H7N9: la gripe de Shangh¨¢i
Los epidemi¨®logos est¨¢n en alerta ante el nuevo virus, que ha saltado a las personas La infecci¨®n de una paloma provoca el sacrificio de miles de aves
La nomenclatura de los virus de la gripe ha constituido hasta ahora un verdadero engorro para cient¨ªficos, periodistas y lectores. Todos hemos a?orado durante los ¨²ltimos a?os el salero y desali?o con que los antiguos bautizaban estas epidemias, desde la ¡®gripe espa?ola¡¯ de 1918 hasta la peste aviar de 1998 pasando por la pandemia de Hong Kong, la neumon¨ªa asi¨¢tica y otras denominaciones enigm¨¢ticas y ex¨®ticas. Luego vinieron las haches y las enes ¨CH1N1, H3N2, H5N1¡ª que nos sumieron a todos en la perplejidad alfanum¨¦rica. Y nos acaba de caer encima lo que en otros tiempos se habr¨ªa llamado el ¡®brote de Shanghai¡¯ pero ahora responde por H7N9, as¨ª que ¨¢nimo, lectores.
Desde que China reconoci¨® a principios de este mes las primeras dos muertes por un nuevo tipo de gripe aviar, la cifra de v¨ªctimas humanas ha ido goteando hasta seis (ver art¨ªculo adjunto). Si se tiene en cuenta que la gripe convencional ¨Cesa que nos fastidia una semana cada temporada invernal¡ª mata a medio mill¨®n de personas cada a?o, las estad¨ªsticas del H7N9 pueden parecer intrascendentes. Pero a los epidemi¨®logos les pone los pelos de punta cualquier nuevo virus de la gripe que ataque a las personas. Tienen razones cient¨ªficas muy s¨®lidas para ello, aunque rara vez cuenten con la comprensi¨®n del p¨²blico y, sobre todo, de los directores generales de ganader¨ªa y de salud p¨²blica.
La sola identificaci¨®n de una paloma positiva para el virus H7N9 ¨Cpor primera vez en un animal vivo¡ª condujo ayer al sacrificio preventivo de varios miles de aves en los mercados de Shanghai, la segunda ciudad m¨¢s populosa del mundo. Como en Pek¨ªn y en Hong Kong, los deslumbrantes rascacielos de acero y cristal de Shanghai que suelen aparecer en las p¨¢ginas salm¨®n de la prensa coexisten con unos mercados medievales de animales vivos que, desde hace tiempo, preocupan a los vir¨®logos y epidemi¨®logos de todos los pa¨ªses.
Los mercados con animales vivos son foco de intercambio de agentes infecciosos
Los intercambios de agentes infecciosos y c¨®cteles de genes virales que ocurren en esos espacios son los principales sospechosos de cocinar las epidemias emergentes que de cuando en cuando sacuden el planeta. Virus de origen aviar a los que las personas no han estado nunca expuestas, y contra los que el sistema inmune humano est¨¢ virgen y vulnerable como un colegial que sufre su primera novatada en el instituto. No es extra?o que el Gobierno chino haya puesto a todos los hospitales de Shanghai y las provincias vecinas en alerta m¨¢xima.
La claridad y transparencia con que la Comisi¨®n Nacional de Salud de la gran potencia asi¨¢tica est¨¢ reaccionando a la presente crisis contrasta ¨Co m¨¢s bien se da de patadas¡ª con la tradici¨®n opaca e irracional que ha sido la marca de Pek¨ªn durante las ¨²ltimas dos d¨¦cadas, y que le procur¨® la condena un¨¢nime de la comunidad cient¨ªfica internacional.
La opacidad es un caldo de cultivo para la propagaci¨®n de epidemias
El empecinamiento del Gobierno chino en ocultar la epidemia de sida en el pa¨ªs ¨Cy particularmente en las provincias agr¨ªcolas alejadas de las grandes ciudades de su costa Este¡ª fue uno de los principales est¨ªmulos a la propagaci¨®n de un virus que se beneficia grandemente de la ignorancia de sus portadores, y lo mismo pas¨® con la epidemia de SARS y los primeros brotes de gripe del siglo XXI.
La pol¨ªtica de salud p¨²blica del gigante asi¨¢tico, sin embargo, ha evolucionado deprisa en la ¨²ltima d¨¦cada. En primer lugar porque el Gobierno chino ha percibido que la colaboraci¨®n con la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) y los mejores cient¨ªficos expertos en gripe del mundo solo puede contribuir a la contenci¨®n de sus propias plagas. Segundo, porque uno de los nodos centrales de esa epidemiolog¨ªa mundial est¨¢ en su territorio, en la Universidad de Hong Kong.
