El wifi gratuito seguir¨¢ siendo una utop¨ªa
EE UU planea liberar frecuencias, pero no crear una red p¨²blica inal¨¢mbrica universal. En Espa?a, la crisis pone en jaque los planes de los Ayuntamientos, constre?idos adem¨¢s por la ley
Una noticia algo confusa publicada por el The Washington Post hace una semana ha reabierto un debate que se inici¨® casi en el mismo momento en que nacieron las comunicaciones inal¨¢mbricas: wifi gratis y para todos. Sin embargo, en contra de lo reflejado por muchos titulares, el ¡°free superwifi¡± del que se ha escrito en EE UU no se refiere a un proyecto para crear una gran red p¨²blica gratuita que d¨¦ servicio universal sino, mucho m¨¢s modestamente, dar libre acceso a las frecuencias que han desocupado las televisiones, en lugar de vend¨¦rselas a las operadoras. En este caso, el significado de ¡°free¡± es libre, y no gratis, la otra acepci¨®n del vocablo. Esa liberaci¨®n de frecuencias permitir¨ªa, eso s¨ª, que se abarataran notablemente las conexiones inal¨¢mbricas e incluso que las empresas ¡ªtelef¨®nicas u otras ajenas al sector como Google¡ª puedan aprovechar para dar gratuitamente wifi.
Aunque sea por esa confusi¨®n, y por el amarillismo de muchos de los titulares que provoc¨®, el revuelo ha desempolvado la pol¨¦mica sobre el wifi gratuito, que en Espa?a viene tambi¨¦n de lejos. La crisis ha acabado de rematar el sue?o de la conectividad permanente a costa del presupuesto p¨²blico y ha puesto en jaque muchos de los proyectos de las 500 Administraciones (casi todas locales) que tienen licencia para prestar este servicio.
A esa falta de financiaci¨®n se une la restricci¨®n normativa. La Comisi¨®n del Mercado de Telecomunicaciones (CMT), mediante una circular de julio de 2010, permite la prestaci¨®n gratuita pero siempre que no suponga una competencia desleal con las compa?¨ªas privadas. Fundamentalmente impone dos condiciones para el wifi p¨²blico gratuito: limitar el alcance a zonas que no incluyan edificios de uso residencial y restringir la velocidad (a 256 Kbps) muy por debajo de los umbrales comerciales (a partir de 1 mega). En la pr¨¢ctica, estas condiciones se han demostrado suficientes para invalidar que un organismo p¨²blico preste wifi gratuito masivo.
A¨²n con esta protecci¨®n, las compa?¨ªas telef¨®nicas est¨¢n vigilantes para impugnar, incluso en los tribunales, cualquier intento de ofrecer un servicio gratis total. Su argumento es muy simple: ¡°?Por qu¨¦ reclamar wifi gratis y no luz o agua gratis?¡±.
La normativa impide que los municipios presten conexi¨®n masiva
Frente a esta visi¨®n, Jenaro Garc¨ªa, consejero delegado de Gowex, una empresa dedicada a crear espacios wifi gratuitos, cree que se abre una oportunidad: ¡°Es cierto que la crisis ha disminuido los fondos que pueden dedicar los Ayuntamientos a estos proyectos, pero se pueden explorar modelos de negocio rentables como la coinversi¨®n con empresas privadas. Otra cosa es lo que los operadores espa?oles no los quieran ver¡±.
Gowex est¨¢ presente en 18 ciudades espa?olas con proyectos como el que ha presentado esta semana de dar wifi gratis en los autobuses interurbanos de la EMT. Seg¨²n explica la compa?¨ªa, su financiaci¨®n proviene de la publicidad geolocalizada, lo que le cobran a los operadores por el tr¨¢fico y la aportaci¨®n de los entes locales, que debe ser temporal por exigencias de la CMT. Algunos Ayuntamientos como de Elche, que acaba de completar su proyecto de wifi gratuito, creen que el retorno a esa inversi¨®n se compensa, por ejemplo, con la atracci¨®n de turistas.
