¡°La mitad del d¨ªa trabaj¨¢bamos para luchar contra la censura¡±
Jes¨²s de la Serna, premio a la trayectoria profesional
Abrumado y sorprendido. As¨ª recibi¨® ayer Jes¨²s de la Serna (Santander, 1926) el premio Ortega y Gasset a la trayectoria profesional m¨¢s destacada. ¡°Puede parecer falsa modestia, pero es inmerecido¡±, advirti¨® el periodista que contribuy¨® de manera decisiva a que Espa?a emprendiera la senda de la modernidad. A De la Serna le toc¨® vivir ¡°un periodo de la historia de Espa?a muy movido, con muchos dientes de sierra¡±. Recuerda ahora c¨®mo eran los tiempos de aquel ¡°periodismo rudimentario¡± de los a?os cincuenta, en los que hac¨ªa falta una gran tenacidad para superar la implacable censura que impon¨ªa el r¨¦gimen. ¡°De las ocho o 10 horas que trabaj¨¢bamos al d¨ªa, la mitad lo hac¨ªamos para luchar contra la censura¡±. Incluso en esas circunstancias hab¨ªa trucos. ¡°Us¨¢bamos palabras con doble mensaje o doble interpretaci¨®n. La censura desapareci¨® en 1966 y desde entonces fue todo m¨¢s benigno¡±, cuenta.
De la Serna fue redactor jefe, subdirector y director adjunto del diario Pueblo, dirigi¨® Informaciones y se incorpor¨® a EL PA?S en 1979, donde fue Defensor del Lector y subdirector de formaci¨®n. De las diferentes etapas profesionales dice que cada ¨¦poca tuvo sus riesgos y satisfacciones, pero lo que siempre le emocion¨® fue el d¨ªa a d¨ªa: ¡°Llegar a la redacci¨®n sin saber lo que va a pasar y tener que llevarlo a las p¨¢ginas del peri¨®dico¡±. De todos los acontecimientos mundiales, el que m¨¢s le conmovi¨® fue el asesinato de Kennedy. ¡°Ocurri¨® por la tarde. Yo trabajaba en Pueblo, que era un peri¨®dico vespertino, y ya estaba en el quiosco. Estuvimos sacando ediciones sin parar durante dos d¨ªas¡±.
Desde entonces, la forma de informar ha cambiado ¡°una barbaridad¡±. De la Serna evoca los tiempos de las linotipias y del plomo y observa c¨®mo las nuevas tecnolog¨ªas han cambiado la forma de trabajar. ¡°Con relaci¨®n a la era Gutenberg, el salto ha sido descomunal¡±. Pero hoy ve con amargura c¨®mo la clase pol¨ªtica act¨²a al margen de la democracia y la libertad de expresi¨®n al imponer ruedas de prensa sin preguntas.
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