¡°El aborto es la selecci¨®n natural de hoy¡±

¡°La ciencia no puede probar que Dios existe, pero tampoco puede demostrar que no existe¡­ Nunca podr¨¢ dar respuestas a todo¡±. Al premio Nobel de Medicina Werner Arber (Gr?nichen, Suiza, 1929) le maravilla la perfecci¨®n de la naturaleza y se ha pasado la vida en los laboratorios intentando captar su l¨®gica, aun estando persuadido de que hay algo ¡°fant¨¢stico e inalcanzable¡± que mantiene la armon¨ªa en el mundo y lo hace funcionar a la perfecci¨®n: ¡°Dios no se puede personificar, pero veo que la ciencia tiene sus l¨ªmites y hay un poder divino en la naturaleza que no puedo explicar¡±.

Werner es protestante y darwiniano. Cree que el enfrentamiento entre la Iglesia y la ciencia es muy perjudicial para todos. Catedr¨¢tico em¨¦rito de Microbiolog¨ªa molecular en la Universidad de Basilea, es desde 2011 el primer presidente no cat¨®lico de la Academia Pontificia de las Ciencias, el ¨®rgano del Vaticano dedicado a la investigaci¨®n, desde donde ha podido asesorar al papa Benedicto XVI en cuestiones de evolucionismo. Para ¨¦l, ¡°el aborto es la selecci¨®n natural de hoy¡± y los fetos con malformaciones, las criaturas d¨¦biles que no llegar¨¢n a reproducirse.

En su adolescencia, Werner se plante¨® estudiar Teolog¨ªa. Al final opt¨® por buscar el sentido de la vida a trav¨¦s del microscopio. Fue a la Universidad de Ciencias Naturales pensando en convertirse en un profesor de instituto ¡°tan bueno¡± como los que hab¨ªa tenido. Fueron ellos quienes le animaron a que estudiara Biolog¨ªa y una ¡°casualidad¡± tras otra lo llev¨® hasta el Nobel, en 1978: ¡°Cuando sal¨ª de la universidad, necesitaba ganarme la vida. Empec¨¦ como t¨¦cnico de microscopios electr¨®nicos, eso me llev¨® a interesarme por las bacterias, y luego, de manera natural, vino la gen¨¦tica¡±.

En concreto, las enzimas. Fue galardonado con el m¨¢ximo reconocimiento en ciencia junto a Hamilton Smith y Daniel Nathans por el descubrimiento de las enzimas de restricci¨®n, las que protegen el ADN de informaci¨®n gen¨¦tica externa. Werner cuenta su vida de manera escrupulosamente cronol¨®gica. Su relato se desarrolla paso a paso, de forma natural. Igual que la evoluci¨®n de la vida, que cree que el Antiguo Testamento describe de una manera genuinamente fiel a la realidad: ¡°Todo en el G¨¦nesis aparece de forma l¨®gica: despu¨¦s del planeta, las plantas, luego los animales ¡ªque ya ten¨ªan algo que comer¡ª y, finalmente, el ser humano y todo el resto. As¨ª fue la creaci¨®n¡±.

Werner, presidente del jurado que acaba de fallar el premio de la Fundaci¨®n BBVA Fronteras del Conocimiento en la categor¨ªa de Biomedicina, recuerda con lucidez su descubrimiento, algo que, otra vez, ve m¨¢s como un proceso que como un momento: ¡°Fue extraordinario ver c¨®mo las bacterias tienen la capacidad de etiquetar su propia informaci¨®n gen¨¦tica distingui¨¦ndola de la extranjera, que es identificada como extra?a y cortada en fragmentos¡±. ?Qu¨¦ pasa si el organismo extra?o consigue modificar ese ADN? ¡°Es la selecci¨®n natural. Es lo que me devuelve a Dios: ?por qu¨¦ permite que alguien sufra? Es consciente de que el planeta tiene que garantizar muchos a?os de diversidad. El sacrificio es que ocasionalmente un individuo en una poblaci¨®n inmensa tenga que sufrir, que no siga el curso de la evoluci¨®n, sino que sea sacrificado¡±.