Matem¨¢ticas para el planeta Tierra
Una iniciativa internacional hace una llamada a la comunidad cient¨ªfica ante los m¨²ltiples retos que afrontamos en el planeta Tierra.
¡. Nuestra querida Tierra
florece en primavera y se llena de verdor.
Por todas partes, y por siempre, resplandecen azules horizontes
Eternamente¡
Las palabras finales de Gustav Mahler en una de sus obras m¨¢s conocidas, la canci¨®n de la tierra (Das Lied von der Erde, 1908) nos presentan a ¡°nuestra querida Tierra¡± renaciendo puntualmente cada primavera, inmune al paso del tiempo. El efecto de este ¨²ltimo es, sin embargo, implacable con quienes viven sobre ella. Durante milenios se han sucedido las generaciones humanas sobre nuestro planeta, dejando apenas una leve huella tras su paso. As¨ª lo hemos cre¨ªdo durante siglos, y solo en ¨¦pocas recientes hemos empezado a sospechar que nuestras acciones, lejos de tener efectos pasajeros, pueden llevar a la Tierra a un estado que haga inviable la continuidad de la vida humana sobre ella.
De hecho, en el inicio de este siglo la humanidad se enfrenta a problemas acuciantes, de cuya resoluci¨®n depende no solo nuestro bienestar, sino la propia capacidad del planeta para albergar vida en ¨¦l. En pocas palabras, necesitamos responder a cuestiones como estas: ?C¨®mo garantizar alimentos, agua, aire limpio, sanidad, educaci¨®n y energ¨ªa a una poblaci¨®n que alcanza los siete mil millones de habitantes? ?C¨®mo podremos hacerlo sin comprometer de forma irreparable las posibilidades de vida en la Tierra?
A muchos les resulta dif¨ªcil admitir que el ingente esfuerzo que algunos pa¨ªses realizan para mejorar (o mantener) sus condiciones de vida puede contribuir a socavar su propio bienestar. Pensemos por ejemplo en el cambio clim¨¢tico, probablemente estimulado por el uso a gran escala de combustibles f¨®siles, y en alguno de sus efectos inmediatos. Entre ellos hay que incluir su posible impacto en la disponibilidad de recursos h¨ªdricos (cuya escasez es ya una seria amenaza a la estabilidad internacional) o en la expansi¨®n de regiones donde enfermedades graves como la malaria son end¨¦micas. Para valorar adecuadamente estos procesos, necesitamos conocer mejor (y ser capaces de predecir) la evoluci¨®n de sociedades humanas afectadas por desequilibrios econ¨®micos y pol¨ªticos que pueden alterar de manera dr¨¢stica su comportamiento. No olvidemos que tales trastornos pueden dar lugar a intensos flujos migratorios de consecuencias imprevisibles. En los pa¨ªses desarrollados se plantean, adem¨¢s, cuestiones espec¨ªficas relacionadas con el envejecimiento de la poblaci¨®n, el incremento de enfermedades degenerativas y los problemas sanitarios y econ¨®micos resultantes.
Considerados por separado, cada uno de estos problemas es ya grave de por s¨ª. Lo que los hace aun m¨¢s inquietantes es su interconexi¨®n, capaz de amplificar los efectos directos de cada uno y que es dif¨ªcil analizar sin adoptar un enfoque global. Por ejemplo, una sequ¨ªa prolongada, consecuencia de un cambio clim¨¢tico tal vez estimulado por acciones humanas en una parte del planeta, puede desestabilizar pa¨ªses enteros en otro continente, destruyendo su equilibrio social interno con la consiguiente aparici¨®n de colectivos con comportamientos particularmente agresivos y desencadenando migraciones a gran escala.
Necesitamos encontrar soluciones a estos (y otros) problemas que superan las fronteras nacionales, y tenemos que hacerlo con rapidez. La tarea no es f¨¢cil en absoluto. No ser¨¢ posible conseguirlo sin contar con l¨ªderes pol¨ªticos cuya capacidad est¨¦ a la altura de los desaf¨ªos planteados. Aun admitiendo que tales l¨ªderes existan, para tomar decisiones pol¨ªticas adecuadas har¨¢ falta una estimaci¨®n precisa y fiable de las consecuencias de las iniciativas consideradas, y esta valoraci¨®n solo nos la puede dar la ciencia y la tecnolog¨ªa. De hecho, los sistemas de ayuda a la decisi¨®n que necesitamos poner en marcha deben proporcionar resultados cuantitativos muy precisos. Adem¨¢s, han de permitirnos distinguir causas y efectos entre lo que se nos presenta como una confusa acumulaci¨®n de fen¨®menos, aparentemente contradictorios en muchos casos. Es precisamente en estos terrenos (cuantificaci¨®n y distinci¨®n entre causas y efectos) donde las Matem¨¢ticas est¨¢n llamadas a jugar un papel crucial. Ello se debe a que hasta la fecha ninguna otra rama del pensamiento ha sido capaz de desarrollar herramientas tan poderosas como ellas para abordar, mediante una adecuada modelizaci¨®n y posterior an¨¢lisis, tales cuestiones.
En este contexto se inscribe una iniciativa suscrita por numerosas instituciones cient¨ªficas: Matem¨¢ticas del Planeta Tierra (MPE son sus siglas en ingl¨¦s; v¨¦ase http://mpe2013. org/) que se desarrollar¨¢ a lo largo del presente a?o 2013 a escala mundial. Esta iniciativa constituye una llamada de atenci¨®n a la comunidad cient¨ªfica internacional (y muy especialmente, pero en ning¨²n modo en exclusiva, a la matem¨¢tica) para que dedique una parte significativa de su capacidad al estudio de problemas que se inscriben en el marco antes descrito, y cuya importancia es dif¨ªcil exagerar.
Todos sabemos que nuestro pa¨ªs est¨¢ atravesando una dif¨ªcil situaci¨®n, cuya gravedad es en parte consecuencia de la falta de un an¨¢lisis riguroso, sine ira et studio (sin odio ni parcialidad, como querr¨ªa T¨¢cito) de sus causas y sus posibles remedios. A pesar de ello, est¨¢n ya en marcha en Espa?a diversas actividades que se inscriben en el marco de la iniciativa MPE. No es posible describir todas ellas en unas pocas l¨ªneas, ni es este el lugar adecuado para hacerlo. Bastar¨¢ decir que la Real Sociedad Matem¨¢tica Espa?ola (http://www. rsme. es/) ha considerado prioritarias en 2013 las actividades relacionadas con esta iniciativa. A esta instituci¨®n hay que a?adir muchas otras que desarrollar¨¢n programas espec¨ªficos dentro del mismo marco. Confiemos en que entre todos seamos capaces de garantizar que nuestra querida tierra florezca muchas primaveras m¨¢s, y que nuestra inquieta especie pueda asistir, generaci¨®n tras generaci¨®n, a ese prodigio.
?Miguel A. Herrero es catedr¨¢tico de Matem¨¢tica Aplicada, Universidad Complutense de Madrid.
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