La liberaci¨®n de Cleveland devuelve la fe a las familias de otros desaparecidos
Cada a?o se reciben 800.000 denuncias de menores desaparecidos en EE UU El secuestro de las tres j¨®venes de Cleveland ha reavivado el inter¨¦s por este problema
El pasado lunes por la tarde, la madre de Ashley Summers, Jennifer, recibi¨® la llamada de una amiga anunci¨¢ndole que acababan de rescatar a tres j¨®venes desaparecidas durante una d¨¦cada. Summers tuvo la esperanza de que una de ellas fuera su hija, que desapareci¨® en 2007, con 14 a?os, muy cerca de donde lo hicieron las chicas liberadas, Michelle Knight, Amanda Berry y Gina DeJesus. No hubo suerte, pero la resoluci¨®n de sus casos ha hecho recobrar la fe a Summers.
Las desapariciones, en cifras*
De los 87.217 casos activos de personas desaparecidas registrados en el FBI, el 36,9% (32.225 denuncias) son de menores de 18 a?os, y el 17,4% (15.141), de j¨®venes entre 18 y 20 a?os.
En 2012, la base de datos del Centro Nacional de Informaci¨®n Criminal del FBI registr¨® 661.593 denuncias de personas desaparecidas, un 2,5% menos que el a?o anterior.
De esos supuestos, el FBI cerr¨® o elimin¨® del registro, 659.514. Las razones que llevan a sacar un caso de la base de datos son, la localizaci¨®n del sujeto, su retorno, o la supresi¨®n por considerar que no se trata de un caso de desaparici¨®n.
El n¨²mero de casos de mujeres desaparecidas registrados por el FBI en 2012 fue de 332.549, el de hombres, de 329.027. De ellos, 395.910 eran de personas blancas (se incluye a los hispanos, aunque las estad¨ªsticas muestran que son minor¨ªa); 225.998, afroamericanos; 13.086, asi¨¢ticos y 9.474 de origen hind¨². (De 17.125 se ignora la procedencia).
En estos d¨ªas, los carteles con la foto de Ashley han reaparecido en el barrio en el que Knight, Berry y DeJesus estuvieron cautivas en la vivienda de uno de sus vecinos, Ariel Castro. No es el ¨²nico, en los postes, ¨¢rboles y paredes de los alrededores han aflorado las im¨¢genes de los rostros de otros j¨®venes, hombres y mujeres, que tambi¨¦n desaparecieron en los ¨²ltimos a?os. Desde el lunes, el tel¨¦fono del Centro Nacional de Menores Desaparecidos y Explotados (NCMEC), que gestiona la base de datos de denuncias de menores desaparecidos a nivel nacional, no ha parado de sonar. El final feliz del calvario de las tres j¨®venes de Cleveland (Ohio) ha incrementado el alto n¨²mero de denuncias sobre ni?os desaparecidos que a diario recibe el centro. Cada a?o, seg¨²n sus propios datos, le llegan 800.000 informes, una media de 2.000 reclamaciones diarias.
¡°La conclusi¨®n del caso de Cleveland es maravillosa y alentadora para las familias que est¨¢n en casos similares, porque les ha permitido comprobar que no tienen por qu¨¦ terminar de manera tr¨¢gica, con su muerte, si no que hay otras muchas respuestas¡±, indica Kelly Murphy, responsable y fundadora de Project Jason, una ONG que ofrece asistencia psicol¨®gica a los familiares de personas desaparecidas, recauda fondos y trata de atraer la atenci¨®n de la prensa y garantizar una publicidad valios¨ªsima, que no reciben todos los casos por igual.
Los DeJesus contactaron con la organizaci¨®n que dirige Murphy, cuya implicaci¨®n en la ayuda a su b¨²squeda ha sido esencial. ¡°Nos encargamos de crear la p¨¢gina web especial de Gina, distribuimos sus fotos en webs y peri¨®dicos estatales y nacionales y tratamos de que los medios locales nunca perdieran de vista su caso¡±, explica. Los carteles con el rostro de DeJesus son los que m¨¢s tiempo estuvieron en el barrio, aseguran los vecinos. La cadena local de la CBS sol¨ªa hacer reportajes de las vigilias en honor de la joven cada a?o. El empe?o de Murphy permiti¨® que la desaparici¨®n de Berry y DeJesus se tratara en el programa America¡¯s Most Wanted, que se emite en todo el pa¨ªs. ¡°En general, son las desapariciones de mujeres j¨®venes blancas las que suscitan el inter¨¦s de los medios y nosotros tratamos de atraer esa atenci¨®n hacia otros supuestos, como el de estas dos j¨®venes de un barrio deprimido de Cleveland¡±, dice Murphy.
El secuestro de Knight, Berry y DeJesus es extraordinario. El 98,5% de los casos de desapariciones de menores en EE UU se resuelven con ¨¦xito en las primeras semanas, seg¨²n datos del NCMEC. El supuesto de las tres j¨®venes de Cleveland forma parte de las cerca de 100 denuncias que se registran al a?o que tienen que ver con desapariciones forzadas de ni?os. Con todo, en EE UU hay varios ejemplos de ausencias muy prolongadas con final feliz. Shawn Hornbeck fue liberada despu¨¦s de cuatro a?os, Joyce Dugard, tras 18. Carlina White, con 23 a?os, y Steve Carter, con 34, descubrieron que hab¨ªan sido secuestrados de reci¨¦n nacidos en el hospital.
