No podemos (ni sabemos) ahorrar para la vejez
Los planes de pensiones nunca han cuajado en Espa?a, que ha preferido vivienda y dep¨®sitos La crisis del sistema p¨²blico urge a buscar alternativas al desplomarse las aportaciones
Tic, tac, tic, tac... Espa?a esconde una bomba de relojer¨ªa. Est¨¢ semioculta porque la crisis antepone lo urgente a lo importante; pero est¨¢ ah¨ª. La gente nunca ha prestado mucha atenci¨®n a una cuesti¨®n clave: cu¨¢nto hay que ahorrar para que el nivel de vida no se resienta cuando llegue la edad de jubilaci¨®n. Y no lo ha hecho por el colch¨®n de la pensi¨®n p¨²blica. Sin embargo, las matem¨¢ticas y la demograf¨ªa son tozudas y cuestionan la sostenibilidad del actual sistema p¨²blico de pensiones. M¨¢s tarde o m¨¢s temprano habr¨¢ que poner en marcha un plan para desactivar este artefacto que amenaza con estallar.
Vivimos en una sociedad envejecida y donde la esperanza de vida es mayor. Ya hay menos de dos trabajadores que cotizan por cada persona que cobra la jubilaci¨®n, una se?al de alarma en un sistema de reparto como el espa?ol. Los expertos coinciden: hay que ponerse manos a la obra y estimular el ahorro privado a largo plazo. Las ¨²ltimas reformas van trasladando sotto voce m¨¢s responsabilidad a los ciudadanos sobre el dinero de que dispondr¨¢n una vez jubilados. El Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero introdujo varias reformas en el sistema p¨²blico. Estas medidas incrementan progresivamente la edad para acceder a la jubilaci¨®n y alargan el periodo de c¨®mputo para calcular la cuant¨ªa de la pensi¨®n. Bruselas quiere que se aceleren los plazos previstos en la ley (se alargan hasta 2027) e incluso hay voces que piden introducir m¨¢s reformas. En cualquier caso, parece claro que el futuro ser¨¢ menos generoso que el presente con la asignaci¨®n p¨²blica que corresponder¨¢ a cada persona.
Espa?a es un pa¨ªs de pymes y muy pocas tiene planes para sus empleados
¡°El primer paso para solucionar este problema es decir la verdad a los ciudadanos. Eso exige altura de miras y un pacto pol¨ªtico. Un partido, de forma individual, no querr¨¢ asumir el desgaste que ello podr¨ªa suponer¡±, comenta Carlos Tusquets, presidente de la Asociaci¨®n Europea de Asesores Financieros (EFPA).
En Espa?a la pensi¨®n p¨²blica equivale al 81,2% del ¨²ltimo salario percibido. Este ratio est¨¢ entre los cinco m¨¢s elevados de los pa¨ªses de la OCDE, donde la media es solo del 42,2%. Una tasa de sustituci¨®n tan alta y basada ¨²nicamente en la prestaci¨®n p¨²blica explica por qu¨¦ el patrimonio invertido en fondos de pensiones en nuestro pa¨ªs equivale solo al 8,2% del PIB frente al 30,7% de media en la Uni¨®n Europea o el 75,7% de Estados Unidos.
¡°En Espa?a no hay cultura previsora. Hemos pensado que pap¨¢ Estado siempre iba a estar ah¨ª. Hace falta un cambio profundo en la mentalidad de los ahorradores y profesionalizar el asesoramiento financiero. Adem¨¢s, la legislaci¨®n en esta materia debe de ser m¨¢s clara, concisa y estable en el tiempo¡±, resume Julio Fern¨¢ndez, profesor del Instituto de Estudios Burs¨¢tiles.
La primera condici¨®n para que los ciudadanos puedan acumular capital para la vejez es la vuelta del crecimiento econ¨®mico. En 2012 la combinaci¨®n de recesi¨®n, destrucci¨®n de empleo, subida de impuestos y dificultades para acceder al cr¨¦dito provoc¨® que la renta disponible de los hogares bajara hasta niveles de 2007. En este contexto no extra?a que la tasa de ahorro de las familias ¡ªdefinida como porcentaje de la renta disponible que no se dedica al consumo¡ª haya descendido hasta niveles muy inferiores a su media hist¨®rica.
