Buscar empleo con m¨¢s de 50
M¨¢s de un mill¨®n de parados espa?oles supera la cincuentena; un tercio de ellos tiene estudios Los expertos recomiendan mantener horarios y h¨¢bitos; hay webs especializadas para ellos
Manuel Mar¨ªn recita su nombre por tel¨¦fono con voz firme y empieza una animada charla sobre su oficio, panadero de toda la vida, en Sevilla, desde que ten¨ªa 11 a?os y su padre le llevaba en el carrito del reparto para que no se mojara los d¨ªas de lluvia... A los 50 a?os, hace ahora cinco, esa vida entre masas, harinas y levaduras se rompi¨® de golpe cuando se qued¨® en paro. ¡°En mi casa¡±, alcanza a decir, ¡°no entran ahora m¨¢s que 426 euros¡± para un hogar al que ha vuelto otro hijo desempleado, con su mujer, un ni?o y otro en camino; hay otro hijo parado y una hija, de 18 a?os, que est¨¢ estudiando. El cuarto hijo, tambi¨¦n sin empleo, se ha ido a vivir con los padres de su pareja. As¨ª que, siete bocas en esta casa de San Jos¨¦ de la Rinconada. ?C¨®mo hacen para comer? ¡°Como podemos, los vecinos...¡±. Y ah¨ª empieza a o¨ªrse un hilo de voz entrecortado. Ser¨¢ su mujer, Natividad, quien retome la conversaci¨®n y siga contando las estrecheces por las que atraviesa esta familia.
Desde una perspectiva antropol¨®gica, el empleo es algo m¨¢s que un mero modo de subsistencia. ¡°Afecta a la dignidad, a la valoraci¨®n del propio ser, a la autoestima¡± y en la percepci¨®n de todo ello influyen factores como el hecho de ser hombre o mujer, o los a?os que se han dedicado a la formaci¨®n, como explica el jefe del servicio de Salud Mental del Hospital de Majadahonda, Jos¨¦ Antonio Espino. El llanto de Manuel simboliza el drama que viven en Espa?a miles de personas que a una edad madura se encuentran por primera vez en su vida sin empleo y con escasas perspectivas de encontrar uno nuevo.
En Espa?a hay ya m¨¢s de un mill¨®n de parados de entre 50 y 64 a?os, una edad con cierto estigma para reintegrarse al mercado laboral. ¡°Siempre hay un sesgo cuando se trata de empleo. Entre los occidentales hay una tendencia a discriminar en favor de los m¨¢s j¨®venes, por m¨¢s que est¨¦ prohibido en las selecciones de personal en algunos pa¨ªses preguntar expresamente por la edad¡±, explica Jos¨¦ Mar¨ªa Peir¨®, catedr¨¢tico de Psicolog¨ªa del Trabajo de la Universidad de Valencia e investigador del Instituto Valenciano de Investigaciones Econ¨®micas (IVIE). En el caso de Espa?a, para pedir una edad determinada tiene que haber una causa objetiva relacionada con el contrato o con el trabajo que se ofrece. La edad no puede ser utilizada como elemento discriminatorio, pero probar que existe dicha discriminaci¨®n suele resultar bastante complicado.
Los j¨®venes s¨ª tienen interiorizado que tendr¨¢n muchos empleos diferentes
¡°Esa predilecci¨®n por la juventud puede contribuir a perder un importante capital humano, cargado de experiencia laboral¡±, a?ade Peir¨®. Se atribuye a los j¨®venes la iniciativa, el empuje, la motivaci¨®n, ¡°y eso no es una verdad absoluta; ya hay algunas experiencias empresariales que han visto por ejemplo en las mujeres mayores, cuyos hijos ya se fueron de casa, un potencial considerable para que retomen el camino laboral que un d¨ªa cortaron o inicien otros trabajos. Aportan sensatez, cuidado y responsabilidad con el oficio que desempe?an, menos absentismo, m¨¢s sosiego, son concienzudas¡±, sigue Peir¨®. El experto cree que con los niveles actuales de desempleo es preciso reajustar algo las expectativas. ¡°Puede que uno venga de un trabajo mejor, y en un principio se resista a aceptar ofertas menores, pero quiz¨¢ debe verlas como algo transitorio; y, como los j¨®venes, tambi¨¦n a estas edades debe hacerse hueco el emprendedurismo¡±, afirma.
Pero a veces no hay ni mejor ni peor: solo nada. Nada encuentran Manuel y su mujer, Natividad, ni en panader¨ªas, ni en la limpieza. La formaci¨®n influye, desde luego. Pero la generaci¨®n de espa?oles en la cincuentena ya no es la de hace unas d¨¦cadas: un tercio de los de 55 a 64 a?os tienen estudios medios o superiores, seg¨²n datos de la OCDE. Y para estos tampoco est¨¢ siendo f¨¢cil.