En EE UU, ya hubo varios intentos de ofrecer wifi gratis en ciudades como San Francisco, Orlando, Boston, Filadelfia, Houston, Chicago o Cincinnati que han fracasado o pasan por serios apuros econ¨®micos. Pero lo que est¨¢ ahora encima de la mesa es distinto. Se trata de un plan del Gobierno federal para ampliar a lo largo de todo el pa¨ªs el uso sin necesidad de licencia del espectro radioel¨¦ctrico para favorecer el acceso gratuito a wifi y a otros tipos de conexi¨®n inal¨¢mbrica a Internet de nueva generaci¨®n. Un proyecto a largo plazo que pasa por liberar frecuencias de una de las bandas en la que opera el wifi normal y otras que estaban reservadas a la emisi¨®n de la televisi¨®n terrestre y que, en determinados aspectos, a¨²n no cuenta con la aprobaci¨®n del Congreso.
Estas frecuencias tienen mayor alcance que aquellas en las que opera el wifi. ¡°La conexi¨®n inal¨¢mbrica en este tipo de frecuencias bajas es ideal para hacer llegar Internet a zonas de dif¨ªcil acceso, aisladas o monta?osas y es mucho m¨¢s barato para los operadores o las ciudades que quieran proveer el servicio¡±, explica Susan Crawford, especialista en pol¨ªtica de telecomunicaciones y exasesora de Obama. Su mejor accesibilidad y su bajo coste ya han despertado el inter¨¦s de varias ciudades que ven en esta nueva conexi¨®n una posibilidad de ahorrar dinero en la provisi¨®n de acceso a Internet a colegios u hospitales.
Los operadores se defienden: ¡°?Y por qu¨¦ no dar luz o agua gratis?¡±
El presidente de FCC, Julius Genachowski, ha destacado que ¡°el espectro libre ha demostrado que favorece la innovaci¨®n tecnol¨®gica y el crecimiento econ¨®mico y ofrece grandes beneficios para los consumidores¡±. Algunos gigantes tecnol¨®gicos como Google o Microsoft se han mostrado entusiasmados ante las perspectivas que para el desarrollo de su negocio plantea la liberaci¨®n de este tipo de frecuencias. Pero la iniciativa ha despertado los recelos de las grandes compa?¨ªas de telefon¨ªa m¨®vil. Los republicanos quieren que el espectro se venda a las compa?¨ªas telef¨®nicas para ingresar en las arcas p¨²blicas el dinero proveniente de las subastas.
¡°En EE UU apenas hay competencia en la comunicaci¨®n inal¨¢mbrica. Las grandes telef¨®nicas poseen todo el espectro de frecuencias m¨®viles y mucho del de wifi y ahora quieren asegurarse el monopolio de las nuevas bandas que se liberen, limitando al m¨¢ximo el espectro que se destine a usos sin licencia¡±, explica Crawford. La investigadora recela de la influencia que las compa?¨ªas puedan ejercer en el Congreso para obstruir el plan de la FCC.
Jeffrey Silva, analista de Medley Global Advisers, sin embargo, considera que el debate no deber¨ªa circunscribirse a una guerra entre compa?¨ªas tecnol¨®gicas y proveedores de telefon¨ªa m¨®vil. ¡°Todas necesitan wifi. La soluci¨®n pasa por determinar de una manera racional y equilibrada qu¨¦ proporci¨®n de ese espectro debe destinarse a uso con licencia y cu¨¢l a uso libre para garantizar la competitividad y la innovaci¨®n¡±.
Hay gobiernos locales que directamente o a trav¨¦s de proveedores est¨¢n suministrando conexi¨®n de wifi gratuita a sus vecinos y en el caso de la nueva superwifi ¡°nada les impide hacer lo mismo¡±, asegura Silva. Algunas empresas ya est¨¢n ofreciendo wifi gratis. Google lo hace en el barrio de Chelsea, en Nueva York, donde el buscador tiene una de sus sedes, y en varias zonas de Silicon Valley. ¡°Ofrecer el mismo tipo de acceso para el caso de wifi de nueva generaci¨®n les reportar¨ªa una magn¨ªfica publicidad¡±, sostiene Crawford.
Una normativa estricta
Los Ayuntamientos pueden dar wifi gratis, pero siempre que lo limiten a zonas que no incluyan edificios de uso residencial y se restrinja la velocidad a 256 Kbps.
Para ofrecer ese servicio deben inscribirse en el registro de operadores de la Comisi¨®n del Mercado de Telecomunicaciones (CMT).
