Un extra?o hom¨ªnido que aspira a cambiar la historia evolutiva
El australopiteco sediba, de hace dos millones de a?os, es un mosaico de rasgos humanos y simiescos y los cient¨ªficos no tienen claro d¨®nde colocarlo entre los antepasados del ¡®Homo sapiens¡¯
Dos esqueletos fosilizados, bastante completos y bien conservados, de unos extra?os australopitecos que vivieron en ?frica hace casi dos millones de a?os desconciertan al batall¨®n de investigadores de 16 instituciones de todo el mundo que los han estudiado a fondo. Los Australopithecus sediba, que as¨ª se llaman, eran capaces de caminar erguidos, aunque no con tanta soltura como la especie humana, dado su tal¨®n simiesco; pero, a la vez, trepar¨ªan por los ¨¢rboles y las rocas con destreza. Por sus dientes, columna vertebral y mand¨ªbula eran parecidos a los humanos primitivos, pero sus hombros y brazos eran m¨¢s bien de mono, y la caja tor¨¢cica superior se parece a la de los grandes simios. La extra?a criatura ten¨ªa el cerebro peque?o. Entonces, ?est¨¢ en la l¨ªnea ancestral de la especie humana o no? ?D¨®nde encaja en el ¨¢rbol de familia de los hom¨ªnidos? Los paleont¨®logos siguen sin tenerlo claro. Ya apuntaban a esa indefinici¨®n hace dos a?os, cuando presentaron oficialmente los f¨®siles de A.sediba, descubiertos dos a?os antes en Sud¨¢frica. Desde entonces, los cient¨ªficos, divididos en seis equipos de especialistas que se han repartido los f¨®siles (dientes unos, brazos otros, extremidades inferiores otros, etc¨¦tera) han analizado exhaustivamente los esqueletos descubiertos de aquellos dos misteriosos individuos (m¨¢s un tercero representado solo por un fragmento de tibia). Han comparado los huesos con restos de otras especies de australopitecos y de humanos y escrito seis art¨ªculos en la revista Science con sus conclusiones.
Este exhaustivo examen ¡°nos da una idea de una especie de hom¨ªnido que parece un mosaico en su anatom¨ªa y que presenta un conjunto de complejos funcionales que son diferentes tanto de lo predicho para otros australopitecos como los del Homo primitivo¡±, resume Lee R.Berger, descubridor de A.sediba y l¨ªder de la investigaci¨®n, en la revista Science. ¡°La clara visi¨®n de la anatom¨ªa de esta especie de hom¨ªnido primitivo tendr¨¢ claramente implicaciones a la hora de interpretar el proceso evolutivo que afecta al modo y al tiempo de la evoluci¨®n de los hom¨ªnidos y la interpretaci¨®n de la anatom¨ªa de las especies no tan bien conocidas¡±.
Berger, o m¨¢s bien su hijo Mathieu, de nueve a?os, descubri¨® el primer f¨®sil de lo que luego se denomin¨® A.sediba, en agosto de 2008, en los alrededores de Johanesburgo, en concreto en un lugar llamado Malapa. Fue el pistoletazo de salida y Berger (investigador de la Universidad de Witwateersrand, Sur¨¢frica) inici¨® con su equipo cient¨ªfico una exploraci¨®n intensa. En total han salido ya a la luz los restos esquel¨¦ticos de dos individuos, una mujer y un hombre joven, m¨¢s un hueso de un tercero. Medir¨ªan 1,27 metros de altura, ella pesar¨ªa unos 33 kilos y ¨¦l, 27, y su cerebro rondar¨ªa los 420 o 450 cent¨ªmetros c¨²bicos, frente a los 1.200 a 1.600 del nuestro.
En la antigua visi¨®n de la evoluci¨®n, el A.sediba ser¨ªa el perfecto eslab¨®n perdido, el ejemplar oportuno que tiene unos rasgos del precedente en antig¨¹edad y otros del siguiente. Pero los cient¨ªficos saben que la cosa no funciona as¨ª, que la evoluci¨®n no es una cadena, sino una intrincada ramificaci¨®n de especies con ancestros comunes y parentescos m¨¢s o menos pr¨®ximos. La cuesti¨®n es situar este hom¨ªnido con un mosaico de caracter¨ªsticas en ese ¨¢rbol de familia. Adem¨¢s, la antig¨¹edad es clave en este caso porque hace dos millones de a?os exist¨ªa ya en ?frica el Homo erectus, antepasado del Homo sapiens y, seguramente, el primero que sali¨® del continente ancestral y se expandi¨® por el viejo mundo. A.sediba se ha datado en 1.980.000 a?os.
Los investigadores, en sus estudios comparativos, se han centrado sobre todo en los rasgos de aquel H.erectus y en un australopiteco anterior al A.sediba, el A.africanus. Pero entra en el debate una especie m¨¢s de australopiteco, A.afarensis, a la que pertenece el c¨¦lebre esqueleto Lucy, adoptado como abuela ancestral de la humanidad, aunque hay ya importantes paleoantrop¨®logos que se inclinan por sacar a la familia de Lucy de la l¨ªnea evolutiva humana. Berger sugiere ¡°la posibilidad de que A.sediba y tal vez A.africanus no descienden del linaje de A.afarensis¡± y ¨¦l no llega a afirmar que los f¨®siles de Malapa se sit¨²en en la l¨ªnea humana, pero Science destaca que ¡°el conjunto de an¨¢lisis ahora presentado parece apuntar hacia un probable ancestro del g¨¦nero Homo¡±. El hecho de que Lucy y su familia fuesen b¨ªpedos parece complicar las cosas para los A.sediba, si estos no descienden de los A.afarensis. Pero ¡°m¨²ltiples formas de bipedalismo fueron practicadas por nuestros ancestros primitivos hom¨ªnidos¡±, se?ala el cient¨ªfico de Johanesburgo.
Las grandes preguntas acerca de la extra?a criatura de Malapa siguen abiertas, y los cient¨ªficos aspiran a contestarlas, sobre todo cuando tengan m¨¢s f¨®siles de esta especie. El pr¨®ximo verano Berger y su equipo retomar¨¢n la excavaci¨®n en el yacimiento. Tal vez el A.sediba sea un antepasado remoto del Homo sapiens, o tal vez fuera un especie de hom¨ªnido que acab¨® en un callej¨®n sin salida de la evoluci¨®n, es decir, extingui¨¦ndose.
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