Cerca de un a?o lleva en paro Maribel F. M. y solo hace unas semanas logr¨® tener su primera entrevista personal, despu¨¦s de enviar curr¨ªculos adaptados a los distintos requerimientos de las empresas pr¨¢cticamente cada d¨ªa. Ella es psic¨®loga de formaci¨®n y, parad¨®jicamente, estuvo durante 25 a?os dedicada a la formaci¨®n de empleo para adultos. Con 50 a?os reci¨¦n cumplidos, divorciada y con una hija universitaria, se repite cada ma?ana: ¡°Maribel, vas a encontrar un buen empleo muy pronto¡±. Sabe que si el ¨¢nimo se desv¨ªa de ese objetivo es f¨¢cil caer en la depresi¨®n, la ansiedad y el complejo.
Protecci¨®n social, familia y amigos, pilares esenciales para superar el bache
¡°He trabajado y cotizado durante 25 a?os para que las arcas estuvieran llenas y no he vivido por encima de mis posibilidades. Lo tengo claro. Pero eso no impide que vayas hundi¨¦ndote un poco con el tiempo. Este a?o no he ido de vacaciones y eso que ten¨ªa familia y amigos para desplazarme y estar con ellos en el pueblo, en la playa... Pero lo ¨²nico que piensas es: y yo, ?de qu¨¦ tengo que descansar?, cuando no es verdad, porque ahora soy ama de casa todo el d¨ªa y echo unas buenas horas frente al ordenador buscando empleo, modificando el curr¨ªculo...¡±. En este a?o se ha convertido, eso s¨ª, en una experta en todo tipo de servicios para la b¨²squeda de empleo.
Para quienes llevan tiempo en paro resulta dif¨ªcil no ir cayendo en el des¨¢nimo o rozar los problemas de salud mental. Los trabajadores sociales hablan de los muchos casos que acuden a sus oficinas solicitando ayuda, todos ellos con un drama que contar y algunos ya medicados para la depresi¨®n y la ansiedad. Tener un nivel elevado de formaci¨®n intelectual, como ocurre en el caso de Maribel, no hace sino agravar la percepci¨®n de los hechos, en contra de lo que pod¨ªa parecer, como apunta el doctor Jos¨¦ Antonio Espino. ¡°A mayor nivel de cualificaci¨®n el impacto sobre la salud mental puede ser m¨¢s acusado. Tiene que ver con los a?os que se han empleado en formarse, la dedicaci¨®n para encontrar un trabajo estable y bien remunerado. Se resiente la autoestima¡±. Para estos profesionales, incluso encontrar un empleo puede ser vivido como un fracaso personal si consideran que el nuevo puesto no est¨¢ a la altura de los esfuerzos que han realizado durante muchos a?os.
El sexo tambi¨¦n condiciona: los hombres lo llevan peor; y la juventud tampoco lo afronta con el mismo estr¨¦s. ¡°Los j¨®venes de hoy en d¨ªa tienen interiorizado que tendr¨¢n muchos empleos a lo largo de su vida, mientras que est¨¢ m¨¢s arraigada entre estas otras generaciones la concepci¨®n de que un trabajo es para siempre. Para ellos, perderlo es un golpe en su vida¡±, se?ala Espino.
A m¨¢s cualificaci¨®n, mayor impacto emocional por estar desempleado
Dos factores son definitivos para impedir que los desempleados entren en barrena: la protecci¨®n social del Estado y la red social propia. De ambos depende cr¨ªticamente la l¨ªnea que separa de la exclusi¨®n social; los que impiden que uno se eche un d¨ªa a la calle y no vuelva a casa. O un suicidio activo, como se?ala el doctor Espino. ¡°Hemos hecho estudios y comparado crisis, la de los a?os, veinte, setenta... En Suecia, por ejemplo, en la crisis de los noventa hicieron un gran esfuerzo en la protecci¨®n social de los parados y los ¨ªndices de suicidio no aumentaron¡±, lo contrario de lo que est¨¢ ocurriendo en Italia o en Grecia en estos momentos. ¡°La protecci¨®n social p¨²blica hacia el desempleo est¨¢ directamente relacionada con los ¨ªndices de malestar y de suicidios¡±, a?ade Espino, aunque no tienen datos actualizados para ilustrarlo.
