Holanda asume el riesgo de se¨ªsmos a cambio de extraer gas natural
El ministro de Econom¨ªa se niega a una reducci¨®n del bombeo: ¡°Debo prolongar la inseguridad ciudadana un a?o m¨¢s¡±
A tres kil¨®metros de profundidad, en la provincia holandesa de Groningen, al noreste del pa¨ªs, se encuentra el mayor yacimiento europeo de gas natural. Formado por la carbonizaci¨®n de capas de turba en el periodo Carbon¨ªfero, fue descubierto en 1959. Solo en 2012, la materia prima dej¨® en las arcas nacionales 11.500 millones de euros. Consumida a su vez por el 97% de la poblaci¨®n, su explotaci¨®n presenta un problema poco asociado a Holanda: los terremotos. Desde 1986, ha habido cerca de un millar y su intensidad ha oscilado entre 2 y 3,4 grados de magnitud en la escala de Richter. El pasado 9 de febrero, uno de 3,2 fue registrado en la localidad de Loppersum, cercana al mar del Norte. A las quejas de sus 10.000 habitantes, que han visto agrietarse paredes y desencajarse puertas y ventanas, se a?ade la alarma de que lo peor est¨¢ por llegar. Seg¨²n datos oficiales, esta extracci¨®n intensiva de gas? puede provocar sacudidas de hasta 5 grados.
Las consecuencias de semejante golpe son imprevisibles para una llanura salpicada de granjas y casas centenarias. El Gobierno, sin embargo, no cerrar¨¢ la v¨¢lvula de los 300 pozos de la regi¨®n. Reducir el bombeo un 20% le costar¨ªa 2.200 millones de euros. Por eso busca la forma de compensar los da?os causados. La respuesta dada por Henk Kamp, ministro de Econom¨ªa, durante un encuentro con los vecinos en el pabell¨®n deportivo de Loppersum fue incluso m¨¢s lejos. ¡°Debo prolongar la inseguridad ciudadana un a?o m¨¢s. Es un riesgo que asumo y del que me hago responsable¡±, dijo el 7 de febrero en el Parlamento y despu¨¦s lo repiti¨® ante una sala at¨®nita que ped¨ªa una reducci¨®n del ritmo de extracciones. ¡°Es lo m¨ªnimo que pueden hacer hasta la presentaci¨®n, en diciembre, del informe oficial sobre el futuro del gas natural en la regi¨®n¡±, dice Marga Tap, con seis a?os de residencia en el pueblo y presente en la cita. Su casa tiene grietas. Sus amigos del final de la calle, suman una factura de 25.000 euros. ¡°Los expertos dicen que son temblores suaves. Bueno, yo not¨¦ el suelo moverse bajo mis pies y un sill¨®n se desplaz¨® de lugar. ?Qu¨¦ nos espera?¡±, pregunta.
Desde 1986 ya ha habido un millar de terremotos de hasta 3,4 grados
En Loppersum hay muchos contratistas de obras, como su marido, Enrico, con m¨¢s trabajo que nunca. ¡°No es una cuesti¨®n de ingresos. Haces una oferta, llega otra sacudida y vuelta a empezar. Hay da?os que se ven, pero no as¨ª las emociones. Nadie quiere irse del pueblo. Solo pedimos que bajen la producci¨®n¡±, asegura. Su propuesta viene avalada por el Servicio Estatal de Minas, que ha llamado a ¡°cerrar inmediatamente la espita del gas natural¡±, como dijo Jan de Jong, inspector general minero, en el Parlamento. Seg¨²n explica NAM, acr¨®nimo de la Sociedad Holandesa del Petr¨®leo (y del gas), en manos de las petroleras Shell y Exxon Mobil, en Holanda se utilizan dos m¨¦todos para extraer este recurso natural. El fracking, usado en Groningen y en Frisia cuando el terreno no es lo suficientemente poroso -consiste en inyectar fluidos y piezas cer¨¢micas para mantener abierta la fractura creada y que el hidrocarburo fluya hasta la superficie- y otro sistema utilizado tambi¨¦n en Groningen que consiste en taladrar la roca menos dura para que el gas llegue al exterior. En grandes superficies de esta provincia hay una capa de sal de un kil¨®metro que tapona la salida del gas. Penetrarla es f¨¢cil. "Que quede bien claro. Usamos ambos m¨¦todos, y los terremotos registrados en Groningen, donde no aplicamos fracking, son culpa nuestra. Es un hecho demostrado".
¡°Te acostumbras, pero los temblores cada vez son m¨¢s fuertes. Un d¨ªa pasar¨¢ algo grave y no tendr¨¢ soluci¨®n¡±, apunta Anne, una chica de 16 a?os que vive en una casa centenaria. A Tjitte Bruinsma, otro vecino, la situaci¨®n le parece absurda. ¡°Hay crisis y el gas supone divisas. Pero las casas no resistir¨¢n. Tal vez podr¨ªan dejar el consumo de gas para el norte de Holanda, e importar el resto¡±, propone. Hilda Groeneveld, secretaria de la asociaci¨®n que cataloga los da?os y re¨²ne a los afectados, pide ¡°mayor transparencia¡±. ¡°En un suelo de arcilla y arenas se nota m¨¢s un terremoto. Hay verdadero temor¡±, subraya.
NAM ha reservado 100 millones de euros para compensar a los afectados, y sus inspectores pasean por Loppersum, y los alrededores, evaluando da?os. ¡°A nadie se le escapa la dif¨ªcil posici¨®n del Gobierno. Pero yo velo por la seguridad de mi pueblo, y tras nueve temblores seguidos, NAM y el Gobierno tienen que ganarse nuestra confianza¡±, asegura el alcalde, Albert Rodenboog. El Consistorio ha abierto un registro de quejas, y apoy¨® la idea de que los contratistas locales colaboraran con la gente de NAM.
En 2012 este recurso report¨® a las arcas nacionales 11.500 millones
Loppersum es un lugar apacible, con canales bordeados de edificios que no perturban la armon¨ªa ambiental. A pesar de la solidaridad vecinal, el frenazo al bombeo de gas propuesto tiene mal encaje en una industria indispensable. Holanda, que lo exporta a Francia, Italia y Alemania, calcula que su yacimiento se agotar¨¢ en unos 30 a?os. Por eso el Gobierno necesita ganar tiempo. Quiere convertirse en el centro neur¨¢lgico de la importaci¨®n y distribuci¨®n de gas natural en Europa Occidental. De ah¨ª la presencia del primer ministro liberal, Mark Rutte, en la inauguraci¨®n del gasoducto Nord Stream, en 2011, al norte de Alemania. El gas ruso llegar¨¢ por all¨ª a trav¨¦s del mar B¨¢ltico, y Gasunie tiene un 9% del proyecto. En Rotterdam, de otro lado, hay una terminal de almacenaje de gas licuado procedente de Trinidad y Tobago, Nigeria, Angola y Oriente Medio. Son ejemplos del margen pedido por el ministro Kamp a unos vecinos conscientes de que ganan y pierden, a la vez, con el gas.
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