Cerca de 500 Administraciones cuentan con licencia, por la que pagan una tasa como las empresas privadas.
El acceso a Internet debe prestarse en r¨¦gimen de ¡°autoprestaci¨®n¡±, es decir, para satisfacer las ¡°necesidades propias¡± del servicio que reciben los ciudadanos del Ayuntamiento y no para ¡°p¨¢ginas web distintas de las vinculadas a la actividad del Ayuntamiento¡±, seg¨²n la sentencia de la Audiencia Nacional que rechaz¨® el recurso del Ayuntamiento de M¨¢laga.
Las comunidades de vecinos tambi¨¦n pueden ofrecer wifi siempre que no haya ¨¢nimo de lucro; que el servicio no est¨¦ abierto al p¨²blico en general; y que el prestatario del servicio sea el operador. Los establecimientos comerciales s¨ª pueden dar wifi gratis o de pago en sus locales, siempre que no sea su actividad principal.
En Espa?a el debate es muy distinto, porque las frecuencias que dej¨® libre la televisi¨®n anal¨®gica (el llamado dividendo digital) ya se subastaron en 2011, y las operadoras tuvieron que abonar por ellas al Estado 1.650 millones de euros. A falta de espacio radioel¨¦ctrico, lo que est¨¢ por ver es si los Ayuntamientos, las Administraciones o incluso las comunidades de vecinos pueden ofrecer wifi propio, m¨¢s barato o gratis, en particular en un escenario de crisis.
La primera barrera de entrada que tiene en Espa?a cualquier Administraci¨®n que desee prestar servicios de telecomunicaciones es que debe inscribirse en un registro de operadores de la CMT, llevar una contabilidad separada de esa actividad y operar ¡°con arreglo a los principios de neutralidad, transparencia y no discriminaci¨®n¡±. No obstante, la norma except¨²a de la necesidad de inscribirse si el Ayuntamiento utiliza el wifi para su propio uso (no est¨¢ abierto a terceros), bien para los funcionarios de esa administraci¨®n o a los centros de educaci¨®n (escuelas, institutos, colegios y centros universitarios), bibliotecas o centros culturales.
Algunos Ayuntamientos no han dudado en impugnar esta normativa en los tribunales. El conflicto m¨¢s agrio y el que a la postre gener¨® jurisprudencia fue el de la corporaci¨®n de M¨¢laga, que comenz¨® en 2008 a prestar wifi sin estar inscrita en el registro de operadores. Despu¨¦s de un largo proceso, la CMT sancion¨® a la corporaci¨®n local con 300.000 euros por no inscribirse en ese registro, y no porque el servicio fuera gratuito. El Ayuntamiento recurri¨® ante la Audiencia Nacional, que dio la raz¨®n a la CMT, confirmando la sanci¨®n. La sentencia, de septiembre de 2011, se basa en que las Administraciones s¨®lo pueden dar wifi gratis en r¨¦gimen de ¡°autoprestaci¨®n¡±, es decir, si su uso est¨¢ vinculado al desempe?o de las funciones de la instituci¨®n.
¡°La Audiencia viene a atender el criterio de la CMT y excluye la actividad del Ayuntamiento como autoprestaci¨®n, al entender que no puede calificarse de autoprestaci¨®n un servicio que permite el acceso y la navegaci¨®n del usuario por p¨¢ginas distintas de las estrictamente vinculadas a la prestaci¨®n del giro o tr¨¢fico de la Administraci¨®n municipal de que se trate¡±, se?ala en su blog Alex Touri?o, abogado experto en nuevas tecnolog¨ªas.
La normativa de la CMT tambi¨¦n abre la puerta a que las Administraciones financien su red de wifi mediante patrocinios o publicidad, aunque recuerda que no debe distorsionar la libre competencia, e impide por ejemplo, que esos fondos vengan de empresas que contratan con la Administraci¨®n.
