Piezas preciosas
LEGO, en iniciales, significa ¡°juega con calidad¡±. Con ese lema, la marca danesa ha convertido sus piezas, sus ladrillos, en objeto de deseo. Sus colecciones son mucho m¨¢s que juguetes infantiles: un concepto de construir y crear. En su 80? aniversario visitamos su central en Billund, de donde salen 42.000 piezas por minuto.
Aterrizan en Billund aviones menudos de morro rojo que parecen payasos, y las edificaciones pintadas de azul al borde de la pista remiten ya, de entrada, a las de LEGO, la empresa en la que trabajan 4.000 personas, de 6.000 que habitan en este lugar de Dinamarca. Un pueblo a una marca pegado: en un minuto se fabrican aqu¨ª 42.000 piezas para juguetes de construcci¨®n que viajan a 130 pa¨ªses donde son acogidos con entusiasmo. Hasta el cartel de entrada en la carretera remite a viviendas acoplables, la base del sistema LEGO. Una fot¨®grafa, un fan adolescente, una periodista, cada uno con un inter¨¦s particular (fotografiar, admirar, ver), pisamos intrigados esta tierra madre del juguete educativo. Una historia de ¨¦xito que naci¨® aqu¨ª en 1932 de la mano de Ole Kirk Christiansen, carpintero detallista que hac¨ªa muebles y techumbres y por incendios varios hubo de aplicar un plan B a su vida.
Leg godt (juega bien, juega con calidad) es el significado de las letras may¨²sculas de la marca que celebra su 80? aniversario; se vende a lo grande (ocho sets por segundo) y tiene un club de fans de cuatro millones de seguidores inscritos. Fue uno de sus hijos, Godtfred, el que tom¨® la decisi¨®n en 1958 que representar¨ªa el cambio de concepto: de la madera al pl¨¢stico, de la pieza suelta a la encajable, del juguete terminado al personal, inventado por uno mismo; del juguete sin m¨¢s al ¡°jugar y aprender¡± que define su filosof¨ªa. Bien educativo el invento. ?Saben cu¨¢ntas combinaciones son posibles con solo seis bricks (ladrillos) LEGO de ocho puntos de anclaje? ¡°915 millones¡±, desvela Jan Christensen, director de comunicaci¨®n. Al adolescente fan se le iluminan los ojos considerablemente.
'Solo lo mejor es lo bastante bueno' es su lema. En 2011 cumplieron un objetivo so?ado: cero devoluciones"
Todo parece organizado y limpio aqu¨ª en Billund. Por una calle vac¨ªa cruza un cami¨®n de colores chillones, amarillo y rojo. Pone LEGO en grande y la imagen remite a escena de serie inquietante a lo Twin Peaks (que me perdonen). Por las ventanas del coche se ven casas modernas y otras a?os treinta, gasolineras, supermercados, gente en bicicleta o haciendo footing por senderos jalonados de ¨¢rboles y pastos¡ Esto podr¨ªa ser un LEGO City cualquiera; nosotros mismos, cual minifiguras de la marca (la familia m¨¢s extensa del mundo, 4.000 millones de ellas fabricadas desde que nacieron a mitad de los setenta) en un panel de construcci¨®n¡ Reina el silencio en el lugar, salvo en el hotel y el parque de atracciones Legoland, abierto desde 1968, que ya nada tienen que ver con LEGO mismo, salvo por un pu?ado de acciones. Todos los parques (cuatro) fueron vendidos al grupo Merlin Entertainments en 2005, tras m¨¢s de un lustro de p¨¦rdidas (solo en 2004, m¨¢s de 250 millones de euros). Fue un punto y final y un inicio. ¡°Nos desviamos de nuestros or¨ªgenes. Viv¨ªamos con orejeras, confiados en ser los mejores del sector, sin inmutarnos, hasta que el mercado demostr¨® que no era as¨ª. Dejaron de comprarnos. Solo la interacci¨®n con los fans nos salv¨®¡±, dice Poul Schou, vicepresidente, 34 a?os en la casa.
