Puede ser que la nariz no crezca si mentimos, pero, desde luego, no se mantiene tal cual. Un estudio de la Universidad de Granda ha detectado que lo que en verdad ocurre es que el ¨®rgano nasal se calienta en esos casos, igual que sucede con el m¨²sculo orbital del ojo.
La aplicaci¨®n de la termograf¨ªa ha permitido describir el demominado efecto Pinocho, que no se limita a los casos en que no se dice la verdad. As¨ª, por ejemplo, si realizamos un gran esfuerzo mental, desciende la temperatura en nuestra nariz, y ante un ataque de ansiedad, se produce una subida general de la temperatura facial. As¨ª que no se sabe si Carlo Collodi, el autor de Pinocho, se lo invent¨® todo o version¨® lo que ¨¦l mismo sent¨ªa en su cuerpo cuando ment¨ªa.
El ensayo que han realizado Emilio G¨®mez Mil¨¢n y Elvira Salazar L¨®pez confirma sensaciones descritas en el lenguaje coloquial como ponerse colorado o acalorado ante ciertas situaciones. La novedad ha sido aplicar una tecnolog¨ªa nueva al campo de las emociones, y tiene una base similar a la de los famosos pol¨ªgrafos, que registran otros par¨¢metros f¨ªsicos (frecuencia cardiaca) cuando se contesta a preguntas.
Hombres y mujeres se calientan igual cuando se excitan
El sexo no ha quedado exento. Ponerse caliente no es solo una expresi¨®n. La excitaci¨®n supone un aumento de la temperatura en la zona pectoral y en la genital (l¨®gica porque se produce una mayor irrigaci¨®n de las regiones que deben tomar parte en el acto sexual). En este asunto los cient¨ªficos han descubierto que la reacci¨®n es similar en hombres y mujeres y tarda el mismo tiempo en alcanzarse, ¡°aunque subjetivamente las mujeres indiquen no estarlo o estarlo menos¡±.
Dentro del campo de los sentimientos, se ha visto que, ¡°por ejemplo, las personas con una empat¨ªa muy alta, si ven a alguien sufrir mediante descargas el¨¦ctricas en el antebrazo, se contagian y la temperatura de su antebrazo aumenta¡±. Adem¨¢s, en determinadas enfermedades neurol¨®gicas, como la esclerosis m¨²ltiple, el organismo no regula bien la temperatura ante el calor y el fr¨ªo, lo que se detecta con un termograma.
Tambi¨¦n se han comprobado las zonas que se calientan con distintos tipos de baile, lleg¨¢ndose a crear lo que han denominado la huella t¨¦rmica del ballet o el flamenco, ya que cada tipo de danza afecta m¨¢s a unas zonas del cuerpo o a otras.
Otras aplicaciones a explotar de la termograf¨ªa son determinar el patr¨®n corporal de grasa, algo de gran utilidad para los programas de adelgazamiento y entrenamiento f¨ªsico, as¨ª como los cambios de temperatura corporal en cel¨ªacos, personas con anorexia, etc¨¦tera.
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