El toro de Osborne no est¨¢ solo
La ley que proh¨ªbe la publicidad en las carreteras tiene grietas por donde se cuelan cientos de anuncios. Los carteles aumentan la distracci¨®n y el riesgo de accidentes
Si gira la cabeza ligeramente hacia la derecha, podr¨¢ observar el anuncio de una conocida marca de telefon¨ªa m¨®vil. Se eleva junto a un panel que ofrece colchones para un descanso m¨¢s confortable. Algunos metros por detr¨¢s de estas vallas publicitarias, una hilera de almacenes que lucen carteles con llamativos colores conforman un conglomerado de ofertas variopintas: sof¨¢s, muebles de cocina, equipamiento para cuartos de ba?o, plantas y productos de jardiner¨ªa, electrodom¨¦sticos, herramientas y materiales para toda clase de reformas, veh¨ªculos o utensilios para el hogar. Cuando vuelve a mirar hacia el frente, se cerciora de que sigue manteniendo la distancia de seguridad adecuada con el veh¨ªculo que circula frente al suyo. Es importante que lo haga, porque est¨¢ usted conduciendo un veh¨ªculo.
Las carreteras espa?olas est¨¢n salpicadas de anuncios que conviven con carteles informativos de la Administraci¨®n, de comercios y establecimientos de todo tipo. Aunque la Ley General de Carreteras, del a?o 1988, proh¨ªbe la publicidad en los tramos interurbanos de las v¨ªas estatales, anunciantes y empresas han sabido encontrar los huecos de la normativa para colocar sus reclamos y vender mejor sus productos.
Las zonas calificadas urbanas est¨¢n exentas de la limitaci¨®n
El popular toro de Osborne, que sobrevivi¨® a la ley aunque perdi¨® su r¨®tulo, es el caso m¨¢s emblem¨¢tico. La famosa bodega logr¨® que su c¨¦lebre toro fuese indultado, aunque dej¨® de lucir el nombre de su marca en las carreteras espa?olas. Y, sin embargo, ahora abundan los de otras empresas. En la autov¨ªa de la Costa del Sol enormes vallas publicitarias tapan parte del paisaje. Lo mismo ocurre en algunas carreteras de Mallorca, Madrid y Las Palmas de Gran Canaria. Si el objetivo ¨²ltimo de la ley era evitar las distracciones para reducir los accidentes, ?esta multiplicaci¨®n de soportes publicitarios no despista tambi¨¦n a los conductores? ?Necesita la ley de carreteras una revisi¨®n?
¡°La propia ley, de entrada, abr¨ªa la puerta a la trampa¡±, asegura el catedr¨¢tico de Derecho Administrativo y presidente de la Academia Asturiana de Jurisprudencia, Leopoldo Tolivar. El art¨ªculo 31 de la ley de carreteras considera infracci¨®n muy grave ¡°establecer cualquier clase de publicidad visible desde la zona de dominio de la carretera ¡ªocho metros en v¨ªas r¨¢pidas y tres en el resto, a?adidos a cada lado de la calzada¡ª. ¡°Pero la ley exime de la prohibici¨®n a los tramos urbanos, a toda zona calificada como urbana en el plan general¡±, aclara Tolivar. Este primer hueco permite que ¡°se pueda encaramar cualquier panel en todo territorio recalificado que no est¨¦ muy alejado de la ciudad¡±, a?ade.
La norma dejaba abierta la puerta a la trampa, afirma un catedr¨¢tico
La recalificaci¨®n de terrenos puede dar lugar a situaciones contradictorias. ¡°Nos podemos encontrar en una circunstancia en que el terreno a un lado de la carretera es r¨²stico y al otro es urbano¡±, se?ala Felio J. Bauz¨¢ Martorell, profesor universitario de Derecho Administrativo y consejero secretario del Consejo Consultivo de Baleares. Es decir, que a un lado no se puede poner publicidad y al otro s¨ª. O tambi¨¦n puede ocurrir que una carretera atraviese un n¨²cleo urbano. ¡°En estos dos ¨²ltimos casos, la licencia corresponde al Ayuntamiento en cuesti¨®n¡±, puntualiza Bauz¨¢. Y, por tanto, no se somete a la Ley General de Carreteras, aunque se trate de una v¨ªa, por la que, por ejemplo, se pueda circular a m¨¢s de 50 kil¨®metros por hora, el m¨¢ximo permitido en ciudad.
Esta zona fronteriza, que separa el suelo urbano del interurbano, es la m¨¢s problem¨¢tica, seg¨²n el presidente ejecutivo de la Asociaci¨®n de Usuarios de la Comunicaci¨®n (AUC), Alejandro Perales. ¡°?D¨®nde empieza la ciudad y d¨®nde acaban las carreteras?¡±, se pregunta Perales. El experto en comunicaci¨®n constata la abundancia de publicidad en las autov¨ªas de las ciudades. ¡°En Madrid, por ejemplo, en la M-40 o en la carretera de Pozuelo hay bastantes carteles publicitarios¡±, asegura.
