¡°Los pa¨ªses que apoyan el ferrocarril son socialmente m¨¢s avanzados¡±
El ingeniero defiende la inversi¨®n en trenes y la industria ferroviaria espa?ola
Es una visi¨®n cada vez m¨¢s rara en Espa?a: la f¨¢brica de Talgo en Las Matas, a las afueras de Madrid, est¨¢ en obras de expansi¨®n. La empresa ferroviaria ha logrado durante los ¨²ltimos a?os una serie de contratos en el extranjero que le permiten, en parte, capear el temporal. Y esos contratos se deben en no poca medida a las 21 patentes de Jos¨¦ Luis L¨®pez G¨®mez, un ingeniero que lleva 46 de sus 72 a?os en la empresa. Una de las ¨²ltimas, un mecanismo electr¨®nico para que los trenes de alta velocidad mantengan la estabilidad en las curvas, le ha valido a L¨®pez el Premio Popular al Inventor Europeo del A?o, elegido por un concurso organizado por la Oficina Europea de Patentes en el que participaron m¨¢s de 10.000 internautas.
L¨®pez se sienta en el comedor de la f¨¢brica, vac¨ªo a esta hora de la tarde, y bebe de una botella de agua mientras desgrana su historia, desde su nacimiento en 1941 en Quintanilla Valdebodres, un pueblo de media docena de casas en las merindades de Burgos. Su destino, al principio, era cuidar del ganado. ¡°Vino una maestra, habl¨® conmigo y luego le mand¨® una carta a mi padre diciendo que yo ten¨ªa que estudiar¡±, recuerda. ¡°Y mi padre era de ideas muy avanzadas. Me dijo que para pagar los estudios no ten¨ªamos m¨¢s que una vaca. Y que la que ten¨ªa que estudiar era mi hermana, porque los chicos ya nos las arreglar¨ªamos como pudi¨¦ramos¡±. A los 16 a?os se fue a Madrid, donde ingres¨® en el ICAI, ¡°en los gratuitos¡±, recuerda.
El ingeniero ha sido galardonado con el premio Inventor europeo del a?o
L¨®pez rememora la primera vez que vio un Talgo. ¡°Estaba esperando a la madre de la que luego ser¨ªa mi mujer en la estaci¨®n de Atocha¡±, rememora, ¡°y de repente veo llegar esa locomotora Talgo dos mil con esos motores que tanto me gustaban... y me impresion¨® tanto que cuando sal¨ª de la estaci¨®n me dije: ¡®Yo tengo que trabajar en esta empresa¡±.
El burgal¨¦s encontr¨® en Talgo un entorno muy inventivo, que seg¨²n ¨¦l viene de su fundador, Alejandro Goicoechea. ¡°Conoc¨ª a un directivo mexicano que, cuando hablaba de f¨²tbol, hablaba del toque del Bar?a, del Madrid... Y yo le pregunt¨¦: ¡®?C¨®mo puede tener un equipo un toque? Lo tendr¨¢n los jugadores¡¯. Y me dijo: ¡®Desde que se funda un equipo hay una forma de jugar que siempre se queda¡¯. Y si eso pasa en el f¨²tbol, donde la gente est¨¢ 10 a?os en el equipo, imag¨ªnese aqu¨ª, que se quedan 30 o 40¡±.
Para L¨®pez, que estuvo varios a?os en Alemania, la emigraci¨®n forzosa de j¨®venes ingenieros espa?oles es una oportunidad. ¡°En el ciclismo, si no tienes un corredor que va a tu lado, no hay forma de saber a qu¨¦ velocidad vas¡±. Lo mismo pasa con los ingenieros. ¡°Salir fuera te da una visi¨®n muy abierta¡±. Eso s¨ª, ¡°lo importante es que vuelvan y para eso tiene que haber campo¡±.
L¨®pez recuerda la importancia de la industria ferroviaria para Espa?a. ¡°Solo el contrato del TAV a La Meca vale el equivalente a 600.000 autom¨®viles¡±. Y defiende la inversi¨®n en trenes: ¡°No soy un experto, pero por lo que he visto, los pa¨ªses que apoyan el ferrocarril son socialmente m¨¢s avanzados que los dem¨¢s¡±.
El burgal¨¦s fue a la entrega de premios arropado por sus hijos y nietos. ¡°Ha sido formidable estar en ?msterdam con toda la familia, pero a m¨ª me da m¨¢s satisfacci¨®n ver en marcha algo que hemos dise?ado¡±, se?ala. ¡°Las cosas no se hacen para ganar, sino para que funcionen¡±.
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