El porno, un mal profesor de educaci¨®n sexual
Una investigaci¨®n brit¨¢nica reclama m¨¢s tiempo escolar para contenidos sobre relaciones afectivas para combatir el creciente acceso a material er¨®tico a trav¨¦s de la Red Las distintas visiones de estas ense?anzas lastran su presencia en las aulas
Sin una buena educaci¨®n sexual en las escuelas, la pornograf¨ªa podr¨ªa acabar erigi¨¦ndose ¡ªsi no lo ha hecho ya¡ª como la gran fuente de aprendizaje en este campo para los ni?os y adolescentes, que tienen estos contenidos a un simple clic de distancia desde muy peque?os. Un reciente estudio de la Universidad de Middlesex (Reino Unido) ha lanzado esta alerta y reclama m¨¢s educaci¨®n afectivo-sexual en las escuelas para combatir la m¨¢s que segura imagen distorsionada sobre las relaciones que obtendr¨¢n los j¨®venes del porno. ¡°El curr¨ªculo en formaci¨®n sexual de los ni?os tiene que crecer y adquirir m¨¢s relevancia, adem¨¢s de incluir educaci¨®n sobre pornograf¨ªa¡±, reclama el texto.
El problema es que la educaci¨®n sexual suele ir acompa?ada de gran controversia por las muy distintas formas de entenderla. Al estar tan imbricada la visi¨®n de la sexualidad y las relaciones afectivas con valores morales y ¨¦ticos, la pol¨¦mica en muchas ocasiones provoca la par¨¢lisis en las pol¨ªticas p¨²blicas de los Estados ¡ªcomo ocurre en Espa?a¡ª, quedando reducidas estas ense?anzas a unos pocos contenidos ¡ªcentrados en la biolog¨ªa¡ª en las asignaturas de ciencias, y cualquier formaci¨®n o taller adicional, al albur de la implicaci¨®n y las ganas del equipo de profesores. O a la orientaci¨®n ideol¨®gica de los centros (por ejemplo, en el caso de las escuelas cat¨®licas), que en ocasiones chocan con las evidencias cient¨ªficas.
En todo caso, es una educaci¨®n totalmente insuficiente, asegura Mar Venegas, soci¨®loga de la Universidad de Granada. ¡°La educaci¨®n afectivo-sexual, como se ha repetido en muchas ocasiones, sigue siendo una asignatura pendiente en Espa?a¡±, asegura. Aunque ahora sea probablemente m¨¢s necesaria que nunca.
¡°Nuestro trabajo ha encontrado evidencias crecientes de que los j¨®venes no est¨¢n satisfechos con la educaci¨®n sexual que reciben, por lo que cada vez m¨¢s acuden a la pornograf¨ªa en busca de informaci¨®n. El problema es que, en lugar de ense?arles, el porno distorsiona las ideas de los chicos y chicas sobre las relaciones y las pr¨¢cticas sexuales¡±, explican por correo electr¨®nico dos de las autoras del estudio titulado Basically... porn is everywhere (B¨¢sicamente... el porno est¨¢ en todas partes), la profesora de Psicolog¨ªa de Middlesex Miranda Horvath y Afroditi Pina, de la Universidad de Kent.
En Espa?a, las principales fuentes de informaci¨®n sexual para los j¨®venes espa?oles de 15 a 24 a?os siguen siendo la familia y los amigos, seg¨²n la ¨²ltima encuesta Shering, de 2009. Mientras, los que mencionan a la escuela como fuente de conocimientos sobre la materia, que se hab¨ªa multiplicado por dos entre 2002 y 2005, volvieron a bajar en 2009, pasando del 47% al 42%, en el caso de las chicas, y del 46% al 35%, en el de los chicos. Mientras, los que recurren a Internet pasaron del 13% al 31% (ellas) y del 23% al 41% (ellos).
La pelea se centra en qui¨¦n decide los contenidos: ?los padres o el Estado?
En realidad, las fuentes de informaci¨®n principales de las que se nutren los j¨®venes sobre sexualidad siempre han sido muy parecidas, aunque ahora son mucho m¨¢s accesibles a trav¨¦s de Internet, asegura el profesor de la Universidad de La Laguna Fernando Barrag¨¢n. ¡°En 1982 se present¨® en la Universidad de La Laguna una investigaci¨®n pionera sobre la informaci¨®n sexual y el comportamiento de la poblaci¨®n escolar en la que se demostraba que el alumnado de 11 a 18 a?os se informaba en la pornograf¨ªa como si fuesen libros de educaci¨®n sexual, obteni¨¦ndola de sus propias casas; hoy la pornograf¨ªa est¨¢ en las redes sociales y las nuevas tecnolog¨ªas, por lo que incluso la Uni¨®n Europea alerta de la necesidad de formaci¨®n del alumnado y los diversos colectivos de profesionales para aprender a desarrollar habilidades de reconocimiento y defensa contra la violencia sexual¡±, se?ala Barrag¨¢n.
