¡°Lo b¨¢sico del arte contempor¨¢neo es no entender nada¡±
¡°Recortar en cultura es lo f¨¢cil¡±, dice la jefa de la Escuela de Artes de Burdeos
¡°?Pondr¨¢s que estamos comiendo unas chips moradas?¡±.
Pong¨¢moslo. No extra?a la atenci¨®n por cada detalle, por el color, en quien como Guadalupe Echevarria (Bilbao, 1948) ha dedicado toda su carrera profesional al arte contempor¨¢neo en diversas facetas. Llev¨®, por ejemplo, por vez primera el v¨ªdeo de creaci¨®n al Festival de Cine de San Sebasti¨¢n. Corr¨ªa 1982 y ¡°fue bastante rompedor¡±, recuerda. ¡°No cay¨® bien al principio; la gente del cine ten¨ªa mucha man¨ªa al v¨ªdeo, pensaba que iba a acabar con el cine. Al ver que era algo muy diferente, se entusiasmaron. Ahora el v¨ªdeo es como una cosa muy arcaica¡±, a?ade ir¨®nica.
Creadora de festivales de v¨ªdeo, asesora de centros culturales, autora de m¨²ltiples art¨ªculos y de un libro sobre Goya, colaboradora en proyectos de centros de ense?anza art¨ªstica en Miami o en Barcelona, comisaria de ¡°una o dos¡± exposiciones, y podr¨ªa seguir la relaci¨®n, desde 1991 dirige la Escuela Superior de Artes de Burdeos.
En esa condici¨®n de responsable de una de las instituciones art¨ªsticas m¨¢s antiguas de Europa ¡ªfue creada a finales del siglo XVI¡ª ha participado en los actos con los que el Liceo Franc¨¦s de Bilbao ha celebrado en el Guggenheim el D¨ªa Internacional de la Francofon¨ªa.
La escuela, una entidad p¨²blica aut¨®noma con un consejo de administraci¨®n en el que participan instituciones p¨²blicas y entidades privadas, es ¡°casi m¨¢s una residencia¡± en la que a lo largo de cinco a?os sus 250 alumnos pueden dedicarse a producir sus obras o a trabar relaci¨®n con muchos autores que pasan por all¨ª como invitados durante algunos d¨ªas. Y a su responsable le ha supuesto no solo recibir el a?o pasado la Orden Nacional del M¨¦rito, una de las principales distinciones francesas, sino ¡ªy casi le satisface tanto¡ª reconciliar la joven roquera que fue con la visi¨®n de futuro que supone dirigir una instituci¨®n con la que contribuir a inventar ¡°d¨ªa tras d¨ªa¡± el arte que viene.
As¨ª se lo dir¨ªa a quienes la escuchaban en el Guggenheim, pero antes de ese momento, reci¨¦n llegada de Burdeos y mientras descansaba en su hotel, casi bajo la sombra de titanio del museo, ten¨ªa tiempo para reflexionar sobre el arte contempor¨¢neo, los recortes a la cultura o el esp¨ªritu cr¨ªtico de los ciudadanos.
Opiniones provocadoras o que sorprenden como el azul de las patatas fritas, poco imaginativamente llamadas Terra Blues, opiniones siempre instando a la reflexi¨®n. ¡°Lo fundamental del arte contempor¨¢neo es no entender nada¡±, les responde, por ejemplo, a quienes solo tienen incomprensi¨®n para las propuestas m¨¢s conceptuales o rupturistas. ¡°Ese no entender nada significa vaciarse totalmente para inventarse a s¨ª mismo y as¨ª poder entender algo¡±, explica.
Rechaza que los poderes p¨²blicos subvencionen a los artistas ¡ª¡°siempre termina mal¡±¡ª, no as¨ª a las residencias o lugares de producci¨®n. Una protecci¨®n a un arte que es ¡°un servicio p¨²blico, como la salud, la filosof¨ªa o la ciencia¡±, que ¡°tiene que existir y no vive del comercio¡±. Ello en un contexto en que ¡°recortar en cultura es lo m¨¢s f¨¢cil¡± y casi sin coste pol¨ªtico con un arte que es ¡°provocaci¨®n, destrucci¨®n de los valores caducos, que nos agrede y nos interpela¡±.
Y para quien quiera anotar deja sobre la mesa que el lugar en el que se ve ahora mismo el arte contempor¨¢neo m¨¢s interesante es la Bienal de Estambul.
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