Los animales separados de sus cong¨¦neres modifican su cerebro
Un ensayo detecta un descenso de materia blanca en los ejemplares aislados
La sociabilidad de muchas especies animales (incluido el ser humano) es clave para su correcto desarrollo. Y cuando se a¨ªsla a los ejemplares los cambios adaptativos son veloces y empiezan por lo m¨¢s b¨¢sico: la estructura cerebral. Es lo que han descubierto investigadores de la universidad de B¨²falo y de la facultad de Medicina del hospital monte Sina¨ª de Nueva York seg¨²n un art¨ªculo que publicaron ayer en Nature Neuroscience.
En el ensayo, realizado con ratones, se midieron dos sustancias de las neuronas. La m¨¢s destacada es la mielina, una forma de cubierta grasa de las neuronas que protege las conexiones sin¨¢pticas con lo que se facilita el funcionamiento cerebral. En los animales que se hab¨ªan separado del resto de la camada, la cantidad de esta sustancia en el c¨®rtex prefrontal se reduce.
Este proceso es una adaptaci¨®n muy r¨¢pida del cerebro que aparece incluso durante cortos periodos de aislamiento. Que sea el c¨®rtex prefrontal el ¨¢rea estudiada es l¨®gico, ya que es la zona cerebral que alberga los mecanismos de muchas de las relaciones sociales, emocionales y cognitivas.
Otra de las sustancias que se pierden con el aislamiento, en una muestra de la plasticidad del cerebro, es la cromatina, que consiste en densos empaquetamientos de ADN del n¨²cleo celular. El conjunto de ambos cambios se asocia a los cambios en el comportamiento de los animales, que incluso cuando se resocializaban despu¨¦s del ensayo dedicaban menos tiempo a interactuar con sus cong¨¦neres que los ratones que no hab¨ªan pasado por ese proceso. La investigadora Karen Dietz matiza, sin embargo, que el efecto es reversible a largo plazo.
No es casual que la universidad de B¨²falo sea parte de este estudio. Este centro est¨¢ especializado en investigaciones sobre esclerosis m¨²ltiple, y la mielina (su falta) es una de las dianas involucradas en la investigaci¨®n de esta enfermedad discapac¨ªtente. Tambi¨¦n es una muestra de lo estrechamente relacionado que est¨¢ el cerebro con todos los procesos externos, y confirma una de las tendencias de la neurolog¨ªa: que al contrario de lo que se pensaba hace 100 a?os (o menos, hasta Ram¨®n y Cajal), los cambios en el comportamiento de las personas para adaptarse a factores externos no son un mero aprendizaje, sino que se deben a que el cerebro es un ¨®rgano que est¨¢ continuamente adapt¨¢ndose a lo que sucede en su exterior.
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