¡°Que no haya una educaci¨®n sexual reglada y basada en hechos cient¨ªficos no quiere decir que los chicos y chicas no tengan preguntas y necesiten respuestas. Buscan otras maneras de aprender¡±, insiste la experta de la Federaci¨®n de Planificaci¨®n Familiar Estatal Alexa Segura. ¡°Y cuando se aprende sobre el sexo a trav¨¦s de lo que los medios mayoritariamente difunden, o del porno, lo que se recibe es la reproducci¨®n de estereotipos machistas, de relaciones violentas y basadas en falsas expectativas. Se reproduce un modelo coitoc¨¦ntrico, una sexualidad reducida al coito que adem¨¢s deja fuera las pr¨¢cticas de cuidado mutuo y muchas opciones diferentes a las de la heterosexualidad, por lo que muchas personas se pueden sentir marginadas¡±, a?ade la especialista.
En Espa?a baj¨® a partir de 2005 la informaci¨®n recibida en los colegios
La pornograf¨ªa, dice el reciente estudio brit¨¢nico, se ha relacionado en distintas investigaciones con actitudes poco realistas sobre el sexo y disfuncionales sobre las relaciones y conductas sexuales permisivas; con la creencia de que las mujeres son objetos; con pensamientos m¨¢s frecuentes sobre el sexo; incertidumbre sexual (por ejemplo, el grado en que los ni?os y los j¨®venes no tienen claro su orientaci¨®n sexual, creencias y valores), y actitudes machistas. Estos contenidos empiezan a llegar a la vida de los ni?os cuando est¨¢n a¨²n en primaria (de 6 a 12 a?os), asegura el informe.
La especialista Gemma Mart¨ªnez, del equipo del proyecto de investigaci¨®n EU Kids Online, advierte que a¨²n existe controversia cient¨ªfica sobre los efectos negativos del visionado de pornograf¨ªa en ni?os y adolescentes. Sin embargo, no minimiza el riesgo, por lo que reclama contenidos en la escuela tanto para un buen manejo de las nuevas tecnolog¨ªas como de educaci¨®n sexual. ¡°Los menores espa?oles utilizan Internet como principal fuente de acceso a contenido sexual (y pueden sufrir da?o por no saber c¨®mo descodificar estos mensajes). Las Administraciones p¨²blicas y cada uno de los organismos que velan por la protecci¨®n del menor tienen que ser conscientes de que la tarea de la educaci¨®n sexual del menor no solo recae en manos de los padres, sino que es necesario una ense?anza formal e integrada en el curr¨ªculo escolar para proteger al menor de potenciales da?os provocados por contenidos sexuales online. Contenidos a los que pueden acceder, recibir y generar¡±, insiste Mart¨ªnez.
¡°Se distorsionan las ideas sobre las relaciones¡±, dicen las autoras del trabajo
¡°Claro que es una preocupaci¨®n creciente. No existe una legislaci¨®n adecuada como existe fuera de Internet¡±, se queja Guillermo C¨¢novas, presidente de la ONG Prot¨¦geles, especializada en menores y nuevas tecnolog¨ªas. ¡°A ning¨²n responsable de un quiosco se le ocurre vender una revista pornogr¨¢fica a un menor, ni al de un videoclub alquilarle una pel¨ªcula para adultos, pero en la Red no hay responsabilidad porque a¨²n no existe un sistema adecuado para comprobar la edad de quien accede¡±, explica.
Mientras esa legislaci¨®n y esos m¨¦todos llegan, C¨¢novas recomienda los filtros que existen para que los padres controlen a qu¨¦ contenidos acceden sus hijos a trav¨¦s de Internet. Y tambi¨¦n, por supuesto, habla de la necesidad de una buena educaci¨®n para evitar situaciones de riesgo.