Hoy el llamado Legoland Billund Resort sigue siendo atracci¨®n tur¨ªstica aqu¨ª por antonomasia; los visitantes se agolpan a las puertas del parque embozados. Hace ya fr¨ªo. Son los ¨²ltimos d¨ªas antes del descanso invernal para las atracciones. Dentro del hotel arden las chimeneas, todo espacio aparece decorado con motivos de la casa madre, escenas seg¨²n colecciones (piratas y loros y mares y selvas y tesoros), y el adolescente fan se entusiasma con ellos y contempla tan detenidamente una reproducci¨®n de La Gioconda a lo brick como criticar¨¢ luego el parque Legoland desde su experiencia y conocimiento: ¡°Lo mejor son las maquetas de la zona inicial, incre¨ªbles, ciudades enteras, puertos y aeropuertos, las naves de Star Wars¡ luego ya el resto no vale tanto, un parque de atracciones sin m¨¢s¡±. Deja dicho.
Las edificaciones de la empresa est¨¢n repartidas por la localidad, aqu¨ª producci¨®n, all¨¢ dise?o, ac¨¢ oficinas¡ Muchas con fachadas acristaladas, coloristas, tan integradas en el paisaje que cuesta imaginar tan alta acci¨®n y productividad¡ Billund est¨¢ ubicado entre costa y costa en Dinamarca. Muchos empleados se desplazan desde all¨ª hasta aqu¨ª cada ma?ana. Hay quien vive hasta en la cercana Alemania. Huele a vida cotidiana, a monoton¨ªa de reloj marcando las 24 horas al ritmo en que se afanan personas y m¨¢quinas. La cadena nunca para. Aqu¨ª se produce el 60% de las piezas, seg¨²n forma y color, y seg¨²n dictan los robots de control que vemos deslizarse por los pasillos (entre altas medidas de seguridad, carteles de empleados del mes, paneles y despachos): unas moles de color azul con un n¨²mero que van cargando cestas con piezas rojas, rosas, azules¡, las distribuyen y vigilan. Se descarta mucho: el control de calidad es alto; los moldes, muy afinados. Luego las piezas se ?empaquetar¨¢n en las cajas debidas y clasificadas por edades (el sistema del sistema LEGO, lo llaman) en lugares como Monterrey, en M¨¦xico, seg¨²n los modelos: desde la serie Duplo, para m¨¢s peque?os, hasta ¨²ltimas como Arquitecture o las m¨¢s queridas, Star Wars, Harry Potter, Piratas del Caribe o las LEGO City, que entusiasman al fan adolescente. Pero son muchas m¨¢s ¨C m¨¢s o menos t¨¦cnicas, elaboradas o selectas (ver www.lego.com)¨C. Los grandes centros de distribuci¨®n se encuentran en Tejas y Praga. Am¨¦rica (el mayor mercado, con Am¨¦rica Latina, que crece) y Europa agrupan a los 10.000 empleados fijos. Asia despega. Y tienen oficinas oteadoras de tendencias en M¨²nich, Los ?ngeles o Tokio.
¡°Form¨¦ un club LEGO y desde all¨ª me contrataron. la compa?¨ªa misma es el mayor grupo de fans que conozco¡±
Todo esto lo cuenta el vicepresidente, Schou, en la cantina donde se re¨²nen para el almuerzo algunos de los 150 dise?adores (25% mujeres) de 19 nacionalidades, entre ellos la espa?ola Marta Fern¨¢ndez Valencia, de 28 a?os, ocupada en sacar adelante LEGO Friends, serie lanzada recientemente y pensada para ni?as, en la que est¨¢n muy empe?ados ahora. ¡°No tenemos una idea exacta de lo que quieren las chicas. Y eso es un reto para nosotros¡±, dice Schou. Marta, m¨¢ster en dise?o industrial, cuenta que de ni?a jugaba con barbies y LEGO simult¨¢neamente y que hizo muchas pr¨¢cticas especializadas antes de este sue?o. ¡°Aqu¨ª te implican en el proyecto de forma total, te ayudan a crecer¡±. Apasionada, nos da claves del juego diferenciado: las chicas socializan m¨¢s, construyen en horizontal, juegan m¨¢s para contar historias que para competir¡ Y trae consigo en una caja como de excursi¨®n a sus personajes, Andrea, Olivia, M¨ªa, Emma¡, y los acaricia mientras habla.
Ambiente distendido en la cantina. Dentro, como fuera, todo luce salpicado por alguno de esos 58 colores en que se construyen los m¨¢s de 4.200 modelos de piezas que a d¨ªa de hoy producen.
