Un tribunal paquistan¨ª absuelve a la ni?a cristiana acusada de blasfemia
La Justicia de Islamabad cierra por falta de pruebas el caso contra Rimsha Masih, acusada de quemar textos sagrados
El Tribunal Supremo de Justicia de Islamabad ha desestimado hoy por falta de pruebas la acusaci¨®n de blasfemia contra Rimsha Masih, una ni?a cristiana de apenas 14 a?os, analfabeta y discapacitada. Nadie la vio quemar p¨¢ginas del Cor¨¢n. La sentencia supone un triunfo de los activistas de derechos humanos paquistan¨ªes que se movilizaron para que el aparato del Estado frenara un nuevo abuso de la pol¨¦mica ley contra el sacrilegio. Sin embargo, deja en suspenso el futuro de la cr¨ªa y su familia, cuya seguridad sigue amenazada por los extremistas isl¨¢micos que est¨¢n detr¨¢s del caso desde el principio.
El calvario de los Masih se inici¨® a mediados del pasado agosto cuando el imam de una mezquita vecina a su domicilio, Khalid Chishti, acudi¨® a la polic¨ªa para denunciar que Rimsha hab¨ªa quemado las primeras p¨¢ginas de Qaida Nurani, un libro para aprender a leer el Cor¨¢n. Las hojas en cuesti¨®n conten¨ªan algunos vers¨ªculos de ese texto sagrado cuya destrucci¨®n o trato vejatorio es considerado un ultraje por los musulmanes y las leyes paquistan¨ªes castigan hasta con cadena perpetua. Sin embargo, esa pol¨¦mica legislaci¨®n, que data del Gobierno del islamista Zia ul Haq (1978-1988), lleva tiempo siendo cuestionada por liberales y activistas de derechos humanos que acusan a los extremistas isl¨¢micos de abusar de ella para ajustar cuentas personales y atemorizar a las minor¨ªas religiosas.
De hecho, la polic¨ªa detuvo a la ni?a sin m¨¢s averiguaciones y fue enviada a una c¨¢rcel de m¨¢xima seguridad para adultos. De nada sirvi¨® que los padres, gente muy humilde del barrio de Mehrabad, adujeran que Rimsha solo ten¨ªa 11 a?os, era discapacitada ps¨ªquica y no sab¨ªa leer; los m¨¦dicos estimaron su edad en 14 aunque reconocieron que su edad mental era menor, aunque no confirmaron la discapacidad.
La seguridad de la menor y su familia sigue amenazada por los extremistas isl¨¢micos
Pero un mes despu¨¦s, un ayudante del cl¨¦rigo le acus¨® de haber puesto las hojas con vers¨ªculos del Cor¨¢n entre las cenizas del libro supuestamente quemado por Rimsha. Se revel¨® entonces que Chishti, un islamista radical, quer¨ªa expulsar a los cristianos del barrio. (Las minor¨ªas no musulmanas apenas suman el 3% de la poblaci¨®n paquistan¨ª). Ese dato dio nuevos argumentos a los activistas que ped¨ªan la puesta en libertad de la ni?a y, en contra de lo habitual en estos casos, el juez opt¨® por fijar una fianza.
Desde su salida de la c¨¢rcel, en medio de un imponente despliegue de seguridad, Rimsha y su familia han estado viviendo en un lugar secreto bajo protecci¨®n policial para evitar la ira de los extremistas que con frecuencia se toman la justicia por su mano. La desestimaci¨®n del caso no elimina ese peligro. M¨¢s a¨²n cuando el causante de todo el enredo, tambi¨¦n ha quedado en libertad bajo fianza a pesar de estar acusado a su vez de blasfemia y su abogado ya ha anunciado que va a recurrir.
El temor no es te¨®rico. Un ministro y otro alto funcionario fueron asesinados en los dos ¨²ltimos a?os tras sugerir la necesidad de reformar las leyes de blasfemia, que cuentan con un amplio respaldo popular en Pakist¨¢n. El juez que conden¨® al asesino de uno de ellos tuvo que huir del pa¨ªs, mientras que numerosos abogados saludaron con p¨¦talos de rosas al criminal.
De acuerdo con el Center for Research and Security Studies, desde que se aprob¨® la legislaci¨®n en 1987 ha habido 250 casos. Aunque nunca se ha llevado a cabo una sentencia de muerte (reservada para los insultos a Mahoma) y la mayor¨ªa de las condenas se terminan desestimando en apelaci¨®n, a menudo los radicales act¨²an por su cuenta. Ese centro ha documentado 52 asesinados tras haber sido acusados de blasfemia, desde 1990.
¡°Tengo miedo de que nos maten¡±, confes¨® Rimsha en una entrevista telef¨®nica con la CNN al poco de su puesta en libertad. No est¨¢ claro que el Gobierno paquistan¨ª est¨¦ dispuesto a protegerles a ella y a su familia, ni que tenga los recursos para hacerlo.
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