¡°Es posible vivir mucho mejor con mucho menos¡±
El ide¨®logo franc¨¦s del decrecimiento denuncia que se tire comida a la basura
Disculpe, ?usted predica con el ejemplo? Serge Latouche esboza apenas una leve y paciente sonrisa. Parece acostumbrado a responder a este tipo de preguntas, tal vez un tanto pueriles, pero siempre tentadoras. Este economista franc¨¦s de 72 a?os, no en vano, es un conocido defensor de la agricultura ecol¨®gica, del consumo de productos biol¨®gicos y, en general, de cambiar nuestros h¨¢bitos para acabar con un sistema ¡°absurdo e injusto¡± en el que se tira a la basura ¡°el 40% de lo que se ofrece en un supermercado¡±.
Latouche contesta que no se trata ¡°de un dogma¡±; que si va a un restaurante y no hay vino ecol¨®gico, por ejemplo, no tiene ning¨²n problema en pedir otro vino. ¡°Siempre que sea bueno, claro¡±, apostilla. ¡°Tampoco hay que ser muy dogm¨¢tico¡±, insiste el que est¨¢ considerado uno de los principales ide¨®logos del decrecimiento, un t¨¦rmino provocador que propone autolimitar el consumo y la explotaci¨®n medioambiental, en definitiva, acompasar el gasto de los recursos a su regeneraci¨®n.
El economista sostiene que el cambio empieza por uno mismo y act¨²a apoyando iniciativas alternativas. ¡°En Francia hay una red de m¨¢s de 400 biocooperativas, pero en Par¨ªs no es f¨¢cil acceder a una de ellas, como en otras provincias, por eso voy a mercados locales y peque?as tiendas¡±, explica el autor de ?Hacia d¨®nde va el mundo? (Icaria), junto con Susan George, presidenta de honor de Attac, entre otros.
¡°Todo est¨¢ programado para que dure poco y as¨ª volver a comprar m¨¢s y m¨¢s¡±
Latouche aboga por reducir los honorarios laborales y compartir el trabajo. ¡°Adem¨¢s, podr¨ªamos crear muchos puestos de trabajo y comer mucho mejor, y m¨¢s sano, cultivando productos locales, transformando la agroindustria¡±, apunta. ?Volver al campo? ¡°Volver a la naturaleza. Eso no significa vivir como nuestros ancestros. Tengo amigos que se han marchado al campo y est¨¢n conectados con el ordenador. No tienes por qu¨¦ renunciar a todo. Pero no es razonable que solo el 3% de la poblaci¨®n viva de la tierra en los pa¨ªses occidentales. No tiene sentido que los yogures que llegan a nuestra nevera hayan recorrido 9.000 kil¨®metros. Hay que relocalizar en vez de externalizar¡±, dice este profesor em¨¦rito de Econom¨ªa de la Universidad Par¨ªs-Sud y premio europeo Amalfi de Sociolog¨ªa y Ciencias Sociales.
¡°Es posible vivir mucho mejor con mucho menos¡±, afirma sentado en una cafeter¨ªa, ajeno al estr¨¦pito del tr¨¢nsito de personas. ¡°Uno de los principales problemas de nuestro modelo econ¨®mico son los desperdicios, cosas que no necesitamos. Como dec¨ªa, el propio supermercado tira el 20% de la comida, y el otro 20%, lo hace la gente en su casa. La fecha de caducidad es uno de los motores de la sociedad moderna. Todo est¨¢ programado para que dure poco y as¨ª volver a comprar m¨¢s y m¨¢s¡±, a?ade minutos antes de ofrecer una conferencia en el Claustre Obert, un espacio de debate y reflexi¨®n creado por EL PA?S y la Universitat de Val¨¨ncia.
¡°Al¨¦rgico a la publicidad¡±, Latouche la demoniza como uno de los brazos ejecutores de la sociedad de consumo, de la econom¨ªa ¡°del crecer y crecer¡± que ha desembocado en la actual y brutal crisis que, a su entender, empez¨® a gestarse en los a?os setenta. ¡°La publicidad frustra a la gente, la convierte en insatisfecha y la empuja a desear lo que no tiene. Es decir, a crearle m¨¢s necesidades¡±, comenta este economista de maneras zen, abogado de la sobriedad y de la frugalidad frente a la opulencia y la acumulaci¨®n.
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