Privatizaciones y actos de fe
En Madrid se van a poner seis hospitales en manos privadas sin dar cuentas claras al contribuyente
Gestionar mal los servicios p¨²blicos o incluso lucrarse del dinero p¨²blico es un drama, pero tiene arreglo. Lo que es dif¨ªcilmente reversible y casi imposible de recuperar es el bien p¨²blico privatizado. Por eso, deber¨ªan exigirse cautelas especiales a los pol¨ªticos que se disponen a ¡°hacernos un favor¡± expoliando lo que es de todos. No quiero decir con esto que no haya ninguna privatizaci¨®n acertada, sino que una operaci¨®n de tal envergadura debiera realizarse con mucha m¨¢s prudencia y debate que, pongamos por caso, cuando se cambia un art¨ªculo de la Constituci¨®n. Vender un bien p¨²blico deber¨ªa realizarse con luz, taqu¨ªgrafos, transparencia y una mayor¨ªa abrumadora de t¨¦cnicos y representantes populares a favor.
Lejos de todo ello, el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Gonz¨¢lez, est¨¢ decidido a dar una vuelta de tuerca m¨¢s en el af¨¢n privatizador del Partido Popular, al que pertenece. Su antes jefa y ahora funcionaria p¨²blica, Esperanza Aguirre, ya abri¨® esa senda. Ahora, su sucesor se dispone a privatizar la actividad sanitaria de seis hospitales y el 10% de los centros de salud. Es una iniciativa que asusta fundamentalmente porque no est¨¢ argumentada, salvo que alguien considere que poner negro sobre blanco que ¡°se ha comprobado que el modelo de concesi¨®n es m¨¢s eficiente, da buenos resultados cl¨ªnicos y alta satisfacci¨®n a los pacientes¡± es una raz¨®n incontestable. Eso es lo que dice el informe de once p¨¢ginas con el cual Ignacio Gonz¨¢lez ha despachado este asunto con la prensa y, por tanto, con la opini¨®n p¨²blica.
?D¨®nde est¨¢n los n¨²meros? ?D¨®nde las comprobaciones? Y si es as¨ª, ?cu¨¢l es la raz¨®n? ?Estriba quiz¨¢ en que Gonz¨¢lez y los suyos son un desastre gestionando la sanidad? Por toda respuesta se dice que los p¨²blicos cuestan una media de 600 euros por habitante y a?o y los privados, 441. Nuevamente, no hay datos detr¨¢s que avalen tal afirmaci¨®n. Es un acto de fe. O una tomadura de pelo. Porque no es lo mismo un gran hospital donde se realizan trasplantes (car¨ªsimos, generalmente) o labor investigativa que los nuevos que no tienen aun tal sofistificaci¨®n. Pero es que en ese mismo papel se dice que el ajuste para 2013 (un 7% menos en Sanidad) equivale al gasto anual de dos hospitales. ?Para cu¨¢les? Porque si cada uno cuesta 250 millones, resultar¨ªa imposible mantener los 35 existentes con un presupuesto sanitario de 7.108 millones.
Con parte de la gesti¨®n privatizada, ni la sanidad valenciana ni la catalana han evitado la quiebra
Pero no hace falta escudri?ar en los detalles para comprender que hay pol¨ªticos que pretenden hacernos comulgar con ruedas de molino en contra del sentido com¨²n y sin argumentos solventes. Las comunidades aut¨®nomas donde la concurrencia privada en la sanidad p¨²blica es m¨¢s alta ¡ªCatalu?a y la Comunidad Valenciana¡ª est¨¢n en quiebra. As¨ª que parece que esa mejor gesti¨®n en manos privadas no les ha valido de gran cosa. Convendr¨ªa analizar ambos casos antes de expoliar unos hospitales que ahora son de todos y ma?ana ser¨¢n de Ribera Salud, Capio o Sanitas, empresas todas ellas respetables que ya funcionan como oligopolio en este pa¨ªs en el sector sanitario.
El gran Tony Judt era enemigo ac¨¦rrimo de las privatizaciones que con tanta alegr¨ªa se hicieron, por ejemplo, en el Reino Unido. En su ensayo Algo va mal criticaba el expolio de lo p¨²blico que acometi¨® Margaret Thatcher malvendiendo activos, lo que supuso una transferencia de 14.000 millones de libras de los bolsillos de los contribuyentes brit¨¢nicos a los de inversores y accionistas.
La ventaja de las empresas privadas que logran conciertos p¨²blicos es, seg¨²n Judt, que el Estado elimina o reduce la exposici¨®n al riesgo de aquellas. Pero digo yo que si tenemos una sanidad que funciona bien y la pagamos los contribuyentes, ?por qu¨¦ no mantener la garant¨ªa directa del Estado? En esos once folios de la Comunidad de Madrid hay propuestas interesantes. Por ejemplo, terminar con el estricto horario de ma?ana del personal sanitario y la infrautilizaci¨®n de costosas infraestructuras. Todo lo que se hace por las tardes se paga a precio de hora extraordinaria. La soluci¨®n que, sorprendentemente, propone Ignacio Gonz¨¢lez no pasa por reorganizar los horarios del personal, sino por contratar gente para las tardes. Estupendo, pero ?no dice que no hay fondos?
No creo que sea mucho pedir que dejen de jugar con nuestro dinero y menos con nuestra salud.
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