El cautiverio de Knight, Berry y DeJesus ha vuelto a llamar la atenci¨®n sobre las desapariciones en EE UU. En 2012, el FBI recibi¨® 661.593 denuncias de personas desaparecidas, de acuerdo con la base de datos federal del Centro Nacional de Informaci¨®n Criminal (NCIC). La cifra es devastadora, pero si se tiene en cuenta que no todos los casos de desaparecidos se comunican al FBI y que muchos ni siquiera se llegan a denunciar, el drama alcanza la categor¨ªa de epidemia. ¡°En el NCIC consta que hay 87.000 investigaciones activas. Se trata de un problema de enorme transcendencia para este pa¨ªs, un problema silencioso y silenciado¡±, indica Todd Mathews, director de comunicaciones del Sistema Nacional de Personas Desaparecidas y sin Identificar del Departamento de Justicia.
Hasta el pasado lunes, el caso de Berry y de DeJesus formaba parte de esa estad¨ªstica. No as¨ª el de Knight, que el FBI desestim¨® ante la imposibilidad por parte de la polic¨ªa de Cleveland de demostrar que su desaparici¨®n fue involuntaria. La legislaci¨®n estadounidense obliga a comunicar al FBI de manera inmediata todas las denuncias relacionadas con menores desaparecidos, pero no existe ese mismo deber para el caso de los adultos, porque la desaparici¨®n de un mayor de edad no constituye delito.
De la foto en el cart¨®n de leche a la Alerta Amber
La evoluci¨®n en las t¨¦cnicas de investigaci¨®n, las bases de datos de ADN y la presencia de Internet han ayudado en la forma en la que se procede en la resoluci¨®n de casos de personas desaparecidas en EE UU. Desde el cart¨®n de leche con la foto de ni?os desaparecidos que emplearon casi por primera vez los padres de Etan Patz, el ni?o que desapareci¨® en Nueva York, en 1979, hasta la Alerta Amber, uno de los m¨¦todos m¨¢s efectivos en la actualidad en EE UU para resolver estas situaciones. Este mecanismo, que se puso en marcha en 1996 y ahora est¨¢ activo en otros nueve pa¨ªses, permite difundir una alerta de desaparici¨®n de un menor de manera inmediata a trav¨¦s de las radios, mensajes de texto, anuncios en determinados centros comerciales, cadenas de televisi¨®n, redes sociales o paneles informativos de las carreteras. El mi¨¦rcoles pasado, una Alerta Amber ayud¨® a resolver el caso de la desaparici¨®n de tres ni?os peque?os en Ohio en menos de 24 horas. La Alerta Amber, sin embargo, nunca se activ¨® en el caso de Berry y DeJesus, cada Estado tiene sus propios protocolos y requisitos y las autoridades de Ohio consideraron que las dos j¨®venes no los cumpl¨ªan. El padre de DeJesus, F¨¦lix, siempre se lament¨® de esa decisi¨®n.
El protocolo para actuar en el caso de la desaparici¨®n de un menor est¨¢ determinado a nivel federal pero no existen criterios unificados para proceder en la b¨²squeda de adultos. Cada Estado tiene sus propias bases de datos, pero es poco com¨²n que puedan acceder a la de los otros o al registro federal que, desde 2000, gestiona el Centro Nacional de Adultos Desaparecidos, una fundaci¨®n que dirige Kym Pasqualini. ¡°Llevo a?os luchando para que el Congreso apruebe una normativa que imponga unos par¨¢metros de actuaci¨®n comunes para todo el pa¨ªs¡±, se lamenta Pasqualini en conversaci¨®n telef¨®nica.
¡°Cuando se denuncia una desaparici¨®n de un adulto, primero se estudia si puede considerarse como tal, luego se valoran las causas, si se ha producido de manera voluntaria, si hay riesgo de peligro para la vida del implicado, si la persona padece alguna enfermedad mental¡¡±, explica en conversaci¨®n telef¨®nica Thomas Lauth, detective privado y fundador de la Red de Ayuda a Personas Desaparecidas. ¡°A veces, mientras se determina si el caso es o no una ausencia voluntaria y se notifica al FBI, transcurre un tiempo precioso que puede determinar el ¨¦xito de la investigaci¨®n¡±, indica.
Adem¨¢s de la descoordinaci¨®n, Pasqualini denuncia la falta de preparaci¨®n adecuada de los miembros de polic¨ªa para abordar supuestos de secuestro y desapariciones. ¡°La carencia de medios y de presupuesto, unido al ingente n¨²mero de casos a los que tienen que atender es una combinaci¨®n desastrosa¡±, explica.
Lauth est¨¢ convencido de que, si la polic¨ªa de Cleveland hubiera tenido conocimientos suficientes, hubiera sido capaz de centrar sus pesquisas sobre Ariel Castro, el secuestrador de las tres j¨®venes, en alg¨²n momento de la investigaci¨®n. ¡°Los precedentes de la retenci¨®n de sus propias hijas y el hecho de que ¨¦stas fueran amigas de las desaparecidas no les hubiera pasado desapercibido¡±, sostiene y recuerda un caso de hace dos a?os en los que se hallaron once cad¨¢veres de mujeres en una casa abandonada de esa misma localidad. ¡°Jam¨¢s consideraron su ausencia como casos de desaparici¨®n¡±, sostiene.
Esa falta de recursos y de entrenamiento hace que, en muchas ocasiones, las familias de las v¨ªctimas recurran a la ayuda de organizaciones especializadas, como Project Jason. Ellos tambi¨¦n se encargan del caso de Summers. La conclusi¨®n feliz de las desapariciones, en circunstancias tan similares a la suya, de las tres j¨®venes de Cleveland, ha atra¨ªdo la atenci¨®n de la prensa y de los investigadores sobre su caso -esa atenci¨®n de cuya volatilidad se queja Murphy, pero que, sostiene, ¡°resulta vital¡± en estos supuestos-, y ha devuelto la esperanza a su familia.
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