¡°La pornograf¨ªa deber¨ªa llevar un mayor control, como cualquier otro est¨ªmulo perjudicial para los j¨®venes, como pueden ser el tabaco o el alcohol, y efectivamente una buena educaci¨®n sexual es m¨¢s que nunca necesaria. Pero nos quedar¨ªa por definir a qu¨¦ le llamamos buena educaci¨®n sexual¡±, se?ala el catedr¨¢tico de Medicina y director del Proyecto Educaci¨®n de la Afectividad y Sexualidad Humana de la Universidad de Navarra, Jokin de Irala.
¡°Se reproducen estereotipos machistas¡±, afirma una especialista
Y ah¨ª, en lo de una ¡°buena educaci¨®n sexual¡±, arranca la pelea inacabable. ¡°Esta educaci¨®n nunca es neutra y es f¨¢cil llegar al debate sobre qui¨¦n debe decidir sobre los contenidos. Algunos quieren hacer hincapi¨¦ en aspectos biol¨®gicos centr¨¢ndose en el c¨®mo de la sexualidad, mientras que otros quieren tambi¨¦n integrar conceptos como el amor. No es sencillo encontrar una soluci¨®n que satisfaga a todo el mundo. Por eso, opino que un Gobierno no es nunca el m¨¢s indicado para elegir estos contenidos y que cada centro educativo debe responder ante las familias de la educaci¨®n afectivo-sexual que ofrece¡±, a?ade De Irala. Este especialista cree que la mejora pasa ¡°por fundamentar la educaci¨®n sexual en las evidencias cient¨ªficas, evitando todo sesgo ideol¨®gico, y, para las cuestiones m¨¢s opinables, por la existencia de materiales escolares diferentes y con diferentes enfoques para que puedan ser elegidos por los padres. Por ejemplo, canalizando las decisiones sobre textos y contenidos teniendo en cuenta los criterios de las asociaciones de padres y madres¡±.
El problema, sin embargo, es que las elecciones de unos padres y de otros pueden ser completamente contradictorias entre s¨ª ¡ªpor ejemplo, con el tema de los anticonceptivos¡ª e, incluso, ser contrarias a las evidencias cient¨ªficas, como los postulados de la educaci¨®n sexual basada exclusivamente en la ¡°virtud de la castidad¡± que defiende la Iglesia cat¨®lica. ¡°Ha quedado demostrado reiteradamente que los programas de abstinencia exclusiva son ineficaces para fomentar y mantener el cambio de comportamiento. Adem¨¢s, una gran mayor¨ªa ha demostrado su ineficacia para prevenir la actividad sexual o reducir la infecci¨®n por el VIH, las enfermedades de transmisi¨®n sexual o el embarazo no deseado¡±, se?ala el informe Salud sexual para el milenio, una declaraci¨®n publicada en 2009 por la Asociaci¨®n Mundial para la Salud Sexual (WAS, en sus siglas en ingl¨¦s).
Las autoras del estudio de Middlesex opinan que no todos los padres est¨¢n preparados para ofrecer en sus casas una educaci¨®n afectivo-sexual que mantenga a sus hijos alejados de los ¡°abusos y para desarrollar relaciones sanas¡±. ¡°La escuela es la ¨²nica palanca universal que tenemos para garantizar que todos los ni?os est¨¢n protegidos y construyen la capacidad de resistencia frente a los posibles efectos de la pornograf¨ªa en sus relaciones. El contenido de la educaci¨®n sexual y sobre relaciones debe abarcar el acceso y la exposici¨®n a la pornograf¨ªa y las pr¨¢cticas sexuales que son relevantes para las vidas y experiencias de los j¨®venes¡±, a?aden las profesoras Horvath y Pina.
El profesor de La Laguna Fernando Barrag¨¢n rechaza completamente la educaci¨®n sexual que se promueve desde la Iglesia cat¨®lica, a la que considera culpable de los retrocesos en estas ense?anzas de los ¨²ltimos a?os. En su opini¨®n, ¡°la educaci¨®n sexual es un derecho fundamental que debe asegurar la integridad y la libertad de los ciudadanos.
Negar el derecho a la libertad de elecci¨®n de la preferencia sexual, la forma de matrimonio o cualquier forma de limitaci¨®n del derecho al aborto son expresiones de violencia. Los retrocesos progresivos en toda Europa est¨¢n llevando a una grave emergencia de la homofobia y la violencia contra las mujeres¡±. En su opini¨®n, la educaci¨®n sexual debe promover la felicidad humana y, al mismo tiempo, ¡°ense?ar a diferenciar entre los comportamientos que producen placer y los que implican violencia¡±. Algo que dif¨ªcilmente puede aprenderse solo a trav¨¦s de Internet.
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