Cerca se encuentra el museo de la compa?¨ªa. Kirsten Stadelhofer, ya jubilada, 37 a?os en la firma, lo ense?a a los invitados. Y cuenta que sucedi¨® un 28 de enero de 1958; ese d¨ªa naci¨® el ladrillo LEGO, el mismo que perdura (o casi, pues ha cambiado el tipo de pl¨¢stico, de acetatos a ABS, no t¨®xico, m¨¢s resistente y seguro) y que en la actualidad no sabe de crisis, pues no ha parado de dar beneficios desde 2005 (en 2011 ganaron 557 millones de euros netos). En Billund, LEGO, ya se ha dicho, lo es todo. Por eso, cuando hubo que atajar la crisis y despedir a 2.000 empleados, se vivi¨® con dolor. ¡°Hubo familias enteras afectadas. A muchos se les pudo rescatar cuando todo volvi¨® a ir bien¡±. Algunos dependientes de comercio local preguntados confirman y recuerdan. La empresa despert¨® a tiempo, abandon¨® el camino trillado, convoc¨® a fans, se abri¨® a nuevos formatos. Escuch¨®. Y produjo lo que se esperaba de la marca del buen juego. Cambio de cara y cargos. Jorgen Vig Knudstorp se convirti¨® en el primer presidente externo a la familia fundadora. ¡°Dise?adores, ingenieros, m¨¢nagers; todos, en sinton¨ªa con el cliente, nos pusimos a ello¡±, sigue Schou.
¡°La interacci¨®n con los fans nos salv¨®. Nos abrimos al exterior, a la cultura y las nuevas tendencias¡±
Sin perder la esencia del juguete en s¨ª, que implica imaginaci¨®n, control manual y espacial, hasta reto f¨ªsico y matem¨¢tico, los nuevos productos tienen vocaci¨®n m¨¢s t¨¦cnica (desde el Mind?storms, que naci¨® de la colaboraci¨®n con el MIT, al Bionicle) y/o digital. Han lanzado videojuegos (el primero, en 1997; el Universe, en 2010), pel¨ªculas y estrenan ahora, solo a¨²n en EE UU y Alemania, Life of George, fusi¨®n de lo f¨ªsico y lo virtual. Nos lo presenta David Gram, de 37 a?os, del llamado New Business Group. Lo pone sobre la mesa. Peque?as piezas. Modelos a construir sugeridos por una aplicaci¨®n descargada en el m¨®vil. Tiempo marcado. ¡°Es una fant¨¢stica manera de integrar la creatividad, la competitividad, y de llegar a clientes que aman las nuevas tecnolog¨ªas¡±. Nuestro adolescente fan pregunta y se pone a ello. Elabora, fotograf¨ªa, entra en competici¨®n. Y se engancha de inmediato.
En el museo se guardan fotos de la familia de Ole, originales de madera o de acetato, embalajes primigenios, publi?cidades seg¨²n la ¨¦poca, im¨¢genes de la cadena de producci¨®n con empleadas sonrientes, las figuras destacadas de la serie Star Wars, que represent¨® un antes y un despu¨¦s en 1998: ¡°Fue arriesgado, la primera vez que nos asoci¨¢bamos a otra compa?¨ªa¡±. Y a largo plazo, un acierto. Objetos de deseo. Tanto que repitieron con Disney o Warner Bross. Tambi¨¦n se ven modelos de ladrillo patentados en 1958 con bases diversas para impedir el pirateo, algo que hoy es plaga. Y tienen una c¨¢mara dedicada a los plagios, hechos en un pisp¨¢s¡ Sucedi¨® con la serie Ninjago. En horas ya hab¨ªa versi¨®n asi¨¢tica. Espionaje industrial. Existe. Con LEGO y con las otras dos empresas por delante en el sector, Mattel y Hasbro, por este orden. Igual de copiados todos. ?Y entre ellos? Sonrisas.
Una puerta y una se?al de prohibido en la cantina se?ala que no se puede entrar en la denominada Design & Development Area. Desde el principio avisaron. Los empleados no hablan nunca de prototipos (ya elaboran los de 2014) ni de proyectos. No se pueden coger algunos folletos en la f¨¢brica (¡°De uso interno¡±, indican) ni fotografiar paneles sobre el rendimiento de la producci¨®n en curso. Tampoco hablar de sueldos es apropiado, explican. Por cultura (danesa) y por pol¨ªtica de la casa. Pero son buenos: un dise?ador puede cobrar de entrada m¨¢s de 2.000 euros. A la gente se la cuida: muchos empleados viven juntos, salen juntos; se fomenta el trabajo en equipo y la creatividad; hay muchas posibilidades de ascender (menos si eres mujer, lo citan en su informe de 2011 como objetivo incumplido) y una apuesta visible por lo ecol¨®gico y sostenible, por el beneficio local.