La segunda pata de apoyo es la red familiar y de amigos, como saben muy bien los que se dedican a los servicios sociales. Y no solo porque de estas personas obtienen apoyo econ¨®mico o comida, como le ocurre a Manuel, sino porque proporcionan estabilidad mental y apoyo emocional, para que uno sepa ubicarse en su mundo de siempre. Porque el trabajo, adem¨¢s de ser un m¨¦todo de subsistencia, un factor de dignidad social o un coadyuvante de la autoestima es ¡°un elemento estructurante de la propia persona¡±, advierte Espino. ¡°Uno de los problemas m¨¢s importantes del desempleo es la desorganizaci¨®n del tiempo, te descoloca la vida, algo similar a lo que les ocurre a quienes se jubilan si no son capaces de organizar de nuevo otra forma de vida, con sus horarios, sus rutinas¡±, dice Espino. Por eso es importante tener unos horarios, mantener h¨¢bitos parecidos a los anteriores o dise?ar otros: llevar a los ni?os a la escuela, preparar la comida, sentarse de tal hora a tal hora frente al ordenado, cualquier costumbre alejada de los brazos cruzados.
¡°Cuando los jubilados se apuntan a piscina, cuidan a nietos o hacen cursos en la universidad te acaban diciendo que nunca han estado tan ocupados¡±, se?ala Espino. ¡°El mayor grado de irritaci¨®n con la familia, los episodios de maltrato, tienen que ver con la forma de ser de cada cual, pero tambi¨¦n con esa desestructuraci¨®n del tiempo. La falta de est¨ªmulos es un m¨¦todo de tortura conocido, como en Guant¨¢namo, eso afecta a la actividad cerebral y puede dar origen a delirios, por eso, cuanto m¨¢s complejo era el trabajo perdido y m¨¢s actividad mental requer¨ªa, la desestructuraci¨®n puede aumentar¡±, a?ade Espino.
¡°Cotic¨¦ 25 a?os¡±, dice una parada, ¡°sin vivir por encima de mis posibilidades¡±
Antes de llegar a todo eso cabe el optimismo (a Maribel F. M. la entrevista de trabajo no le ha salido mal) y tomarse un tiempo para seguir buscando. Internet parece la herramienta clave que casi todos citan. Un sitio, encuentraempleomayoresde50.org ofrece algunas alternativas para este segmento de la poblaci¨®n. Susana Salcedo y otros cuatro amigos, todos empleados, lo idearon con un ¨²nico motivo: la solidaridad. ¡°Por supuesto que aqu¨ª no se cobra ni por poner una oferta ni una demanda de empleo. El panorama es tan terrible que un d¨ªa pens¨¦ que ten¨ªamos que hacer algo. Hay padres que buscan trabajo para sus hijos y todo tipo de dramas personales¡±, dice esta joven, de 24 a?os. ¡°Hacemos un barrido por la web para buscar aquellas ofertas en las que aparece espec¨ªficamente esa edad, las que lo limitan hasta los 50 a?os y las que no tienen l¨ªmite¡±, explica. Y ya han recibido mensajes de alguien que ha encontrado algo. ¡°Eso nos motiva m¨¢s que nada, soy feliz cuando ocurre¡±.
En esta p¨¢gina uno se hace una idea de la oferta de empleo para estas edades, en realidad un caj¨®n de sastre: hay trabajos muy cualificados que requieren amplia experiencia, otros que proporcionar¨ªan, quiz¨¢ un cambio de vida, porque se tratar¨ªa de instalarse en el campo al cargo de unas fincas de olivos y una casa de labranza; de mayordomo en una hacienda gallega; algunos est¨¢n relacionados con el aspecto f¨ªsico, casting de todo tipo o los que buscan gente con canas para probar tintes. Y otros que precisan personas, no importa la edad, para que act¨²en de clientes misteriosos: uno va a comer a un bar y luego informa sobre la calidad y el trato recibidos, por ejemplo.
Pero para los mayores de 55 o 60 a?os Internet no siempre es una herramienta f¨¢cil y, como dice Maribel, ¡°es impersonal, a veces ni contestan, hay miles de webs de empleo y en algunas tienes que pagar. No siempre es f¨¢cil sacar provecho de todo eso¡±.
Natividad, en su pueblo de Sevilla, ve c¨®mo sus hijos, ahora retornados a la vivienda paterna, tiran el colch¨®n al suelo para dormir (¡°yo le dejar¨ªa mi cama a mi nuera, que est¨¢ embarazada, pero no quieren¡±), recibe los vales para comida, deja de cotizar, minimiza la hipoteca de acuerdo con el banco... ¡°No tenemos dinero ni para pagar las llamadas de tel¨¦fono para pedir trabajo¡±, dice. Y llora, como su marido, al otro lado de la l¨ªnea.
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