Los bancos han usado se?uelos con poco rigor: vajillas
La menor capacidad de ahorro se nota sobre todo en aquellos productos que se consideran m¨¢s prescindibles a corto plazo: las pensiones. El saldo neto de aportaciones a planes individuales y de empleo ¡ªdinero que se invierte en los planes menos capital que se destina a pagar prestaciones¡ª fue de 58 millones de euros en 2012, el nivel m¨¢s bajo desde que hay series estad¨ªsticas. En 2006, por ejemplo, el saldo neto fue de 4.388 millones. Los ciudadanos aportaron 1.032 millones menos a los planes, mientras que el dinero destinado por las empresas a los programas de sus empleados baj¨® en 666 millones. El pasado a?o fue el primero en el que las empresas p¨²blicas no hicieron aportaciones a sus trabajadores, situaci¨®n que se repetir¨¢ en 2013 debido a la pol¨ªtica de austeridad en la Administraci¨®n.
Adem¨¢s, la crisis no solo est¨¢ frenando las aportaciones sino que se est¨¢ comiendo el dinero que mucha gente hab¨ªa invertido para su jubilaci¨®n. Los fondos de pensiones son productos il¨ªquidos. Es decir, est¨¢n pensados para que el capital acumulado solo se pueda disfrutar una vez llegada la edad de retiro. Existen, sin embargo, dos supuestos en los que se puede rescatar el dinero sin penalizaci¨®n: enfermedad grave y desempleo de larga duraci¨®n. Pues bien, 324. 364 parados han tenido que echar mano de su plan de pensiones para sobrevivir desde 2007. El proyecto de ley antidesahucios prev¨¦ un nuevo supuesto de liquidez ¡ªtodav¨ªa no est¨¢ en vigor¡ª si con el dinero de la pensi¨®n se logra evitar el desalojo.
¡°La condici¨®n necesaria para fomentar el ahorro es la reactivaci¨®n econ¨®mica. Pero no es una condici¨®n suficiente. Hay que tomar la iniciativa. El actual modelo, con una dependencia tan alta de la pensi¨®n p¨²blica, ofrece dudas sobre su sostenibilidad¡±, dice ?ngel Mart¨ªnez Aldama, director general de la Asociaci¨®n de Instituciones de Inversi¨®n Colectiva y Fondos de Pensiones (Inverco).
Si se coge un plazo de 15 a?os el r¨¦dito de muchos fondos no compensa el IPC
La ley sobre modernizaci¨®n de la Seguridad Social prev¨¦ que el Gobierno remita al Congreso de los Diputados antes del pr¨®ximo 30 de junio un informe sobre el grado de desarrollo de la previsi¨®n social complementaria y sobre las medidas que podr¨ªan adoptarse para su desarrollo. Inverco ya ha hecho llegar al Ejecutivo sus propuestas. Entre las sugerencias se incluye la aplicaci¨®n de incentivos fiscales para empresas y particulares, recuperando algunas de las ventajas impositivas eliminadas en 2006. Tambi¨¦n han facilitado informaci¨®n sobre cu¨¢les son los sistemas que est¨¢n en vigor en otros pa¨ªses europeos, donde la responsabilidad de la tasa de sustituci¨®n no recae de forma exclusiva en la pensi¨®n p¨²blica, como s¨ª ocurre en Espa?a.
¡°Tanto el sistema p¨²blico como el privado tienen sus ventajas e inconvenientes. El primero depende mucho de los ciclos econ¨®micos y de aspectos demogr¨¢ficos. El segundo est¨¢ expuesto a la evoluci¨®n de los mercados. Se trata de fomentar una combinaci¨®n de ambos para resistir mejor las diferentes amenazas¡±, explica Gonz¨¢lez Aldama.
En Espa?a, cuando se puede, se ahorra; pero se ahorra mal, seg¨²n los expertos. Es necesario fomentar una cultura de previsi¨®n a largo plazo. Espa?a sigue siendo un pa¨ªs de ladrillo e hipotecas. La Encuesta Financiera de las Familias, elaborada por el Banco de Espa?a, indica que el 80% de la riqueza est¨¢ invertido en vivienda. El resto, es decir, la inversi¨®n financiera, se situar¨ªa solo en torno al 20% del ahorro total y se caracteriza por su perfil conservador. Los dep¨®sitos bancarios son los productos m¨¢s utilizados, representando el 46,1% del total de activos financieros, muy por encima de otros pa¨ªses.
La guerra de las entidades por fortalecer sus balances con imposiciones a plazo fijo ¡ªa la que ha puesto coto hace poco el Banco de Espa?a¡ª y la preferencia de los clientes por los activos m¨¢s l¨ªquidos en previsi¨®n de lo que pueda suceder con su puesto de trabajo, han provocado que la cartera de inversi¨®n media est¨¦ repleta de activos a corto plazo no aptos para preparar una estrategia enfocada a la jubilaci¨®n. ¡°Es fundamental trabajar en materia de educaci¨®n financiera para que los ciudadanos tengan la informaci¨®n necesaria para tomar las decisiones m¨¢s correctas en cuanto a qu¨¦ productos elegir y por qu¨¦¡±, reconoce Juan Jos¨¦ Velasco, director del Instituto Aviva de Ahorro y Pensiones.
