La visita de Peter Higgs a Espa?a
Peter Higgs, el f¨ªsico brit¨¢nico que fue uno de los padres de la part¨ªcula que lleva su nombre y que los cient¨ªficos han buscado durante medio siglo hasta su sonado descubrimiento este verano, dar¨¢ una conferencia este martes en Cosmocaixa, en Barcelona. Su colega Jos¨¦ Edelstein cuenta su reciente encuentro con Higgs.
Peter Higgs define la f¨ªsica te¨®rica como un rompecabezas perpetuo del que no conocemos el modelo final para poder comparar. Hablar¨¢ en Barcelona sobre la part¨ªcula elemental que ¨¦l invent¨® en 1964 y que casi medio siglo despu¨¦s, parece haber sido hallada en dos de los experimentos del Gran Colisionador de Hadrones (LHC). Seg¨²n el Modelo Est¨¢ndar de la F¨ªsica de Part¨ªculas, el bos¨®n de Higgs es responsable, ni m¨¢s ni menos, de que todas las dem¨¢s part¨ªculas tengan masa. En un abarrotado auditorio principal del Laboratorio Europeo de F¨ªsica de Part¨ªculas (CERN), junto a Ginebra, el pasado 4 de julio, Higgs, a sus 83 a?os, no pudo reprimir las l¨¢grimas frente al anuncio de su descubrimiento.
Este viaje, organizado por el Instituto de F¨ªsica de Altas Energ¨ªas de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, es el segundo que hace a Espa?a. La primera vez, en 1989, estuvo en una conferencia de f¨ªsica de altas energ¨ªas que se celebr¨® en Madrid y solo dej¨® la capital espa?ola para hacer una excursi¨®n a Toledo. En ese entonces ya era una celebridad en el mundillo de la f¨ªsica de part¨ªculas y el bos¨®n de Higgs, una suerte de santo grial buscado a sol y sombra. Pese a ello, el inventor de la part¨ªcula elemental m¨¢s elusiva, cuya detecci¨®n demand¨® la construcci¨®n de una m¨¢quina de miles de millones de euros y el trabajo de miles de f¨ªsicos e ingenieros, es un hombre extremadamente modesto.
Es el perfecto caballero edimburgu¨¦s. Se desplaza en autob¨²s urbano y no vacila en cancelar un compromiso con la realeza para ir a una cita con la plebe. Una persona sin dobleces, comprometida con el mundo en el que vive. Mezcla de internacionalista y ermita?o, est¨¢ al corriente de los conflictos sociales que suceden en cualquier rinc¨®n del planeta y no vacila en rechazar honores si considera que comprometen sus principios. Desde su retiro pasa la mayor parte del tiempo en casa. Amante de la m¨²sica cl¨¢sica, ¡°especialmente Bach y H?ndel¡±, asiste regularmente a museos, conciertos y al teatro. Es conocida su afici¨®n incondicional por el Festival de Edimburgo. Sus ojos peque?os y vivaces de color gris ¨¢mbar, incrustados en un rostro bonach¨®n y melanc¨®lico, se iluminan al hablar de sus dos nietos.
Hace un mes estuve con Peter Higgs en Edimburgo. Tras comprobar que rechaza no menos de una docena de invitaciones cada semana, me explic¨® la motivaci¨®n a?adida que tiene este viaje a Espa?a: ¡°Estoy ansioso por acudir al evento y, de hecho, deseoso de ver Barcelona. Creo que puede haber una suerte de lado sentimental en que haya aceptado esta invitaci¨®n. Y es que soy suficientemente viejo para recordar la Guerra Civil Espa?ola. Un amigo m¨ªo, que fue profesor de Ciencias Pol¨ªticas en Edimburgo, era hijo del primer miembro de las Brigadas Internacionales en ser abatido, precisamente all¨ª¡±. El secreto orgullo por el altruismo heroico y despojado de quienes fueron a luchar por la Rep¨²blica contra el fascismo es moneda corriente entre los escoceses de su generaci¨®n.
Y es que uno de cada cinco brit¨¢nicos que participaron en la Guerra Civil, muy por encima del porcentaje que representan, nacieron en Escocia. M¨¢s de medio millar de h¨¦roes que abandonaron la tranquilidad del hogar para ir a dar su vida en otras tierras por un ideal. El a?o en que estall¨® la Guerra Civil, en el centro de Inglaterra, nac¨ªa Ken Loach, cineasta imprescindible que nos dej¨® la imperecedera Tierra y Libertad, como emotivo homenaje a estos hombres. Al igual que David Carr en la pel¨ªcula, el padre del amigo de Higgs se alist¨® como voluntario tan pronto estall¨® la guerra¡±, pero a diferencia de ¨¦ste, ¡°muri¨® apenas lleg¨® a Barcelona, sin alcanzar a disparar un solo tiro¡±.
Cuando Peter Higgs se dirija hacia el Tibidabo, resonar¨¢n los ecos de los tiroteos que all¨ª mismo, en un infausto amanecer, precedieron a la ca¨ªda de Barcelona. Tendr¨¢ un momento de introspecci¨®n para recordar a ese joven poeta escoc¨¦s que, siguiendo la estela de Baudelaire, se puso un fusil al hombro para luchar por la libertad.
Jos¨¦ Edelstein es profesor de F¨ªsica Te¨®rica de la Universidad de Santiago de Compostela.
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