Menos cooperaci¨®n y bajo la lupa
Espa?a apuesta por concentrar la ayuda en menos pa¨ªses y evaluar mejor su eficacia Las ONG aceptan m¨¢s control, pero denuncian el desplome del presupuesto
La cooperaci¨®n al desarrollo ha sufrido un a?o negro. La ayuda espa?ola que se destina a pa¨ªses pobres para frenar el avance del VIH en ?frica, aumentar la alfabetizaci¨®n en Am¨¦rica Latina o construir infraestructuras para que pueblos deprimidos tengan acceso a algo tan b¨¢sico como el agua potable, ha ca¨ªdo en picado. En un contexto de severos recortes presupuestarios en esta partida, el sector se enfrenta a una renovaci¨®n estrat¨¦gica. El IV Plan Director, que se aprueba hoy y regir¨¢ esta pol¨ªtica exterior los pr¨®ximos cuatro a?os, dibuja un mapa en el que los fondos se destinar¨¢n a menos pa¨ªses ¡°en los que confluyan los intereses estrat¨¦gicos de Espa?a¡±, dice el borrador, y se estrechar¨¢ la vigilancia sobre los resultados. Las ONG consideran que aumentar y mejorar la rendici¨®n de cuentas es positivo. Pero alertan de que no habr¨¢ nada que evaluar si se contin¨²a por la senda del tijeretazo.
La Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) acumula un recorte del 70% desde 2009. El presupuesto de esta partida para 2013 (unos 2.000 millones) supone el 0,2% de la renta nacional bruta, el mismo porcentaje que en 1981, cuando Espa?a empez¨® a ser donante. Es una cifra muy por debajo del objetivo del 0,7% que deber¨ªa haberse alcanzado este a?o, seg¨²n el compromiso contra¨ªdo con la ONU. Con estos datos, en un contexto de crisis en el que Espa?a afronta un fuerte incremento de la pobreza interna, cabe preguntarse: ?cu¨¢nto puede el pa¨ªs mejorar la vida de las personas pobres en el mundo?
Priman intereses geopol¨ªticos frente a la lucha contra la pobreza
Esta cuesti¨®n trae de cabeza a los actores implicados en la cooperaci¨®n. Las organizaciones no gubernamentales denuncian la inviabilidad de muchos proyectos por los recortes. Acusan al Gobierno de ¡°desmantelar¡± esta pol¨ªtica. Un informe reciente de Interm¨®n Oxfam alerta de que siete millones de personas podr¨ªan dejar de recibir ayuda humanitaria espa?ola por la bajada de esta partida, una parte peque?a de la AOD, en m¨¢s de 90% (de 127,5 millones de euros en 2010 a 12,3 en 2013). El Ejecutivo, sin embargo, pone el foco de sus preocupaciones en estudiar y seleccionar a qu¨¦ pa¨ªses (29 menos, seg¨²n Interm¨®n) y programas (los que obtengan mejores resultados) destina unos fondos mermados para lograr un mayor impacto. Por eso, el IV Plan Director, hace especial hincapi¨¦ en estos puntos.
?No hab¨ªa control de c¨®mo y d¨®nde se destinaba la ayuda hasta ahora? ¡°No estaba funcionando bien¡±, asegura el popular Ignacio Uriarte, portavoz adjunto de la Comisi¨®n de Cooperaci¨®n Internacional para el Desarrollo en el Congreso. Jos¨¦ Manuel Argil¨¦s, jefe de la divisi¨®n de evaluaci¨®n de pol¨ªticas de cooperaci¨®n, recuerda que la AOD creci¨® mucho en los a?os previos a la crisis, pero su departamento segu¨ªa siendo ¡°muy peque?o¡±. ¡°Ahora el desaf¨ªo es el contrario: la ayuda se reduce pero hay que consolidar una red de evaluaci¨®n¡±, a?ade. ¡°Los organismos internacionales nos piden un replanteamiento geogr¨¢fico y un mayor control¡±, justifica Uriarte. La Coordinadora de ONG de Desarrollo (Congde) teme, sin embargo, que estos argumentos sirvan en la pr¨¢ctica para focalizar la ayuda en pa¨ªses geoestrat¨¦gicos para Espa?a, relegando a un segundo plano el objetivo esencial de la erradicaci¨®n de la pobreza en favor de otros intereses. ¡°Se trata de concentrarnos en zonas que tengan un valor a?adido para Espa?a, con las que nos sentimos responsables, como Am¨¦rica Latina, el S¨¢hara o el Sahel. Otros pa¨ªses se concentran en otras ¨¢reas¡±, explica Uriarte.
