El 21% de los trasplantes de ¨®rganos se efect¨²a entre comunidades

Espa?a sigue, por 21 a?os consecutivos, a cabeza mundial en trasplantes de ¨®rganos. Si en 2011 se batieron r¨¦cords de donantes, tanto en valores absolutos como en proporci¨®n a la poblaci¨®n, en 2012 ha habido un ligero descenso que, en palabras del director de la Organizaci¨®n Nacional de Trasplantes (ONT), Rafael Matesanz, ¡°no permite hablar de un cambio de tendencia¡±: se ha pasado de 1.667 donantes a 1.643 (la segunda cifra m¨¢s alta desde 1989), y en tasa por mill¨®n de habitantes de 35,3 a 34,8, la tercera m¨¢s alta (en 2005 se lleg¨® a 35,1). Estas cifras muestran una estabilizaci¨®n y desde que en 2000 se llegara casi a una proporci¨®n de 34 (fue de 33,9) las cifras siempre han sido similares. Pero el Ministerio de Sanidad ha dado este a?o otras cifras que hasta ahora no se conoc¨ªan: la proporci¨®n de trasplantes en las que el ¨®rgano hab¨ªa pasado de una comunidad a otra. Hubo en total 860 intercambios, un 21% del total.

¡°El sistema de trasplantes es integrador¡±, dijo Matesanz. Si hablando de otros asuntos se establece qu¨¦ comunidades son m¨¢s generosas que otras (por ejemplo, en dinero), el mapa de esta generosidad sanitaria es completamente el contrario. Madrid recibi¨® 7,17 ¨®rganos por cada uno que envi¨® fuera; Cantabria, 5,6, y Catalu?a, 2,88. Las otras comunidades receptoras son Galicia, Navarra y Arag¨®n.

Por el contrario, las m¨¢s generosas ser¨ªan, seg¨²n este criterio, Castilla y Le¨®n (envi¨® 144 fuera y recibi¨® 13, una proporci¨®n de 11 a 1), Canarias (11 a 1), y, sobre todo, Castilla-La Mancha (83 a 0) y Baleares (56 a 0).

Pero esta presentaci¨®n no debe interpretarse como una medida de la solidaridad, admiti¨® Matesanz. Catalu?a, Madrid y Cantabria tienen centros especializados, por lo que es normal que reciban ¨®rganos ¨Cy pacientes- para operaciones m¨¢s complicadas, Por ejemplo, que Castilla-La Mancha no haya recibido ninguno parece indicar que sus casos m¨¢s dif¨ªciles van a Madrid.

Incluso los datos de donantes en proporci¨®n a la poblaci¨®n son malos indicadores de la solidaridad de la poblaci¨®n, admiti¨® Matesanz, quien no dud¨® en afirmar que casos como el de Castilla y Le¨®n (la segunda comunidad de m¨¢s de un mill¨®n de habitantes que pasa de los 50 donantes por mill¨®n de habitantes tras el Pa¨ªs Vasco, que lo hizo hace unos a?os) se deben a que se ha renovado todo el equipo responsable de los trasplantes. En cualquier caso, la comunidad que en 2012 tuvo peores indicadores en este sentido, Navarra, con 18,6, est¨¢ al nivel de la media de la UE, que es de 19 donantes por mill¨®n de habitantes. En Estados Unidos la proporci¨®n es de 26, en Australia de 14,9 y en Latinoam¨¦rica, del 7,5.

El otro gran indicador de la eficacia del sistema, las listas y tiempos de espera, se mantienen constantes: unas 5.500 personas, lo que, teniendo en cuenta que aumenta la poblaci¨®n, es una reducci¨®n, dijo Matesanz. Las negativas familiares a donar, por su parte, est¨¢n en sus niveles m¨¢s bajos, con un 15,6%.

Madrid, Cantabria y Catalu?a son las mayores? 'receptoras' de ¨®rganos

En Europa, seg¨²n Matesanz, el segundo pa¨ªs en donantes, con una tasa cerca a 30, es Croacia, que tiene un sistema ¡°muy parecido al espa?ol¡±. Portugal, tradicional segundo, ha bajado. Esto es un indicador del impacto que puede tener la crisis sobre los sistemas sanitarios en general y los trasplantes en particular, del que Espa?a parece que, hasta el momento, se ha salvado.

Matesanz quiso dar valor a dos de las pol¨ªticas que se han impulsado recientemente, y cuyo efecto se ve m¨¢s claramente en los trasplantes renales, que son los m¨¢s numerosos (alrededor del 60%): la potenciaci¨®n de los trasplantes de donante vivo y la de los donantes en parada cardiaca (en vez de en muerte cerebral). Los primeros representan ya el 14,2% de los trasplantes de ri?¨®n, con un incremento en 2012 del 16%. Los segundos son ya el 3,4% del total (161, un 38% m¨¢s que en 2011).

De la misma manera que el balance entre comunidades se comunic¨® sin hacer otra lectura salvo la del papel integrador del sistema, tambi¨¦n hubo otra reflexi¨®n que se puede aplicar a los tiempos de recorte, aunque no fue presentada as¨ª: que en trasplantes cardiacos sobran unidades de referencia (la mejora de otras alternativas ha hecho que se necesiten menos) y que algunas unidades de trasplante renal que tienen poca actividad podr¨ªan fusionarse. Esto es una pista de por d¨®nde se puede ahorrar.