¡°A ?frica hay que ir ahora, hay oportunidades, en 10 a?os no las habr¨¢¡±
Profesor en Harvard y el IESE abri¨® una escuela de negocios en China en los ochenta


La audacia del emprendedor le viene de familia. Su padre era cobrador de recibos de la luz en la Barcelona de los cincuenta, pero siempre anduvo vendiendo y comprando mercanc¨ªa, fueran naranjas o juguetes. Seis d¨¦cadas despu¨¦s, el profesor Pedro Nueno (1944) fue invitado a tomar la palabra ante Xi Jinping, presidente de China desde ayer. Ocurri¨® en diciembre, la primera vez que Xi se reun¨ªa con extranjeros tras estrenarse como l¨ªder del Partido Comunista. Eran 20 expertos de todo el planeta, de especialidades distintas, distinguidos con la m¨¢xima condecoraci¨®n china para for¨¢neos. ¡°Me llamaron de v¨ªspera. ¡®Ser¨¢s el primero en hablar¡¯, me dijeron¡±. As¨ª fue. Y habl¨® sobre la necesidad de cobertura sanitaria, de pensiones, de apoyo bancario a las empresas, de abrir el pa¨ªs a las compa?¨ªas extranjeras... En una foto del acto se le ve a la derecha del hombre fuerte del pa¨ªs m¨¢s poblado del mundo.
El camino hasta aquel evento en el Gran Sal¨®n del Pueblo, en Pek¨ªn, comenz¨® en la escuela de negocios IESE. ¡°Entr¨¦ de esclavo, de asistente de un profesor. No sab¨ªa ingl¨¦s ni lo que era el management¡±, cuenta en la coqueta sala de un restaurante incrustado en un pol¨ªgono industrial madrile?o. Pronto le delinearon a este aparejador e ingeniero industrial el camino de la mejora: ¡°Para llegar a profesor, deb¨ªa hacer el doctorado en una universidad de primera¡±. Aterriz¨® en Harvard en 1970 ¡°sin un c¨¦ntimo, con un hijo peque?o y mi mujer embarazada¡±. Trabaj¨® dur¨ªsimo. Y, aunque llegaba de la irrelevante Espa?a de Franco, triunf¨®. Aunque ¨¦l ¡ªvoz suave¡ª no lo dice as¨ª. ¡°Creo que ser espa?ol no me ha quitado nada¡±.
Lo mismo da clase en Harvard, que en el IESE, que en Shangh¨¢i, en CEIBS, la escuela que crearon en los ochenta un grupo de profesores inquietos. Responde con cara de asombro a si conoc¨ªa China antes, quiz¨¢ como turista. ¡°Turismo he hecho poco en mi vida¡±. ?Es workaholic? ¡°Todos dicen que trabajo demasiado, pero yo me lo paso muy bien¡±. Cuesti¨®n zanjada.
Hablamos de trabajo. Explica con entusiasmo c¨®mo re¨²ne a los presidentes de Mercedes, Renault-Nissan, Fiat y Volvo, comprada por una empresa China, en una mesa redonda. ¡°En un solo d¨ªa te puedes hacer a la idea de c¨®mo va el sector¡±. La audacia del emprendedor persiste en este padre de tres y abuelo de nueve. Abri¨®, con otros ¡ª ¡°las cosas se hacen en equipo¡±¡ª , un centro en Ghana. ¡°A ?frica hay que ir ahora, hay oportunidades, en 10 a?os ya no habr¨¢¡±.
La China actual le recuerda al barrio donde creci¨®, el Sants de los cincuenta. El cielo era negro, por el carb¨®n. Y no, no siente que el gigante va demasiado r¨¢pido. ¡°All¨ª quedan muchos que para salir de la pobreza est¨¢n dispuestos a hacer mucho esfuerzo¡±. Para fortalecer las relaciones econ¨®micas bilaterales propone ¡°traer chinos importantes. Les encanta nuestro pa¨ªs¡±. ?C¨®mo nos ven? ¡°Como un pa¨ªs bonito, bastante ordenado, muy civilizado. Abiertos y humildes¡±.
A la recomendaci¨®n de trabajar duro suma otra: ¡°Genere y mantenga una buena red de amigos. Y p¨®ngala en valor¡±. Dos de sus directores de tesis en Harvard, octogenarios, y la viuda del tercero le felicitan cada navidad. El profesor Nueno les env¨ªa cada a?o algo tan espa?ol como un d¨¦cimo de la Loter¨ªa.
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