El aumento de la pobreza interior juega en contra de la ayuda exterior
ONG, Gobierno y organizaciones internacionales coinciden, sin embargo, en la necesidad de una mayor evaluaci¨®n de los resultados de los proyectos. En un momento en que la ayuda es escasa, Gonzalo Robles, secretario general de Cooperaci¨®n Internacional ¡ªdependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores¡ª se?ala que no solo hay que intensificar la vigilancia, sino tambi¨¦n ¡°saber si lo que hacemos es ¨²til¡±. Para ello, un panel de expertos internacionales ha trabajado en un texto para asentar las bases de la evaluaci¨®n en Espa?a. ¡°Hasta ahora se justificaba el destino del dinero y que se hubieran cumplido los objetivos de un proyecto. Ahora se pretende medir el impacto, es decir, responder a c¨®mo ha cambiado la vida de los beneficiarios con relaci¨®n a c¨®mo ser¨ªa si no hubieras actuado¡±, explica Patricia Roda, presidenta de la Fundaci¨®n Lealtad, entidad dedicada a la evaluaci¨®n de ONG. ¡°No se trata solo de construir un acueducto, sino de ver cu¨¢ntas personas han tenido acceso al agua¡±, incide Robles.
Todav¨ªa est¨¢ por definir el modelo del Gobierno para dar este salto. La Congde subraya la importancia de determinar qui¨¦n establecer¨¢ los objetivos a cumplir que se evaluar¨¢n; y se?ala que estos deben ser precisos. ¡°El Plan Director deber¨ªa fijarlos¡±, opina Cecilia Carballo, vocal de la junta de gobierno de la entidad. ¡°Si no, ser¨ªa como firmar un cheque en blanco¡±, recalca. Pero si de algo adolece el texto que se aprueba hoy es de vaguedad. El riesgo es que la evaluaci¨®n pueda ser utilizada para justificar una asignaci¨®n de recursos ya predeterminada por razones pol¨ªticas. Solo hace falta alegar que no se logr¨® el impacto deseado. ¡°No se trata de censurar a nadie, sino de aprender¡±, apunta Robles. ¡°El verdadero peligro es que un proyecto no sea bueno¡±, a?ade. ¡°Primero hay que decidir los indicadores que queremos medir para luego ver el grado de cumplimiento¡±, explica.
El 0,2% de la renta nacional va a desarrollo, lo mismo que en 1981
El texto en el que se fijar¨¢n esos indicadores ¡ª¡°en proceso de dise?o¡±, dice el secretario general de Cooperaci¨®n¡ª estar¨¢ listo a principios de 2013; y se anexar¨¢ al Plan Director. Bel¨¦n Sanz Luque, jefa del departamento de evaluaci¨®n de ONU Mujeres, una de las expertas consultadas por el Gobierno, recomienda ¡°normas y est¨¢ndares de evaluaci¨®n cre¨ªbles¡± y que los profesionales que las hagan ¡°no tengan inter¨¦s en el programa examinado¡±. ¡°Los evaluadores tienen que ser independientes; lo normal es que los que planifiquemos no seamos los que evaluemos¡±, coincide Robles. ¡°Queremos medir lo mismo que en otros pa¨ªses¡±, a?ade. Los resultados, subraya, permitir¨¢n conocer a cu¨¢ntas personas estamos llegando y extraer lecciones. ¡°Y rendir cuentas al ciudadano¡±, apunta.
El objetivo es poner el dinero ¡°donde sabemos que lo hacemos bien¡±, dice. La escasez de fondos obliga a una selecci¨®n m¨¢s estricta de su destino. Pero el conocimiento no es gratis. El seguimiento del impacto de los proyectos es muy caro. ?C¨®mo se financiar¨¢ un proyecto tan ambicioso de evaluaci¨®n al tiempo que se recorta la cooperaci¨®n? El seguimiento requiere, adem¨¢s, plazos muy largos de trabajo (para dejar que la ayuda surta sus efectos) y ¡°existe el problema de la atribuci¨®n¡±, se?ala Argil¨¦s. ¡°?C¨®mo puedes saber que un cambio se debe a tu actuaci¨®n?¡±.
Los recortes en la ayuda al desarrollo
- La AOD acumula una ca¨ªda del 70% desde 2009. El a?o que viene recibir¨¢ unos 2.000 millones de euros.
- Espa?a destinar¨¢ a cooperaci¨®n el 0,2% de la Renta Nacional Bruta en 2013. Un porcentaje muy por debajo del 0,7% al que se hab¨ªa comprometido para 2012.
- C¨¢ritas denuncia que primen los intereses econ¨®micos sobre el objetivo de ayudar a otros.
- Interm¨®n Oxfam calcula que dejaremos de atender a comunidades desfavorecidas de 29 pa¨ªses por la concentraci¨®n geogr¨¢fica.
- El hachazo del 90% en ayuda humanitaria (12,3 millones frente a los 127,5 de 2010) afectar¨¢ a 7 millones de personas pobres, seg¨²n Interm¨®n.
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