Aquella ley que "coartaba la libertad de expresi¨®n"
¡®Salvemos al toro¡¯
¡°Coarta la libertad de expresi¨®n¡±. Nadie entender¨ªa hoy esta frase pronunciada para criticar la prohibici¨®n de instalar publicidad en las v¨ªas interurbanas. Pero en 1989, cuando las empresas se vieron obligadas a quitar los carteles que infring¨ªan la Ley General de Carreteras, aprobada un a?o antes, hubo grandes resistencias.
Unos 5.000 carteles fueron retirados, un duro golpe para el sector publicitario, que facturaba al a?o, seg¨²n la Asociaci¨®n Espa?ola de Empresas de Publicidad Exterior (AEPE), 26.000 millones de pesetas (126,56 millones de euros) por m¨¢s de 35.000 vallas. ¡°Desaparecer¨¢n el 50% de los 3.000 empleos¡±, lamentaron los empresarios.
La AEPE critic¨® duramente la norma. ¡°Las vallas son un medio de comunicaci¨®n p¨²blico e independiente¡± de gran importancia en periodos electorales y para informar a los turistas que entran en Espa?a por carretera, aseguraba. Y si hoy en d¨ªa ninguno de los expertos consultados pone en duda que las distracciones son un factor de riesgo en la conducci¨®n, especialmente a gran velocidad, las empresas de publicidad exterior defendieron entonces que ¡°no exist¨ªa ninguna relaci¨®n constatable¡± entre los accidentes de tr¨¢fico y los despistes ocasionados por un anuncio en carretera.
Algunas empresas taparon sus carteles con papel o pintura blanca. Las m¨¢s rebeldes formularon querellas por cada valla retirada. Pero solo una fue indultada: la silueta negra del toro de Osborne, que anunciaba el brandy Veterano.
Para intentar sortear la ley, el Grupo Osborne borr¨® del toro el r¨®tulo de ¡°Brandy Veterano¡±. En 1994, la publicaci¨®n del Reglamento General de Carreteras puso el toro de Osborne en el punto de mira. Pero comunidades aut¨®nomas y Ayuntamientos iniciaron la campa?a Salvemos al toro. Consideraban que m¨¢s que una publicidad se hab¨ªa convertido en un ¡°bien cultural¡±. Incluso ofrecieron terrenos para poder recolocar a los toros sin infringir la ley.
En 1997, el Tribunal Supremo declar¨® que la silueta negra iba m¨¢s all¨¢ de lo meramente comercial ¡°superando su sentido publicitario e integr¨¢ndose en el paisaje¡±. Hoy en d¨ªa, sobreviven 91.
Adem¨¢s de las zonas urbanas, tambi¨¦n son excepciones en la ley de carreteras ¡°los carteles informativos autorizados por el Ministerio de Fomento¡± y ¡°los r¨®tulos de establecimientos siempre que estos est¨¦n colocados sobre el edificio¡±, explica Leopoldo Tolivar. Y, nuevamente, si el objetivo de la norma es no distraer al conductor, esta segunda excepci¨®n no contribuye a la seguridad. ¡°Estos carteles pueden tener luces intermitentes¡±, subraya el profesor universitario, que recuerda el caso de ¡°un club nocturno en Asturias con una publicidad de l¨¢ser¡±.
Uno de los principales huecos de la ley est¨¢ en su propia definici¨®n. ¡°Es una ley estatal y, por tanto, solo afecta a las carreteras estatales, pero la mayor parte de la red de carreteras es auton¨®mica¡±, recalca Tolivar.
En Espa?a hay 15.000 kil¨®metros de v¨ªas de alta capacidad y 150.000 kil¨®metros de carreteras convencionales. De todas ellas, el Estado solo gestiona el 15%. En cuanto al resto, el 40% es competencia de las autonom¨ªas y el 45%, de las diputaciones y cabildos, seg¨²n datos del Ministerio de Fomento. No obstante, por la Red de Carreteras del Estado circula el 52% del tr¨¢fico total y registra el 17% de los accidentes. La contrapartida a estos porcentajes es que hay un 48% del tr¨¢fico en carreteras no controladas por el Estado en las que se producen m¨¢s del 80% de los siniestros.
Y las leyes auton¨®micas son muy flexibles. ¡°Como en tantas otras cosas hay 17 regulaciones distintas¡±, critica Felio J. Bauz¨¢, en alusi¨®n a las notables diferencias entre unas y otras.
¡°Castilla y Le¨®n ha tomado el toro por los cuernos y desde el a?o 2008 ha eliminado en su ley la excepci¨®n de los tramos urbanos y solo permite la publicidad en las traves¨ªas [carreteras que atraviesan ciudades]¡±, explica el presidente de la Academia Asturiana de Jurisprudencia. La ant¨ªtesis es la Comunidad de Madrid: ¡°En su ley, de 1991, no se habla de tramo urbano, sino de que en las carreteras madrile?as se puede colocar publicidad a 100 metros del borde de la plataforma de las v¨ªas¡±, contin¨²a Leopoldo Tolivar. M¨¢s all¨¢ de este l¨ªmite, la publicidad est¨¢ permitida y, con el tama?o suficiente, se puede ver desde la calzada.