342.364 personas han echado mano de sus planes desde 2007 por desempleo
La baja cultura financiera de los espa?oles deber¨ªa ser compensada, en teor¨ªa, con un buen asesoramiento. Sin embargo, en un pa¨ªs donde la comercializaci¨®n de productos est¨¢ dominada de forma hegem¨®nica por bancos y cajas, la forma en la que se han vendido los planes de pensiones no ha sido la m¨¢s adecuada. Por un lado, estos productos se han vinculado a se?uelos con poco rigor financiero (vajillas, televisiones o incluso jamones). Adem¨¢s, el plan de pensiones suele ser usado como moneda de cambio: si quieres un pr¨¦stamo o hipoteca tienes que suscribirlo.
Otro error ha sido vincular en exceso los planes al gancho fiscal. Es cierto que las aportaciones reducen la base imponible del IRPF, pero este gancho no debe ser el ¨²nico para vender este producto. La jubilaci¨®n es una etapa de la vida que puede extenderse en m¨¢s de 30 a?os y garantizar el nivel de vida no consiste en acudir en los ¨²ltimos meses de cada a?o al banco para hacer aportaciones a un plan y desgravar.
Otro factor clave para incentivar el ahorro es la rentabilidad que se puede obtener. La dispersi¨®n de r¨¦ditos de los planes es enorme ¡ªhay casi 3.000 productos diferentes¡ª, pero, en l¨ªneas generales, las ganancias no son para tirar cohetes. El a?o pasado el rebote del mercado en el segundo semestre permiti¨® que la rentabilidad media fuese del 6,59%, aunque si se coge un plazo de 15 a?os la ganancia media anual fue de solo el 2,48%. Este dato es algo desalentador ¡ªhay que matizar que el periodo elegido incluye la mayor crisis econ¨®mica y burs¨¢til en d¨¦cadas¡ª, pues significa que los gestores de un buen n¨²mero de planes no han podido ni tan siquiera preservar el patrimonio del cliente al obtener ganancias por debajo de la inflaci¨®n.
Buena parte de este comportamiento tan modesto se explica por la composici¨®n de la cartera de los planes de pensiones espa?oles. El 60,6% del patrimonio ahorrado para la pensi¨®n est¨¢ en activos de renta fija. Los expertos advierten de que las inversiones te¨®ricamente m¨¢s seguras como la renta fija solo deben predominar en las carteras de personas a partir de una cierta edad (50 o 55 a?os). ?Cu¨¢l es el momento ideal para empezar a contratar productos de ahorro a largo plazo? Los asesores de patrimonio responden que cuanto antes mejor, aunque entienden que entre los 30 y los 35 a?os es un periodo ¨®ptimo. En ese momento es tiempo de asumir m¨¢s riesgo y lo l¨®gico ser¨ªa tener planes de pensiones con mayor exposici¨®n a la renta variable.
El tercer pilar para el desarrollo del ahorro a largo plazo, junto a la pensi¨®n p¨²blica y los planes de pensiones individuales, son los planes de empleo (promovidos por las empresas). A la luz de los datos, en este ¨¢mbito queda mucho por hacer para alcanzar est¨¢ndares europeos. El porcentaje de part¨ªcipes con un plan de empleo respecto de la poblaci¨®n activa espa?ola es tan solo del 12%. Casi en su totalidad, las empresas que ofrecen planes a sus trabajadores son las grandes corporaciones. Sin embargo, el tejido empresarial espa?ol en un 80% corresponde a pymes y los expertos sugieren que ser¨ªa bueno incentivar a las peque?as empresas a ofrecer planes de empleo como parte de los paquetes retributivos, adem¨¢s de suavizarles todas las trabas administrativas a las que ahora se enfrentan.
Dice un refr¨¢n que ¡°ojos que no ven, coraz¨®n que no siente¡±. Para concienciar a los ciudadanos de la necesidad de ahorrar a largo plazo, el Gobierno tiene previsto enviar al final de cada a?o una carta a los ciudadanos con la estimaci¨®n de la pensi¨®n que le corresponder¨ªa en el momento de la jubilaci¨®n. ¡°Si esto ocurre las cosas cambiar¨¢n. El ciudadano ver¨¢ que con la pensi¨®n le va a ser dif¨ªcil mantener su nivel de vida y tratar¨¢ de ahorrar para la jubilaci¨®n. Adem¨¢s, aumentar¨¢ la demanda entre los empleados para que sus empresas aporten al plan de pensiones¡±, asegura ?lvaro Monterde, experto en previsi¨®n social de March JLT.
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