Los l¨ªmites de la protecci¨®n social
Nadie se dio cuenta de lo que les ocurr¨ªa a Marta y Mar¨ªa del Mar
A partir de la Ley de Dependencia, los servicios sociales se configuran por completo como el cuarto pilar del bienestar social. Mar¨ªa del Mar Vi?olo, la mujer que muri¨® junto a su madre en Astorga, era usuaria y beneficiaria del sistema de la dependencia, lo que significa que profesionales de los servicios sociales que la atendieron procuraron desde los principios ¨¦ticos de justicia, autonom¨ªa y beneficencia, buscar su colaboraci¨®n y evitar hacer uso de medidas coercitivas, teniendo en cuenta el principio de presunci¨®n de capacidad.
Los trabajadores sociales no actuamos de forma parcial o ciega sobre las personas, como podr¨ªa hacerse en otros sistemas llegado el caso, sino que evaluamos la situaci¨®n integral de cada persona, el ¨¢mbito que la rodea y sus entornos de convivencia. En un momento de recursos escasos, con la implantaci¨®n de la Ley de Dependencia a veces se ha tenido que optar por un servicio no del todo adecuado antes que dejar al usuario sin nada. En casos como este, cuando los recursos son pocos, se ven quiz¨¢ en la obligaci¨®n de elegir tristemente entre un mal mayor y uno menor: si no hay una plaza de residencia para la madre, al lado de la de la hija, quiz¨¢ es m¨¢s penoso dejarlas morir separadas tras toda una vida juntas. Quisieron vivir juntas, y murieron no por tomar esa decisi¨®n, sino porque nadie las acompa?¨® en su vida cotidiana, nadie se dio cuenta de lo que les ocurr¨ªa. Lamentablemente, en much¨ªsimas ocasiones hemos estado m¨¢s ocupados en resolver los expedientes con rapidez y en cumplir a golpe de tambor con las normas y criterios dictados por los gestores y dirigentes, que en intentar buscar las f¨®rmulas de protecci¨®n m¨¢s id¨®neas para cada caso. Para colmo, la Ley de Dependencia no otorg¨® capacidad de prescripci¨®n facultativa al dictamen profesional y la decisi¨®n ¨²ltima descansa en los usuarios y en la resoluci¨®n del dirigente. Esto, que parece positivo inicialmente, tiene sus perversiones. En los servicios sociales no hay cultura de lo facultativo y con los recortes, el nivel profesional se est¨¢ empobreciendo, perdiendo capacidad de intervenci¨®n y ¡ªpor ende¡ª responsabilidad.
Cuando se nos anuncia una merma tan brutal de nuestros ya menguados recursos, con los que apenas podemos paliar las consecuencias m¨¢s extremas de la crisis, no podemos evitar sentirnos profundamente afectados y obligados a hacer todo cuanto est¨¦ en nuestra mano para evitar esta incalificable injusticia. No podemos ni queremos tener que explicar lo inexplicable; no queremos ni podemos consentir que los recortes se ceben, con mayor virulencia, en quienes peor lo est¨¢n pasando con la crisis, en las personas y familias m¨¢s perjudicadas. Por eso, hacemos un llamamiento, desde la legitimidad y la fuerza que nos da la voz de los cientos de miles de personas angustiadas que acuden a diario a nuestros servicios, para que se recapacite y se d¨¦ marcha atr¨¢s a estos recortes en los servicios sociales; es mucho m¨¢s que una cuesti¨®n pol¨ªtica: es una exigencia humana.
Jos¨¦ Manuel Ram¨ªrez Navarro es presidente de la Asociaci¨®n Estatal de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales.
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