Y en tercer lugar, porque ocultar un brote viral en nuestros d¨ªas es justo la mejor forma de encender una mecha igualmente viral en las redes sociales, por m¨¢s que las autoridades se empecinen en censurarlas. La opacidad no solo es el mejor caldo de cultivo para la propagaci¨®n de un virus, sino tambi¨¦n para la del p¨¢nico. Cada negaci¨®n gubernamental multiplica las ventas de mascarillas junto a los mercados de Shanghai. Si el virus se ha extendido a Pek¨ªn y Hong Kong, negarlo no detendr¨¢ el p¨¢nico, ni las ventas de mascarillas en esas ciudades. Informar a la poblaci¨®n ser¨¢ la mejor barrera para frenar la propagaci¨®n del virus. Y la del miedo, que solo sirve para complicar las cosas, como ha resultado patente en las anteriores alertas.
La H y la N significan hemaglutinina y neuraminidasa, las dos prote¨ªnas de la cubierta de cualquier virus de la gripe, y los n¨²meros que las siguen (como en H7N9) designan los grandes subtipos de estas dos prote¨ªnas. H1, por ejemplo, es el principal tipo de hemaglutinina viral en los virus de la gripe humanos al menos desde 1918, cuando un virus de esa clase salt¨® de las aves a los humanos y mat¨® a 50 millones de personas.
Eso es el doble de las v¨ªctimas causadas por la Gran Guerra (la Primera Guerra Mundial), que acab¨® justo ese mismo a?o. La preocupaci¨®n actual de los epidemi¨®logos tiene mucho que ver con aquella masacre gigantesca y olvidada. La denominaci¨®n de ¡®gripe espa?ola¡¯, por cierto, es una curiosa injusticia hist¨®rica con un ¨¢ngulo sobre la libertad de prensa. Los medios de comunicaci¨®n de los pa¨ªses implicados en la Primera Guerra Mundial ten¨ªan prohibido informar sobre la epidemia para no desmoralizar a las tropas, y los peri¨®dicos espa?oles fueron los ¨²nicos que hablaron de una de las peores crisis sanitarias de la historia registrada. En realidad, la gripe espa?ola surgi¨® en un campamento militar de Kansas y se propag¨® a Europa con los soldados norteamericanos movilizados para la contienda. Otro silencio fatal.
Los virus H7 (como el actual H7N9) circulan normalmente en las aves, como casi todos los virus de la gripe. Algunos de ellos (H7N2, H7N3, H7N7) se hab¨ªan detectado antes en brotes humanos limitados, pero esta es la primera vez que un virus H7N9 ha saltado a la especie humana, al menos por lo que consta en los registros de la OMS. Los pacientes, como ocurre con otros agentes infecciosos de esta familia, sufren fiebre alta, tos, dificultades respiratorias y, al menos en los pocos casos descritos hasta ahora, una grave neumon¨ªa que pone en riesgo su vida.
De momento no est¨¢ clara la forma de transmisi¨®n a las personas, ni por qu¨¦ los casos han empezado a darse ahora pese a que el virus lleva d¨¦cadas circulando entre las aves de China. Los estudios de la secuencia gen¨¦tica del virus aislado de las v¨ªctimas humanas indican, seg¨²n los cient¨ªficos de la OMS, que sus genes de origen aviar se han adaptado parcialmente a los mam¨ªferos. Las prote¨ªnas de la cubierta del virus son ahora m¨¢s afines a las c¨¦lulas humanas que las del virus aviar original, y el metabolismo del agente infeccioso se ha acomodado a las temperaturas (cercanas a los 37 grados) que priman en nuestros tejidos.
Este es el gran problema general que preocupa a los cient¨ªficos. Hace apenas un a?o que la modificaci¨®n en el laboratorio de otro virus aviar, el H5N1, confiri¨® a este agente una alta capacidad de transmisi¨®n entre hurones, el modelo cl¨¢sico para la investigaci¨®n sobre la gripe humana. Estos trabajos exorbitaron los ojos de los asesores de seguridad de la Casa Blanca, que no alcanzaban a entender la raz¨®n de esos experimentos.
Pero el argumento de los cient¨ªficos que los hicieron no solo se impuso entonces, sino que est¨¢ ahora m¨¢s vivo que nunca: que el vkirus H5N1 que circula por la naturaleza ya hab¨ªa acumulado por s¨ª mismo algunos de esos mismos cambios que ellos hab¨ªan inducido en el laboratorio. Por todo lo que sabemos, otro tanto cabe decir del nuevo agente infeccioso de la gripe de Shanghai. H7N9, otro acertijo alfanum¨¦rico al que tendremos que acostumbrarnos.
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