Otra normativa algo laxa es la catalana. Su ley, modificada en el a?o 2009, permite la publicidad en ¡°los tramos urbanos de carreteras con calzadas separadas en que la velocidad m¨¢xima permitida sea inferior a 90 kil¨®metros por hora¡±, pero solo en 16 municipios, precisamente los del cintur¨®n industrial de Barcelona, como Badalona, Castelldefels, Cornell¨¤ de Llobregat o L'Hospitalet.
No obstante, y a pesar de sus vac¨ªos, la ley de carreteras ha servido para limitar los anuncios. Unos 5.000 carteles fueron retirados, seg¨²n la Asociaci¨®n Espa?ola de Empresas de Publicidad Exterior. ¡°Ya casi se nos olvida pero antes de que se aprobara la ley, las carreteras espa?olas estaban cuajadas de publicidad¡±, se?ala Alejandro Perales.
El 48% del tr¨¢fico circula por carreteras que no controla el Estado
La publicidad, indudablemente, distrae. ¡°Si no distrajera no estar¨ªa bien hecha ya que lo que busca es captar la atenci¨®n¡±, considera el experto en comunicaci¨®n. Y en los anuncios en el exterior, tanto en ciudades como v¨ªas interurbanas, los mensajes han de ser impactantes porque el tiempo de exposici¨®n es muy peque?o. ¡°Los publicistas se esfuerzan por escoger mensajes cortos, del tipo ¡®Lo vas a descubrir' o ¡®Dentro de poco, la inauguraci¨®n¡±, explica Ignacio Lijarcio, director de proyectos de la Fundaci¨®n para la Seguridad Vial (Fesvial).
Y si los mensajes distraen, la publicidad en las carreteras se convierte en un problema de seguridad vial porque ¡°puede suponer un elemento distractor y puede generar accidentes¡±, contin¨²a Lijarcio. Seg¨²n el experto en seguridad vial, cuando el automovilista sufre ¡°estr¨¦s perceptivo, porque hay mucha acumulaci¨®n de informaci¨®n y no es capaz de decodificarla en un momento determinado, puede que deje de atender a lo importante, que en ese caso es la carretera¡±.
¡°Todo conductor tiene tres escenarios: la carretera, el veh¨ªculo y su propio mundo¡±, enumera Ignacio Lijarcio. En la carretera tendr¨¢ que atender al resto de coches, al estado de la circulaci¨®n y a las se?ales. En el veh¨ªculo, deber¨¢ controlar la informaci¨®n del salpicadero, como la velocidad o el nivel del carburante. ¡°El tercer escenario es cuando se est¨¢ pensando en uno mismo y si estamos en este escenario y encima estamos decodificando la informaci¨®n de los anuncios, se puede crear un alto riesgo¡±, argumenta Lijarcio.
La norma supuso la retirada de unos 5.000 carteles publicitarios en 1989
Este riesgo es a¨²n mayor en ¡°la publicidad variable¡±, afirma el experto en seguridad vial. La publicidad est¨¢tica, como un cartel, solo es novedosa al principio porque, pasado un tiempo, se produce ¡°un fen¨®meno de habituaci¨®n¡± y el conductor deja de prestarle atenci¨®n, explica Lijarcio. Pero la variable, aquella en la que la informaci¨®n va cambiando, u otra con elementos llamativos como leds, atrae la atenci¨®n del conductor con m¨¢s facilidad. ¡°En ciudad no tiene tanta importancia porque la velocidad es baja, pero en carretera puede resultar peligrosa¡±, apostilla Perales.
Aunque en Fesvial no cuantifican el n¨²mero de carteles informativos ¡ª¡°porque ser¨ªa un atrevimiento¡±, estiman¡ª, s¨ª ratifican que hay zonas con ¡°bastante concentraci¨®n¡±. ¡°Habr¨ªa que regularlo¡±, se?alan.
Y anunciarse en carreteras es muy f¨¢cil, porque si los anuncios proliferan, tambi¨¦n son muchas las empresas que ofrecen este servicio.
Con una simple b¨²squeda en Internet, es sencillo localizar una compa?¨ªa que ofrece soluciones de comunicaci¨®n exterior, entre ellas, ¡°monopostes en carretera, normalmente ubicados en las principales v¨ªas de acceso o circunvalaciones de las grandes ciudades¡±. Seg¨²n describe la empresa, estos soportes se montan sobre ¡°un fuste en altura que combinados con una buena iluminaci¨®n los convierte en un soporte de gran espectacularidad¡±. Y no es la ¨²nica empresa que garantiza a los anunciantes ¡°las mejores localizaciones en las carreteras¡±. Las ofertas son muy variadas. Y todas lo hacen sin ning¨²n tipo de disimulo, porque no lo necesitan: si buscan los huecos de la ley, no incurrir¨¢n en infracci¨®n alguna.
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