad a la causa es poder hallar a su alma gemela. De entre todas las personas que han utilizado la aplicaci¨®n encuentran aquella que m¨¢s se les parece, la que hace lo mismo que ellos, la que comparte sus sue?os¡
Los datos se comparten en tiempo real y cambian minuto a minuto, pero a la una de la tarde de ayer el 52% de los usuarios de la aplicaci¨®n proced¨ªa de Estados Unidos, el 5% de Reino Unido, el 3% de India y el resto, en menores proporciones, de otros rincones del mundo.
Pero ?cu¨¢l es el nivel de privacidad que obtienen estos usuarios? Jonathan Martin, vicepresidente de EMC, asegura que todos los datos son an¨®nimos. Pero ?basta acaso con no decir nuestro nombre? En el juego del alma gemela, una de las grandes satisfacciones que obtienen los voluntarios es poder ver una foto de esa persona que genera el mismo tipo de informaci¨®n que ellos. ¡°La pol¨ªtica de privacidad se puede leer en nuestra p¨¢gina web y, en cada pregunta ¨ªntima que se formula, uno puede optar por no responder¡±, argumenta Martin.
Marion es francesa, tiene 35 a?os y es una de las personas que se han enrolado en este experimento. Est¨¢ contenta de haber encontrado a su alma gemela, un hombre de 42 a?os que vive en Madrid, pero confiesa que antes de descargarse el programa ten¨ªa miedo ¡°de que las preguntas fueran demasiado inquisitivas¡±. La que consider¨® m¨¢s inquietante es la que se refer¨ªa a su religi¨®n y a sus sue?os. ¡°Pero esa era una cuesti¨®n muy abierta y uno puede elegir cu¨¢nto involucrarse. El resto son preguntas sobre estilo de vida, como si ten¨ªa perro cuando era peque?a y cosas as¨ª¡±, nos comenta al tel¨¦fono.
Marion, como el resto de voluntarios, ha aceptado un nivel m¨¢s de intrusi¨®n al abrir sus vidas a esta aplicaci¨®n, pero todos nosotros exponemos nuestras vidas en mayor o menor grado y contribuimos cada d¨ªa a generar esos cinco exabytes de informaci¨®n cuando abrimos el Facebook, cuando escuchamos una canci¨®n en Spotify, cuando actualizamos nuestro perfil de Twitter. ?Qu¨¦ nivel de control tenemos sobre la informaci¨®n que emitimos? ?Podemos ser invisibles a los ojos de Internet si lo deseamos? ?C¨®mo afectan a este proyecto entusiasta noticias como la que surgi¨® la semana pasada de que un error en la privacidad de Facebook hab¨ªa dejado al descubierto los mensajes privados de sus usuarios previos a 2009?
¡°No tengo respuesta para esto¡±, confiesa el fundador de Data Kind Jake Porway, cuyo eslogan es Datos al servicio de la humanidad. ¡°En nuestra empresa somos conscientes de que cada uno de los datos que manejamos proceden de la vida ¨ªntima de un individuo, que el n¨²mero cinco millones de la investigaci¨®n sobre los recursos de un hospital es un ser humano enfermo. Pero es evidente que hay un sacrificio y puede haber errores cuando damos nuestros datos, igual que asumimos que nos pueden romper un espejo retrovisor cada vez que dejamos nuestro coche en el aparcamiento. Eso no quiere decir que el uso de estos datos en las manos apropiadas no pueda cambiar nuestra vida para mejor¡±.
Entre las aplicaciones positivas, los expertos citaron como ejemplo la posibilidad de detectar y llevar vacunas contra la polio a una gran parte de la poblaci¨®n del norte de Nigeria, que no figuran en ning¨²n registro p¨²blico. Otro ejemplo fue la posibilidad de controlar la expansi¨®n de las enfermedades que contagian los insectos, como la malaria. ¡°Se sabe que los insectos se acercan al agua, as¨ª que im¨¢genes a¨¦reas como las de Google Earth nos pueden mostrar d¨®nde est¨¢n los lagos y las piscinas y d¨®nde est¨¢n los posibles focos de infecci¨®n sobre los que se puede actuar¡±, explicaron ayer en Londres. Las virtudes innegables de esta nueva revelaci¨®n informativa se contrarrestan en la balanza con el derecho a la privacidad de los individuos. ?Qu¨¦ sucede si esa piscina es la m¨ªa y la foto a¨¦rea fue sacada cuando estaba haciendo toples en ella?
Experimentos masivos
Un mensaje de Facebook moviliz¨® 340.000 votos en un solo d¨ªa en el primer gran experimento social realizado con 61 millones de electores norteamericanos. Fue el 2 de noviembre de 2010, jornada de votaci¨®n de las ¨²ltimas elecciones al Congreso de Estados Unidos. James Fowler y sus colegas de la Universidad de California en San Diego demostraron el poder de la red incluyendo un mensaje con las fotos de seis amigos que dec¨ªan "yo ya he votado".
Facebook colabora en Estados Unidos con Datalogix ¡ªempresa que tiene los datos de compra de cerca de 70 millones de hogares a trav¨¦s de informaci¨®n de suscripciones, cupones o tarjetas prepago proporcionadas por comercios¡ª para identificar a usuarios que hayan realizado compras por Internet tras haber visto un anuncio en la red social.
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