Solo lo mejor es lo bastante bueno, es el lema madre (o en otra versi¨®n: Ni siquiera lo mejor es lo bastante bueno). Y parecen aplicarlo: en 2011 consiguieron uno de los objetivos so?ados para cualquier fabricante que se precie: cero devoluciones de productos. Y otro: ¡°Done is better than perfect¡± (algo as¨ª como ¡°Mejor lo hecho que lo perfecto¡±) cuelga en el despacho de Tormod Askild?sen, encargado de la comunidad de AFOL (adults fans of LEGO), unos 150.000 miembros registrados, que son en un 14% chicas, un 41% padres, un 33% empleados t¨¦cnicos¡ seg¨²n una reciente encuesta. Todos constructores natos. Askildsen nos muestra el ¨²ltimo v¨ªdeo que le ha llegado: personajes LEGO de El se?or de los anillos celebrando el Hobbit Halloween (ver en rebrick.com). Y una plataforma llamada LegoCuusoo.com donde se exhiben dise?os que podr¨ªan ser fabricados si tienen seguidores. ¡°Si uno alcanza los 10.000, entonces nos lo pensamos¡±. Diecis¨¦is personas trabajan en su equipo. ¡°Apoyamos a las comunidades. Son de una creatividad extraordinaria, se mueven mucho, buscan espacios para reuniones, financiaci¨®n¡ LEGO apenas organiza eventos, pero los apoya, usamos los bricks como moneda. Hay reglas estrictas en esto. En cualquier caso, nada comparado con lo que ellos hacen por nosotros¡±. Internet permite una interacci¨®n constante. Y nos regala dos revistas: Brick Journal, de EE UU (cuyo n¨²mero de agosto se titula LEGO Superh¨¦roes, behing the bricks) y otro de la espa?ola HispaBrick, que justo mientras esto se escribe celebra su primer encuentro de aficionados (info@hispa?brick?magazine.com). A trav¨¦s de ellos ?sabemos de grandes blogs: Brickset, The Brothers Brick, From Bricks to Bothans¡ Asombroso lo que se puede llegar a construir. ?Y qu¨¦ har¨ªa Askildsen con estas comunidades? Lo ha pensado: ¡°Unir en un flashmob simult¨¢neo a miles de fans de distintas ciudades en la misma actividad¡±.
¡°La nueva serie de productos, como el ¡®Life of George¡¯, combina en uno el juguete f¨ªsico y el virtual"
De uno de estos grupos procede Jamie Berard, de 37 a?os, con formaci¨®n de ingeniero industrial, uno de los m¨¢nagers encargados hoy de las series exclusivas, apasionado puro. ¡°Yo estaba en el lugar apropiado en el momento justo¡±, dice. ?Participaba en una reuni¨®n de fans en ?Washington en 2005. Ten¨ªa un curr¨ªculo largo de constructor y en 2000 fund¨® su propio LEGO Group. Consegu¨ªan dinero haciendo maquetas destacadas, alguna incluso en museos. ¡°Aprend¨ª mucho de la compa?¨ªa que nos suministraba piezas y de los ladrillos mismos¡±. Hablaron con ¨¦l porque estaban en ese periodo de la crisis en que miraron fuera. ¡°Los fans dejaron de ser esos que se quejaban y punto. Quer¨ªan tener uno en el equipo. Me ofrecieron un internado y luego contrato. Yo ten¨ªa un miedo inmenso de no estar a la altura¡±, dice sonriendo cual ni?o grande. Y lo es: es jefe, pero sigue construyendo, confiesa. ¡°Los chicos de hoy est¨¢n m¨¢s c¨®modos con m¨®viles y ordenadores, yo lo sigo estando en el suelo. Les pasa a muchos aqu¨ª, la compa?¨ªa misma es la mayor comunidad de AFOL que conozco¡±. Nuestro adolescente queda admirado. Ha pasado de fan a devoto. Quiere ser Jamie de inmediato. Ser parte de la empresa. Preguntado luego, dir¨¢ que le ha faltado ver los dise?os, prototipos, lo que hay sobre las mesas de los creativos¡ para ponerse a construir¡ Quiz¨¢ ese sea el secreto, que es ver dos bricks y ponerse a unirlos de inmediato, como si te fuera la vida en ello
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