Redtel, la asociaci¨®n que agrupa a los principales operadores con red propia (Telef¨®nica, Vodafone, Orange y Ono), tiene claro su rechazo: ¡°Los recursos de las Administraciones P¨²blicas deber¨ªan centrarse en estimular la demanda y favorecer el uso de los servicios de las telecomunicaciones por parte de los ciudadanos y empresas facilitando el despliegue de redes. La inversi¨®n en la infraestructura ya la est¨¢n haciendo las empresas privadas. El hecho de que las Administraciones destinen una parte de sus presupuestos (hoy m¨¢s escasos que nunca) a desplegar redes y prestar servicios genera en muchas ocasiones una distorsi¨®n de la competencia. Adem¨¢s, puede provocar inseguridad jur¨ªdica al ciudadano, porque no siempre esos proyectos cumplen con toda la normativa (protecci¨®n de datos, derechos de los usuarios, conservaci¨®n de datos, etc¨¦tera) y a menudo son contrarios a las directrices europeas sobre ayudas de Estado en vigor. Su efecto puede ser contraproducente y expulsar del mercado la inversi¨®n privada¡±, indican en la asociaci¨®n.
Los operadores apelan a las encuestas para intentar desmontar el argumento de que el principal motivo para no usar Internet es la conectividad o el precio. Los resultados de un Eurobar¨®metro publicado en junio de 2012 muestran que, entre los europeos que no tienen un acceso a Internet en sus hogares, el 63% no est¨¢ interesado, el 18% no accede por motivos econ¨®micos y tan s¨®lo el 1% por falta de cobertura. Por su parte, la Encuesta INE sobre Equipamiento y uso de TIC en los hogares 2011 indicaba que los dos principales motivos para no usar Internet son la falta de inter¨¦s del usuario (66,7%) y la falta de conocimientos para usarlo (29,1%).
¡°La mayor parte de los encuestados que no tienen acceso a Internet se debe a una falta de inter¨¦s, y el porcentaje que no lo hace por motivos de cobertura (que ser¨ªa el problema que tratar¨ªa de resolver el wifi municipal) es residual¡±, dicen en Redtel.
A diferencia de Estados Unidos, Espa?a subast¨® su ¡®dividendo digital¡¯
Paloma Llaneza, abogada socia de Razona experta en tecnolog¨ªas, tambi¨¦n cree que los contribuyentes no deben sufragar el wifi gratuito. ¡°Entre las funciones de servicio p¨²blico que tienen fijados los Ayuntamientos en su ley reguladora est¨¢ limpiar las calles, no dar servicios que, siendo de inter¨¦s general como las comunicaciones (y por eso est¨¢n regulados), no son servicios p¨²blicos y han de prestarse en libre competencia. Igual que los Ayuntamientos no regalan las llamadas de tel¨¦fono, entre sus funciones no est¨¢ la de utilizar el dinero de los contribuyentes en algo que es m¨¢s una moda que una necesidad, cuando funciones que le son propias est¨¢n desasistidas. S¨¦ que muchos alegan que eso facilita la administraci¨®n electr¨®nica, pero eso se solventa poniendo terminales al servicio de los ciudadanos¡±.
En el lado opuesto, Jenaro Garc¨ªa entiende que ¡°el wifi gratis es el final del camino y es inevitable, porque se trata de una necesidad. Nosotros hemos decidido colocar esa prioridad en el principio. Los operadores deben hacerse la pregunta al rev¨¦s ?Y por qu¨¦ no wifi gratis? Gowex ha desmostrado que se puede hacer y ganar dinero¡±.
Otra de las posibilidades muy poco explotada en Espa?a es la del wifi comunitario para compartir con los vecinos. Solo est¨¢ sujeta a tres condiciones: la inexistencia de ¨¢nimo de lucro; que tanto la red como el servicio no est¨¦n abiertos al p¨²blico en general; y que la comunidad de propietarios no sea la prestataria del servicio, sino el operador.
Los establecimientos privados como hoteles, cafeter¨ªas o centros comerciales s¨ª que est¨¢n cada vez m¨¢s concienciados de que el wifi es un reclamo poderoso para la clientela. Lo pueden dar gratis o de pago, siempre que este servicio sea una actividad accesoria, aunque cobre por ella, que los destinatarios sean ¨²nicamente los clientes y que la cobertura solo afecte a sus instalaciones.
El wifi gratuito para todos sigue siendo pues un objetivo lejano. Aunque, si nadie se extra?a de que haya fuentes p¨²blicas de agua, tal vez alguna vez veamos normal que tambi¨¦n se navegue libremente en el banco de cualquier parque.
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