Everett Koop, m¨¦dico de una naci¨®n
Al frente de la sanidad de EE UU en la era Reagan, lider¨® con gran eficacia la lucha contra el sida y el tabaquismo
En la d¨¦cada de los ochenta, con la plaga del sida reci¨¦n desatada sobre EE UU, las voces m¨¢s conservadoras del pa¨ªs intentaron imponer an¨¢lisis obligatorios para la detecci¨®n del sida a los homosexuales, entre otras medidas estigmatizadoras de la poblaci¨®n gay. Pero tropezaron con Everett Koop (Nueva York, 1916), al frente entonces de la sanidad p¨²blica (surgeon general) de EE UU. Pese a haber sido nombrado sorpresivamente por Reagan a finales de 1981 por sus credenciales conservadoras (ocho meses dur¨® el tr¨¢mite de su confirmaci¨®n en el cargo por el Legislativo), tuvo los arrestos de enfrentarse a sus principales valedores y alzar la voz por estos enfermos. ¡°El silencio sobre el sida debe terminar¡±, declar¨® tajante. Este paso marcar¨ªa para siempre la figura p¨²blica de quien hab¨ªa empezado su carrera como pionero de la ciruj¨ªa pedi¨¢trica. Koop muri¨® el 25 de febrero a los 96 a?os.
Entre sus iniciativas m¨¢s recordadas contra el sida est¨¢n el impulso que dio desde las instancias oficiales al uso del cond¨®n y a la educaci¨®n sexual. En 1988, organiz¨® el reparto de un folleto informativo sobre la enfermedad a los 107 millones de hogares estadounidenses. Fue la campa?a postal sanitaria m¨¢s grande de la historia del pa¨ªs. Sus medidas despertaron cr¨ªticas enconadas. Se le acus¨® de ¡°filogay¡±, ¡°de favorecer las conductas sexuales aberrantes¡± y de ¡°ense?ar la pr¨¢ctica segura de la sodom¨ªa en las escuelas p¨²blicas¡±. Koop no se inmut¨®: ¡°Podr¨¦is odiar al mensajero, pero no el mensaje. Estamos luchando contra una enfermedad, no contra personas¡±, declar¨®. La informaci¨®n, no la exclusi¨®n social, era para Koop la principal arma de combate contra la epidemia.
La cruzada antisida no fue la ¨²nica que libr¨®. En 1982 public¨® un informe sobre los efectos devastadores del tabaco. En ¨¦l aseguraba que la adicci¨®n a la nicotina, con los riesgos asociados de c¨¢ncer y otras enfermedades, era tan peligrosa como la de la hero¨ªna. Con casi una d¨¦cada de adelanto sobre medidas similares tomadas en Europa, logr¨® que se incluyeran mensajes de advertencia en los paquetes de cigarrillos. ¡°El tabaco es el problema m¨¢s importante de la sanidad estadounidense¡±, asegur¨® Koop, para alegr¨ªa de un lobby que invert¨ªa cantidades ingentes de dinero en promover la carrera de los pol¨ªticos que le hab¨ªan aupado al cargo. Sus actuaciones fuera de todo guion convirtieron a Koop en el rostro inconfundible de la sanidad estadounidense, haciendo de ¨¦l el aut¨¦ntico ¡°doctor de la naci¨®n¡±.
Antes de marcar un antes y un despu¨¦s en la pol¨ªtica sanitaria, Koop se dedic¨® a la pediatr¨ªa. Apenas en la treintena, se hizo cargo de la direcci¨®n del servicio de cirug¨ªa infantil del Hospital Infantil de Filadelfia. Pr¨¢cticamente fundaba una especialidad: solo otros seis m¨¦dicos en el pa¨ªs la ejerc¨ªan en aquella ¨¦poca. Koop fue uno de los primeros m¨¦dicos que se atrevi¨® a operar a reci¨¦n nacidos; sus colegas no asum¨ªan el riesgo de la anestesia, y durante sus primeros 18 meses de pr¨¢ctica Koop se dedic¨® en cuerpo y alma a controlarlo. En 1962, tras d¨¦cadas de trabajo e investigaci¨®n, cre¨® la primera unidad de cuidados intensivos para neonatos, y lleg¨® a ser famoso mundialmente por sus operaciones de separaci¨®n de reci¨¦n nacidos siameses.
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